Anhelando el Final Feliz
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Introducción:
Introducción:
A veces existe una idea equivocada de que, cuando te conviertes en cristiano, Jesús quita todos tus problemas y todos viven felices por siempre.
Ahora que [hemos estudiado] sobre las amenazas [peligros] que enfrenta [la] iglesia, espero que esa idea se haya disipado.
Pero, incluso antes de [ver este estudio], estoy seguro de que, si ya habías abrazado a Cristo esperando un final brillante de cuento de hadas, entonces ya te habías desilusionado.
El príncipe azul todavía no ha llegado; la vil madrastra aún gobierna; las hermanastras engreídas todavía te persiguen; y aún estás limpiando pisos.
No obstante, el deseo de «vivir felices por siempre» es algo intrínseco en nosotros; todavía lo anhelamos.
El problema es que esperamos que nuestro «vivir felices por siempre» provenga de las personas equivocadas, de los lugares equivocados, en el momento equivocado.
La historia bíblica trata de un Príncipe justo y fiel que se convierte en Rey y rescata a una novia [mugrienta] y adúltera, a fin de embellecerla para el día de su boda.
Pero el dragón, el archienemigo del Rey, procura destruir al Rey antes de que este pueda rescatar a Su novia.
Sin embargo, el Rey [hiere fatalmente] al dragón y, luego de ascender a Su trono, comienza a preparar a Su novia para la fiesta de bodas.
Mientras tanto, después de fracasar en su intento de destruir al Rey, el dragón [herido] ahora procura destruir a la novia del Rey.
Él utiliza todas las armas a su disposición: el gobierno tiránico (descrito en Apocalipsis como «la bestia»), la religión corrupta («el falso profeta»), la humanidad pecaminosa («los que viven en la tierra») y la cultura inmoral («la gran prostituta»).
El lenguaje de Apocalipsis nos recuerda a un cuento de hadas, excepto que sabemos que… es verdadero.
Jesús es el Rey, que ahora ha resucitado y reina.
Satanás es el dragón, ahora derrotado y desesperado.
Y nosotros, la Iglesia, somos la novia del Rey y somos atacados.
Mediante su guerra brutal e implacable contra nosotros, Satanás hace de esta vida un infierno para la Iglesia.
Mientras Satanás ande por la tierra [como león rugiente] que busca devorar a su presa, la Iglesia enfrentará muchas amenazas.
— Juan Sánchez. 7 Amenazas Que Enfrenta Tu Iglesia
Hemos visto a través de esta serie 7 peligros que enfrenta cada iglesia:
Éfeso: Ortodoxia sin Amor
Esmirna: Temor al Sufrimiento
Pérgamo: Comprometer las Convicciones
Tiatira: Tolerancia al Pecado
Sardis: Una Buena Reputación
Filadelfia: Falta de Confianza
Laodicea: Autosuficiencia
A Satanás no le importa si priorizamos la verdad [e ignoramos el] amor o si priorizamos el amor [e ignoramos] la verdad; ambos extremos socavan el evangelio.
Él utiliza el miedo a la muerte como un arma contra nosotros, y no le importa si este da como resultado la negación de Cristo o la transigencia doctrinal; ambos logran el mismo fin.
A él no le interesa si tenemos un concepto muy alto o muy bajo de nosotros mismos; ambos son igualmente perjudiciales para la misión de la Iglesia.
Frente a todas estas amenazas, Apocalipsis se atreve a plantear la pregunta que está en los labios de todo cristiano decepcionado: «¿Hasta cuándo, Soberano Señor, santo y veraz, seguirás sin juzgar a los habitantes de la tierra y sin vengar nuestra muerte?» (Apoc. 6:10).
¿Cuánto tiempo durará esto?
Afortunadamente, a medida que el libro de Apocalipsis se desarrolla, este también se atreve a dar una respuesta a nuestra [pregunta] apremiante.
A pesar de que los cristianos fieles puedan no estar de acuerdo en cuanto a los tiempos precisos de los acontecimientos en Apocalipsis 4–22, todos podemos coincidir en que Jesús, el Rey resucitado y reinante, volverá a reivindicarnos y a llevarnos a Dios.
La trama se desarrollará de la siguiente forma:
A Su regreso, el Rey derrotará de una vez por todas la rebelión de la humanidad pecaminosa en la batalla final (16:12-16; 17:11-14; 19:11- 21; 20:7-9).
Reunirá a las naciones para el juicio final (20:11-13).
A todos los vencedores se les promete un lugar en el gobierno del Rey que regresa y participarán en el juicio final (2:26-28; 3:21; 20:4).
El Rey que regresa hará que los reyes de la tierra se vuelvan en contra de la ciudad inmoral, la «gran prostituta», y destruirán la ciudad (17:1-18).
Todo el cielo se regocijará (19:1-5), y todos los vencedores recibirán vestiduras blancas (3:5; 19:8) y tomarán parte en la cena de las bodas del Cordero (19:6-10).
El Rey que regresa aplastará a todos Sus enemigos bajo Sus pies y arrojará a Satanás, a la bestia (gobierno tiránico) y al falso profeta (religión falsa) al infierno donde serán atormentados por toda la eternidad (Apoc. 20:10).
El último enemigo en ser destruido es la muerte, ya que también será arrojada al lago de fuego, que es la segunda muerte (20:14).
Sin embargo, a todos los vencedores se les promete que no sufrirán daño alguno de la segunda muerte (2:11).
En cambio, se les dará derecho a comer del árbol de la vida que está en el paraíso de Dios (v. 7) y a habitar en la presencia del Padre y del Cordero como sacerdotes en la presencia del Señor (1:6; 5:10; 20:6).
— Juan Sánchez. 7 Amenazas Que Enfrenta Tu Iglesia
Nuestro final feliz un día llegará. Si conoces a Cristo como tu Salvador personal, puedes confiar en esa promesa.
Hasta entonces, ¿Qué debemos hacer? ¿Cuál es nuestra responsabilidad en anticipo del regreso del Rey?
Cada creyente puede vivir con anticipo por el regreso del Rey al cumplir las siguientes responsabilidades que encontramos en la Palabra de Dios.
Vivir como Ciudadanos del Cielo
Vivir como Ciudadanos del Cielo
Esperanza venidera, Fil. 3:20-21.
Mas nuestra ciudadanía está en los cielos, de donde también esperamos al Salvador, al Señor Jesucristo; el cual transformará el cuerpo de la humillación nuestra, para que sea semejante al cuerpo de la gloria suya, por el poder con el cual puede también sujetar a sí mismo todas las cosas.
Pues tengo por cierto que las aflicciones del tiempo presente no son comparables con la gloria venidera que en nosotros ha de manifestarse.
Peregrinación santa, 1 Ped. 2:11-12.
Amados, yo os ruego como a extranjeros y peregrinos, que os abstengáis de los deseos carnales que batallan contra el alma,manteniendo buena vuestra manera de vivir entre los gentiles; para que en lo que murmuran de vosotros como de malhechores, glorifiquen a Dios en el día de la visitación, al considerar vuestras buenas obras.
Inversiones eternas, Mat. 6:19-21.
No os hagáis tesoros en la tierra, donde la polilla y el orín corrompen, y donde ladrones minan y hurtan; sino haceos tesoros en el cielo, donde ni la polilla ni el orín corrompen, y donde ladrones no minan ni hurtan. Porque donde esté vuestro tesoro, allí estará también vuestro corazón.
Ilustración: Vivir como ciudadanos del cielo. El apóstol Pablo era un ciudadano romano, lo cual venía con varios derechos y privilegios que el mundo antiguo no concedía a cualquiera. Tuvo acceso a la famosa Paz Romana, el derecho de no ser condenado sin justo juicio, un nivel de respeto por otros al saber de su ciudadanía. Por otro lado, su descendencia y educación judía lo posicionó como un hombre muy devoto y respetado por la sociedad religiosa, participando de la autoridad más alta en el gobierno judío. A pesar de lo que le tocaba por derecho humano, Pablo eligió estimar esos derechos y privilegios “como pérdida por amor a Cristo” (Fil. 3:7). El apóstol Pablo se dio cuenta de la importancia de su ciudadanía celestial, y lo que significaba para su vida terrenal. Dejar las glorias humanas para perseguir el servicio del Señor.
Aplicación: Vivir como ciudadanos del cielo.
Vivir en Alerta del Tiempo
Vivir en Alerta del Tiempo
Andando sabiamente, Ef. 5:15-17.
Mirad, pues, con diligencia cómo andéis, no como necios sino como sabios, aprovechando bien el tiempo, porque los días son malos. Por tanto, no seáis insensatos, sino entendidos de cuál sea la voluntad del Señor.
Reteniendo la sana doctrina, 2 Tes. 2:1-2; 1 Tim. 4:1; 2 Tim. 3:1-5.
Pero el Espíritu dice claramente que en los postreros tiempos algunos apostatarán de la fe, escuchando a espíritus engañadores y a doctrinas de demonios;
También debes saber esto: que en los postreros días vendrán tiempos peligrosos. Porque habrá hombres amadores de sí mismos, avaros, vanagloriosos, soberbios, blasfemos, desobedientes a los padres, ingratos, impíos, sin afecto natural, implacables, calumniadores, intemperantes, crueles, aborrecedores de lo bueno, traidores, impetuosos, infatuados, amadores de los deleites más que de Dios, que tendrán apariencia de piedad, pero negarán la eficacia de ella; a éstos evita.
Ilustración: Vivir en alerta del tiempo.— Niños anticipando la llegada de sus padres, limpian la casa y se portan bien.
Aplicación: Vivir en alerta del tiempo. 1 Jn. 2:28
Y ahora, hijitos, permaneced en él, para que cuando se manifieste, tengamos confianza, para que en su venida no nos alejemos de él avergonzados.
Vivir para Motivar a Otros
Vivir para Motivar a Otros
Motivar a la salvación, 1 Tes. 2:19-20.
1 Tesalonicenses 2:19–20 (RVR60)
Porque ¿cuál es nuestra esperanza, o gozo, o corona de que me gloríe? ¿No lo sois vosotros, delante de nuestro Señor Jesucristo, en su venida? Vosotros sois nuestra gloria y gozo.
Motivar a la esperanza alerta, 1 Tes. 4:13, 18; 5:4-6, 11.
1 Tesalonicenses 4:13, 18 (RVR60)
Tampoco queremos, hermanos, que ignoréis acerca de los que duermen, para que no os entristezcáis como los otros que no tienen esperanza… Por tanto, alentaos los unos a los otros con estas palabras.
1 Tesalonicenses 5:4–6, 11 (RVR60)
Mas vosotros, hermanos, no estáis en tinieblas, para que aquel día os sorprenda como ladrón. Porque todos vosotros sois hijos de luz e hijos del día; no somos de la noche ni de las tinieblas. Por tanto, no durmamos como los demás, sino velemos y seamos sobrios… Por lo cual, animaos unos a otros, y edificaos unos a otros, así como lo hacéis.
Motivar al amor y las buenas obras, Heb. 10:24-25.
Y considerémonos unos a otros para estimularnos al amor y a las buenas obras; no dejando de congregarnos, como algunos tienen por costumbre, sino exhortándonos; y tanto más, cuanto veis que aquel día se acerca.
Ilustración: Vivir para motivar a otros. — Juego en campamento, carrera individual, pero en equipo. Ganaba el equipo en que todos sus integrantes cruzaban primero.
Aplicación: Vivir para motivar a otros.