Emociones Saludables 2
Emociones 2 • Sermon • Submitted
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La semana pasada empezamos a platicar sobre las emociones. En ocasiones preferimos esconderlas, disimularlas, antes que trabajar en ellas y madurar emocionalmente. Esto sucedió porque por mucho tiempo quisimos separar lo espiritual de lo emocional y lo que tenía que ver con las emociones fue considerado carnal, malo, algo que teníamos que evitar a toda costa, incluso si en eso perdías la identidad. Eras una cosa en el medio cristiano y otra fuera de él.
Algunas veces se llegó a decir que todo enojo, ira, depresión, celos, era producto de una opresión espiritual y la única forma de tratarlo era con las disciplinas espirituales.
La semana pasada vimos que la idea de separar lo espiritual de lo emocional es más bien de Platón que de nuestro Señor Jesús. O viene de una enseñanza que presenta a Jesús como sólo divino y para nada humano. De hecho esa fue una de las primeras herejías de la iglesia y se le conoció como: Docetismo. La creencia que Jesús no fue humano, debido a que lo opuesto a Dios, a lo espiritual es lo humano, la materia. Decían que Jesús parecía humano pero que nunca lo fue de forma total; en el concilio de Calcedonia en el 451 d. C. se declaró que Jesús es enteramente Dios y enteramente humano.
Si vemos en Jesús sólo a Dios y no como completamente hombre, no vas a poder entender pasajes como en el huerto de Getsemaní cuando llora amargamente, está confundido, angustiado emocionalmente y espiritualmente abrumado.
“«Padre, si quieres, te pido que quites esta copa de sufrimiento de mí. Sin embargo, quiero que se haga tu voluntad, no la mía». Entonces apareció un ángel del cielo y lo fortaleció. Oró con más fervor, y estaba en tal agonía de espíritu que su sudor caía a tierra como grandes gotas de sangre.” (Lucas 22:42–44, NTV)
La evidencia de la Escritura y tu propia experiencia nos dice que la influencia recibida de nuestros padres, las experiencias personales, tienen un impacto mayor del que quisiéramos reconocer, por lo tanto es necesario hacer uso de las herramientas disponibles para alcanzar la madurez espiritual y la emocional.
El peligro de no crecer en forma integral, es que en Casa tendremos personas que aman a Dios pero que no saben cómo tratar con las áreas emocionales. Por ejemplo: vamos a tener a quienes predican bien, pero movidos por un sentimiento de culpa no saben poner límites.
Personas que aman a Dios pero cuando alguien de la iglesia no les hable, se sentirán despreciados, ofendidos por el recuerdo del rechazo vivido en alguna etapa de su vida.
Personas que sirven en diferentes áreas de la iglesia pero que por una separación hace lo posible por tener contentos a los demás. Personas que son líderes pero que por una pérdida del pasado, buscan controlar a los demás.
Ahora hagamos una pequeña aclaración, esas personas ¡ya están en la iglesia! hice una lista con los nombres…, así somos, pero ¡no lo reconocemos! y cuando alguien por fin lo reconoce, se le ve raro, como que ya no se confía en esa persona, se le ve diferente y hasta se llega a cuestionar si es o no cristiano de verdad.
Si personas así estamos en Casa, si los que estamos en Casa ¡amamos a Dios! entonces ¿por qué insistimos en esconder todas estas emociones? La madurez emocional nos lleva a entendernos y entender a los demás.
Cuando alguien no nos hable no nos preocuparemos, porque todos hemos llegado a una reunión en que no queremos saludar a nadie.Cuando veamos a un matrimonio discutir o que llegan y no se hablan, lo entenderemos, porque todos los matrimonios hemos ido a algún lugar estando enojados. Cuando veamos a una mamá o papá regañando feo a sus hijos, no diremos ¡y eso que es cristiano! porque todo padre en alguna ocasión ha regañado feo a sus hijos. Es un buen cristiano, sigue a cristo, pero tiene áreas emocionales que sigue trabajando. Y es un área que también debemos trabajar, cuando esperamos más de los demás de lo que reconocemos en nosotros mismos.
El reto es que en Casa seamos cristianos espiritual y emocionalmente maduros.
Otra forma en que hemos querido ocultar nuestras inmadurez emocional es por medio de reprimir esos sentimientos o en un extremo elevarlos a ser una virtud. Explico. Negar la ira, querer ignorar el dolor, la depresión, huir de la soledad de forma estoica.
Lo digo de otra manera; algunas veces se elevó a nivel de súper espiritual al hermano que nunca se queja, al que dice que siempre, todo está bien, Ha de ser bien espiritual porque nunca lo he visto enojado ¡eso qué tiene que ver con ser más o menos espiritual!
Ignorar nuestras emociones es dar la espalda a la realidad, escuchar nuestras emociones nos introduce en la realidad y es en la realidad donde encontramos a Dios. Las emociones son el lenguaje del alma, el grito del corazón, pero queremos hacer oídos sordos. Querer ignorar nuestras emociones es engañarnos a nosotros mismos y perdemos la oportunidad para conocer a Dios, nos olvidamos que el cambio viene a través de la sinceridad honesta, brutal y saberse indefenso ante Dios. Amar a Dios con todo nuestro corazón, alma, mente y fuerzas requiere no solo conocer a Dios, sino conocernos a nosotros mismo.
Esa separación entre Dios y el hombre se dio en el Edén, pero ahí también se dio la separación del hombre con su semejante y la separación interna de cada hombre. La respuesta de una persona separada (disfuncional) así es: vergüenza, soledad y esconderse, auto protegerse, mentir.
Jesús llega a unirnos nuevamente con Dios, con el prójimo y con nosotros mismos; pero requiere trabajo, energía, tiempo, valor y comprender la Gracia de Dios.
Para poder saber cuál es nuestra situación emocional, mencionaré brevemente las etapas emocionales de las personas:
Infante Emocional: Es quien busca a personas que lo cuiden, no se ocupa en cuidar a las demás personas. Dificultad para describir y experimentar sentimientos de forma saludable y rara vez entra en el mundo emocional de otra persona. Es guiado por la necesidad de gratificación instantánea, utiliza a los demás como medio para satisfacer sus necesidades y no es consciente de cómo su comportamiento hiere a los demás, es percibido como desconsiderado, egoísta e insensible.
Niño Emocional: Cuando obtiene lo que quiere o necesita está contento y parece equilibrado emocionalmente, pero cuando se frustra, tiene estrés, ira, se descompone rápidamente. Interpreta los desacuerdos como ofensa personal y los demás lo hieren fácilmente. Cuando no consigue lo que quiere se queja, hace berrinche, se aleja, manipula, es sarcástico, vengativo. Tiene dificultad para discutir en calma.
Adolescente Emocional: Conoce la forma correcta de comportarse para ser aceptado, se puede sentir amenazado cuando se le critica -aunque sea de forma constructiva-, y se pone a la defensiva. Lleva cuenta de “cuanto amor” ha dado, para poder reclamarlo cuando lo necesita. Al estar en conflicto puede reconocer alguna falta en él o ella, pero insiste en demostrar la culpa de los demás para no sentirse culpable. Tiene problemas para escuchar el dolor o necesidades de los demás.
Emocionalmente adulto: Respeta y ama a otros sin tener que cambiarlos, enjuiciarlos o criticarlos. No espera que nadie sea perfecto para satisfacer sus necesidades de relacionarse, ya sea su esposa, padres, amigos, jefe, pastor. Ama y aprecia a las personas por lo que son como individuos, con lo bueno y malo y no por lo que puedan darle o por su comportamiento. Asume la responsabilidad de sus pensamientos, sentimientos, metas, acciones. Bajo presión no se vuelve víctima, ni culpa a los demás. Manifiesta su creencia, valores, pensamientos a quienes son diferentes sin enemistarse o pelear. Conoce sus fortalezas, debilidades y limitaciones. Se interesa en los sentimientos de los demás y se identifica con ellos. Está convencido de que Jesús le ama absolutamente e incondicionalmente y que no tiene nada que probar.
Esas son las etapas, no son exhaustivas y no son la única forma de describir las emociones. Lo primero que debemos hacer para llegar a la madurez emocional o como lo llama Daniel Goleman en “Inteligencia Emocional”,es ver más allá de nuestra propia superficie.
Es muy cómodo sólo verse en lo superficial y no conocerse a uno mismo. Nos acostumbramos y llegamos a creer que somos lo que “parecemos”, sólo quienes viven con nosotros se dan cuenta de nuestra incongruencia. “Esos hombres grises” Polacos cartero, carnicero, maestra, plomero, cuidar campos de concentración y se volvieron los más crueles, salvajes.
¿Sabes de qué te debes preocupar o mejor dicho ocupar? Mucha gente “cree” que está siendo honesta consigo misma, pero somos como los icebergs, en que sólo una pequeña parte es la que se ve en la superficie, cuando muchas veces lo que se ve es el 10% del iceberg y la mayor parte está bajo la superficie. Así vivimos muchos. El Titanic se hundió porque golpeó con la parte oculta del iceberg.
Ir a la parte más profunda de nuestra vida y descubrirla es dolorosa, porque nos vemos como realmente somos y muchas veces no es agradable. Esto es para todos, to-dos dije.
Un autor que menciono frecuentemente es C. S. Lewis, autor de las Crónicas de Narnia. En su libro “La travesía del viajero del Alba”. Narrar un poco el contexto. Eustaquio por avaricia se convierte en un dragón. No se da cuenta, cuando quiere volver a ser humano, el león “Aslan”, lo ayuda, le dice que tiene que entrar al agua, pero se tiene que desvestir, es un dragón, como la serpiente tiene que mudar de piel, se quita la primera y se quiere meter, pero se da cuenta que tiene otra capa, lo hace 3 veces y se da cuenta que no puede, el León le ofrece ayuda y acepta...
“El primer desgarrón que hizo fue tan profundo, que pensé que había ido directo a mi corazón. Y cuando empezó a arrancarme la piel, sentí el dolor más grande que he tenido en toda mi vida. Lo único que me dio valor para aguantar fue el placer de sentir cómo se despellejaba esa cosa. Tú sabes..., si alguna vez te has sacado la costra de una herida. Duele como diablo, pero es tan divertido ver como sale. —Entiendo perfectamente lo que quieres decir —dijo Edmundo. —Bueno —continuó Eustaquio—, entonces el león me sacó esa maldita cosa por completo, tal como yo creía haberme arrancado las otras tres, sólo que ésas no me dolieron, y allí quedó tirada en el pasto, pero mucho más gruesa, más oscura y nudosa que las pieles anteriores. Y allí estaba yo, tan terso y suave como una varilla pelada, y más bajo que antes. Entonces el león me agarró, lo que no me gustó mucho, porque estaba muy delicado por dentro ahora que no tenía una piel encima, y me lanzó al agua. Me ardió muchísimo, pero sólo un momento. Después el agua se volvió deliciosa, y en cuanto empecé a nadar y a chapotear, me di cuenta de que el dolor de mi brazo había desaparecido. Y luego vi por qué. Había vuelto a ser un niño... Después de un momento el león me sacó del agua y me vistió...”
Ser transparente y conocerte como realmente eres ¡es doloroso! como si las garras de Dios fueran tan dentro de ti que nos parten el corazón.
A menudo es a través del dolor que aceptamos ser transformados. Pero sabemos que la mayoría decidimos cambiar, hasta cuando seguir igual es más doloroso que el cambio. Cuando seguir igual significa perder la familia, seguir igual significa lastimar a quienes amamos, seguir igual significa sufrir por dentro por no poder ser transparente.
Pero si quieres profundizar, ir debajo de la superficie, tienes que estar dispuesto a sufrir la molestia y la aflicción necesaria para poder examinarte con cruda honestidad, quizá por primera vez. Y verás nuevas partes de ti, lo bueno, lo malo, lo feo, lo horrible.
Se escribe fácil, se escucha fácil pero es muy difícil, porque estamos ocupados con la vida diaria que ¿quién tiene tiempo de ver muy dentro de sí mismo? La mayoría estamos preocupados sobre lo que pueden pensar los demás, en vez de luchar con nuestras emociones y motivaciones.
El propósito de analizarnos, de trabajar en nuestras emociones no es un 4 o 5 paso, no es para alentar el narcisismo, el propósito es permitir que el Evangelio nos transforme por completo. Por encima y por debajo y seremos mejores hijos que aman a SU Padre Celestial y al prójimo. Es hasta ese momento que podremos entender a Job discutiendo con Dios o la angustia de Jeremías:
“Sin embargo, si digo que nunca mencionaré al Señor o que nunca más hablaré en su nombre, su palabra arde en mi corazón como fuego. ¡Es como fuego en mis huesos! ¡Estoy agotado tratando de contenerla! ¡No puedo hacerlo!” (Jeremías 20:9, NTV)
La pelea de Moisés en el desierto o la angustia de David por sentirse abandonado por Dios. En un momento le dice: ¿para qué me quieres matar? ¿acaso los muertos te pueden alabar? ¡déjame vivir para alabarte!
Estas personas son brutalmente honestas con sus emociones, sentimientos y su relación con Dios. Por eso cuando lees en la Biblia lo que escriben como experiencias personales, te puedes identificar con ellos.
En una ocasión Jesús tiene un encuentro con una mujer de Samaria en un pozo. Jesús la confronta, quiere que ella se reconozca como realmente es. Esta mujer va al pozo al medio día ¿por qué viene a la peor hora del día a sacar agua? porque tiene vergüenza, no quiere que las demás la vean. Jesús la ve y sin decirlo, le pregunta ¿por qué tienes vergüenza? ¿por qué te escondes?
“Poco después, llegó una mujer samaritana a sacar agua, y Jesús le dijo: —Por favor, dame un poco de agua para beber. Él estaba solo en ese momento porque sus discípulos habían ido a la aldea a comprar algo para comer. La mujer se sorprendió, ya que los judíos rechazan todo trato con los samaritanos. Entonces le dijo a Jesús: —Usted es judío, y yo soy una mujer samaritana. ¿Por qué me pide agua para beber? Jesús contestó: —Si tan sólo supieras el regalo que Dios tiene para ti y con quién estás hablando, tú me pedirías a mí, y yo te daría agua viva. —Pero señor, usted no tiene ni una soga ni un balde —le dijo ella—, y este pozo es muy profundo. ¿De dónde va a sacar esa agua viva? Además, ¿se cree usted superior a nuestro antepasado Jacob, quien nos dio este pozo? ¿Cómo puede usted ofrecer mejor agua que la que disfrutaron él, sus hijos y sus animales? Jesús contestó: —Cualquiera que beba de esta agua pronto volverá a tener sed, pero todos los que beban del agua que yo doy no tendrán sed jamás. Esa agua se convierte en un manantial que brota con frescura dentro de ellos y les da vida eterna. —Por favor, señor —le dijo la mujer—, ¡déme de esa agua! Así nunca más volveré a tener sed y no tendré que venir aquí a sacar agua. Jesús le dijo: —Ve y trae a tu esposo. —No tengo esposo —respondió la mujer. —Es cierto —dijo Jesús—. No tienes esposo porque has tenido cinco esposos y ni siquiera estás casada con el hombre con el que ahora vives. ¡Ciertamente dijiste la verdad!” (Juan 4:7–18, NTV)
Cuando le dice que traiga al esposo y ella dice que no tiene, Jesús contesta que eso es verdad, porque ha tenido 5 y con el que vive no es su esposo. En ese momento Jesús le está quitando las pieles, la está confrontando, pero es la oportunidad de abrirse, de quitarle la piel de dragón, la verdadera pregunta entre lineas es ¿por qué vas de marido en marido? ¿qué vacío intentas llenar? ¿por qué vas de botella en botella pa olvidarte de ella? ¿por qué quieres acumular más y más bienes, dinero? ¿qué vacío quieres llenar? Pero ella cambia la plática.
“—Señor —dijo la mujer—, seguro que usted es profeta. Así que dígame, ¿por qué ustedes, los judíos, insisten en que Jerusalén es el único lugar donde se debe adorar, mientras que nosotros, los samaritanos, afirmamos que es aquí, en el monte Gerizim, donde adoraron nuestros antepasados?” (Juan 4:19–20, NTV)
Jesús quiere que ella examine su vida, porque ÉL ¡Ya la ha aceptado! ¡están tomando agua de la misma jarra? habla con ella. ¡Ya eres aceptada! conozco todo de ti y te acepto, te amo, se que estás sedienta de amor, pero no has buscado en el lugar correcto. Yo SOY el agua viva.
Dios trata con el profeta Oseas y quiere que sea una demostración a todo el pueblo de Israel.
“Entonces el Señor me dijo: «Ve y ama otra vez a tu esposa, aun cuando ella comete adulterio con un amante. Esto ilustrará que el Señor aún ama a Israel, aunque se haya vuelto a otros dioses y le encante adorarlos». Así que la recuperé pagando quince piezas de plata, doscientos veinte kilos de cebada y una medida de vino. Entonces le dije: «Tienes que vivir en mi casa por muchos días y dejar la prostitución. Durante este tiempo no tendrás relaciones sexuales con nadie, ni siquiera conmigo». Esto muestra que Israel estará por mucho tiempo sin rey ni príncipe, sin sacrificios ni columnas sagradas ni sacerdotes, ¡ni siquiera ídolos! Pero después el pueblo volverá y se dedicará al Señor su Dios y al descendiente de David, su rey. En los últimos días, temblarán de asombro ante el Señor y su bondad.” (Oseas 3:1–5, NTV)
El profeta Oseas, es llevado al extremo para que el pueblo pudiera entender la profundidad del amor de Dios. Y es el mensaje para nosotros en estos días.
¿Por cuánto tiempo más seguiremos escondiéndonos de nosotros mismo? ¡es tiempo de hablar varones con varones, mujeres con mujeres! jóvenes con jóvenes. Más vale pasar por este proceso, antes de que el dolor nos obligue a hacerlo.
Por eso la importancia de predicar sobre las emociones.
Palabra de Dios.
Oremos