El dulce altar de la oración
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introducción
introducción
Todos tenemos luchas con nuestra vida de oración. Hay temporadas donde nuestra vida de oración es muy débil. ¿No es verdad que a todos nos cuesta orar? y mas cuando iniciamos la vida Cristiana, puede resultar extraño hablar con alguien que no podemos ver. Algunas veces nos podemos preguntar si de verdad estamos siendo escuchados. Para los que recién están conociendo las doctrinas de la gracia, pueden estar pensado al considerar la soberanía de Dios ¿para que oramos si Dios ya ha ordenado todo desde antes de la fundación del mundo, para que orar si el ya conoce todo lo que estoy pensando y necesito?.
Esta mañana nuestro el pasaje que consideraremos nos ayudará a comprender la naturaleza y el propósito de la oración. Es mi esperanza que salgamos de este lugar convencidos de que Dios escucha nuestra oración y que nos ha dado por medio de ella el inmenso privilegio de ser participantes del cumplimiento de su plan soberano por medio de ella.
Veremos hoy “El dulce altar de la oración”
»Harás además un altar para quemar incienso en él. De madera de acacia lo harás. »Será cuadrado: de un codo (45 centímetros) será su longitud y de un codo (45 centímetros) su anchura; de 2 codos (90 centímetros) será su altura. Sus cuernos serán de una sola pieza con él. »Lo revestirás de oro puro: su parte superior, sus lados en derredor y sus cuernos, y le harás una moldura de oro alrededor. »Le harás dos argollas de oro debajo de su moldura. Los harás en dos de sus lados, en lados opuestos, y servirán de sostén para las varas con las cuales transportarlo. »Harás las varas de madera de acacia y las revestirás de oro. »Pondrás el altar delante del velo que está junto al arca del testimonio, delante del propiciatorio que está sobre el arca del testimonio, donde Yo me encontraré contigo. »Aarón quemará incienso aromático sobre él. Lo quemará cada mañana al preparar las lámparas. »Cuando Aarón prepare las lámparas al atardecer, quemará incienso. Habrá incienso perpetuo delante del Señor por todas las generaciones de ustedes. »No ofrecerán incienso extraño en este altar, ni holocausto ni ofrenda de cereal; tampoco derramarán libación sobre él. »Aarón hará expiación sobre los cuernos del altar una vez al año. Hará expiación sobre él con la sangre de la ofrenda de expiación por el pecado, una vez al año por todas las generaciones de ustedes. Santísimo es al Señor».
Ya vimos en Exodo 28-29 las instrucciones que Dios dio a Moises para la vestimenta, la consagración y el llamamiento de los sacerdotes que ministrarían en su tabernáculo. Este capítulo se enfoca ahora en la tarea primordial y mas importante de los sacerdotes “La intercesión”
»Y en cuanto a mí, lejos esté de mí que peque contra el Señor cesando de orar por ustedes, antes bien, les instruiré en el camino bueno y recto.
Por esta razón luego de que se da instrucciones para la consagración de los sacerdotes, Dios instruye a Moisés en primer lugar, para que se construya un altar para el incienso, de manera que Aron y sus hijos puedan interceder por por su pueblo.
Sabemos que el olor grato del incienso señalaba las oraciones del pueblo de Dios que los sacerdotes como mediadores llevaban delante de Dios por dos razones:
La primera es que Moisés sabía que el diseño del tabernáculo era una sombra de las realidades celestiales que vio mientras estaba hablando con Dios en su monte santo.
como ministro del santuario y del tabernáculo verdadero, que el Señor erigió, no el hombre.
Porque Cristo no entró en un lugar santo hecho por manos, una representación del verdadero, sino en el cielo mismo, para presentarse ahora en la presencia de Dios por nosotros,
Moisés seguramente vio lo mas adelante Juan vio cuando el cielo se abrió para él en una visión:
Cuando tomó el libro, los cuatro seres vivientes y los veinticuatro ancianos se postraron delante del Cordero. Cada uno tenía un arpa y copas de oro llenas de incienso, que son las oraciones de los santos.
Otro ángel vino y se paró ante el altar con un incensario de oro, y se le dio mucho incienso para que lo añadiera a las oraciones de todos los santos sobre el altar de oro que estaba delante del trono.
Moisés e Israel entendieron que el altar del incienso tenía como propósito simbolizar las oraciones de Israel, las necesidades, los clamores del pueblo que subían como olor grato delante de la presencia de Dios y que eran llevadas a Dios por un sacerdote mediador.
David Levy, "El sacerdote tomaba en una mano un incensario lleno de carbones encendidos del altar de bronce y en la otra un incienso dulce especialmente preparado, y lo encendía rociándolo sobre los carbones encendidos. Una espesa nube de humo se enroscaba hacia arriba llenando el Tabernáculo, símbolo de las oraciones de Israel a Dios"
La segunda razón, es que tanto en el Antiguo testamento, como en el nuevo, se relaciona el incienso con las oraciones de Israel:
Sea puesta mi oración delante de Ti como incienso, El alzar de mis manos como la ofrenda de la tarde.
conforme a la costumbre del sacerdocio, fue escogido por sorteo para entrar al templo del Señor y quemar incienso. Toda la multitud del pueblo estaba afuera orando a la hora de la ofrenda de incienso. Y se le apareció a Zacarías un ángel del Señor, de pie, a la derecha del altar del incienso.
Por esta razón Lucas le llama a la hora del incienso: “la hora de la oración”
Cierto día Pedro y Juan subían al templo a la hora novena, la hora de la oración.
Este era pues el propósito de este altar. El pueblo oraba y los sacerdotes de manera simbólica, como mediadores entre ellos y Dios, llevaban delante del trono de Dios sus oraciones que ascendían como olor grato.
Este altar como todo lo que había dentro de la tienda de Jehová, debía construirse con madera de acacia recubierta de Oro. Medía 45 x 45 centímetros de largo, y su altura era de 90 centímetros. Tenía cuernos y una moldura. un diseño muy parecido al altar de bronce, y creo que este diseño era muy a propósito para el pueblo relacionara ambos altares (mas adelante veremos porque).
El altar también tenía argollas y varas para ser transportado en desierto. Y debía ponerse delante del velo que esta junto al propiciatorio, es decir frente arca del pacto (Que era el trono de Dios en la tierra) detrás de la cortina o el velo, en el lugar santo, pero orientado en dirección al propiciatorio, tan cerca que en tiempos de Salomón y mas tarde en el nuevo testamento se le considero como un elemento del lugar santísimo:
Revistió de oro toda la casa, hasta que toda la casa estuvo terminada. También revistió de oro todo el altar que estaba junto al santuario interior.
Y detrás del segundo velo había un tabernáculo llamado el Lugar Santísimo, el cual tenía el altar de oro del incienso y el arca del pacto cubierta toda de oro, en la cual había una urna de oro que contenía el maná y la vara de Aarón que retoñó y las tablas del pacto.
Esto significa que cuando los sacerdotes estaban ante el altar del incienso, se encontraban justo delante de Dios, esto era lo más cerca que estarían de la gloriosa presencia de Dios, que estaba velada para ellos por un grueso velo. Ministraban delante del trono de Dios por medio de la fe. Solo el sumo sacerdote tomaba el incensario y traspasaba el velo cada año en el día de la expiación.
»Y tomará un incensario lleno de brasas de fuego de sobre el altar que está delante del Señor, y dos puñados de incienso aromático molido, y lo llevará detrás del velo. »Pondrá el incienso sobre el fuego delante del Señor, para que la nube del incienso cubra el propiciatorio que está sobre el arca del testimonio, no sea que Aarón muera.
Vs. 7-10 Quemar incienso en el altar de oro, para llevar delante de Dios las oraciones del pueblo, formaba parte de la rutina diaria de los sacerdotes. Todas las mañanas y cada tarde ellos debían hacerle mantenimiento a las lamparas para que no se apagaran, debían ofrecer holocaustos por el pecado en altar de bronce y al tiempo debían encender incienso aromático. Esta era una parte de la tarea diaria que los sacerdotes debían hacer de generación en generación.
Anualmente se debía santificar este altar con la sangre del sacrificio el día de la expiación.
Noten que dije que la expiación y el sacrificio ocurrían al mismo tiempo:
»Ofrecerás el otro cordero al atardecer. Con él ofrecerás la misma ofrenda de cereal y la misma libación que por la mañana, como aroma agradable: una ofrenda encendida al Señor.
La conexión entre los dos altares, por su diseño y por la sincroniza para ministrar en ellos en la mañana y en la tarde, servía como recordatorio diario de que la vida de oración depende de tener un sacrificio por el pecado. Lo que nos asegura un lugar ante el trono de la gracia de Dios es la sangre expiatoria que fue derramada por nuestros pecados. Por eso Dios escucha nuestras oraciones.
Lo que Israel veía en sombras, nosotros hoy lo vemos en la realidad.
M. R. DeHaan: En el altar de bronce, Cristo murió por nosotros, derramó su sangre, nos reconcilió con Dios y nos aseguró para siempre en Él. Pero en el altar de oro vive en el cielo para interceder por aquellos por los que ya ha muerto, y que ya están salvados. El altar de bronce habla de la muerte de Cristo; el altar de oro habla del Señor Jesucristo vivo, resucitado y ascendido. Los dos altares, por tanto, hablan de la muerte y de la resurrección, y constituyen el mensaje completo del Evangelio.
Por esta razón, los sacerdotes no eran libres de usar el altar del incienso como quisieran. Dios da instrucciones para que nunca se use este altar para ofrecer holocaustos, ofrendas de grano o libaciones - ofrendas relacionadas con la expiación por el pecado.
De esta manera Dios nos enseña que nuestras oraciones no pueden añadir nada a nuestra salvación, la oración no salva, orar no nos hace aceptables delante de Dios.
Lo que nos hace aceptables delante de Dios, era lo que ocurria en el atar de bronce, esos holocaustos que apuntaban al sacrificio perfecto de Cristo quien se ofreció a si mismo como ofrenda de expiación por nuestros pecados al morir en una cruenta cruz, bajo el juicio de Dios y resucito al tercer día para presentarnos justos delante de Dios.
Por la fe en este sacrificio, nuestras oraciones son escuchadas delante de Dios. Por implicación, debemos decir que Dios solo oye la oración de los que han sido redimidos por la sangre del cordero.
Una persona que no ha sido reconciliada con Dios en Cristo no tiene esperanza de que Dios escuche su oración, los incrédulos oran, dios lo oye, pero noten como son tomadas por Dios sus oraciones:
El sacrificio de los impíos es abominación al Señor, Pero la oración de los rectos es Su deleite.
La única oración que Dios escuchara de un impío, será cuando arrepentido suplique a Dios por misericordia y se aferre a Cristo por la fe como su único y suficiente salvador. Si no estas seguro de que Dios esta oyendo tus oraciones, ven a Cristo hoy en arrepentimiento y fe. Jesus hablo de un hombre que orando a Dios fue justificado, un hombre cuya oración fue olor grato a Dios:
»Pero el recaudador de impuestos, de pie y a cierta distancia, no quería ni siquiera alzar los ojos al cielo, sino que se golpeaba el pecho, diciendo: “Dios, ten piedad de mí, pecador”.
De hecho podemos decir que fue la muerte de Cristo por su pueblo, que hace que ellos puedan ser escuchados en el día de su salvación. De manera que La oración de los incrédulo jamas será oída por Dios, pues sin fe es imposible agradar a Dios. He.11.6.
El siglo pasado se puso de moda en las iglesia “La oración del pecador”, algunas personas, tal vez con buenas intensiones convirtieron la oración en un medio de salvación, he conocido muchas personas que viven como impíos y su confianza descansa en haber hecho una oración. No es una oración la que reconcilia a los pecadores con Dos, sino la obra Soberana de Dios que los lleva a la fe en Cristo por medio de la predicación del evangelio.
La oración es pues, es el privilegio de los redimidos, en su gracia Dios nos ha dado este medio para obtener todas aquellas cosas que necesitamos para la vida y la piedad, de manera que Dios no nos dará nada si no oramos y nos dara todo lo que pidamos en oración:
Ustedes codician y no tienen, por eso cometen homicidio. Son envidiosos y no pueden obtener, por eso combaten y hacen guerra. No tienen, porque no piden.
»Si permanecen en Mí, y Mis palabras permanecen en ustedes, pidan lo que quieran y les será hecho.
Esto nos lleva a considerar la garantía de que todas nuestras oraciones serán respondidas....
Notemos que en nuestro texto el único incienso que los sacerdotes podían usar era una mezcla especial de especias descrita al final del capítulo:
Exodo 30:34-38 “Entonces el Señor dijo a Moisés: «Toma especias, estacte, uña aromática y gálbano, especias con incienso puro. Que haya de cada una igual peso. »Con ello harás incienso, un perfume, obra de perfumador, sazonado, puro y santo. »Y molerás parte de él muy fino, y pondrás una parte delante del testimonio en el tabernáculo de reunión donde Yo me encontraré contigo. Santísimo será para ustedes. »Y el incienso que harás, no lo harán en las mismas proporciones para su propio uso. Te será santo para el Señor. »Cualquiera que haga incienso como este, para usarlo como perfume será cortado de entre su pueblo»” Noten que este incienso aromático era solo para Dios, era sagrado, no podía usarse en otro lugar, ni para otro fin. Dios se tomaría esto enserio, para muestra de un botón, tenemos el ejemplo de Nadab y Abiú, que murieron por ofrecer fuego extraño que Dios no había establecido (Lev. 10).
De esta manera Dios le estaba enseñando a Israel dos cosas:
En primer lugar que su oración tenía la garantía de ser escuchada por que era ofrecida o elevada por la mediación de un sacerdote obediente, que anda en el temor de Jehová y que intercedía por ellos… Y este mediador obediente, quien dio su vida por nosotros, ya vino y hoy esta delante del trono de Dios, presentando nuestras oraciones a él como olor grato:
¿Quién es el que condena? Cristo Jesús es el que murió, sí, más aún, el que resucitó, el que además está a la diestra de Dios, el que también intercede por nosotros.
Por lo cual Él también es poderoso para salvar para siempre a los que por medio de Él se acercan a Dios, puesto que vive perpetuamente para interceder por ellos.
»Yo ruego por ellos; no ruego por el mundo, sino por los que me has dado; porque son Tuyos;
Esto es una gran noticia, Jesus, nuestro sumo sacerdote, que fue obediente a Dios en todo y camino en su temor, ora por nosotros exclusivamente. El no ora por todo el mundo, sino por sus redimidos, por las personas que el Padre le confió desde antes de la fundación del mundo.
Hay un sentido en el que Jesus ora por el mundo y los salmos expresan estas oraciones:
Tenlos por culpables, oh Dios; ¡Que caigan por sus mismas intrigas! Échalos fuera por la multitud de sus transgresiones, Porque se rebelan contra Ti. Pero alégrense todos los que en Ti se refugian; Para siempre canten con júbilo, Porque Tú los proteges; Regocíjense en Ti los que aman Tu nombre.
Que la muerte sorprenda a mis enemigos, Que desciendan vivos al Seol, Porque la maldad está en su morada, en medio de ellos.
Oh Dios, rompe los dientes de su boca; Quiebra las muelas de los leoncillos, Señor. Que se diluyan como las aguas que corren; Cuando disparen sus flechas, que sean como si estuvieran sin punta. Que sean como el caracol, que se disuelve según se arrastra, Como los que nacen muertos, que nunca ven el sol.
Acábalos en Tu furor, acábalos, para que ya no existan; Para que los hombres sepan que Dios gobierna en Jacob Hasta los confines de la tierra. (Selah) Regresan al anochecer, aúllan como perros, Y rondan por la ciudad;
Sean avergonzados y humillados Los que buscan mi vida; Sean vueltos atrás y cubiertos de ignominia Los que se complacen en mi mal.
Todas estas oraciones finalmente serán contestadas.
Después el ángel tomó el incensario, lo llenó con el fuego del altar y lo arrojó a la tierra, y hubo truenos, ruidos, relámpagos, y un terremoto.
Si las oraciones imprecatorias del Señor serán contestadas, cuanto mas no lo serán las que él hace por nosotros. Tenemos una idea de lo que Jesus ruega por nosotros en el evangelio de Juan 17:
Oro para que tengamos gozo: Juan 17:13 “»Pero ahora voy a Ti; y hablo esto en el mundo para que tengan Mi gozo completo en sí mismos.”
Oro por nuestra protección Juan 17.15 “»No te ruego que los saques del mundo, sino que los guardes del maligno.” El pudo orar para que Dios nos sacara de este mundo, pero el nos quiere aquí para que demos testimonio de él y fuéramos luz en medio de las tinieblas. Por esto oro para que fuéramos guardados.
También oró por nuestra santificación: Juan 17:17 “»Santifícalos en la verdad; Tu palabra es verdad.”
Oro por la unidad de la iglesia: Juan 17: 20-23 “»Pero no ruego solo por estos, sino también por los que han de creer en Mí por la palabra de ellos, para que todos sean uno. Como Tú, oh Padre, estás en Mí y Yo en Ti, que también ellos estén en Nosotros, para que el mundo crea que Tú me enviaste. »La gloria que me diste les he dado, para que sean uno, así como Nosotros somos uno: Yo en ellos, y Tú en Mí, para que sean perfeccionados en unidad, para que el mundo sepa que Tú me enviaste, y que los amaste tal como me has amado a Mí.”
De manera que vivimos y crecemos en la gracia, solo por la obra intercesora de Cristo, nuestro gran sumo sacerdote.
Heb. 7:25 “Por lo cual Él también es poderoso para salvar para siempre a los que por medio de Él se acercan a Dios, puesto que vive perpetuamente para interceder por ellos.” .
Ahora mismo, Cristo está en el lugar santísimo celestial haciendo intercesión por nosotros.
La segunda cosa que Israel debía retener, era que las oraciones presentadas ante él por un perfecto mediador, a la manera de él, eran olor grato para él.
En Cristo tenemos la garantía de que seremos escuchados, noten lo que dice:
»Y todo lo que pidan en Mi nombre, lo haré, para que el Padre sea glorificado en el Hijo.
Orar en el nombre de Jesus no es una formula mágica, es una confianza absoluta en la persona y la obra de Cristo cuando nos acercamos a Dios en oración. No venimos a suplicar basados en nuestros méritos, en nuestra competencia, en las muchas palabras o en nuestras lagrimas si es que las hubiese, confiamos solo en Cristo y su obra.
Y cuando oramos, no tenemos necesidad de improvisar, porque aun el Señor por su Espíritu y su palabra nos ha enseñado como y por que orar, para que nuestra oración sea olor grato a Dios.
De la misma manera, también el Espíritu nos ayuda en nuestra debilidad. No sabemos orar como debiéramos, pero el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos indecibles.
Jesús les respondió: «En verdad les digo que si tienen fe y no dudan, no solo harán lo de la higuera, sino que aun si dicen a este monte: “Quítate y échate al mar”, así sucederá. »Y todo lo que pidan en oración, creyendo, lo recibirán».
Cuando oramos con fe, confiando en la obra de Cristo y como Cristo nos enseño, nuestras peticiones se elevan al Cielo como dulce incienso, y Dios se complace en concedernos su bendición.
Hermanos, que esto nos anime a pedir a Dios:
Que su nombre sea santificado, que tenga peso en nuestras vidas.
Que su reino venga.... oremos por la conversión de los hombres, oremos por obreros para la iglesia, mientras en obediencia proclamamos el evangelio esperando que Dios responda.
Oremos para que la voluntad de Dios se haga, oremos para nos ayuda obedecerla.
Oremos por nuestras b¡necesidades basicas.
Oremos por protección de nuestros enemigos (El pecado, el mundo y la carne),
Oremos para que el Señor nos haga más fructíferos, que nos de gracia para para perdonar como el nos perdonó, para soportar afrentas con gozo mientras amamos a los que nos ofenden, para ser pacientes, amables y bondadosos.
Oremos para comprender el amor de Cristo y así podamos esatar mas confiados y llenos de todo gozo.
Oremos para que la paz de Dios reine en nuestros corazones y para buscar la paz.
Oremos para que Dios nos de la gracia de hablar palabras que edifiquen a otros en Cristo y para hablar con sabiduría aquellas cosas difíciles que demos decir algunas veces.
Oremos por gracia para entender la Palabra de Dios, para que nuestros pastores la tracen correctamente, y así todos seamos equipados para la obra del ministerio.
Oremos por gracia para ser esposos, esposas, padres, abuelos, tíos, hermanos, amigos y para cumplir con nuestro ministerio.
Esto podemos retener la mezcla del incienso.
Finalmente, cuando los sacerdotes atendían primero las luz de las lamparas y luego ofrecían incienso (7-8), ilustra lo que Jesus dijo en:
»Velen y oren para que no entren en tentación; el espíritu está dispuesto, pero la carne es débil».
Tomen también el casco de la salvación, y la espada del Espíritu que es la palabra de Dios. Con toda oración y súplica oren en todo tiempo en el Espíritu, y así, velen con toda perseverancia y súplica por todos los santos.
Pero el fin de todas las cosas se acerca. Sean pues ustedes prudentes y de espíritu sobrio para la oración.
Debemos velar y orar. Permanecer en oración. Dos muchas veces permite problemas en nuestra vida, para movernos a la oración.
Bienaventurado el hombre a quien reprendes, Señor, Y lo instruyes en Tu ley; Para darle descanso en los días de aflicción, Hasta que se cave una fosa para el impío. Porque el Señor no abandonará a Su pueblo, Ni desamparará a Su heredad. Porque el juicio volverá a ser justo, Y todos los rectos de corazón lo seguirán.
No los mates, para que mi pueblo no se olvide; Dispérsalos con Tu poder, y humíllalos, Oh Señor, escudo nuestro.
Sabemos que debemos aprender a estar en actitud de oración en todo momento. Sabemos que debemos orar todos los días de manera rutinario como pueblo de sacerdotes que somos, como lo hacían los sacerdotes en el templo. Pero no lo hacemos y nos puede resultar una rutina ineficaz… Pero cuanto lo necesitamos:
Hermanos, necesitamos orar, y necesitamos aprender a orar fielmente, con toda perseverancia, velando el ello.
Recuerda que Cristo es nuestro altar de oro del incienso, El es el dulce olor que fue encendido con los carbones encendidos que vinieron del altar de broce, donde él fue juzgado en nuestro lugar. Cristo intercede por nosotros, somos escuchados por Dios y nuestras oraciones recibirán respuesta de parte de nuestro Dios y Padre por la intercesión de Cristo
»Porque los ojos del Señor están sobre los justos, Y Sus oidos atentos a sus oraciones; pero el rostro del Señor está contra los que hacen el mal».
Que esto nos anime a orar.
Oremos.