Emociones 3
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Emociones 3
Estamos hablando sobre las emociones y cómo impacta en nuestra vida. Las decisiones y los hábitos, además de la manera como ha modificado la forma de vivir la vida cristiana. Ha sido común aconsejar a la persona que batalla con la ira, depresión, mentira, orgullo, que la oración, ayuno y lectura de la Palabra será lo único para salir de esa crisis y, por supuesto que creo en el poder de Dios para hacerlo, sin embargo, la experiencia nos dice que muchas veces Dios nos deja el camino largo para tratar con las emociones.
La primera semana vimos la forma como Jesús experimentó y expresó sus emociones, la diferencia es que ÉL es el ejemplo de madurez emocional, por eso expresaba las emociones de manera diferente. En la Biblia se registra que expresó: enojo, sorpresa, angustia, tristeza, etc. Porque Jesús expresó esas emociones, sabemos que las emociones no son malas en sí mismo, y los cristianos podemos expresarlas o que son productos de peleas espirituales, sería tanto como negar nuestra humanidad.
También en la primera semana aprendimos que podemos expresar nuestras emociones y cada uno las expresará de manera diferente, dependiendo de la etapa emocional en que estamos viviendo.
La semana pasada vimos que no tiene caso negar, ocultar, disfrazar las emociones, puesto que Dios, quien nos conoce a la perfección, nos ama y SU amor es incondicional, por lo tanto no tiene caso escondernos de Dios…ni de la comunidad, la iglesia.
Hoy veremos la huella profunda que dejan las relaciones familiares. Creo que todos, de alguna forma lo sabemos, pero saber no necesariamente corrige una conducta o sana una emoción. La mayoría hemos dicho: “no quiero repetir los mismos errores o patrones de mis padres” y aquí estamos, años después, repitiendo sus patrones ¿por qué? porque reconocer un patrón no es sinónimo de dominarlo o sanarlo.
Nuestros padres nos dejaron cosas positivas, que han forjado mucho de lo que somos, pero también afectaron de manera negativa nuestras vidas y no tiene caso negarlo. Si tus padres ya no están contigo, es común que los queremos idealizar, mitificar y no queremos ver sus errores que nos heredaron.
¿Alguna vez te has preguntado cómo resolverían tus padres los conflictos? ¿cómo expresaban la ira? ¿qué trato diferente daban a los hijos? ¿cómo hablaron sobre la muerte o sexualidad?
La Biblia de principio a fin nos dice que se nos heredan asuntos que pasan de generación en generación.
“No te inclines ante ellos ni les rindas culto, porque yo, el Señor tu Dios, soy Dios celoso, quien no tolerará que entregues tu corazón a otros dioses. Extiendo los pecados de los padres sobre sus hijos; toda la familia de los que me rechazan queda afectada, hasta los hijos de la tercera y la cuarta generación. Pero derramo amor inagotable por mil generaciones sobre los que me aman y obedecen mis mandatos.” (Éxodo 20:5–6, NTV)
Podemos ver al amor de Dios, SU bendición perdura mil generaciones, pero también nos dice que los pecados de los padres, de nuestros antepasados afectan a nuestros hijos, nietos y bisnietos. Entonces, si lo que decidamos hoy perdurará y afectará a nuestros hijos hasta los bisnietos, o sea que para el año 2150, alguien de tu descendencia puede que experimente las consecuencia de tus malas decisiones o disfrute las bendiciones de tus actos.
Esto hace super importante trabajar en las áreas emocionales, es necesario hacer algo más que sólo reconocerlo. Saber que nuestros padres han influido nuestras vidas; la pregunta es ¿qué legado quiero dejar a mis futuras generaciones? esta pregunta es mejor si te la haces en la adolescencia, aunque son los años que menos piensas en esto. Lo que decidas como adolescentes impactará tu vida de joven, de adulto y además a tus hijos, nietos y bisnietos. Muchos de nosotros ya solo podemos pensar en dejar legado a hijos, nietos y bisnietos porque hemos dejado atrás la juventud No es posible librarte del pasado, sin comprender a la familia en que creciste.
Veamos un poco la vida de Abraham; la bendición llega hasta nuestros días y en nuestras vidas; pero también nos dejó un patrón de mentiras que repitieron sus hijos, nietos y cada vez más intensos. Abraham en 2 veces niega que Sara es su esposa, ya sea por miedo, estrategia, de manera “inocente”, pero niega a su esposa. Miente. Sara era estéril. Rebeca la nuera de Abraham y Sara, también era estéril.
“Al acercarse a la frontera de Egipto, Abram le dijo a su esposa Sarai: «Mira, tú eres una mujer hermosa. Cuando los egipcios te vean, dirán: “Ella es su esposa. ¡Matémoslo y entonces podremos tomarla!”. Así que, por favor, diles que eres mi hermana. Entonces me perdonarán la vida y me tratarán bien debido al interés que tienen en ti».” (Génesis 12:11–13, NTV)
El matrimonio de su hijo Isaac con Rebeca, también se ve envuelto en engaños y mentiras:
“Cuando los hombres que vivían allí le preguntaron a Isaac acerca de Rebeca, su esposa, él dijo: «Es mi hermana». Tenía temor de decir: «Ella es mi esposa» porque pensó: «Me matarán para conseguirla, pues es muy hermosa»;” (Génesis 26:7, NTV)
Isaac y Rebeca tienen 2 hijos, uno se llama Jacob que miente a muchas personas con quienes se relaciona. Después 10 de los hijos de Jacob le mienten sobre la muerte de su hijo “José” y estos hermanos organizan un funeral, lloran al hermano muerto, le hacen duelo,sabiendo que es mentira.
También en esta familia podemos ver favoritismo sobre un hijo. Abraham favorece a Ismael, pero Sala lo quiere correr. Isaac favorece a Esaú, pero Rebeca a Jacob. Jacob tiene como favorito a José y después a Benjamín, por encima de sus otros hijos.
También podemos ver ruptura y rivalidad familiar o entre hermanos. Hay fricción entre Ismael e Isaac, que después crece y hay una ruptura mayúscula que aún podemos ver hasta nuestros días, el antagonismo entre árabes y judíos.
Esaú y Jacob se vuelven enemigos a muerte, cuando Jacob roba la bendición a Esaú.
José es separado de sus padres por casi toda su vida adulta.
En estos pasajes podemos ver a estos personajes que tienen un llamado claro de parte de Dios ¡fueron escogidos por Dios! y aun así los vemos con problemas de carácter o con emociones enfermas, no sanas. Dios los escogió a pesar de sus fallas emocionales. SU propósito se cumplió, pero en el proceso como familia ¡sufrieron! Dios cumple SU propósito, pero también quiere que tengamos una vida plena, abundante.
¿Qué te dice esta historia sobre la historia de tu familia? ¿qué patrones consciente o inconsciente se repiten? Te daré unos minutos para que ores y le pidas a Dios que te recuerde o revele qué patrones emocionales se están pasando de generación en generación en tu familia.
Si tienes dónde apuntar, hazlo, apunta las características de tu familia, padres, abuelos, tíos, bisabuelos ¿cómo resolvían los conflictos? ¿cómo definieron los papeles de autoridad? ¿quién mandaba papá o mamá? ¿para ellos qué era ser exitoso? ¿Qué patrones se repiten en cuanto infidelidad, madres solteras, divorcios, bancarrota, homosexualismo, etc? todas esas áreas afectan nuestra pre disposición hacia ciertos patrones de comportamiento.
Sabes que médicamente hay cierta predisposición a algunos tipos de enfermedad (cáncer, artritis, reuma). Cuando llegamos a Dios podemos ser transformados, necesitamos un cambio por completo, de raíz. El NT lo describe como renacer espiritual, se nos dice que somos adoptados en una nueva familia: La Familia de DIOS. Nos convertimos en hermanos y hermanas de Jesús, de una familia que trasciende barreras raciales, culturales.
Si la herencia del pecado llega por la familia, la bendición llega por el PADRE.
“Cuando Adán pecó, el pecado entró en el mundo. El pecado de Adán introdujo la muerte, de modo que la muerte se extendió a todos, porque todos pecaron.” (Romanos 5:12, NTV)
“Pues el pecado de un solo hombre, Adán, hizo que la muerte reinara sobre muchos; pero aún más grande es la gracia maravillosa de Dios y el regalo de su justicia, porque todos los que lo reciben vivirán en victoria sobre el pecado y la muerte por medio de un solo hombre, Jesucristo.” (Romanos 5:17, NTV)
“Así es, un solo pecado de Adán trae condenación para todos, pero un solo acto de justicia de Cristo trae una relación correcta con Dios y vida nueva para todos.” (Romanos 5:18, NTV)
Nos convertimos en hermanos y hermanas de una familia, una sola familia:
“Ya no hay judío ni gentil, esclavo ni libre, hombre ni mujer, porque todos ustedes son uno en Cristo Jesús.” (Gálatas 3:28, NTV)
Renacemos dentro de un nuevo árbol familiar:
“Jesús respondió: «¿Quién es mi madre? ¿Quiénes son mis hermanos?». Entonces miró a los que estaban a su alrededor y dijo: «Miren, estos son mi madre y mis hermanos. Todo el que hace la voluntad de Dios es mi hermano y mi hermana y mi madre».” (Marcos 3:33–35, NTV)
Los lazos naturales existen, pero nuestro Señor Jesús, sabía el propósito al que había venido, y en ocasiones no tuvo temor de sonar duro, porque tenía muy claro la razón de su misión. Aquí no está negando a su familia de sangre, pero está viendo más allá de este momento, y dijo lo que tenía qué decir, tuvo que dar preeminencia a SU relación con SU Padre, por encima de los lazos familiares.
Al formar parte de la familia de Dios se establecen lazos espirituales que son superiores a cualquier otra relación. Jesús pone los intereses de SU Padre por encima de los lazos naturales. Como creyentes en Cristo, a veces nos unen lazos más fuertes con otros creyentes que con parientes. Los lazos familiares son sólo en lo físico. Jesús enfatiza la importancia que le da a hacer la voluntad de Dios.
Quién te rodea es tu familia en la fe, por eso nos decimos hermanos, hemos sido adoptados en la familia de Dios. Entonces, este debe ser el mejor lugar, el mejor ambiente para explorar nuestra vida de manera profunda. Esto es lo que tenemos todos en común, por eso te vas a dar cuenta de que alguien de la familia de Dios te puede comprender mucho más, incluso que algún familiar de sangre que no conoce a Dios.
A esto es lo que Dios quiere llevarnos como Casa de Fe. En la primera prueba quizá no salimos bien librados, la pasamos de panzaso, pero Dios cumplirá SU Propósito, Dios nos llama a ser esa comunidad de amor, transparencia, ser una iglesia sana espiritual y emocionalmente.
Un Rabí escribió en el lecho de su muerte: “Cuando era joven me propuse cambiar el mundo. Cuando tuve más edad, me di cuenta que esto era muy ambicioso, de manera que me propuse cambiar mi pueblo. Cuando me di cuenta que ni esto podía hacer, traté de cambiar mi familia. Ahora, como un viejo, sé que debía haber comenzado cambiándome a mí mismo. Si hubiera comenzado conmigo mismo, quizá entonces, habría logrado cambiar a mi familia, mi pueblo, mi condición y quién sabe..¡quizás aun el mundo!”
Sólo a través de una reflexión honesta sobre la historia de mi familia, a la luz de los valores del Evangelio, podemos ser hechos sanos emocionalmente.
La intención de Dios es que aprendamos a darle gracias tanto en lo bueno como por lo malo. Puede que tu familia te haya hecho daño, que hayas tomado malas decisiones; todos traemos una maleta emocional dado por nuestros antepasados.
Una iglesia madura se da cuando todos entendemos este proceso. Es una comunidad enque todos los miembros del cuerpo, sacan primero la vida de su propio ojo y trabajan en sus propias emociones, pero lo hacemos todos juntos, unidos en SU Amor.
“»No juzguen a los demás, y no serán juzgados. Pues serán tratados de la misma forma en que traten a los demás. El criterio que usen para juzgar a otros es el criterio con el que se les juzgará a ustedes. »¿Y por qué te preocupas por la astilla en el ojo de tu amigo, cuando tú tienes un tronco en el tuyo? ¿Cómo puedes pensar en decirle a tu amigo: “Déjame ayudarte a sacar la astilla de tu ojo”, cuando tú no puedes ver más allá del tronco que está en tu propio ojo? ¡Hipócrita! Primero quita el tronco de tu ojo; después verás lo suficientemente bien para ocuparte de la astilla en el ojo de tu amigo.” (Mateo 7:1–5, NTV)
Lo primero que debemos hacer en esto de las emociones, es algo altamente emocional y profundamente espiritual: El PERDÓN. Pero este tema es para la siguiente semana.
Si conoces alguien que batalla con las relaciones familiares, alguien que tiene relaciones fracturadas. La próxima semana veremos de forma clara el poder de Dios y Su Propósito para nuestras vidas, además descubriremos el secreto, la clave para sanar emocionalmente.
Palabra de Dios
Oremos