No podemos vivir una vida que agrade a Dios sin la ayuda y el poder de Dios. Ningún hombre puede vivir la vida cristiana efectiva y exitosa sin el poder y la persona del Espíritu Santo. En otras palabras Dios nos ha dotado a los creyentes de Su Espíritu Santo, para darnos la habilidad y el poder que necesitamos para vivir una vida que le agrade.