Sermón del monte: Ama a tu enemigo

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Introducción

En 1567 el rey Felipe II de España nombró al duque de Alba gobernador de los Países Bajos. El duque era un enemigo acérrimo de la recién emergente Reforma Protestante. A su gobierno se le llamó el régimen del terror, y a su concejo se le llamó sangriento porque había ordenado la muerte de muchos protestantes. Se reportó que un hombre que fue sentenciado a morir por su fe bíblica se las ingenió para escapar a finales del invierno. Mientras era perseguido por un soldado, el hombre llegó a un lago cuyo hielo era delgado y agrietado. De alguna manera logró atravesar a salvo el lago, pero tan pronto llegó a la otra orilla oyó los gritos de su perseguidor. El soldado había caído a través del hielo y estaba a punto de ahogarse. Arriesgándose a ser capturado, torturado y ejecutado, o a morir ahogado, el hombre volvió a atravesar el lago y rescató a su enemigo, porque el amor de Cristo lo impulsó a hacerlo. Él sabía que no tenía otra alternativa si iba a ser fiel a su Señor (Elon Foster, New Cyclopedia of Prose Illustrations: Second Series [Nueva York: T. Y. Crowell, 1877], p. 296).
El reformador escocés George Wishart, contemporáneo y amigo de John Knox, fue sentenciado a morir como hereje. Debido a que el verdugo sabía del pastoreo desinteresado que Wishart había hecho a centenares de personas que estaban muriendo por la plaga, dudó en llevar a cabo la sentencia. Cuando Wishart vio la expresión de remordimiento en el rostro del verdugo se inclinó y lo besó en la mejilla, diciéndole: “Señor, que esa sea una señal de que te perdono” (John Foxe, Foxe’s Book of Martyrs, ed. W. Grinton Berry [Grand Rapids: Baker, 1978], p. 252).
Cita bíblica: Mateo 5:43-48 “Oísteis que fue dicho: Amarás a tu prójimo, y aborrecerás a tu enemigo. Pero yo os digo: Amad a vuestros enemigos, bendecid a los que os maldicen, haced bien a los que os aborrecen, y orad por los que os ultrajan y os persiguen; para que seáis hijos de vuestro Padre que está en los cielos, que hace salir su sol sobre malos y buenos, y que hace llover sobre justos e injustos. Porque si amáis a los que os aman, ¿qué recompensa tendréis? ¿No hacen también lo mismo los publicanos? Y si saludáis a vuestros hermanos solamente, ¿qué hacéis de más? ¿No hacen también así los gentiles? Sed, pues, vosotros perfectos, como vuestro Padre que está en los cielos es perfecto.”

I. Comprensión voluntariamente errónea (43)

La cita que se menciona Mateo 5:43 es una clase de formulación hecha por los fariseos y escribas, ya que omite algo en la primera parte y deduce la segunda. Habían otros que tenían cuidado de omitir aspectos de la ley (Mr. 12:32-33; Lc 10:25-27). La primera parte se encuentra en Levítico 19:18, el cual es considerado en gran estima por Jesús en Mateo 19:18-19. Pablo utiliza este texto como un resumen del cumplimiento de la ley (Ro. 13:8-10). La segunda parte no es una cita del A.T., sino una deducción hecha por los religiosos de ese tiempo, una distorsión de lo que realmente decía (Dt 23:3-6).
Prójimo
Para el judío en general había muchas formas de entender el término prójimo. Cada situación dependía mucho mucho de cómo se hacían ver los demás.
Cualquier israelita. Esta era una de las formas más generosas, pero se limitaba sólo a israelitas y no a cualquier otro que pudiera estar fuera del pueblo judío.
El que pensaba igual. Para otros muchos, el prójimo era solamente quien concordaba con su forma de pensar y sólo ellos podías ser amigos o compañeros.
El que conocía la ley. Por otro lado también estaban los que reducían el concepto de prójimo sólo a quienes conocían la ley y la cumplían con el mismo rigor que ellos. despreciando al resto a quienes llamaban pecadores.
Enemigo
La segunda parte de la enseñanza tradicional exigía aborrecer a los enemigos. El mandato puntualmente establecido en Deuteronomio 23:3-6 limitaba su entrada a la congregación a los amonitas y moabitas, pero no se les exigía aborrecimiento. Mientras el judío creía que su prójimo eran sólo algunos, también pensaban que sus enemigos eran todos los que no formaban parte de su pueblo, así que a ellos debían aborrecerlos. Encontramos algo contrario en Dt. 23:7.
Los pueblos de Amón y Moab eran descendientes de las hijas de Lot (Gn 19:33-38). Es decir parientes de los israelitas.
Los fariseos integraban los dos mandamientos en uno sólo, limitando el primero y extendiendo a todos el segundo. Enseñaban a amar sólo a los amigos y aborrecer a quien no les resultara simpático, considerándolo como un enemigo. Buscaban el beneficio personal a costa de la Palabra.

II. Carácter consonante a la condición de hijo (44-45)

Algo en que muchos judíos tenían dudas era sobre “¿Quién es mi prójimo? (Lc. 10:29)”. El desconocimiento de esto les llevaría a reaccionar fuertemente con todo lo que ahora les diría. Si ellos creían que su prójimo era sólo aquellos quienes les caían bien, esto que les diría sería algo inconcebible.
Cuando les dice “amad a vuestros enemigos” les está afirmando que su “enemigo” también es su prójimo al que deben amar. Mientras creían que podían vengarse de todos ellos, Jesús les da un camino más complejo a su parecer, amarlos.
Amar a los que hablan mal
La reacción hacia los que hablan mal de nosotros, no debe ser, también, hablar mal de ellos, sino no hablar mal de ellos. Ahí radica la diferencia. La palabra “bendecid” tiene el sentido de “obrar con bondad”. “Pidan la bendición de Dios para aquellos que buscan su maldición con sus dioses”.
Amar a los que aborrecen
Restituir bien
Amar a los que ultrajan
Oración de intercesión
Amar a los que persiguen
Jesús iba más allá con toda esta enseñanza, cuando quiera que fuese necesario uno debía ayudar a su enemigo (Ex. 23:4-5) El objeto del amor del creyente son aquellos a quienes menos se piensa amar.
La condición de Hijo debe ser consonante con el carácter que uno demuestra por medio del amor al prójimo.

III. Diferencia de amores (46-47)

El ejemplo de amor más grande que tenemos siempre es el de Dios. Mientras los hombres solo buscan amar a los que corresponden su amor y a sus más allegados, Dios nos da un ejemplo más grande, que le entrega también de su gracia a los impíos (Lam 3:22-23).
El amor de hombre sólo con los que le corresponden y son sus más cercanos hace de él algo igual a alguien que no tiene a Cristo. Todo nacido de nuevo busca una justicia más agradable a Dios que así mismo.
¿Por qué se habla del saludo? El saludo en el contexto judío era algo muy extenso, generalmente duraba una media hora a lo poco. Es en esos momentos donde se preguntaban cosas del diario vivir para saber cómo es encontraban.

Aplicación (48)

El final de esta sección es bastante clara. Con todo lo que se ha enseñado el hombre de ser perfecto como el Padre es perfecto. Cuando se habla de perfecto no se habla de impecabilidad, sino de madurez. Amar al prójimo y ofrecerle aprecio a todos es cuestión de madurez. Entonces, la pregunta que debemos hacernos es ¿Estoy manifestando una vida que expresa el carácter de Aquel a quien llamo Padre?
Algunos tratan de buscar excusa al amor hacia los hermanos, basándose en que no tienen buena doctrina o no practican las formas aparentemente bíblicas.
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