La Mayordomía: La doctrina olvidada

Seamos Buenos Mayordomos  •  Sermon  •  Submitted
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La importancia de la sana administración de nuestros bienes tanto en el hogar como en la iglesia local.

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La mayoría de los creyentes tiene dificultades cuando se comienza a hablar de mayordomía en la iglesia.

Es probable que el malestar que sentimos en muchos casos lo cristianos cuando se nos habla de la mayordomía en las iglesias se debe a una desatención en la educación bíblica y teológica en cuanto al tema de la administración y la mayordomía. Con lo cual, debemos analizar los dos motivos más probables por los que esto puede estar sucediendo en nuestra iglesia local. El primer de los motivos tiene que ver con la falta moral de los líderes eclesiales. Quienes en muchos casos, hacen mal uso de las finanzas de la iglesia; sacando el mayor provecho ellos y sus allegados. Con el fin de lucrar con el evangelios. A este tipo de ministros no les conviene que la congregación éste informada bíblica y teológicamente en cuanto a este tema. Pero por otro lado, el segundo motivo puede ser que los líderes de la iglesia no vean esto como un tema en el cual profundizar a causa de algunos motivos institucionales. Es decir, el pastor o los predicadores de la congregación no profundizan en el tema por miedo a que la membresia muestre su descontento o deje de participar . Este segundo factor puede llegar a ser más común de lo que muchas veces podemos imaginar.
Por lo tanto, la mayordomía y la administración debe de ser uno de los temas más predicados y estudiados dentro de la iglesia y el hogar cristiano. No solo para obtener los resultados convenientes de la práctica de algunas técnicas de ahorro o de algunos métodos de inversión. Sino que, se debe de predicar de estos temas con el fin de poder expresar la transparencia con la que se esta llevando acabo el trabajo eclesiástico y la misión a la que hemos sido encomendados. Pues, es únicamente a través de la predicación y la enseñanza que estaremos expuestos como congregación con la calidad de nuestro trabajo en estas áreas de la logística eclesial.
Un pastor, hace muchos años, escribió su bosquejo para la predicación del domingo en el boletín que se entregaba a la iglesia cada domingo. En ese bosquejo, el pastor desarrollo tres puntos claves de la predicación de ese fin de semana. El sermón decía: 1) trabaja todo lo que puedas, 2) ahorra todo lo que puedas y 3) Da todo lo que puedas. Poco tiempo antes de que su sermón fuese entregado a los asistentes de ese domingo, los líderes encargados de la educación cristiana y de la predicación se le acercaron para darle la siguiente observación en cuanto a la prédica. Dijeron: Es una excelente predicación, y verdaderamente creemos que algo así nos falta escuchar. Pero creemos que sería mejor se omite el tercer punto.
Así pues y sin importar lo que consideremos que deseamos o necesitamos escuchar en cuanto a nuestras finanzas y a nuestros recursos; dispongamos nuestro corazón para que Dios lleve a cabo su obra en nosotros. Haciendo de nosotros, seres efectivos para llevar a cabo la tarea de administrar al mundo y fructificad en medio de él.
OREMOS…

Dios es el dueño de todo

Mateo 25:14 RVR1960BES:B
Porque el reino de los cielos es como un hombre que yéndose lejos, llamó a sus siervos y les entregó sus bienes.
La primer verdad con la que partimos en la que nos estaremos enfocando es que “Dios es el dueño de todo”. Buscando una interpretación sana en cuanto a esta verdad, para que no se diga que Dios es dueño tanto de lo bueno como de lo malo. Podemos ver, que la materia prima es el recurso que Dios (como dueño) deja en nuestras manos, y que los resultados de nuestra administración y mayordomía son lo que origina tanto lo bueno como lo malo. Las drogas, la violencia y otro tipo de vicios dentro de la sociedad moderna son el resultado de lo que el hombre a mal hecho con los recursos que Dios a puesto en nuestras manos. La educación científica, el avance de la misma ciencia médica y los desarrollos industriales, también nos pueden servir como ejemplo de lo que el hombre ha hecho con lo que Dios ha puesto en nuestras manos. Por lo cual, no podemos decir que lo malo se origina en Dios, o en su defecto, que Él es quien lo provoca. Sino que, lo malo, así como lo bueno, son el resultado de aquello que nosotros mismos hacemos con los recursos que Dios ha dispuesto en nuestras manos.
Sin embargo, es necesario señalar que los que reciben los bienes de Dios, sabiendo que es Él quien los dispone en sus manos son los mismos que son llamados siervos de Dios. Por ello, si usted que asiste a la iglesia y sabe que todo lo que usted tiene es porque Dios lo puso en sus manos, usted puede ser llamado SIERVO DE DIOS. No obstante, también es necesario hacer énfasis en que aun cuando Dios dispone de los bienes en las manos de sus siervos, estos mismos bienes nunca dejan de ser SUYOS. Es aquí donde la administración secular y común en nuestra época contradice a los principios de Dios. Pues la administración secular te enseña a cuidar y administrar tus vienes para el enriquecimiento propio; mientras que la administración cristiana te enseña a cuidar y administrar los bienes que tienes en tu poder, pero pensando que estos mismos bienes desde antes que llegasen a tus manos, le pertenecen a Dios.
Por eso, en cuanto a este punto tenemos que concluir diciendo que Dios fue, es y será siempre el dueño de todo. Aún del aire que respiramos y el cual administramos de manera involuntaria. Esto obliga al cristiano a meditar y a involucrarse en actividades que muchas veces la iglesia no toma en cuenta; tales como: La ecología, la ciencia bio-ambiental, la política y las economía mundial. Incluso en el desarrollo de la educación secular. Pues muchas de estas áreas, tales como la ecología y la política hoy en día se ven muy poco afectados con el pensamiento teológico cristiano; pero, esto se debe a la falta de interés del cristianismo a involucrarse en estos temas. Pero, hoy estamos recordando que aún estos temas son parte de los recursos que Dios ha puesto en manos de sus siervos. Por lo cual, llegará el día en el que nosotros le estaremos rindiendo cuenta a Dios de la forma en la que hemos administrado lo que Él ha dispuesto para que nosotros le sirvamos. Lo que hace fundamental que la iglesia se involucre en estas áreas sociales con el único fin de hacer mejor la tarea de administración y mayordomía a la cual hemos sido llamados.
Es por esto que en estaremos tomando en cuenta la forma en que Dios reparte de sus bienes en medio de su pueblo, y también hablaremos de las formas en las que estos bienes deben de ser utilizados.

Dios nos confió sus bienes a nosotros

Mateo 25:15 NTV
Lo dividió en proporción a las capacidades de cada uno. Al primero le dio cinco bolsas de plata; al segundo, dos bolsas de plata; al último, una bolsa de plata. Luego se fue de viaje.
El contenido de la bolsa de plata mencionada en este pasaje es lo que en otras versiones se conoce como un talento.El talento era lo equivalente a 15,000 dólares americanos de nuestra época. Por lo cual, podemos decir que todo lo que Dios ha hecho en nuestra vida tiene un precio muy alto. Pero, al igual, todo lo que Dios pone bajo nuestra responsabilidad es muy valioso ante Él. Así que cuando nosotros tomemos en poco los recursos que tenemos, y la persona que somos nos es necesario recordad que todo ello es parte de lo que Dios ha dispuesto en nuestro camino hacia el cumplimiento de su voluntad.
Sin duda, es valido que nosotros nos preguntemos el porque. es decir ¿Porqué Dios escogería ha alguien como yo para cuidar de lo suyo? Pero, en mí caso, la pregunta es ¿Porqué siempre debemos cuestionar los motivos de nuestro llamamiento? La cuestión en este pasaje no gira en torno a las personas a quienes se les dio la comisión de administrar los bienes. Puesto que ellos solo tenían que cumplir con la labor que les fuera encomendada. El énfasis de la problemática expuesta en el texto gira en torno a quien dejo la encomienda de administrar lo suyo. Muchas veces al cuestionar a Dios en cuanto a su llamado personal nos lleva a preguntarnos sobre el porque de nuestra elección o el motivo de nuestro llamado ministerial. Pero, eso no es el punto de atención en nuestra vida.
El punto de atención es que “Dios nos ha dado todos los recursos que tenemos para que hagamos un buen uso de ellos”. Es decir, Dios no solo quiere que vayamos y portemos nuestra insignia de ser salvo por Dios, o que vayamos por el mundo presumiendo sobre los talentos y las virtudes que hemos adquirido por experiencia personal. Dios quiere que desarrollemos plenamente el talento que nos ha encomendado.
Así pues, todos los recursos que tenemos los debemos administrar de manera correcta. El tiempo, las fuerzas, los recursos materiales; todos ellos tienen que ser administrados con sabiduría. Con ello, haremos un uso digno y fructífero de los bienes que se nos han encomendado. Con la buena administración de nuestros recursos, también estaremos regresando a nuestro llamado original. Pues todo ser humano fue llamado a administrar de buena manera la tierra Génesis 1:28 “Y los bendijo Dios, y les dijo: Fructificad y multiplicaos; llenad la tierra, y sojuzgadla, y señoread en los peces del mar, en las aves de los cielos, y en todas las bestias que se mueven sobre la tierra.”

Dios nos pedirá cuentas de lo que hacemos con lo suyo

Dios dispone de recursos en las manos de su iglesia con el fin de que andemos por un camino de buenas obras; Efesios 2:10 “Porque somos hechura suya, creados en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales Dios preparó de antemano para que anduviésemos en ellas.” Muchos cristianos nos desviamos cuando Dios dispone de más recursos en nuestras manos. Muchos otros, dejamos de usar esos recursos para el servicio de Dios. Pero, muchos otros nos preguntamos si verdaderamente estamos haciendo lo correcto con lo que Dios nos ha dado. Y para encontrar esa respuesta tenemos que analizar los resultados de nuestras acciones hasta estos momentos de nuestra vida, o en su defecto, tenemos que ver si andamos por buen camino.
Pero, también tenemos que entender que Dios quiere que invirtamos sus recursos de forma correcta. Económicamente hablando, y hablando exclusivamente de nuestros bienes como iglesia local, la falta de inversión nos da como resultado departamentos muertos. Grupos de jóvenes muertos, grupos femeniles o varoniles sin una buena estructura, pastorales sin el compromiso de servir a Dios con un corazón genuino. En el hogar, la falta de inversión concluye en hogares infelices a falta de experiencias en familia (cuando no se invierte en pasar tiempo en el amor de familia). En lo personal, un ser humano que no invierte sus recursos no experimenta nuevas emociones. Es decir, un cristiano que no invierte sus recursos en el Reino no experimenta nuevas etapas de la fe.
En otras palabras, invertir los recursos que Dios ha dispuesto en nuestras manos nos lleva a experimentar los caminos que Dios ha establecido para nuestra vida. Invertir también nos lleva de forma saludable a un desarrollo prospero de nuestras labores ministeriales. Cabe mencionar que no solo los bienes materiales se pueden invertir. pues también nuestro tiempo, nuestras fuerzas se puede invertir. Por lo que tenemos que ver la forma en la que estamos administrando el tiempo para que podamos determinar cuanto nos sobra para invertirlo en nuevas experiencias físicas, espirituales y/o actividades sociales.
Es importante detenernos a pensar en que Dios retribuye justamente a nuestros métodos de inversión de los recursos que Él nos ha dispuesto. Al que género 5 talentos se le dio según el esfuerzo que lo llevó a obtener esos resultados. De igual manera pasó con el que género 2 talentos. Y exactamente igual pasa cuando no hacemos nada con los talentos que Dios ha dispuesto en nuestras manos. Así pues encontramos a muchos cristianos cuestionándose sobre el por qué de su forma de vivir, a otros infelices con la forma en la que están viviendo, y a otros con altos niveles de seminario o de estudios teológicos pero sin hacer nada con los recursos adquiridos.
Si usted es de los que cree que antes estaba más involucrado en la iglesia o que simplemente le servía de mejor manera a nuestro Dios, muy probablemente esté perdiendo los recursos y las oportunidades a causa de la poca inversión. Por otra parte, si usted es de los que cree no estarse involucrando lo suficiente en las labores que Dios le está encomendando; empiece a invertir bien sus talentos, distribuya su tiempo, sus fuerzas y su dinero entre actividades que le lleven a crecer ministerialmente.
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