Capacitación directores de culto
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Un buen director de culto es una persona usada por Dios para llevar a la congregación a la adoración en armonía y buen gusto, presentando sus mejores cualidades para agradar al Señor.
Perfil del director de culto.
Haber aceptado a Jesucristo como Señor y Salvador personal.
Estar bautizado.
Ser miembro activo de nuestra iglesia cumpliendo con el perfil establecido para la membresía.
Demostrar su salvación (ser de buen testimonio)
Participar fielmente en un ministerio.
Participar fielmente en el culto de adoración.
Sostener fiel y constantemente el ministerio de la iglesia local (mostrar fidelidad en la responsabilidad económica a través del diezmo y de las ofrendas)
Estar cursando o cursar el discipulado que se ofrece en la iglesia a través del ministerio de educación cristiana.
12 cualidades de un buen director de culto
El que dirige la adoración deber ser un adorador y cuando está al frente se concentra en lo que dice, en lo que canta o lee, o en lo que las participaciones especiales cantan.
Es humilde.
Es una persona con buen testimonio.
Debe vestirse bien, peinarse bien. 2º Crónicas 5:12–13 “y los levitas cantores, todos los de Asaf, los de Hemán y los de Jedutún, juntamente con sus hijos y sus hermanos, vestidos de lino fino, estaban con címbalos y salterios y arpas al oriente del altar; y con ellos ciento veinte sacerdotes que tocaban trompetas), cuando sonaban, pues, las trompetas, y cantaban todos a una, para alabar y dar gracias a Jehová, y a medida que alzaban la voz con trompetas y címbalos y otros instrumentos de música, y alababan a Jehová, diciendo: Porque él es bueno, porque su misericordia es para siempre; entonces la casa se llenó de una nube, la casa de Jehová.”
Ora por el programa con anticipación.
Planifica la dirección con tiempo. Ensaya, busca y lee las lecturas, hace los cambios para que el programa quede bien.
Coordina bien el programa según el tiempo de que dispone. No le resta tiempo a la predicación.
Demuestra entusiasmo, alegría y una gran fe. No refleja sus problemas personales.
Mira a la congregación.
Habla en voz alta y audible.
Reconoce y estimula a la congregación a adorar a Dios. No
manipula ni regaña.
No se disculpa: por estar nervioso, afónico, por cantar feo, por no prepararse.
Esto le resta autoridad frente a la congregación y hará que algunos se distraigan estando pendientes de su debilidad.
Algunas sugerencias prácticas.
Utilizar una misma versión bíblica junto con la congregación (Reina Valera 1960) Si se desea leer una versión distinta, puede hacerlo al fina de la lectura congregacional resaltando algunos versículo con la versión de su preferencia.
Hacer participar a la congregación (no leer solo y hacer escuchar solamente) Puede llevar a cabo dinámicas de lectura participativa. (Hombres, mujeres, jóvenes, niños, respetando los signos de puntuación)
Con anticipación notificar a los encargados de proyección y multimedia los pasajes bíblicos a leer.
Dar un tiempo prudente para que la mayoría tenga lista su lectura bíblica. (motivar a traer su biblia)
Usar un púlpito.
Se debe respetar el lugar desde dónde se dirige (un lugar visible para todos y que sea adecuado para la transmisión)
Se apartarán unas sillas en la primera fila para los directores.
Al momento de dar la bienvenida, hacerlo con animosidad.
Normas e importancia del director (presidir un Servicio)
Este es un conjunto de recomendaciones que puede servir como guía o referencia para dirigir devocionales o coordinar cultos.
Se constituye en un colaborador y administrador de las cosas de Dios, durante el momento de su servicio espiritual.
Su rol es de suma importancia en el plano espiritual, ya que es el encargado de dirigir al pueblo a la adoración a Dios por medio de las oraciones y participaciones.
1 Así, pues, téngannos los hombres por servidores de Cristo, y administradores de los misterios de Dios.
Es el encargado de guiar a presentar ante Dios la ofrenda personal de cada uno, el sacrificio de alabanzas y/o diezmos, que como cristianos debemos ofrecer a Dios.
15 Así que, ofrezcamos siempre a Dios, por medio de él, sacrificio de alabanza, es decir, fruto de labios que confiesan su nombre.
Tiene el deber ante Dios de hacerlo con excelencia, dando su máximo, para la gloria de Dios y la bendición de si y de todos. Es el primero en honrar la presencia del Señor y dar ejemplo de excelencia en la adoración.
6 El hijo honra al padre, y el siervo a su señor. Si, pues, soy yo padre, ¿dónde está mi honra? y si soy señor, ¿dónde está mi temor? dice Jehová de los ejércitos a vosotros, oh sacerdotes, que menospreciáis mi nombre. Y decís: ¿En qué hemos menospreciado tu nombre?
7 En que ofrecéis sobre mi altar pan inmundo. Y dijisteis: ¿En qué te hemos deshonrado? En que pensáis que la mesa de Jehová es despreciable.
8 Y cuando ofrecéis el animal ciego para el sacrificio, ¿no es malo? Asimismo cuando ofrecéis el cojo o el enfermo, ¿no es malo? Preséntalo, pues, a tu príncipe; ¿acaso se agradará de ti, o le serás acepto? dice Jehová de los ejércitos.
9 Ahora, pues, orad por el favor de Dios, para que tenga piedad de nosotros. Pero ¿cómo podéis agradarle, si hacéis estas cosas? dice Jehová de los ejércitos.
10 ¿Quién también hay de vosotros que cierre las puertas o alumbre mi altar de balde? Yo no tengo complacencia en vosotros, dice Jehová de los ejércitos, ni de vuestra mano aceptaré ofrenda.
11 Porque desde donde el sol nace hasta donde se pone, es grande mi nombre entre las naciones; y en todo lugar se ofrece a mi nombre incienso y ofrenda limpia, porque grande es mi nombre entre las naciones, dice Jehová de los ejércitos.
12 Y vosotros lo habéis profanado cuando decís: Inmunda es la mesa de Jehová, y cuando decís que su alimento es despreciable.
13 Habéis además dicho: ¡Oh, qué fastidio es esto! y me despreciáis, dice Jehová de los ejércitos; y trajisteis lo hurtado, o cojo, o enfermo, y presentasteis ofrenda. ¿Aceptaré yo eso de vuestra mano? dice Jehová.
14 Maldito el que engaña, el que teniendo machos en su rebaño, promete, y sacrifica a Jehová lo dañado. Porque yo soy Gran Rey, dice Jehová de los ejércitos, y mi nombre es temible entre las naciones.
11 Sin embargo, mi nombre es honrado desde la mañana hasta la noche por gente de otras naciones. En todo el mundo ofrecen incienso dulce y ofrendas puras en honor de mi nombre. Pues mi nombre es grande entre las naciones, dice el Señor de los Ejércitos Celestiales.
14 »¡Maldito sea el tramposo que, teniendo un macho aceptable en su rebaño, se lo dedica al Señor y luego le ofrece un animal mutilado! Porque yo soy el gran rey—dice el Señor Todopoderoso—, y temido es mi nombre entre las naciones.
La Presentación del director de culto.
12 Ninguno tenga en poco tu juventud, sino sé ejemplo de los creyentes en palabra, conducta, amor, espíritu, fe y pureza.
La importancia de vestirse bien
2 Y harás vestiduras sagradas a Aarón tu hermano, para honra y hermosura.
40 Y para los hijos de Aarón harás túnicas; también les harás cintos, y les harás tiaras para honra y hermosura.
41 Y con ellos vestirás a Aarón tu hermano, y a sus hijos con él; y los ungirás, y los consagrarás y santificarás, para que sean mis sacerdotes.
42 Y les harás calzoncillos de lino para cubrir su desnudez; serán desde los lomos hasta los muslos.
43 Y estarán sobre Aarón y sobre sus hijos cuando entren en el tabernáculo de reunión, o cuando se acerquen al altar para servir en el santuario, para que no lleven pecado y mueran. Es estatuto perpetuo para él, y para su descendencia después de él.
La consigna es en pocas palabras es reflejar santidad, decencia, pudor, pureza, humildad (nada tiene que ver con pobreza), en la forma de vestirse.
La idea es que aun con nuestra manera de vestir reflejemos las virtudes cristianas y los valores espirituales.
Se nos habla de honra y hermosura, santidad y consagración. Se puede mostrar hermosura sin deshonrarse a sí mismo, sin recurrir a la sensualidad o al erotismo, cosas que solo sirven de tropiezo y de ocasión para el pecado.
El que dirige debe inspirar reverencia hacia Dios.
La importancia de lo físico
12 Todas las cosas me son lícitas, mas no todas convienen; todas las cosas me son lícitas, mas yo no me dejaré dominar de ninguna.
19 ¿O ignoráis que vuestro cuerpo es templo del Espíritu Santo, el cual está en vosotros, el cual tenéis de Dios, y que no sois vuestros?
20 Porque habéis sido comprados por precio; glorificad, pues, a Dios en vuestro cuerpo y en vuestro espíritu, los cuales son de Dios.
Aunque suene obvio, es necesario tener en cuenta tres detalles en este sentido.
El aseo e higiene personal, habla también del estado interior
El cansancio, que puede reflejarse en el rostro y en las actitudes durante el desarrollo del culto.
La manifestación de algún problema en la salud, cosas que pueden servir de estorbo, impedimento o limitar el libre actuar del Espíritu de Dios en y a través de nosotros.
El estado emocional (Santiago 5:13 / Salmo 142: 2,3,7)
13 ¿Está alguno entre vosotros afligido? Haga oración. ¿Está alguno alegre? Cante alabanzas.
2 Delante de él expondré mi queja; Delante de él manifestaré mi angustia.
3 Cuando mi espíritu se angustiaba dentro de mí, tú conociste mi senda. En el camino en que andaba, me escondieron lazo.
7 Saca mi alma de la cárcel, para que alabe tu nombre; Me rodearán los justos, Porque tú me serás propicio.
Es de vital importancia este detalle, ya que del corazón salen las cosas buenas o malas
21 Porque de dentro, del corazón de los hombres, salen los malos pensamientos, los adulterios, las fornicaciones, los homicidios,
Si nuestro corazón está herido, o manchado con sentimientos pecaminosos, tanto el coordinador como la congregación perderán bendiciones espirituales.
Por medio de la oración debemos cuidar nuestro corazón de enojos, tristezas, y preocupaciones.
El estado espiritual (Levítico 21:6,17,23 // 16: 4-6, 11,15)
6 Santos serán a su Dios, y no profanarán el nombre de su Dios, porque las ofrendas encendidas para Jehová y el pan de su Dios ofrecen; por tanto, serán santos.
Es imposible no pecar, todos cometemos, en menor o mayor medida, errores y pecamos. Dios ha provisto los medios para que lidiemos con el pecado, y no permitamos que nos estorbe en nuestro servicio a Dios.
La idea es que seamos sinceros, nos examinemos a nosotros mismos, confesemos y nos limpiemos de todo pecado que impida nuestro servicio al Señor con excelencia.
La idea no es dejar el servicio por causa del pecado, sino dejar el pecado para seguir sirviendo.
Las Actitudes del director de culto
Debe estar siempre predispuesto a servir (Salmo 108:1)
No se trata de ser un motivador, sino de ser un adorador. (Salmo 109:30 // 149:1-6)
No caer en el error de fingir, imitar o simular actitudes ajenas.
Debe ser expresivo, pero también espontáneo y genuino en sus expresiones y actitudes hacia Dios. (Salmo 111:1)
La actitud debe ser de gozo, optimismo y gratitud.
Un director negativo, pesimista, y depresivo, nunca será de bendición para la congregación. (Salmo 100:1-4 / 98:4)
Algunas veces que el ambiente espiritual es denso y pesado, se hace necesario ser sensible y discernir la necesidad y condición de la gente, para ministrar por medio de la oración o de la Palabra de Dios, o de alguna alabanza especial, para romper la barrera espiritual contraria que estorba la comunión y bendición del Señor. (Santiago 5:13 / 1 Corintios 14:15)
No improvisar. Venir preparado (oración, ayuno y comunión previa).
Ser creativo.
No conviene hacer comentarios extensos ni reflexiones largas como predicación. No debe predicar, solo debe dirigir.
Anime y sea prudente en sus palabras.
Nunca ore por sus necesidades o descargue sus angustias en medio del devocional, eso debe hacerlo antes, y dejar todas sus cargas al Señor, antes de dirigir, y no derramar sus cargas a la congregación.
Consultar con el pastor sobre la participación de quienes desean participar en el culto. Si lo autoriza o no.
Respetar los tiempos establecidos o acordados por cada pastor o iglesia.
Este siempre atento a aprender y modificar lo que deba, para que su servicio sea mejor y de gloria al nombre del Señor.
Un buen director de culto es una persona usada por Dios para llevar a la congregación a la adoración en armonía y buen gusto, presentando sus mejores cualidades para agradar al Señor.