QUÉ CUESTA SEGUIR A CRISTO

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Seguirle significa seguir a un Jesús que será humillado, maltratado y crucificado. Jesús no encubrió a sus seguidores las demandas difíciles del discipulado, aun bajo el riesgo de asustarlos, o ahuyentarlos; Él les dice que el precio es alto, que el precio es: Negarse a sí mismo en todo aquello que impida tomar la cruz; tomar la cruz que el Señor nos señale; y con ella seguir a Cristo el tiempo que estemos en esta tierra, conscientes de que andamos a la luz de su Palabra y en obediencia a su voluntad.

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INTRODUCCIÓN

Mateo 16:24 RVR60
24 Entonces Jesús dijo a sus discípulos: Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, y tome su cruz, y sígame.
Niéguese a sí mismo, tome su cruz y sígame. Estos tres requisitos hablan de la decisión radical que implica el seguir a Jesús. Él les recordó a los discípulos lo que debían esperar al seguirlo. Llevaban mucho tiempo desde que se habían comprometido a seguirle, pero parecía que se les había olvidado lo que eso implicaba. Seguirle era lo opuesto a lo que Pedro acababa de hacer; Pedro había reaccionado negativamente ante el anuncio de la muerte de Jesús.
Pero el Señor le enseña una lección muy dolorosa (y a nosotros también): Seguirle significa seguir a un Jesús que será humillado, maltratado y crucificado. Jesús no encubrió a sus seguidores las demandas difíciles del discipulado, aun bajo el riesgo de asustarlos, o ahuyentarlos; Él les dice que el precio es alto, que el precio es: Negarse a sí mismo en todo aquello que impida tomar la cruz; tomar la cruz que el Señor nos señale; y con ella seguir a Cristo el tiempo que estemos en esta tierra, conscientes de que andamos a la luz de su Palabra y en obediencia a su voluntad.
En nuestra vida no existen victorias sin batallas ni éxitos sin esfuerzos. Todo hombre lanzado a grandes conquistas ha expresado el sacrificio que debe realizarse para lograrlas. En la forma expresada por Jesús, no podemos tener victorias sin batallas ni éxitos sin esfuerzos. Es necesario negarse a sí mismo, tomar la Cruz y seguirle a Él.
PROPOCISIÓN. Seguir a Cristo incluye mucho más que halagos y grandezas terrenales. Venir a Jesús conlleva desprecios, sufrimientos y sacrificios (hasta la vida misma), y debemos estar conscientes de ello. Pero también, seguirle vale la pena si recordamos el inmenso valor de nuestras almas y la gloriosa recompensa a quienes están dispuestos a identificarse con El.
Venir a Jesús exige la confesión sincera delante de Dios, la renuncia a ambiciones personales y el vivir conforme a la voluntad de Él.
O. TRANSICIONAL. Seguir a Cristo no es fácil, tiene un precio, y a veces uno muy alto ¿qué cuesta Seguir a Jesús?

I. CUESTA DOBLEGAR LA VOLUNTAD, CUESTA QUERER…Si alguno quiere venir.... Vv.24ª

1. No Debe ser una acción forzada.

a) Por compromiso ante una persona
b) Por amenaza o temor a algo o a alguien

2. Debe ser una acción voluntaria

a) Con convicción en las Escrituras
b) Consciente de que yo no merezco seguir a Jesús, pero Él merece que yo le siga

3. Jesús espera que toda persona razonable querrá seguirle.

II. CUESTA MORIR, CRUCIFICAR AL “YO” …Niéguese a sí mismo. Vv.24b

1. El “Yo” nos inclina a ser egocéntricos, autónomos y auto suficientes.

a) Somos el centro de atención de todos los demás, no solo eso, esperamos serlo.
b) Creemos no necesitar de alguien, las podemos todas y solos.

2. Cuando morimos al “Yo”

a) No seguimos nuestros propios planes ni servimos a nuestros propios intereses,
b) Dependes en todo de Dios.
Gálatas 2:20 NVI
20 He sido crucificado con Cristo, y ya no vivo yo sino que Cristo vive en mí. Lo que ahora vivo en el cuerpo, lo vivo por la fe en el Hijo de Dios, quien me amó y dio su vida por mí.
Gálatas 5:24 NVI
24 Los que son de Cristo Jesús han crucificado la naturaleza pecaminosa, con sus pasiones y deseos.
Gálatas 6:14 NVI
14 En cuanto a mí, jamás se me ocurra jactarme de otra cosa sino de la cruz de nuestro Señor Jesucristo, por quien el mundo ha sido crucificado para mí, y yo para el mundo.
La negación de sí mismo (regeneración) es la palabra escrita sobre la puerta de entrada al reino de Dios. Cada uno tiene que humillarse, renunciar a sus pecados y negarse a sí mismo para poder entrar.

III. ENTERA SANTIFICACIÓN…y tome su cruz. Vv.24c

1. Él tuvo que llevar su cruz, los que lo siguen tienen llevar la propia.

a) Esta cruz no consiste en la resignación para soportar las molestias de la vida,
b) Consiste en asumir la responsabilidad de la decisión que ha tomado.

2. El que viene a Cristo toma voluntariamente esta cruz suya;

a) Es preparada y elegida por Dios, no por nosotros mismos;
b) Es nuestra porque está hecha para nuestros hombros. No para el vecino
c) Esta cruz hemos de tomar y seguir con ella a Cristo.

3. No debemos hacernos la cruz nosotros mismos.

a) Por pesada que parezca, Jesús nos dará la fortaleza para llevarla
Tomar la cruz no quiere decir acarrear cargas y problemas (es la cruz que debo cargar). Tomar la cruz significa identificarse con Cristo en su rechazo, vergüenza, sufrimiento y muerte.‌

IV. UNA DETERMINACIÓN PERSONAL…y sígame. Vv.24d

1. Seguir a Jesús es caminar con él.

El seguimiento fiel a Jesús está lejos de la religión de las cargas sobre los fieles, de las demandas incomprendidas.

2. Es un seguimiento continuamente.

a) Por el resto de la vida.
Pero seguir a Jesús conlleva lucha, desprecios, persecución e incluso muerte, pero es el único camino en el seguimiento fiel a Jesús.

CONCLUSIÓN.

Querido hermano, si su interés principal es salvar esta vida, sacarle lo máximo en deleites, satisfacciones y placeres, terminarás perdiendo todo. Pero si pierde su vida por causa de Jesús, si le dedica todo a él, si sigue su guía y obedece sus mandatos incondicionalmente, llevará en este mundo una vida útil y agradable a Dios y disfrutará todas las bendiciones de la vida eterna en los cielos. Negarse a si mismo y tomar la Cruz, sugieren la conversión y la entera consagración.
Seguir a Jesús da énfasis a lo que tiene que hacer el cristiano durante toda su vida: seguir a Cristo. Quienes hemos decidido seguir a Jesús estamos dispuestos a tener un compromiso personal con Dios.
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