Nuestro compromiso con Dios:

Seamos Buenos Mayordomos  •  Sermon  •  Submitted   •  Presented
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Dios cumple con sus promesas:

Durante el génesis vemos como Dios cumplió con lo que estaba prometiendo a su pueblo o sus siervos.
A Noé: Dios le prometió que no destruiría a la humanidad de nuevo a través de la inundación. Noe se encargo de construir el arca salvar a un remanente que tenía el propósito de dejar de pecar y comenzar a vivir como una comunidad en busqueda de la santidad y la profunda relación con Dios. Pero cuando terminó el arca y pasó el diluvio Noé dejo a los animales, se fue a plantar un viñedo y a producir vino, con el mismo que se emborracho al grado de que su hijo aprovecho la situación para abusar sexualmente de su padre.
A Moisés: Dios le prometio que lo libraría de las manos de faraón mientras que el mismo Moisés tubiese la disposición de liberar al pueblo y conducirlo a la tierra que Dios mismo prometería poco tiempo después. No obstante, vemos en repetidas ocasiones a un Moisés dudoso de su llamado en repetidas ocasiones, e incluso, cuando Moisés se había comprometido a obedecer a Dios en todo, se perdió la oportunidad de entrar a la tierra donde fluye leche y miel.
Mientras que Dios le prometía a Abraham que su decendencía sería mucha, y que Él le supliría con todo lo que fuese necesario. A menudo vemos a Abraham mintiendo y poniendo su confianza en su propio intelecto o en el método antiguo de toma de decisiones.
Aquí tenemos el ejemplo de tres de los muchos siervos de Dios mencionados en los libros de la Biblia. Ha los tres Dios les habia prometido algo que en su caminar con ellos vemos que se los fue cumpliendo. Pero también podemos ver que mientras que Dios se dedicaba al cumplimiento de sus promesas ellos se estaban dedicando a romper con las promesas que le han hecho a Dios. Por ello, no quiero que nos preguntemos si Dios cumple sus promesas; porque la respuesta es muy evidente a través de la argumentación. Por supuesto que Dios cumple sus promesas. Más bien, me gustaría que nos preguntemos si nosotros estamos cumpliendo con lo que le he prometido a Dios.
2 Corintios 9:1–5 NTV
En realidad, no necesito escribirles acerca del ministerio de ofrendar para los creyentes de Jerusalén. Pues sé lo deseosos que están de ayudar, y me estuve jactando en las iglesias de Macedonia de que ustedes, los de Grecia, hace un año estuvieron dispuestos a enviar una ofrenda. De hecho, fue su entusiasmo lo que fomentó que muchos de los creyentes macedonios comenzaran a dar. Les envío a estos hermanos para estar seguro de que ustedes realmente están listos —como les he estado diciendo a ellos— y que ya tienen todo el dinero reunido. No quiero estar equivocado al jactarme de ustedes. Sería vergonzoso para nosotros —ni hablar de la vergüenza que significaría para ustedes— si algunos creyentes macedonios llegaran conmigo, ¡y encontraran que ustedes no están preparados después de todo lo que les hablé de ustedes! Así que pensé que debería enviarles a estos hermanos primero, a fin de estar seguro de que tienen lista la ofrenda que prometieron; pero quiero que sea una ofrenda voluntaria, no una ofrenda dada de mala gana.
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