Sermón del monte: La oración

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Introducción

300 citas para predicadores Oración En La Mañana

Aquellos que más han hecho por Dios en este mundo han estado de rodillas desde muy temprano. El que desperdicia las primeras horas de la mañana, su oportunidad y su frescura, para ocuparse de otras cosas y no de buscar a Dios, hará muy pobres avances tratando de buscarlo durante el resto del día. Si Dios no es lo primero en nuestros pensamientos y esfuerzos por la mañana, ocupará el último lugar en lo que queda del día.

E. M. BOUNDS

Los discípulos del Señor oraban. Los judíos tenían horas establecidas para la oración y esperaban que todos lo hiciesen en los momentos prefijados para ello. Especialmente había tres momentos al día destinados a orar: la mañana, el medio día y el atardecer (Sal 55:17; Dn 6:10; Hch 3:1).
Cita Bíblica: Mateo 6:5-15

I. El modo de orar (5-8)

El modo de orar de los que estaban escuchando a Jesús debía ser diferente a la del grupo de personas que había llamado hipócritas. Diferente a la gente que vivía en aparente piedad, engañando a las gentes.
La hipocresía por querer orar en los lugares más vistos, las calles y las sinagogas. Se dice que aquellos hipócritas pretendían hacer creer que eran tan piadosos que la hora de la oración los había alcanzado lejos de la sinagoga, por tanto, atendiendo al tiempo establecido para orar, se había detenido en una plaza para que no pasase la hora de la oración.
Orar de pie no era la forma de orar como señal de respeto a Dios, sino como el mejor modo para ser vistos de las gentes (Lc 18:13).
La necesidad de orar en privado. Es en lo secreto donde se encuentra la quietud con el Padre. Estas oraciones no son ignoradas por el Señor, sino que las escucha porque no buscan fingir piedad, sino que buscan el favor divino.
La oración secreta es oída por Dios. No es que la oración en sí misma tiene poder, sino que Aquel que la escucha tiene el poder de responder las oraciones (Ro 8:31-32; Ef. 3:20).
El creyente debe tener el canal de oración siempre abierto en su vida. Cualquier impedimento que puede obstaculizar la oración debe ser eliminada de la vida personal (1 P. 3:7). Hay una necesidad de orar individual y colectivamente.
No repeticiones vanas. Los gentiles pensaban que los dioses necesitaban muchas palabras para que comprendieran las necesidades de los hombres. El Señor no necesita abundancia de palabras, sino actitud de corazón. El verbo “repeticiones” expresa a la manera de hablar de un tartamudo, el habla de un bebe, o el balbuceo.
La condenación no estaba en la oración larga, sino en las actitudes de oración. Se trata de orar mucho, no de hablar mucho. Es decir más actitud sincera y menos palabrerío arrogante.

II. El ejemplo de oración (9-13)

¿Es un mandamiento o un modelo de oración? Es un mandamiento y también un modelo de oración. Se enfatiza el modo de orar. Esta oración consta de tres partes: Invocación, seis peticiones y la doxología.
La prioridad tiene que ver con el reconocimiento de quién es Dios. Las peticiones en relación con Dios, luego en relación al hombre.
La oración pasa de un reconocimiento de la majestad de Dios como creador y padre nuestro.
Que su nombre sea hecho santo en todo cuanto se hace.
Que el reino del Señor llegue a nuestras vidas, que nos dejemos gobernar por él.
Que la voluntad del Señor sea hecha tal como ocurre en el cielo.
Que su providencia nunca nos deje, sino que siempre tengamos el pan diario.
Que el que ora debe tener presente su condición personal en contraste con la santidad infinita del Padre celestial.
Que Dios impida al creyente que está sometido a tentaciones, caiga en manos del maligno.

III. La disposición de la oración (14-15)

Después de presentar el modelo de oración, el Señor cierra con la enseñanza sobre el modo de orar con instrucciones sobre la disposición personal de aquel que ora.
Es sumamente doloroso observar que muchos que se consideran buenos creyentes, conocedores de la Palabra, ejemplos para el pueblo de Dios, son en la realidad incapaces de perdonar a otros.
La incapacidad de personar es en ocasiones manifestación de no haberse producido el nuevo nacimiento. Solo es capaz de personar quien ha sido antes personado. El perdón hacia el ofensor nace de la vinculación de vida con Cristo quien perdona totalmente al ofensor (Ro. 5:10; 1 Juan 3:10).

Aplicación

Hay peticiones que el creyente le puede hacer a Dios, pero también hay condiciones para que se reciban las respuestas. Aún más, nuestras oraciones deben tratar principalmente con la exaltación del nombre, el reino y la voluntad del Señor Jesucristo. La oración es sobre todo la adoración que inspira agradecimiento y pureza personal.

Y ahora examinémonos a nosotros mismos, para ver si verdaderamente deseamos tener las cosas que se nos enseña a pedir en la oración del Señor. Es de temer que miles de personas repiten estas palabras a diario como una fórmula, pero nunca se paran a pensar en lo que están diciendo. No les preocupa para nada la “gloria”, el “reino” ni la “voluntad” de Dios; no tienen ninguna noción de dependencia, pecaminosidad, debilidad ni peligro; no tienen amor ni bondad para con sus enemigos; ¡y, sin embargo, siguen repitiendo la oración del Señor! Esto no debería ser así. ¡Ojalá podamos tomar la decisión, con la ayuda de Dios, de aunar siempre nuestro corazón con nuestros labios! Dichoso aquel que en verdad puede llamar “Padre” a Dios, por medio de Jesucristo como Salvador suyo, y puede, por tanto, exclamar un sincero “amén” a todo lo que dice el Padre nuestro.

Mateo 6:16–24

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