Beneficios de la sabiduría
Introduccion
La sabiduría, expresión del buen sentido humano, es asimismo un don de Dios. Implica la reverencia hacia el Señor y la obediencia a Sus mandamientos
La sabiduría es más que conocimiento o inteligencia. Es la capacidad de la mente para entender, y la del corazón para regocijarse con el significado interno, la coherencia, la hermosura y los principios permanentes sobre los cuales se establece la existencia. La sabiduría es la habilidad dada por Dios para tratar inteligentemente con las experiencias variadas de la vida, que resulta en bendición para todos los involucrados.
En esta sección continúa el énfasis del capítulo anterior sobre las bendiciones de la sabiduría. En el capítulo 2 el fruto principal de la sabiduría era la estabilidad moral. Aquí las recompensas primordiales y positivas son la felicidad y la seguridad
sabiduria en No olvidar sus mandamientos
Sabiduria en usar la misericordia y la verdad
El judaísmo tomaba los términos átalas y escríbelas en sentido literal. Se usaban en la cabeza y en la mano filacterias que contenían porciones de las Escrituras
Sabiduria en no confiar en nosotros mismos
La sabiduría humana es inadecuada, pero la sabiduría divina es guía suficiente para la vida. La seguridad es que Dios enderezará (6) nuestras vidas y nos capacitará para alcanzar nuestro destino. Moffatt dice: “El os despejará el camino.” La referencia es a la remoción de los obstáculos al construir una carretera (Is. 40:3; 45:13).
Sabiduria en no dejar de temer a Dios
Se nos insta a no tomarnos demasiado en serio nosotros mismos, sino reverenciar a Dios. El resultado de esa reverencia será medicina a tu cuerpo y refrigerio para tus huesos (8). Un conocimiento de Dios que conduce al bienestar espiritual tiene sus efectos sobre los aspectos psicológicos y físicos de la personalidad humana
Sabiduria en usar correctamente nuestras posesiones
El hombre es, después de todo, un mayordomo y todo lo que tiene pertenece a Dios (Sal. 50). Cuando honra a Dios con una porción de sus ganancias, será bendecido materialmente—serán llenos tus graneros con abundancia (10). Tenemos aquí un principio de mayordomía y no una garantía de riquezas materiales. Podemos confiar en Dios con nuestras ofrendas y para nuestras necesidades materiales (Mt. 6:33). El mayordomo cristiano no debe temer que saldrá perdiendo por dar a Dios (Mal. 3:8–10). Nadie pierde por tener fe o ser obediente. El hombre de Dios no es un mayordomo reacio, sino alegre y responsable
Sabiduria al aceptar la disciplina
En la adversidad o la prosperidad, los hijos de Dios nunca están separados de su amor (Ro. 8:38–39). Entendamos o no cabalmente nuestras disciplinas y reproches, podemos saber que el amor de Dios es nuestro y que nuestras vidas están en sus manos