Sermón del monte: El ayuno bíblico
Introducción
I. Variedad de circunstancias para ayunar
II. El ayuno de los hipócritas (16)
Los días de ayuno, para el judío, eran el lunes y el jueves. Estos también eran los días de mercado, y en todos los pueblos y villorrios, y principalmente en la ciudad de Jerusalén, se congregaban enormes multitudes de personas que venían del campo. Los que ayunaban durante esos días, haciéndolo de manera ostentosa, contaban con más testigos que de costumbre. Allí se juntaban muchos para ver y admirar su piedad. Algunos se encargaban deliberadamente de que los demás no dejaran de darse cuenta de que estaban ayunando. Caminaban por las calles con el cabello deliberadamente despeinado y desordenado, con la ropa sucia y rota. Hasta llegaban al extremo de ponerse polvo blanco en la cara, para acentuar su palidez. Éste no era un acto de humildad; era un acto de orgullo y ostentación espiritual8.
III. El ayuno de los discípulos (17-18)
El objetivo del ayuno es la humillación del corazón; ésa debe ser, por tanto, nuestra principal preocupación. Si somos sinceros y humildes en la práctica de nuestros ayunos y tenemos por testigo de ellos a un Dios omnisciente y por galardón a un Dios todo-suficiente, hallaremos que él «ve en secreto», y nos recompensará. Los ayunos devocionales, practicados correctamente, pronto serán recompensados con un eterno festín11.
Aplicación
Tarde o temprano, el creyente sentirá la necesidad de apartar tiempo para buscar el rostro de Dios; tendrá que tomar decisiones trascendentes para las cuales necesitará conocer la voluntad divina; o se verá envuelto en los enredos del pecado de tal manera que sentirá la obligación de dedicar tiempo a exteriorizar su contrición y buscar limpieza y restauración. Entonces, ayunará.
Entonces dará a entender que el ayuno no es algo que se tenga que practicar de una manera sistemática, como si de una obligación religiosa se tratara, sino una necesidad auténtica y sentida cuyo uso será determinado por las circunstancias, por el estado anímico de los discípulos y por su relación con Dios. Hay momentos en los que el ayuno es apropiado y otros en los que no5.