Apartados
¿Por que nos apartamos?
Jesus se apartaba
No es fácil resistir la atracción de la popularidad; pero, a menudo es lo más sabio—si no lo esencial—dejar la multitud y refugiarse en el lugar privado de oración. Cuando regresemos a la multitud, nos encontraremos mucho mejor capacitados para ministrarla después de nuestro retiro de oración. Aquí, como siempre, Jesús nos da un ejemplo maravilloso. Sólo Lucas recuerda este incidente.
No se sabe exactamente si el hombre calló o no, lo que Lucas sí remarca una vez más es que la palabra (no fama) de Jesús, se extendía cada vez más (v. 15), y las multitudes se agolpaban para oír, pero sobre todo para ser sanadas de sus enfermedades. Jesús estaba siendo asediado por la expectativa y necesidad de la muchedumbre. A Jesús nunca le agradó el populismo. No era su meta ser un sanador vanagloriado. Por ello hacía esfuerzos para apartarse a lugares desiertos, para poder orar (v. 16), y buscar el balance y equilibrio entre su real misión y la demanda desesperada de la gente necesitada. No hay duda de que esta vida de oración impactó mucho a sus discípulos (comp. Luc. 11:1). La oración es un reconocimiento factual de nuestra dependencia absoluta de Dios en todo; la carencia de oración es una declaración de independencia de la soberanía de Dios.