Devocional de hoy

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28 de marzo

Isaías 53:4 RVR60
4 Ciertamente llevó él nuestras enfermedades, y sufrió nuestros dolores; y nosotros le tuvimos por azotado, por herido de Dios y abatido.
Nuestra opinión cuenta cuando se trata de Jesús.
Ella refleja cuanta comprensión tenemos acerca de su persona y su ministerio terrenal y celestial. Que hizo por mi mientras estuvo en medio de los hombres y que hace ahora en su posición que ocupa en la corte celestial.
Mi opinión acerca de Jesús puede estar formada por lo que puedo captar bajo mi propio análisis de lo que sucede a mi alrededor, lo que mis ojos ven y mis oídos han escuchado.
Isaías reconoce ese tipo de opinión limitada que tendrían algunos al ver al Mesías sufriendo por su propios errores, golpeado por sus extremistas posiciones y derrotado por sus mismas debilidades.
¿Tú opinión de Jesús sobre que esta basada? Tu propia experiencia de vida que te ha enseñado a ver la existencia de cierta manera. Tu formación intelectual, moral, o espiritual que te ha llevado a crear tus propios paradigmas de pensamiento que aplicas a tu vida moral, religiosa o social.
La expresión ciertamente, no deja lugar a que opinemos sobre un Jesús ocupado en sus propias necesidades en su propia aflicción. Su causa de sufrimiento fuimos nosotros, la causa de su dolor fue nuestro dolor que el quiso llevar sobre si.
La Palabra de Dios nos enseña que nuestra opinión de Jesús debe estar moldeada por la revelación que hemos recibido, de que, lo que él paso fue a causa de que fuésemos libres de todo aquello que el pecado ha producido en nosotros: Enfermedad, dolor y muerte.
La certeza de que Jesús es poderoso para levantarme de la enfermedad y comprender como mi dolor puede ser consolado llega cuando puedo creer que lo que hizo en la cruz, lo hizo por mi.
Estoy seguro que mi fe no pierde sentido cuando lo que veo y escucho me quiere hacer pensar que lo que Jesús hizo no funciona en mi vida, que mi dolor no puede consolado por él y mi enfermedad es un condición de la cual no puedo ser libertado.
Voy a confesar que Jesús es mi sanador, que en medio de mi dolor la unción de su Espíritu me trae alivio.
Oremos,
Padre, tu Palabra me da la certeza de que lo que creo es una verdad absoluta, que todo lo que Jesús hizo fue para manifestarse como mi único y verdadero redentor y salvador.
Gracias porque lo que fue predicho acerca de Jesús, lo que el hizo en su ministerio terrenal y lo que el hace por mi cada día con su poder reafirma mi confianza que el tiene la respuesta en mi enfermedad y dolor.
En este tiempo de enfermedad y dolor elevo mi oración a ti para que te sigas revelando a mi vida cual es tu voluntad cuando estoy en aflicción y prueba.
Ese dolor y enfermedad esta tocando a la puerta de muchos hogares, toca Señor a la puerta del corazón de aquellos que desfallecen, de los que están perdiendo la batalla con la enfermedad y muerte, trae sanidad y alivio a esos corazones este día. Sana sus cuerpos en el nombre de Jesús. Amén.
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