Un llamado a seguir a Cristo.

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Introducción:

¿Qué es seguir a Cristo?
El entendimiento que nosotros tengamos de seguir a Cristo afectará nuestra forma de vivir. Afectará nuestra relación con el Señor, con nuestros hermanos y con nuestro prójimo.
Para algunos el seguir a Cristo se trata solo de asegurar su salvación. Para este tipo de personas realmente Jesús no es importante, y no desean que su vida cambien, lo único que quieren es evitar el castigo de Dios.
Para otros seguir a Cristo se trata solo de confiar en él para sus problemas o que él les bendiga en lo que emprenden. Estas personas, al igual que las anteriores están centradas en si mismos y no en el Señor.
En cada uno de estos casos es evidente que para ellos Cristo realmente no es importante.
Esto es muy distinto a lo que el evangelio verdaderamente nos enseña.

Desarrollo:

I. Primeramente quiero leerles acerca de lo que significó el llamado para las personas que siguieron a Cristo en los evangelios:

Mateo 4.18-22 “18 Andando Jesús junto al mar de Galilea, vio a dos hermanos, Simón, llamado Pedro, y Andrés su hermano, echando una red al mar, porque eran pescadores. 19 Y les dijo*: «Vengan en pos de Mí, y Yo los haré pescadores de hombres». 20 Entonces ellos, dejando al instante las redes, lo siguieron. 21 Y pasando de allí, Jesús vio a otros dos hermanos, Jacobo, hijo de Zebedeo, y Juan su hermano, en la barca con su padre Zebedeo, remendando sus redes, y los llamó. 22 Y ellos, dejando al instante la barca y a su padre, lo siguieron.”
Lucas 5.27-28 “27 Después de esto, Jesús salió y se fijó en un recaudador de impuestos llamado Leví, sentado en la oficina de los tributos, y le dijo: «Sígueme». 28 Y él, dejándolo todo, se levantó y lo seguía.”
Acerca del hombre que fue liberado por el Señor de una legión de demonios dice la Escritura: Lucas 8.38-39 “38 Pero el hombre de quien habían salido los demonios le rogaba que le permitiera estar con Él; pero Jesús lo despidió, diciendo: 39 «Vuelve a tu casa, y cuenta cuán grandes cosas Dios ha hecho por ti». Y él se fue, proclamando por toda la ciudad cuán grandes cosas Jesús había hecho por él.”
La Palabra dice acerca de la mujer Samaritana después que el Señor le liberó: Juan 4.25-26 “25 La mujer le dijo*: «Sé que el Mesías viene (el que es llamado Cristo); cuando Él venga nos declarará todo» 26 Jesús le dijo*: «Yo soy, el que habla contigo».”; Juan 4.28-29 “28 Entonces la mujer dejó su cántaro, fue a la ciudad y dijo* a los hombres: 29 «Vengan, vean a un hombre que me ha dicho todo lo que yo he hecho. ¿No será este el Cristo?»”; Juan 4.39-42 “39 Y de aquella ciudad, muchos de los samaritanos creyeron en Él por la palabra de la mujer que daba testimonio, diciendo: «Él me dijo todo lo que yo he hecho» 40 De modo que cuando los samaritanos vinieron, rogaban a Jesús que se quedara con ellos; y Él se quedó allí dos días. 41 Muchos más creyeron por Su palabra, 42 y decían a la mujer: «Ya no creemos por lo que tú has dicho, porque nosotros mismos le hemos oído, y sabemos que Este es en verdad el Salvador del mundo»”
En el libro de los hechos vemos el ejemplo del Carcelero de Filipos, quien tenía arrestado a Pablo y Silas por predicar. Después de que hubo un terremoto el se acerca a los apóstoles y les dice: Hechos 16.29-34 “29 Entonces él pidió luz y se precipitó adentro, y temblando, se postró ante Pablo y Silas, 30 y después de sacarlos, dijo: «Señores, ¿qué debo hacer para ser salvo?». 31 Ellos respondieron: «Cree en el Señor Jesús, y serás salvo, tú y toda tu casa». 32 Y le hablaron la palabra del Señor a él y a todos los que estaban en su casa. 33 El carcelero los tomó en aquella misma hora de la noche y les lavó las heridas, y enseguida fue bautizado con todos los suyos. 34 Llevándolos a su hogar, les dio de comer, y se regocijó grandemente por haber creído en Dios con todos los suyos.”
Y así podemos ver muchos ejemplos más y todos estos ejemplos dos dicen una gran verdad: “Estas personas entendieron que Cristo era lo mas importante en sus vidas de modo que dejaron todo de lado para seguirle a él”.

II. Ahora quiero que veamos lo que el mismo Señor nos enseña acerca de seguirle:

Mateo 16:21–28 (NBLA)
21 Desde entonces Jesucristo comenzó a declarar a Sus discípulos que debía ir a Jerusalén y sufrir muchas cosas de parte de los ancianos, de los principales sacerdotes y de los escribas, y ser muerto, y resucitar al tercer día. 22 Tomando aparte a Jesús, Pedro lo reprendió: «¡No lo permita Dios, Señor! Eso nunca te acontecerá» 23 Pero volviéndose Él, dijo a Pedro: «¡Quítate de delante de Mí, Satanás! Me eres piedra de tropiezo; porque no estás pensando en las cosas de Dios, sino en las de los hombres». 24 Entonces Jesús dijo a Sus discípulos: «Si alguien quiere venir en pos de Mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz y que Me siga. 25 »Porque el que quiera salvar su vida, la perderá; pero el que pierda su vida por causa de Mí, la hallará. 26 »Pues ¿qué provecho obtendrá un hombre si gana el mundo entero, pero pierde su alma? O ¿qué dará un hombre a cambio de su alma? 27 »Porque el Hijo del Hombre ha de venir en la gloria de Su Padre con Sus ángeles, y entonces recompensará a cada uno según su conducta. 28 »En verdad les digo que hay algunos de los que están aquí que no probarán la muerte hasta que vean al Hijo del Hombre venir en Su reino».
De lo que leímos yo quiero resaltar las palabras del Señor del v.24: Entonces Jesús dijo a Sus discípulos: «Si alguien quiere venir en pos de Mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz y que Me siga.
Vemos aquí dos aspectos de lo que significa seguir a Cristo, dos cosas que él quiere de los que dicen creer en él: 1. Negarse a sí mismo y 2. Tomar su cruz.

1. Negarse a sí mismo.

Mateo 16.24 «Si alguien quiere venir en pos de Mí, niéguese a sí mismo...
Esto quiere decir que cuando entendemos lo que Cristo ha hecho por nosotros ya no importa nuestra vida, si no que ahora importa vivir para él.
2 Corintios 5.14-15 “14 Pues el amor de Cristo nos apremia, habiendo llegado a esta conclusión: que Uno murió por todos, y por consiguiente, todos murieron. 15 Y por todos murió, para que los que viven, ya no vivan para sí, sino para Aquel que murió y resucitó por ellos.”
Pero también implica negarse a si mismo para servir a los demás:
Romanos 15.1-3 “1 Así que, nosotros los que somos fuertes, debemos sobrellevar las flaquezas de los débiles y no agradarnos a nosotros mismos. 2 Cada uno de nosotros agrade a su prójimo en lo que es bueno para su edificación. 3 Pues ni aun Cristo se agradó a Él mismo; antes bien, como está escrito: «Los insultos de los que te injuriaban cayeron sobre Mí».”

2. Tomar su cruz.

Mateo 16.24 «Si alguien quiere venir en pos de Mí... tome su cruz y que Me siga.”
Filipenses 1.21 “21 Pues para mí, el vivir es Cristo y el morir es ganancia.”

Conclusión:

No hemos sido llamados a vivir para nosotros mismos, hemos sido llamados para una vida de negación de sí mismo para encontrar el deleite en vivir para Cristo y servir a nuestros hermanos.
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