Los Tres regalos que Dios nos ha dado:
INTRODUCCIÓN: México es un país de grandes contrastes y múltiples bellezas. Sinceramente creo que el eslogan que lo identifica le queda bien: “Como México no hay dos”. Tuve el privilegio de residir en el país azteca por varios meses, una de las festividades que más llamó mi atención es que la celebración del Día de Reyes compite hasta con la Navidad.
Sus roscas son muy conocidas y los niños, particularmente en la capital, reciben sus regalos el 6 de enero en lugar de la nochebuena. Esta tradición no se quedó en México, los capitalinos la han traído con ellos para celebrarla en esta ciudad.
La historia de los Tres Sabios, aún sus nombres aportados por la tradición, es conocida desde nuestra niñez. También sabemos que ellos viajaron de tierras lejanas para rendir tributo y llevar regalos al Niño Jesús, a quien llamaron “Rey de los Judíos”, obsequiando oro, por su realeza; incienso, por su divinidad y mirra, por el sufrimiento que tendría para salvar a la humanidad del pecado y la muerte.
En esta ocasión, no voy a hablarle de los sabios que visitaron Belén para honrar a Jesús, pero si me voy a referir a tres regalos, tres regalos que nos ha dado Dios, por medio de Cristo y que nos motivan a mostrar nuestra gratitud y alegría por lo que ha hecho Dios por nosotros.
La carta que San Pablo escribe a la iglesia de Efeso, menciona claramente Los Tres Regalos que Dios nos ha dado: Por gracia hemos sido escogidos, predestinados y llamados para la vida eterna.
1. EL PRIMER REGALO: NOS ESCOGIÓ Y BENDIJO PARA SANTIDAD
Efesios 1: 3 Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, quien nos ha bendecido en Cristo con toda bendición espiritual en los lugares celestiales. 4 Asimismo, nos escogió en él desde antes de la fundación del mundo, para que fuésemos santos y sin mancha delante de él.
Estos versículos son una clara alabanza y gratitud al Padre celestial, la motivación de San Pablo al ser inspirado divinamente a escribirla, pienso que viene dada por las noticias que recibió sobre la firmeza en la fe de los hermanos de Efeso: 15…habiendo oído de la fe que tienen en el Señor Jesús y de su amor para con todos los santos.
San Pablo, lleno de alegría les comunica, de parte del Señor, todas las cosas maravillosas que, por medio de Jesús, recibieron ellos y nosotros por pura gracia.
Leí la historia de un hombre, quien aprendió a leer y escribir cuando era adulto. Él se propuso como meta que el primer libro que leería sería la Biblia. “Deseo saber”, le comentó a su esposa, “lo que dice ese libro, tan comentado”. Mientras el tiempo transcurría, junto a la lectura, el rostro de aquel hombre se tronaba triste, casi sombrío, llegó a decirle a su esposa “Estamos perdidos, condenados, solo hacemos lo malo, lo que Dios prohíbe. Nos espera el tormento en el infierno”. Pero un día, todo cambió, el hombre estaba feliz, sonreído, de su rostro que reflejaba amargura no quedaba nada. Fue entonces cuando entusiasmado llegó a su esposa y, con lágrimas en los ojos, le dijo: “Amor, tengo que darte muy buenas noticias. Mis ojos han sido abiertos. Es verdad todos pecamos contra Dios, pero en Jesucristo, solo en Jesucristo, como regalo de Dios, un regalo preparado antes de que todo el mundo fuera creado, tenemos el perdón y la salvación”.
Este hombre había encontrado la verdad en la Palabra de Dios, una certeza sin posibilidad de error. Dios nos escogió para salvación, no solo a los hermanos de Efeso, sino que todos los creyentes hemos sido bendecidos en Cristo con toda bendición espiritual en los lugares celestiales.
Esta selección divina tiene un propósito, además de la salvación: para que fuésemos santos y sin mancha delante de él.
No fuimos escogidos por ser santos, perfectos o libres de pecado. Sino para que, por medio de Cristo, como una muestra de la misericordia de Dios, ser lavados, limpiados, santificados y con la santidad que Dios nos da, poder ver al Señor en toda su gloria cuando entremos al gozo eterno de su presencia.
Todo viene del Padre, como su regalo para nosotros y, al saberlo, no tenemos otra forma de ,mostrar nuestra gratitud, sino repetir con San Pablo: 3 Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, quien nos ha bendecido en Cristo con toda bendición espiritual en los lugares celestiales.
2. EL SEGUNDO REGALO: NOS PREDESTINÓ PARA SER SUS HIJOS.
Efesios 1: 5 En amor nos predestinó por medio de Jesucristo para adopción como hijos suyos, según el beneplácito de su voluntad, 6 para la alabanza de la gloria de su gracia, que nos dio gratuitamente en el Amado.
¿Qué motivó a Dios a darnos este regalo?
Hay tres palabras que nos dan la respuesta, pero que se funda en una: 1. Dios quiso hacerlo: según el beneplácito de su voluntad. 2. Dios, inexplicablemente para nosotros, deseaba nuestra alabanza, es decir, para que nosotros reconociéramos que somos salvos para la alabanza de la gloria de su gracia. 3. Esta salvación está conectada a Cristo, dada gratuitamente en el Amado. Estos tres elementos, como mencioné se funda en una sola oración que lo reúne todo: 5 En amor nos predestinó por medio de Jesucristo para adopción como hijos suyos.
Fuimos elegidos antes de la fundación del mundo para ser santos y sin mancha. Pero no lo éramos. Fuimos predestinados para ser adoptados como hijos de Dios, pero tampoco lo éramos. El amor de Dios entró en acción, entonces nos predestinó en Cristo, cuya vida perfecta, sin pecado, tomó nuestros pecados y los lavó con su sangre. Por medio de Jesucristo, fuimos elegidos para santidad; por medio de Cristo, fuimos predestinados para ser adoptados hijos de Dios.
Por eso la Navidad para nosotros es más que una fiesta o una cena. Nos lleva al pesebre, en el que nació el Salvador, allí se humilló, se hizo hombre, desde allí comenzó a crecer y, llegado el día dispuesto por Dios, ofrecer su vida para darnos gratuitamente un espacio en los lugares celestiales a su lado, al lado de nuestro Padre Dios.
Ya sabemos que fuimos elegidos y predestinados por Dios en conexión con la obra de Cristo, pero mientras llegue el día de ese maravillo encuentro ¿Qué hacemos?
1. Continuar alabando a 3 … Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, quien nos ha bendecido en Cristo.
2. Lo segundo es 16 … no cesar de dar gracias por (nuestros) hermanos, recordándoles en (nuestras) oraciones.
Dios no nos dice que critiquemos a los hermanos, ni practiquemos el chisme contra ellos porque no son “perfectos ni sin manchas como nosotros”. La verdad es que sin Cristo somos sucios y pecadores, con Cristo es que hemos sido vestidos del nuevo hombre. Dios nos manda a que debemos orar, sin descanso, que debemos dar gracias, porque tanto ellos como nosotros, hemos sido escogidos y predestinados por Dios para ser sus hijos.
3. EL TERCER REGALO: NOS LLAMÓ PARA DARNOS VIDA ETERNA.
Ya hemos dicho que debemos orara por nuestros hermanos en la fe, pero Dios, a través de la escritura paulina, nos da un modelo para interceder los unos por los otros:
Efesios 1: 17 Pido que el Dios de nuestro Señor Jesucristo, el Padre de gloria, les dé Espíritu de sabiduría y de revelación en el pleno conocimiento de él.
La verdadera sabiduría, dice la Biblia, “Es el temor al Señor” y esta sabiduría auténtica no procede de la academia del mundo, viene mediante la revelación que Dios nos da en su Palabra, eso es lo que nos hace conocer plenamente a Jesucristo y, conociendo a Jesucristo somos salvos.
De esta manera oró San Pablo por los efesios, imitemos esta oración y comencemos a hacerlo los unos por los otros, habemos como Dios y digamos: Deseo de todo corazón que cada uno de tus hijos tenga la llenura del Espíritu Santo. Suplico que cada hermano y hermana en la fe reciba por la Palabra la sabiduría que viene del cielo. Oro para que tu cada día les muestres tu buena voluntad agradable y prefecta. Imploro para que todos crezcamos en el conocimiento de ti, oh Dios y de Jesucristo a quien tú enviaste para salvarnos.
La lectura de la Palabra en oración nos llevará a pedirle al Padre que: 18 habiendo sido iluminados los ojos de su entendimiento, para que conozcan cuál es la esperanza a que les ha llamado, cuáles las riquezas de la gloria de su herencia en los santos.
Hermanos, Dios nos ha regalado la vida eterna, esta vida está en Cristo. Esta es nuestra esperanza, no la incierta de la que presume el mundo, sino la seguridad de que Dios nos ha llamado para que recibamos la gloriosa herencia que nos corresponde como hijos santos de Dios. Esto es la garantía divina de que tenemos la vida eterna y que todo lo que está revelado en la Sagrada Escritura, se hizo para que sepamos que tenemos vida eterna en Jesucristo.
CONCLUSIÓN:
Hemos sido elegidos por Dios para ser santos y sin manchas. Hemos sido predestinados en Cristo para ser adoptados como hijos amados de Dios. Hemos sido iluminados por Dios para que sepamos que tenemos vida eterna. Tres maravillosos regalos, los cuales hemos recibido 6 para la alabanza de la gloria de su gracia, que nos dio gratuitamente en (Cristo).
En días pasados, desde Venezuela, me ha comunicado el fallecimiento de varios pastores, amigos por muchos años: Los pastores Asdrúbal Ríos, Enrique Montoya, Renato Rivero y Luis Inciarte partieron con el Señor. No puedo negar que me dio tristeza cada noticia, pero puedo decirles que oro por sus familiares, porque sé que cada uno de ellos, como cada creyente que muere físicamente, recibe en Cristo las riquezas de la gloria de su herencia como santos hijos de Dios. No fueron los Tres Magos quienes nos trajeron estos regalos de salvación, fue el Espíritu Santo, quien me llevó a creer esta verdad y vivir confiado en que todas las promesas del Señor Jesús son el apoyo poderoso para seguir adelante. Amén.