Devocionales para crecer en fe

La falsedad cae por su peso

1Ts 2:3 Porque nuestra exhortación no procedió de error ni de impureza, ni fue por engaño, 1Ts 2:4 sino que según fuimos aprobados por Dios para que se nos confiase el evangelio, así hablamos; no como para agradar a los hombres, sino a Dios, que prueba nuestros corazones.

Hace unos días fui invitado a una campaña que se celebrará próximamente en nuestro pueblo. Como suelo hacer, me fui a buscar información del predicador invitado y mi gran tristeza fue descubrir que este hombre, es una predicador del tipo de los muchos que hoy abundan, que no respectan el texto Bíblico, ni se someten a la Palabra, que no se centran en Jesucristo sino en manipular las emociones y los deseos pecaminosos de las personas, que suelen usar la Biblia como muleta y de manera casi descarada manipulan a las almas incautas que se dejan arrastrar por el error y por las estratagemas del diablo. Bastó solo escuchar este mensaje unos minutos para darme cuenta de que había desperdiciado un valioso tiempo de mi vida, escuché un mensaje cargado de emocionalismo, sugetivismo, manipulación y todo tipo de distorsión de la Palabra del Señor. Que tristeza saber que multitudes correrán este fin de semana a escuchar a este falso profeta y seducidos por su elocuencia y capacidad de oratoria, caerán de rodillas ante el dios de materialismo y de la codicia.‌

Por otro lado, Dios estará hablando a su pueblo en un barrio humilde de la ciudad. En un rincón apartado del centro y de su bullicio, habrá una iglesia ordinaria y común presentando en los labios de un pastor sin fama y que nadie conoce, el Evangelio de Jesucristo. Posiblemente allí Dios decida hacer algún milagro visible maravilloso o tal vez decida no hacerlo, no lo sabemos, Dios es capaz de hacer todo cuanto Él quiere, cuando Él quiere y como Él quiere, pero de algo si estamos seguros, el milagro mas grande que pueda ocurrir el Señor lo estará llevando a cabo: “El Evangelio será predicado por hombres sencillos y Dios hará una obra gloriosa por medio de el”. EL milagro mas grande y glorioso, conforme a su voluntad, estará ocurriendo: “la salvación de un pecador por medio de la fe en Jesucristo”. Seguramente no habrá elogios al predicador, probablemente algunos hasta se molesten con él y le den la espalda, pero otros, Dios los traerá arrepentidos a sus pies y serán salvos de la condenación del infierno. Al final, no habrá gualda espaldas ni carros de lujos, no habrá recolectas de grandes ofrendas de joyas ni alhajas, no habrá gloria para el hombre en ningún sentido, pero el nombre de Dios será seguramente exaltado sobre todo nombre y toda la gloria será, al úrico que la merece, a nuestro gran Salvador, nuestro Señor Jesucristo.