La voz de Cristo en la cruz del calvario.
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17 Y él, cargando su cruz, salió al lugar llamado de la Calavera, y en hebreo, Gólgota;
18 y allí le crucificaron, y con él a otros dos, uno a cada lado, y Jesús en medio.
19 Escribió también Pilato un título, que puso sobre la cruz, el cual decía: JESÚS NAZARENO, REY DE LOS JUDÍOS.
Las últimas palabras de personas que están muriendo.
· “Alguien tendrá que matar a mi abogado” George Harris
· “Vosotros no habéis prestado atención a todo lo que yo he dicho durante los últimos 22 años. ¿Por qué vais a prestar atención a lo que tengo que decir ahora?” Richard Wade Cooey II,
· “No estamos aquí para celebrar un evento social. Estamos aquí para contemplar un asesinato” David Wayne Woodruff,
· “Morir es nada, cuando por la patria se muere.” José María Morelos y Pavón.
· “Padre en tus manos encomiendo mi espíritu.” Jesucristo.
Todo se ha vuelto tradición.
Todo se ha vuelto espectáculo.
Todo se ha vuelo superficial.
Jesucristo dio si vida para perdonar nuestros pecados, para ofrecer arrepentimiento y para darnos salvación; no para un remordimiento momentáneo.
Cristo muestra su amor hasta el último segundo.
Durante toda su vida nos mostró el ejemplo de cómo debemos vivir.
La cruz fue el final de su propósito de hacerse como nosotros para darnos salvación.
1.- Perdonar. Padre perdónalos porque no saben lo que hacen. (Lucas 23:34
Jesús dijo muchas cosas maravillosas, pero tal vez ninguna tanto como: «¡Padre, perdónalos, que no saben lo que están haciendo!»
34 Y Jesús decía: Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen. Y repartieron entre sí sus vestidos, echando suertes.
El perdón cristiano es algo extraordinario.
Cuando estaban matando a pedradas a Esteban, él oraba: «Señor, no les tomes en cuenta este pecado» Hechos 7:60
No hay nada más extraño ni más precioso que el perdón cristiano.
Resentimiento en vez de perdón.
Cuando el resentimiento amenaza con inundarnos el corazón de amargura, escuchemos otra vez al Señor pidiendo el perdón de los que le estaban crucificando, y a su siervo Pablo diciéndoles a sus amigos:
«Mostraos comprensivos, compasivos con los demás, dispuestos siempre a perdonar a los que os hayan ofendido, de la manera que Dios nos ha perdonado mucho más a nosotros por medio de Jesucristo» Efesios 4:32
32 Antes sed benignos unos con otros, misericordiosos, perdonándoos unos a otros, como Dios también os perdonó a vosotros en Cristo.
EL ESPÍRITU DE PERDÓN
Luis XII, rey de Francia, tenía muchos enemigos antes de ascender al trono. Cuando fue hecho rey mandó que se formara una lista de sus perseguidores y marcó en frente de cada nombre una gran cruz negra. Cuando se supo esto huyeron sus enemigos porque creyeron que aquello era una señal de que deseaba castigarlos; pero el rey sabiendo de sus temores, mandó que los llamaran asegurándoles el perdón, y dijo que había puesto una cruz junto a cada nombre para acordarse de la cruz de Cristo y esforzarse en seguir el ejemplo de Aquel que oró por sus asesinos exclamando: “Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen”.
Dios pone la cruz en un lado y sobre los pecados de los creyentes arrepentidos y los perdona.
Marco Aurelio, el gran emperador romano estoico, solía decirse todas las mañanas: " Hoy te vas a encontrar con toda clase de gente desagradable: te harán daño, te injuriarán, te insultarán...; pero tú no puedes hacerles lo mismo, tú sabes más, tú eres un hombre en quien mora el Espíritu de Dios.»
Otros puede que tengan el corazón lleno de resentimiento, y otros pecarán por ignorancia; pero nosotros sabemos más. Somos hombres y mujeres de Cristo, y debemos perdonar como Él perdonó.
2.- Salvar. De cierto te digo que hoy estarás conmigo en el paraíso. (Lucas 23:43
43 Entonces Jesús le dijo: De cierto te digo que hoy estarás conmigo en el paraíso.
Dimas y Gestas... no se crea…
El ladrón cree en un salvador crucificado.
El ladrón está pensando en la eternidad, no en lo material como el otro amigo.
¿Por qué sigue a Jesús? Por temor… por interés… por conveniencia…
Fue más que la inmortalidad lo que Jesús le prometió al ladrón arrepentido: le prometió el honor de gozar de su compañía en el jardín de la corte celestial.
Debe ser en anhelo de todo creyente…
- nunca es tarde para reconocer a Jesús como nuestro Rey y Salvador
- mientras late el corazón, sigue en pie la invitación.
- mientras hay vida, hay esperanza
«Sabemos de un caso de alguien que se convirtió a las puertas de la muerte, para que nadie se desespere; pero es un solo caso, para que nadie se confíe.»
EL RELOJERO
Si tengo un reloj que no marca bien la hora, lo llevo al relojero, en cuyo caso desarma, encuentra la falta y la remedia, siendo el reloj completamente pasivo. Cualquier otra clase de máquina se repara de la misma manera.
El creador respeta la mente, capaz de pensar; el corazón, capaz de amar; la conciencia, capaz de juzgar; la voluntad, capaz de escoger. Por lo tanto nos presenta la salvación como algo que se puede escoger y aceptar: no la puedes ganar, o conseguir por tu esfuerzo; pero la puedes tomar por fe; y nunca será tuya si no la tomas así.
3.- Encargar. Mujer he aquí tu hijo… he aquí tu madre. (Juan 19:26-27
26 Cuando vio Jesús a su madre, y al discípulo a quien él amaba, que estaba presente, dijo a su madre: Mujer, he ahí tu hijo.
27 Después dijo al discípulo: He ahí tu madre. Y desde aquella hora el discípulo la recibió en su casa.
Juan menciona la presencia de cuatro mujeres, pero sólo un discípulo, cerca de la cruz.
La hermana de su madre, es decir, de la madre de Jesús, sería Salomé (ver Mar. 15:40).
Se entiende que Salomé era la esposa de Zebedeo y la madre de Santiago y Juan (ver Mat. 27:56 con Mar. 15:40, 41; 16:1).
En Mateo 20.20 encontramos que la madre de Santiago y Juan se acercan a Jesús a hacerle una petición egoísta
Esta relación explicaría por qué se refiere a ella aquí sencillamente como La hermana de su madre.
El autor del Evangelio omite su propio nombre y el de su madre por la misma razón.
Si este análisis es correcto, la madre de Jesús sería la tía de Juan el apóstol y Jesús sería su primo hermano.
Hay algo infinitamente conmovedor en el hecho de que Jesús, en la agonía de la Cruz, cuando la Salvación del mundo estaba en juego y dependía exclusivamente de Él, considerara la soledad en que quedaría Su Madre en los días por venir.
Él nunca olvidó los deberes que Le concernían y que estaba en Su mano cumplir.
Era el Hijo primogénito de María; y, aun en el momento de Su batalla cósmica, no Se olvidó de las cosas más sencillas que concernían a Su hogar.
Hasta el mismo final de Su vida en la Tierra, aun sobre la Cruz, Jesús está pensando más en los dolores de otros que en los Suyos.
4.- Experimentar. Dios mío, Dios mío, ¿Por qué me has desamparado? (Mateo 27:46
46 Cerca de la hora novena, Jesús clamó a gran voz, diciendo: Elí, Elí, ¿lama sabactani? Esto es: Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has desamparado?
Todo parece haber estado pasando muy deprisa; pero en realidad las horas iban resbalando. Marcos es el más preciso en relación con el tiempo. Nos dice que Jesús fue crucificado a la hora tercera, es decir, las 9 de la mañana (Mar. 15:25), y que murió a la hora novena, es decir, las 3 de la tarde (Mar. 15:34). Es decir: Jesús estuvo clavado en la Cruz seis horas
- Es extraña la manera en que el Salmo 22 fluye por toda la narración de la Crucifixión
- Se sugiere que en ese momento todo el peso del pecado del mundo cayó sobre el corazón y el ser de Jesús; que ese fue el momento en que el Que no conoció pecado fue hecho pecado por nosotros (2Co_5:21 )
- En la experiencia humana, en él transcurso de la vida, cuando las más amargas tragedias la invaden, hay momentos cuando nos parece sentir que Dios Se ha olvidado de nosotros; cuando estamos inmersos en una situación que sobrepasa nuestro entendimiento y nos sentimos abandonados hasta de Dios. A mí me parece que eso fue lo que Le sucedió a Jesús aquí.
Ya hemos visto que en Getsemaní Jesús sólo sabía que tenía que seguir adelante, porque esa era la voluntad de Dios, y Él tenía que aceptar hasta lo que no podía comprender totalmente. Aquí vemos a Jesús sondeando las más negras profundidades de la situación humana, para que no hubiera ninguna de la que pudiéramos decir que Él no la pasó antes que nosotros.
5.- Tengo sed. (Juan 19:28
28 Después de esto, sabiendo Jesús que ya todo estaba consumado, dijo, para que la Escritura se cumpliese: Tengo sed.
«Y tomad un manojo de hisopo, y mojadlo en la sangre que estará en un lebrillo, y untad el dintel y los dos postes con la sangre del lebrillo» (Éxodo 12:22 ).
22 Y tomad un manojo de hisopo, y mojadlo en la sangre que estará en un lebrillo, y untad el dintel y los dos postes con la sangre que estará en el lebrillo; y ninguno de vosotros salga de las puertas de su casa hasta la mañana.
Fue la sangre del cordero pascual la que salvó al pueblo de Dios; y era la sangre de Jesús la que salvaría al mundo del pecado.
La sola mención del hisopo conduciría el pensamiento de cualquier israelita al poder salvador de la sangre del cordero pascual; y esta era la manera en que Juan presentaba a Jesús como el Cordero pascual de Dios Cuya muerte salva al mundo del pecado.
6.- Consumado es. (Juan 19:30 )
30 Cuando Jesús hubo tomado el vinagre, dijo: Consumado es. Y habiendo inclinado la cabeza, entregó el espíritu.
Pero aquí hay algo importante. Habría sido terrible el que Jesús hubiera muerto con un grito de angustia en Sus labios; pero no fue así.
La narración evangélica prosigue diciéndonos que, cuando Jesús clamó con una gran voz, entregó Su espíritu.
. Está en todos los evangelios (Mateo 27:50 ; Marcos 15:37 ; Lucas 23:46 ).
Pero hay un evangelio que llega más allá: Juan nos dice que Jesús murió dando un gran grito: «¡Consumado es!» (Juan 19:30 ).
Consumado es son dos palabras en español, pero en griego es solo una: Tetélestai -como sería también en arameo.
Y tetélestai
- es un grito de triunfo;
- es el grito de Uno Que ha completado Su tarea;
- es el grito del Que ha vencido en la contienda;
- es el grito de la Persona Que ha salido de las tinieblas a la gloria de la luz, y Que ha alcanzado la corona.
Así es que Jesús murió como vencedor, con un grito de triunfo en los labios.
Aquí tenemos algo de valor incalculable. Jesús pasó por el abismo más insondable, y salió de nuevo a la luz. Nosotros también, si nos aferramos a Dios aun cuando parece que no hay Dios, manteniendo los restos de nuestra -fe desesperada e invenciblemente, no cabe duda que la aurora romperá y saldremos victoriosos.
- El vencedor es el que se niega a creer que Dios Se ha olvidado de él aun cuando todas las fibras de su ser se sientan abandonadas.
- Vencedor es aquel que no, deja que se le pierda nunca la fe, aun cuando sienta que ya ha perdido toda su base.
- Vencedor, es, el que se ha sumido hasta las profundidades, y todavía se aferra a Dios; porque eso es lo que hizo Jesús.
No dijo: «Todo se acabó,» como reconociendo Su derrota; sino proclamando Su victoria con un grito de júbilo. Parecía estar destrozado en la Cruz, pero sabía que había obtenido la victoria.
Así es como debemos enfrentar nuestros momentos oscuros…
7.- Entregando el espíritu. Padre en tus manos encomiendo mi espíritu. (Lucas 23:46 )
46 Entonces Jesús, clamando a gran voz, dijo: Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu. Y habiendo dicho esto, expiró.
Todos los detalles de este pasaje están henchidos de profundo significado.
(i) Se produjo una gran oscuridad cuando murió Jesús. Era como si el Sol mismo no pudiera mirar lo que las manos humanas habían hecho. El mundo queda sumido en las tinieblas cuando los hombres intentan deshacerse de Jesús.
(ii) La cortina del templo se rasgó por en medio. Esta era la cortina que ocultaba el Lugar Santísimo, donde moraba la presencia de Dios, el lugar en el que nadie podía entrar más que el sumo sacerdote, una vez al año, el gran Día de la Expiación.
- Era como si el camino a la presencia de Dios que había estado cerrado se hubiera abierto totalmente para todos.
- Era como si el corazón de Dios, hasta entonces oculto, se hubiera descubierto.
El nacimiento, la vida y la muerte de Jesús rasgaron el velo que había ocultado a Dios a la vista de los hombres.
"El que me ha visto a Mí -dijo Jesús-, ha visto al Padre» Juan 14:9 ).
En la Cruz, más claro que en ningún otro lugar, vemos el amor de Dios.
(iii) Jesús clamó a gran voz. Los tres evangelios sinópticos nos recuerdan ese grito final (véase Mat_27:50 ; Mar_15:37 ).
Juan, por otra parte, no menciona el gran grito, pero nos dice que Jesús murió diciendo: " ¡Consumado es!» Joh_19:30 ).
En griego y en arameo, consumado es, es una sola palabra, y esa fue la que Jesús dijo en voz muy alta al morir.
Murió con un grito de triunfo en sus labios. No susurró " Se acabó», como teniendo que reconocer su derrota, sino que proclamó su triunfo como el vencedor que había derrotado definitivamente al enemigo en el último enfrentamiento, y que había completado una gloriosa misión. " ¡Terminado!», gritó Cristo, crucificado pero victorioso.
(iv) Jesús murió con una oración en sus labios: «¡Padre, dejo mi espíritu en tus manos!»
46 Entonces Jesús, clamando a gran voz, dijo: Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu. Y habiendo dicho esto, expiró.
Es una cita del Salmo 31:5
5 En tu mano encomiendo mi espíritu; Tú me has redimido, oh Jehová, Dios de verdad.
Ese versículo era la oración que pronunciaba un niño judío al acostarse por la noche. Jesús hizo aún más tierna la oración confiada añadiéndole la palabra Padre.
Aun en la cruz, la muerte era para Jesús como el quedarse dormido en los brazos de su Padre.
Lo que pasó Jesús en la cruz fue todo por amor a nosotros…
Fue su propósito… su objetivo…
EL LLAMADO DE CRISTO
"Necesitamos olvidar al Cristo imaginario que ha sido nuestro por demasiado tiempo y redescubrir al verdadero Cristo, el Cristo de los profetas y los mártires y los confesores, el Cristo que no solo es amante de las almas, sino el maestro, el monarca con demandas para cumplir en la industria, las finanzas, en la educación, en las artes, en el matrimonio, en el hogar; el Cristo que es el maestro de una ideología social que tiene validez eternal; el Cristo que nos llama con fuerza convincente,
"Porque todo el que quiera salvar su vida, la perderá; y todo el que pierda su vida por causa de mí, la hallará." (Mateo 16:25 )
25 Porque todo el que quiera salvar su vida, la perderá; y todo el que pierda su vida por causa de mí, la hallará.
"Bernard Iddings Bell, "Still Shine the Stars" (Todavía Brilla Las Estrellas)