Sacrificio y Ofrenda en el Antiguo Testamento

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Los sacrificios y las ofrendas están tejidos en la tela de la forma de vida judía. Las normas para tales sacrificios fueron dadas por Dios mismo a Moisés, con provisión para todos los aspectos de la vida. El sacrificio de Cristo que nos otorga eterna, completa y absoluta redención de nuestros pecados.

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Levítico 1:1–9 RVR60
1 Llamó Jehová a Moisés, y habló con él desde el tabernáculo de reunión, diciendo: 2 Habla a los hijos de Israel y diles: Cuando alguno de entre vosotros ofrece ofrenda a Jehová, de ganado vacuno u ovejuno haréis vuestra ofrenda. 3 Si su ofrenda fuere holocausto vacuno, macho sin defecto lo ofrecerá; de su voluntad lo ofrecerá a la puerta del tabernáculo de reunión delante de Jehová. 4 Y pondrá su mano sobre la cabeza del holocausto, y será aceptado para expiación suya. 5 Entonces degollará el becerro en la presencia de Jehová; y los sacerdotes hijos de Aarón ofrecerán la sangre, y la rociarán alrededor sobre el altar, el cual está a la puerta del tabernáculo de reunión. 6 Y desollará el holocausto, y lo dividirá en sus piezas. 7 Y los hijos del sacerdote Aarón pondrán fuego sobre el altar, y compondrán la leña sobre el fuego. 8 Luego los sacerdotes hijos de Aarón acomodarán las piezas, la cabeza y la grosura de los intestinos, sobre la leña que está sobre el fuego que habrá encima del altar; 9 y lavará con agua los intestinos y las piernas, y el sacerdote hará arder todo sobre el altar; holocausto es, ofrenda encendida de olor grato para Jehová.

INTRODUCCIÓN

Los sacrificios y las ofrendas están tejidos en la tela de la forma de vida judía. Las normas para tales sacrificios fueron dadas por Dios mismo a Moisés, con provisión para todos los aspectos de la vida.
Cada sacrificio debía llevarse a cabo de una forma concreta que se especifica en Levítico como acabamos de leer en este capítulo los primeros diez capítulos de este libro su narrativa trata sobre holocaustos.
El enfoque principal de todo esto es la santidad de Dios y básicamente lo que Dios esta haciendo es enseñando a los Israelitas y a nosotros cual es el camino hacia Él mismo.

LA NECESIDAD DE LOS SACRIFICIOS

Radica en que Dios es santo y los hombres somos pecadores. Esa es la base.
Israel no podía acercarse a Dios sin sacrificio. Lo mismo es igual para nosotros.
Después la segunda parte de Levítico nos habla sobre el Caminar o andar con Dios, enfatizando la santificación de debe caracterizar a los israelitas.
Hay por lo menos 5 ofrendas que Dios enseña en los primeros siete capítulos de Levítico.
El Holocausto.
Su propósito era expiar el pecado en general, esta ofrenda permitía que un Pueblo impío como Israel se acercara a un Dios santo como Jehová.
Su ofrenda era, un becerro sin defecto; oveja o cabra macho; tórtola o palomino macho o hembra (según la riqueza o lo que podía el penitenciario).
La Oblación.
Cuyo propósito consistía en la expresión de acción de gracias y dedicación a Dios.
La ofrenda que debían traer era; flor de harina o grano.
La Ofrenda de Paz.
Esta ofrenda tenía el propósito de expresar gratitud y deseo de tener comunión con Dios.
Se debía ofrecer para esto, ganado vacuno sin defecto, oveja o cabra macho o hembra.
La Ofrenda por el Pecado.
Tenía el propósito de expiar los pecados no intencionados, por debilidad o negligencia.
Los israelitas debían traer un becerro sin defecto, cabra macho o hembra.
Y finalmente:
La Ofrenda Expiatoria.
Su propósito era expiar los pecados específicos; a las personas defraudadas se les restituían sus pérdidas.
La ofrenda consistía en un carnero sin defecto.
Todo esto esta detallado en los primeros siete capítulos del libro de Levítico.
Además de estos sacrificios había otro sacrificio que se debía realizar anualmente. Más adelante en el capítulo 16 se va a explicar sobre este sacrificio.

LA INCAPACIDAD DE LOS SACRIFICIOS

Lo interesante de este sacrificio es que nos recuerda que ninguno de esos sacrificios anteriores podía expiar el pecado.
De hecho en el Nuevo Testamento se nos enseña sobre este asunto dándonos un detalle culminante y esperanzador para todos los que estamos en Cristo.
Lo que acabamos de ver era un anticipo del sacrificio perfecto de Cristo en la cruz.
Cristo es el único que podía y que puede todavía expiar el pecado de todo aquel que cree.
Hebreos 9:1–10 RVR60
1 Ahora bien, aun el primer pacto tenía ordenanzas de culto y un santuario terrenal. 2 Porque el tabernáculo estaba dispuesto así: en la primera parte, llamada el Lugar Santo, estaban el candelabro, la mesa y los panes de la proposición. 3 Tras el segundo velo estaba la parte del tabernáculo llamada el Lugar Santísimo, 4 el cual tenía un incensario de oro y el arca del pacto cubierta de oro por todas partes, en la que estaba una urna de oro que contenía el maná, la vara de Aarón que reverdeció, y las tablas del pacto; 5 y sobre ella los querubines de gloria que cubrían el propiciatorio; de las cuales cosas no se puede ahora hablar en detalle. 6 Y así dispuestas estas cosas, en la primera parte del tabernáculo entran los sacerdotes continuamente para cumplir los oficios del culto; 7 pero en la segunda parte, sólo el sumo sacerdote una vez al año, no sin sangre, la cual ofrece por sí mismo y por los pecados de ignorancia del pueblo; 8 dando el Espíritu Santo a entender con esto que aún no se había manifestado el camino al Lugar Santísimo, entre tanto que la primera parte del tabernáculo estuviese en pie. 9 Lo cual es símbolo para el tiempo presente, según el cual se presentan ofrendas y sacrificios que no pueden hacer perfecto, en cuanto a la conciencia, al que practica ese culto, 10 ya que consiste sólo de comidas y bebidas, de diversas abluciones, y ordenanzas acerca de la carne, impuestas hasta el tiempo de reformar las cosas.
Lo que nos enseña este pasaje es demoledor para el sistema que los judíos tenían y que anhelan tener nuevamente.
El hecho de que solamente el sumo sacerdote pudiese entrar en el Lugar Santísimo y que además de eso tuviese que hacerlo sólo una vez al año, nos da a entender que no se hacía en el Antiguo testamento ninguna ofrenda definitiva por el pecado, y que las ofrendas que se hacían no tenían la virtud de purificar la conciencia (reformar las cosas)
Por otro lado, continua el escritor de Hebreos diciendo.

CRISTO ES EL SACRIFICIO PERFECTO

Hebreos 9:11–14 RVR60
11 Pero estando ya presente Cristo, sumo sacerdote de los bienes venideros, por el más amplio y más perfecto tabernáculo, no hecho de manos, es decir, no de esta creación, 12 y no por sangre de machos cabríos ni de becerros, sino por su propia sangre, entró una vez para siempre en el Lugar Santísimo, habiendo obtenido eterna redención. 13 Porque si la sangre de los toros y de los machos cabríos, y las cenizas de la becerra rociadas a los inmundos, santifican para la purificación de la carne, 14 ¿cuánto más la sangre de Cristo, el cual mediante el Espíritu eterno se ofreció a sí mismo sin mancha a Dios, limpiará vuestras conciencias de obras muertas para que sirváis al Dios vivo?
Como bien se lee en el texto es el sacrificio de Cristo que nos otorga eterna, completa y absoluta redención de nuestros pecados.
Es este sacrificio que esta semana se recuerda lo que nos ha permitido gozar del perdón completo, de una vez y para siempre se nos ha perdonado de nuestros pecados por la fe en Cristo.
Si, Cristo expió los pecados en la cruz, él es el sacrificio perfecto y su sangre es suficiente para limpiar el pecado de cualquier hombre.
Pero el perdón lo recibes cuando crees en Cristo, cuando por la fe te acercas a Él y le pides que te salve.
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