La Cruz
La Cruz 2023 • Sermon • Submitted • Presented
0 ratings
· 13 viewsNotes
Transcript
Viernes de crucifixión
Viernes de crucifixión
¿Qué piensas cuando ves una cruz? lo podemos asociar con arte, con un collar, un dije, alguna historia, pero seguramente no tiene nada que ver con lo que se relacionaba en el 1er siglo. Si tienes una cruz en un dije, un cuadro, tatuado, le das un significado, pero es poco probable que tenga que ver con lo que significó en el primer siglo, esto es por el tiempo que ha pasado entre el momento que se usaba como instrumento de ejecución y la actualidad.
La cruz no fue símbolo de la cristiandad los primeros 300 años después de la muerte de Jesús, es más, estaba prohibido dibujar o representar en algún tipo de arte una cruz. Fue dictado así por los padres de la iglesia después que murieron los apóstoles; lo decidieron así porque habían visto el uso de la cruz, vieron morir a Jesús en esa cruz y no había nada artístico, romántico o espiritual, no había nada digno de recordar, porque era un instrumento de ejecución.
Dos mil años después parece algo artístico, romántico; pero cuando era instrumento de ejecución era algo que no querías ver ni dibujado. No querías que tus hijos, esposa viera ese símbolo de horror, de vergüenza. Era degradación en su máxima expresión.
Fue usado como forma de ejecución por Alejandro el Grande y después copiado por el imperio romano. La crucifixión no era algo que se hacía en lo oculto o lejos de las personas, sino que se ejecutaba fuera de los mercados, en los caminos porque Roma quería que fuera un ejemplo de lo que le pasaba a quienes se rebelaban contra Roma.
No sólo era una forma de ejecutar, sino que era una muestra de la crueldad y del poderío romano. Estaba prohibido que un ciudadano romano fuera crucificado era sólo para los esclavos, los enemigos públicos de Roma o para quienes se rebelaban contra el emperador. Así que la cruz no es nada lo que lo hemos hecho en la actualidad.
¿Sabías que miles de personas fueron ejecutadas en una cruz? Fuera de los muros de Jerusalén durante la guerra judía, cuando Tito invadió la ciudad del año 63 al 70 d. C., cuando Roma destruye Jerusalén en un sólo día crucificaron a 500 judíos cada día y no crucificaron más porque se les acabó la madera. Ante la feroz resistencia de los sitiados, cuenta Josefo que Tito permitía a sus soldados crucificar cada día a quinientos prisioneros judíos frente a las murallas para intimidar a los que resistían: «Eran tantas sus víctimas que no tenían espacio suficiente para poner sus cruces ni cruces para clavar sus cuerpos».
Era algo visto con frecuencia, y de las miles de crucifixiones que se dieron desde Alejandro Magno hasta Constantino, la razón por la que es un símbolo para los cristianos no es por todas las crucifixiones, sino por una, una sola crucifixión.
Esta tarde haremos otro viaje al pasado, la época en que la cruz es algo vivo, fresco en las mentes de las personas. Por un momento olvida la cruz como adorno, tatuaje y vamos a entender por qué durante 300 años después de Jesús, nadie quería hablar de la cruz. Constantino decía que era una vergüenza que Jesús hubiera muerto en la cruz.
En el primer siglo nadie quería admitir que su líder, Mesías había sino asesinado por los romanos, pero lo más vergonzoso de admitir era que murió en una cruz y lo hizo públicamente.
Como cristianos ahora es fácil decir que nuestro Salvador murió en una cruz, porque nos enfocamos en la parte que nos interesa, que gracias a ese sacrificio nuestros pecados son perdonados y no vemos la cruz, sino a nuestros pecados siendo perdonados. Soy salvo, perdonado, en paz con Dios por lo que Jesús hizo en la cruz.
La historia registrada en Marcos no necesita mucha explicación. La historia misma nos lleva de detalle en detalle. Hay 4 narraciones de la crucifixión: Mateo, Lucas, Juan y Marcos; y sorprende que no la lees como leyenda, folclor o tradición.
Esos detalles que pudieran parecer demasiada información, son el tipo de detalles que le dices a tu amigo cuando te sucedió algo sorprendente y tu amigo te dice: cuenta todos los detalles y te detiene para decirte: más despacio, me perdí, repite otra vez de dónde era la familia, hacía frío? calor? Mateo, Marcos, Lucas y Juan saben que las personas van a querer saber todos los detalles; es la historia más importante y por eso la llenaron de detalles y lo hicieron por que ellos lo vieron con sus propios ojos y así sucedió.
Al ser Jesús arrestado, se pone en cámara lenta, Marcos va de hora en hora, minuto a minuto. Jesús es arrestado en el huerto del Getsemaní, es llevado a un cuarto donde lo esperan los líderes religiosos. Esos líderes lo quieren matar a como de lugar. No lo quieren castigar o encarcelar, sino eliminar. Pero saben que para ejecutarlo es necesario que los romanos den la orden, debían identificar a Jesús como amenaza para el imperio o como enemigo de César. Si no lo lograban, Pilato diría que no ha hecho ningún delito contra Roma o César, que es un asunto local, interno y que lo arreglen entre ellos, que lo castiguen de acuerdo con la ley judía, pero no sería crucificado.
Los líderes religiosos tienen que culpar a Jesús de un crimen que sea de interés para Roma. Lo arrestan, lo interrogan y presentan testigos falsos, son tan falsos que entre ellos no se podían poner de acuerdo. Al fin de las acusaciones se dan cuenta que no tienen nada para llevarlo con Pilato. Hasta que el sumo sacerdote le pregunta algo que antes Jesús no había respondido pero en esta ocasión Jesús decide responder y así se condena a sí mismo. ÉL sabía que la respuesta lo condenaría a muerte pero decide dar SU vida ¡nadie se la quitaría! ÉL decide entregarla.
“Pero Jesús se mantuvo callado y no contestó. Entonces el sumo sacerdote le preguntó: —¿Eres tú el Mesías, el Hijo del Bendito?” (Marcos 14:61, NTV)
Jesús lo queda viendo fijamente, esa pregunta se la han hecho antes, y dice:
“Jesús dijo: —Yo Soy. Y ustedes verán al Hijo del Hombre sentado en el lugar de poder, a la derecha de Dios, y viniendo en las nubes del cielo.” (Marcos 14:62, NTV)
Eso fue suficiente para ellos, se rasgan las ropas, lo acusan de blasfemia, de querer ser rey en lugar de César.
“Muy temprano por la mañana, los principales sacerdotes, los ancianos y los maestros de la ley religiosa —todo el Concilio Supremo— se reunieron para hablar del próximo paso. Ataron a Jesús, se lo llevaron y lo entregaron a Pilato, el gobernador romano.” (Marcos 15:1, NTV)
La acusación es de interés federal, lo llevan a Pilato si él se traga el anzuelo, Jesús sería condenado a muerte.
“Pilato le preguntó a Jesús: —¿Eres tú el rey de los judíos? —Tú lo has dicho —contestó Jesús. Entonces los principales sacerdotes siguieron acusándolo de muchos delitos,” (Marcos 15:2–3, NTV)
Después Jesús ya no habló más. Aprovechan para acusarlo de muchas cosas y Pilato se sorprende que guarde silencio. Pilato sabe que su vida está en riesgo, lo saben los líderes, si es declarado culpable será condenado a la crucifixión, si dice que es rey de los judíos irá a la cruz; Pilato no entiende porque no se defiende:
“Entonces, para sorpresa de Pilato, Jesús no dijo nada.” (Marcos 15:5, NTV)
Está sorprendido porque ha hecho esos juicios antes y este es el momento que los hombres lloran, se tiran al suelo, ruegan por sus vidas y decían lo que fuera con tal de ser vendidos como esclavos, azotados, encarcelados pero ¡no morir en la cruel cruz!
Pilato tiene el poder para enviarlos a la muerte o para liberarlos. En otro evangelio se narra que Pilato dice ¿qué no te das cuenta que tengo el poder de darte la vida o enviarte a la cruz? ¡defiéndete! Pero Jesús no responde, porque ya había decidido dar su vida, lo hizo por decisión propia, con sus propias palabras al reconocer ser quién siempre dijo que era.
Pilato no quería ejecutarlo, quería salvarlo y encuentra un plan. Era el tiempo de la Pascua y una forma de ganarse el favor del pueblo era liberar un preso. Piensa que esa es la forma de soltar a Jesús. Manda traer a un rebelde acusado de asesinato y no es popular entre la gente. Ignorando al sanedrín se dirige a la multitud y pregunta: ¿a quién quieren que libere?
“Ahora bien, era costumbre del gobernador cada año, durante la celebración de la Pascua, poner en libertad a un preso, el que la gente pidiera. Uno de los presos en ese tiempo era Barrabás, un revolucionario que había cometido un asesinato durante un levantamiento. La multitud acudió a Pilato y le pidió que soltara a un preso como era la costumbre.” (Marcos 15:6–8, NTV)
¿Barrabás o Jesús? pensó que dirían que Jesús, porque era popular y así poder decir a los líderes religiosos: lo intentamos pero vox populi, vox dei, Jesús queda libre. Eso sería un insulto para los líderes, porque verían que Jesús era más popular que ellos; además Pilato sabía que los religiosos tenían envidia de Jesús. Al hacerlo así, Pilato no sería culpable de sangre inocente y ellos serían humillados frente la multitud.
“«¿Quieren que les deje en libertad a este “rey de los judíos”?», preguntó Pilato. (Pues ya se había dado cuenta de que los principales sacerdotes habían arrestado a Jesús por envidia).” (Marcos 15:9–10, NTV)
“Sin embargo, en ese momento, los principales sacerdotes incitaron a la multitud para que exigiera la libertad de Barrabás en lugar de la de Jesús.” (Marcos 15:11, NTV)
Llegar a ese extremo por envidia es demasiado, pero recordemos que Jesús está ahí porque ÉL lo decidió, ÉL entrega SU vida, nadie se la quita.
“Pilato les preguntó: —Entonces, ¿qué hago con este hombre al que ustedes llaman rey de los judíos? —¡Crucifícalo! —le contestaron a gritos.” (Marcos 15:12–13, NTV)
No es amigo de Roma ¡crucifícalo! Merece morir; es enemigo del César.
“—¿Por qué? —insistió Pilato—. ¿Qué crimen ha cometido? Pero la turba rugió aún más fuerte: —¡Crucifícalo!” (Marcos 15:14, NTV)
Pilato no ve una acusación real, pero la gente grito tanto y pidió crucificarlo.
“Entonces Pilato, para calmar a la multitud, dejó a Barrabás en libertad. Y mandó azotar a Jesús con un látigo que tenía puntas de plomo, y después lo entregó a los soldados romanos para que lo crucificaran.” (Marcos 15:15, NTV)
Quizá lo hizo azotar intentando conmover a la gente al verlo sangrar y se compadecieran para dejarlo en libertad.
Esto lo he dicho en otras ocasiones, sobre la forma de los azotes de los romanos ¡muchos morían en ese proceso! El azote, largas tiras de cuero que se subdividen en varias puntas que tiene una punta de hierro, piedras o vidrios o plomo que se clavan en la piel desgarrando la espalda, hombros, brazos, quitando la piel por capas. Había un soldado responsable de no pasarse de forma que no muriera en los azotes.
Después de azotarlo lo llevan a Pilato y quiere liberarlo, pero la gente dice: ¡no es suficiente, lo queremos muerto! ¡crucifícalo! que muera.
“Los soldados llevaron a Jesús al patio del cuartel general del gobernador (llamado pretorio) y llamaron a todo el regimiento.” (Marcos 15:16, NTV)
Vemos más detalles sorprendentes, la gente que escucha la narración conocen el palacio y saben dónde está el pretorio, se pueden imaginar la escena.
“Lo vistieron con un manto púrpura y armaron una corona con ramas de espinos y se la pusieron en la cabeza. Entonces lo saludaban y se mofaban: «¡Viva el rey de los judíos!».” (Marcos 15:17–18, NTV)
Debiste callar, no admitir que eres rey. ¡Viva el rey de los judíos! Era mejor callar.
“Y lo golpeaban en la cabeza con una caña de junco, le escupían y se ponían de rodillas para adorarlo burlonamente.” (Marcos 15:19, NTV)
El proceso de la cruz no es algo que quieres ver o participar.
“Cuando al fin se cansaron de hacerle burla, le quitaron el manto púrpura y volvieron a ponerle su propia ropa. Luego lo llevaron para crucificarlo.” (Marcos 15:20, NTV)
Hay tantos detalles, se burlan, lo escupen, golpean, le ponen la ropa sobre la piel desgarrada y por si fuera poco, Marcos da más detalles:
“Un hombre llamado Simón, que pasaba por allí pero era de Cirene, venía del campo justo en ese momento, y los soldados lo obligaron a llevar la cruz de Jesús. (Simón era el padre de Alejandro y de Rufo).” (Marcos 15:21, NTV)
Los detalles son importantes porque algunos de ellos vivían cuando Marcos escribe la narración. Esto es historia, no es leyenda o invento. No han pasado ni 50 años de la ejecución, es como decir: si quieren pueden buscar a estas personas, ahí están los datos que necesitan para encontrarlo.
“Y llevaron a Jesús a un lugar llamado Gólgota (que significa «Lugar de la Calavera»). Le ofrecieron vino mezclado con mirra, pero él lo rechazó.” (Marcos 15:22–23, NTV)
El lugar se llama Gólgota, si no eres de aquí, eso quiere decir: lugar de la Calavera; la mirra y el vino era como un narcótico para no sentir el dolor.
Después Marcos llega al punto más importante de la historia, lo que toda la gente quiere saber y de pronto los detalles terminan. Ya no hay detalles, ni descripción minuciosa y nos deja con todas las preguntas. El evento más importante, el que hace la diferencia se queda sin detalles. Marcos sólo nos dice esto:
“Después los soldados lo clavaron en la cruz. Dividieron su ropa y tiraron los dados para ver quién se quedaba con cada prenda.” (Marcos 15:24, NTV)
¿Por qué no hay detalles? porque quienes oyen a Marcos ¡saben cómo es ser crucificado! lo han visto muchas veces ¿para qué oír algo tan cruel? además, no hay descripción que haga justicia a lo que pasó Jesús. No hay descripción porque esos lectores no se preguntan ¿cómo es una ejecución?
Nosotros tenemos todas las dudas y preguntas porque no escuchamos los gritos desgarradores, el llanto ni el sonido de clavos hiriendo la carne y huesos, no olimos el olor de la sangre, nunca tuvimos que voltear el rostro para no ver el horror. Para nosotros la cruz es un ícono, algo con que se hacen aretes, tatuajes, dijes.
Ver a Jesús sobre la cruz, en el madero, viendo a los soldados clavar esos picos no en la palma sino en la muñeca, entre los huesos; las manos estiradas al máximo. Después entre varios soldados levantar el travesaño para ponerlo sobre el palo vertical ya puesto en tierra, el cuerpo colgando, soportando el peso con las muñecas.
Prisioneros de Auschwitz Polonia dicen que cuando los nazis crucificaban, colgaban a la persona de las manos y duraba una hora con vida, porque cuando el peso descansa en las muñecas con tus brazos estirados al máximo ¡no puedes respirar! porque necesitas el impulso de los músculos de las costillas para exhalar e inhalar. Cuando le ponían peso en los pies, esas personas morían en 10 a 15 minutos.
Los romanos sabían esto por eso para que la víctima no muriera pronto, le flexionan las rodillas para poner un trozo de madera donde clavan los pies, de forma que se pudiera sostener e impulsar para prolongar la agonía.
Jesús está unas 6 horas empujándose, la espalda en el madero rasposo. Lo crucifican a las 9 de la mañana y da Su último aliento a las 3 pm. Estando en la cruz dice 7 frases cortas, en la 7a es como si sabe que es el momento, y dice: “Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu”. Pero nadie me lo quita ¡YO decido darla!
La crucifixión fue forzada en miles de personas pero fue decidida solo por una. Los esclavos eran crucificados por su rebelión contra Roma, Jesús es crucificado por tu rebelión y por mi rebelión contra Dios.
No hay nada romántico en la cruz. C. S. Lewis dice: “Los crucifijos no se incluyeron en las artes, hasta que los últimos que fueron testigos de una crucifixión hubieron muerto”. Por eso en el NT, Juan, Lucas, Pablo que vivieron ese siglo dicen que Jesús murió por nuestros pecados, fue el precio de tus pecados y los míos, y no fue cualquier muerte, sino una muerte que ni siquiera podemos empezar imaginar. Pablo dice:
“se humilló a sí mismo en obediencia a Dios y murió en una cruz como morían los criminales.” (Filipenses 2:8, NTV)
¿Qué haces con eso? ¿que vas a responder? Esta plática no hace justicia a algo que no podemos imaginar ni explicar. No se puede describir el horror de la cruz.
Es importante entender el significado porque así vamos a entender el libro de los Hechos, lo que hicieron los seguidores de Jesús. Entendemos el entusiasmo y pasión de ir por todo el mundo, se entregaron a su misión porque vieron el máximo precio ser pagado por Jesús, quien dio Su vida, no en lo oculto y rápidamente, sino que desde una noche antes, sabía lo que pasaría y lo hizo de todos modos, no por SU rebelión sino por la tuya y la mía.
Con todo y mi humanidad y luchas mi respuesta es ¡Quiero ser obediente por completo! ¿qué más puedo hacer? Adorarte con todo lo que soy, que cada día de mi vida recuerde que tu Gran sacrificio en esa cruz pagó la deuda de mi pecado.
Quizá para ti es diferente y al ver la cruz no sabes por qué está en las iglesias o en arte; y te has alejado de quien te ha entregado la máxima muestra de amor y sacrificio. Quizá te has alejado, pero hoy al escuchar la historia algo se movió en tu corazón, eso es la realidad que Dios te ama tanto que esa cruz de sufrimiento, dolor y vergüenza es también una invitación que te dice: “He pagado el precio, así que no tienes que correr de mí”. Este es el día para que regreses.
Quizá sabías que vino, que murió pero no habías entendido la extensión del sacrificio que hizo ¡Por ti! No se cuál es tu respuesta, pero de alguna manera tienes que responder, porque esa cruz está en medio de la historia como un recordatorio del amor de Dios, de nuestra rebelión y de nuestro perdón.
¿Cuál es tu respuesta? toma unos minutos para reflexionar y responder como Dios te guíe a hacerlo.
¿Por qué tenía que pagar mi deuda? Porque Dios demanda perfección, una vida sin mancha de pecado. Nuestra vida, ni en su mejor expresión satisface la perfección que Dios merece. Jesucristo, Hijo de Dios hace ese sacrificio en nuestro lugar, decide pagar tu deuda, y al aceptar ese sacrificio, y reconocerlo como tu Salvador, te haces receptor de SU perfección y SU perdón.
Si hay alguien que está corriendo, que ahora corra pero a la cruz y encuentre el perdón que necesita y que Jesús pagó en su lugar en la cruz.
Para quien no sabe qué hacer, que tu Gracia, Misericordia y Paz los encuentre, la Paz de saber que tu Hijo está vivo, nos dio salvación a todos por medio de esa cruz.
Gracias por guardar esta parte de la historia por generaciones.
Palabra de Dios
Oremos