La Pscua
Éxodo: De la esclavitud a la libertad • Sermon • Submitted • Presented
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Éxodo 12
La fe cristiana está basada en verdades que aceptamos como dogmas, pero que al mismo tiempo se expresa en símbolos. El bautismo, por ejemplo, es un símbolo de nuestra muerte con Cristo y la resurrección a una nueva vida; otro símbolo significativo que guardamos, es el relacionado con la Cena del Señor, esta es un mandato que debemos observar hasta que Cristo venga por segunda vez y que consiste en la celebración una comida que nos recuerda que Cristo como Cordero se entregó por nuestros pecados y que en su sangre somos unidos a Su pueblo.
Pero estos símbolos no son un mero capricho divino; Dios ha previsto que nuestra fe está anclada a lo que recordando y se ha preocupado por dejarnos los medios para recordar su obra en nosotros.
En la mañana de hoy nos concentraremos en uno de los símbolos más representativos de la fe cristiana: la Pascua.
En el sermón pasado vimos cómo Dios anunciaba lo que sería el último golpe en esta confrontación con Faraón y cómo acabaría de una vez por todas con el yugo de esclavitud que habían puesto sobre el pueblo de Dios; pero hoy vamos a ver los eventos relacionados con ese golpe. Dios había anunciado que el pueblo de Israel sería guardado del juicio, que sus primogénitos no iban a morir, pero no sabemos todavía los detalles y en qué consistía tal liberación y es de eso de lo que los vamos a ocupar en la mañana de hoy: Dios guardan a su pueblo por medio del sacrificio de un inocente y condena a sus enemigos, trayendo así la liberación del pueblo para que le adore.
Veremos entonces nuestro texto a la luz de los siguientes puntos:
Elementos y significado de la Pascua (1-28)
El carácter liberador de la Pascua (29-40)
El alcance de la Pascua (43-51)
Elementos y significado de la Pascua
Elementos y significado de la Pascua
Dios está haciendo los preparativos para sacar a Su pueblo de la esclavitud para que le adore, pero este no es algo que debe tomarse a la ligera. El propósito de Dios es afirmar la confianza de su pueblo en él, mostrando su poder al castigar a los enemigos, pero también ha estado proveyendo los recursos necesarios para que se establezcan en la nueva tierra y en este pasaje vemos algo adicional, Dios le está dando a Israel una identidad nacional. Está construyendo inicio para ellos como nación y eso no es algo menor.
Notemos que el versículo 1 Dios está dando a Israel un calendario, ya no usarán el calendario egipcio para contar los años, sino que ahora lo contarán a partir de su liberación. Ellos iniciarían una vida como nación que comenzaría ese día y el evento de inauguración es justamente la Pascua.
La palabra Pascua (ing. Passover) viene de la palabra hebrea pesah que sugiere la idea de pasar por alto o pasar de largo y está asociada directamente con el evento por medio del cual Dios pasaría por alto el día del juicio en las casas donde se hubiere guardado cada elemento de esta celebración, los cuales se mencionan a continuación en el texto:
El día 10 del mes se debía apartar un cordero sin defecto por cada casa, el cual podía compartirse de la casa era pequeña El cordero debía ser un macho sin defecto, podía ser de oveja o de cabras Debía reservarse por cuatro días hasta que en el día 14 del mes donde sería sacrificado al anochecer La sangre del cordero debía manchar los postes y dinteles (travesaños) de las puertas. El cordero debía asarse por completo y debía comerse con pan sin levadura y hiervas amargas. No podía dejarse crudo o guardar porción para el día siguiente. Debía comerse con los lomos ceñidos y con calzado en los pies y cayado en la mano, apresuradamente. Todos estos son los elementos de la Pascua del Señor.
¿Pero por qué estaba Dios mandando todo esto? V12:
Porque ese día él pasaría por toda la tierra de Egipto como un juez trayendo la muerte a cada casa de Egipto y donde hubiera la señal de la sangre, él pasaría de largo y no habría destrucción alguna. Pero lo interesante de todo esto es que debía ser observado perpetuamente. Israel nunca debía olvidar cómo Dios los liberó.
Ahora bien, eso parece no tener un significado muy claro para estos israelitas, ellos no tenían que entenderlo todo, solo debían hacerlo así, obedecerlo; pero nosotros tenemos un panorama mucho más claro y visto desde el gran panorama de la redención, nosotros nos hemos visto la película completa y vemos aquí a Dios salvando al culpable por medio de la muerte de un inocente.
El sistema de sacrificios era algo con lo que los judíos ya estaban familiarizados. Desde los días de Abel, la idea de un ser inocente que muere en lugar del culpable, estaba arraigada en la mente de ellos, pero aquí se está institucionalizando como un medio de gran liberación.
Algunos detalles no dejan de ser asombros cuando los vemos a la luz del Nuevo Testamento. En 1 Pd 1:18-19 leemos:
Ustedes saben que no fueron redimidos de su vana manera de vivir heredada de sus padres con cosas perecederas como oro o plata, 19 sino con sangre preciosa, como de un cordero sin tacha y sin mancha: la sangre de Cristo. 20 Porque Él estaba preparado desde antes de la fundación del mundo, pero se ha manifestado en estos últimos tiempos por amor a ustedes.
Limpien la levadura vieja para que sean masa nueva, así como lo son en realidad sin levadura. Porque aun Cristo, nuestra Pascua, ha sido sacrificado. (1 Cor 5:7)
Cristo es un corredero, no guardado por 4 días, sino apartado desde antes de la fundación del mundo para nuestro rescate. Él fue un cordero perfecto, sin pecado, sin mancha alguna, por lo que Su muerte asegura nuestra redención.
Nótenos que aquí la sangre no es el medio de salvación, sino la señal de que un sacrifico ya se ha efectuado.
Nosotros vemos hoy mucho misticismo al rededor del tema de la sangre; pero eso, desconectado de la realidad teológica de una vida inocente muriendo por el culpable, no tiene poder alguno. Invocar la sangre de Cristo no es un mantra milagroso, es el reconocimiento de que ciertamente él ha sido el sacrificio aceptado por el Padre por nuestros pecados y por medio del cual somos librados de la muerte, del juicio de Dios.
Algo interesante aquí es el carácter de recordatorio que Dios le da a este evento. Si bien, era la primera Pascua, esta no iba a ser la única. Ellos debían observarla cada año y además de eso debían enseñarla a sus hijos siempre.
Qué interesante es ver a Dios aquí dando importancia al hecho de pasar la verdad del evangelio a las próximas generaciones. El mandato cultural de Dios incluye traspasar a nuestros hijos la verdad del evangelio. Hasta el día de hoy, cuando un judío, por ritual, celebra la Pascua, el hijo menor de la casa pregunta: “qué significan estas cosas” y el padre debe responder diciendo que ellos fueron esclavos en Egipto,Pero que fueron liberados con la mano poderosa de Dios.
Mi hermano, ¿qué tan importante es para ti háblale el evangelio a tus hijos, recordarles la obra de Cristo en la cruz? A veces creemos que nuestra meta es tener hijos que se portan bien, que tienen buenas calificaciones, pero no unos que saben qué significa que Cristo murió por nuestros pecados.
Hemos visto entonces los elementos del rito de la Pascua, su significado y cómo nos conecta esto con Cristo, pero veamos ahora cuáles fueron las implicaciones de este evento y como Dios lo usó para preservar a Su pueblo, lo que nos lleva al siguiente punto de nuestro sermón:
El carácter liberador de la Pascua (29-40)
El carácter liberador de la Pascua (29-40)
La horrible noche para los egipcios había llegado, pero esta era al mismo tiempo una noche jubilosa para los judíos, quienes ya se venían preparando durante varios días.
Quiero que imaginemos la escena. Durante 4 días de preparativos, todo el pueblo seguía al pie de la letra las instrucciones. Algunos, en medio de las dudas, quizás pensaban: ¿Y si no funciona? ¿Y si algo falla en el proceso? ¿Y si no ven mi sangre? Ellos estaban expuestos a la incertidumbre, pero debían confiar sin reservas.
Es noche nadie durmió, las madres abrazaban a sus primogénitos como nunca. Había silencio, el ángel de la muerte parecía escucharse en el aire pasando como un viento ruidoso.
De repente, un gran llanto se escucha en todo Egipto. Dios había juzgado a la nación, pero había preservado a los judíos. A Su Pueblo.
Faraón respiga esto con gran temor y pidió que Israel saliera apresuradamente antes que toda la nación muriera, tal vez pensaban que el Señor vendría por los segundos y luego los terceros y así.
Esta vez no hay condiciones, solamente un pedido de parte de Faraón: oren a Dios por mí. Tres palabras llaman la atención de Faraón: levántense, salgan y adoren.
El golpe fue Justo al mentón, Faraón ha ido a tierra, él y los dioses falsos de Egipto han sido derrotados.
El resto de la historia la conocemos: ellos pidieron objetos de oro u Plata a los egipcios y Dios les dio su favor. Despojaron a los egipcios y esta es la segunda cosa que Dios les provee como nación después de Su identidad: un tesoro nacional.
Más de 600 000 salieron de Egipto y esto es algo que es objeto de discusión, pero no hay duda de que un pueblo que antes era esclavo ahora se dirige rumbo a una tierra para adorar al Dios que los había liberado.
Dios había dicho que el pueblo estaría 400 años (Gen 15:13) como esclavos en Egipto, y 430 años después, el día que se cumplieron, por cierto, Dios los sacara con mano poderosa. Algunos pueden argumentar Imprecisión, lo cierto es que Moisés lo cita como una referencia directa a que Dios está cumpliendo sin falta Su Palabra.
No es una coincidencia para nosotros tampoco que Justo el día que los judíos celebraban la Pascua, en la última semana de vida del Señor Jesucristo, él se sentara con sus discípulos a comerla: había pan, vino y posiblemente las hierbas amargas, pero había algo que faltaba en esa mesa en particular: un Cordero y ¿cuál era la razón? El Cordero iba a ser inmolado después de esa comida en una cruz.
Es la razón por la que en la nueva Pascua, la que celebramos cada vez que comemos la Cena del Señor, no matamos un cordero, porque su sangre YA ha sido derramada en el dintel de nuestras almas. Porque el ángel de la muerte ha pasado de largo.
Por favor, no pierdan de vista estos elementos:
Un pueblo esclavo
Un cordero inocente sacrificado
La ira de Dios castigando al malo
El pueblo de Dios siendo guardado por la sangre de un cordero
El pueblo de Dios siendo liberado para adorar a Dios
El Pueblo de Dios recordando este evento de generación en generación.
Esta es la gran historia de nuestra redención. Mis amados, esta es la vieja historia del evangelio.
Nuestra fe no está anclada a nuevas cosas o alguna moda teológica. No. Nuestros ojos están puestos en el madero donde Cristo murió como cordero y más atrás aún, donde él fue inmolado para que pasara de largo el ángel de la muerte.
Este es el Mismo Dios que ha prometido una redención final, adoración a él por la eternidad en cielo nuevo y una tierra nueva, ¿cómo pudiéramos poner en duda sus promesas? Mi hermano, cuando el temor hacía lo que vienen en el futuro aparezca, mira hacia atrás, es desde allá que viene nuestra esperanza.
Los creyentes no tenemos al futuro porque estamos seguros del Dios que ha obrado a nuestro favor en el pasado. ¡Gloria a Dios!
Finalmente, el texto termina con unas recomendaciones acerca de los que no son parte del pueblo de Dios en cuanto a la celebración de la Pascua:
El alcance de la Pascua (43-51)
El alcance de la Pascua (43-51)
Luego del testimonio de la forma en la que Dios guarda a Su pueblo, muchos extranjeros, también esclavos en Egipto, aprovecharon para salir junto con los Judíos, incluso también egipcios, y el Señor prescribe que en efecto ellos pueden participar del recordatorio de la Pascua, pero debían cumplir con un requisito fundamental: l señal de que eran parte del pueblo de Dios, de que entraban en una relación de pacto con Él y esto era por medio de la circuncisión.
Efectivamente, Dios no solo es un Dios de judíos, sino también de gentiles y, pero lo que sí es claro, es que los que participan de sus bendiciones son solo aquellos que son parte del pueblo. Esto deja la Pascua como algo más allá de un rito que debe ser observado, es la expresión de la fidelidad de un Dios para con Su pueblo.
Hoy nosotros vemos eso expresado en la salvación de los gentiles por medio de Cristo. Todos aquellos que creen en él son parte de Su pueblo pueden participar de la comunión con él. Esto se expresa en la Cena del Señor y es algo delicado: No se puede participar del cuerpo y la sangre de Cristo sin primero discernir todo lo que eso implica. Es por eso que queremos asegurarnos que quienes participan de la Cena, son realmente creyentes.
Y amigo que estás aquí, si tú aún no eres parte del pueblo de Dios, esta es una invitación a que entres en una relación de pacto con Él, con el propósito de que la sangre de este cordero manche también el dintel de tu alma para que cuando venga el día del juicio, porque vendrá ese día, tú puedas estar seguro en Él para siempre.