Una obediencia que cuesta

Introducción

En ocasiones nosotros queremos obedecer a Dios cuando nos conviene o cuando sabemos que es lo mejor para nosotros. Sin embargo, Dios espera de nosotros una obediencia total.

Hoy veremos uno de los casos más impresionante de obediencia. El profeta Oseas.

Dios le orden a Oseas que se case con una prostituta

Oseas 1:2–3 NTV

2 Cuando el Señor le habló por primera vez a Israel por medio de Oseas, le dijo al profeta: «Ve y cásate con una prostituta, de modo que algunos de los hijos de ella sean concebidos en prostitución. Esto ilustrará cómo Israel se ha comportado como una prostituta, al volverse en contra del Señor y al rendir culto a otros dioses». 3 Así que Oseas se casó con Gomer, hija de Diblaim. Ella quedó embarazada y le dio un hijo.

El Señor manda a Oseas a casarse con una prostituta. La razón por la que Dios envío al profeta Oseas a hacer esto, es para demostrar la relación que él tiene con nosotros su iglesia.

Oseas representa a Jesús (el novio y pronto esposo), Gómer (la iglesia). La prostituta es adultera, se acuesta con otros hombres que no es su marido.

Nosotros como iglesia somos adúlteros, le somos infiel a Dios colocando a otras personas o cosas en lugar de Dios.

Gómer es redimida

Para hacerle Gómer, se la esclavizada debido a su estilo de vida. Y el profeta Oseas, fue al mercado de esclavos y pago el precio por la que la estaban vendiendo.

Oseas 3:1–5 NTV

1 Entonces el Señor me dijo: «Ve y ama otra vez a tu esposa, aun cuando ella comete adulterio con un amante. Esto ilustrará que el Señor aún ama a Israel, aunque se haya vuelto a otros dioses y le encante adorarlos». 2 Así que la recuperé pagando quince piezas de plata, doscientos veinte kilos de cebada y una medida de vino. 3 Entonces le dije: «Tienes que vivir en mi casa por muchos días y dejar la prostitución. Durante este tiempo no tendrás relaciones sexuales con nadie, ni siquiera conmigo». 4 Esto muestra que Israel estará por mucho tiempo sin rey ni príncipe, sin sacrificios ni columnas sagradas ni sacerdotes, ¡ni siquiera ídolos! 5 Pero después el pueblo volverá y se dedicará al Señor su Dios y al descendiente de David, su rey. En los últimos días, temblarán de asombro ante el Señor y su bondad.

Eso hizo Jesús, a pesar que ya le pertenecíamos, por causa de nuestra desobediencia nos volvimos esclavos de este mundo. Y Jesús, no le importó pagar el precio para volvernos a él.

Jesús pagó el precio para redimirnos y hacernos libre.

¿Qué podemos aprender de Oseas?

Oseas fue obediente a Dios, no le importó el qué dirán de la gente. Lo que le importaba era ser obediente a Dios. El casarse con una mujer con esa reputación implicaba su deshonra.