Consejo y Oración para hoy
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26 de abril
26 de abril
No me seas tú por espanto, pues mi refugio eres tú en el día malo.
Usted puede ver en Dios la fuente de todos los males o ver en él a la persona que le ayudará a enfrentar sin temor toda clase de dificultades.
El profeta Jeremías sabía que el hombre escoge ser enemigo de Dios o su amigo, la persona en quien puede confiar, a quien puede acudir por ayuda en un momento crucial de su vida.
Cuando vivimos en la presencia de Dios, lejos de echarle la culpa a Dios por nuestros problemas, podemos ver a Dios como lo miraba Jeremías, el profeta:
- Como nuestra esperanza, todos necesitamos esperar en alguien en los momentos difíciles, el profeta nos invita a poner nuestra confianza en Dios, él es nuestra fuente de esperanza, el manantial de aguas vivas.
Bendito el varón que confía en Jehová, y cuya confianza es Jehová.
- Como nuestra alabanza, al ser Dios el autor de nuestra salvación y quien nos trae sanidad se convierte el receptor de nuestras acciones de gracias, y nuestra palabras de admiración y exaltación son para él.
- Como nuestra compañía, el hablar con Dios cada día produce la fortaleza que necesitamos para la prueba.
- Como nuestro refugio, al venir el peligro el lugar donde corremos es Dios, nuestro lugar de protección y defensa.
Las preocupaciones y temores se alejan de mi vida, cuando corro a refugiarme en quien es mi esperanza, mi salvador y sanador, mi mejor amigo y mi protector.
Aunque tenga motivos para desalentarme y desmayar, he decidido buscar la compañía de quien puede ayudarme en el día malo.
Cada mañana que me despierto con algún temor que debo enfrentar , o cada noche que me asalta el miedo por algo que no pude superar, Dios me ofrece un lugar donde descansar, donde fortalecer mi corazón, donde encontrar una salida a mi necesidad.
Haré de mi confianza en Dios mi principal fortaleza en medio de la crisis.
Oremos,
Padre, perdóname por alejarme de ti, por dejar que el temor me arrebate la confianza en ti. Quiero correr hacia ti, mi refugio este día.
Gracias porque las puerta de tu casa de refugio siempre están abiertas y a mi alcance para entrar por ellas y encontrar paz y seguridad.
Te pido que cada día tu presencia me de el aliento y valor para caminar en medio de los peligros sin dudar que tu estas conmigo.
Oro a ti por los muchos que hay que no tienen un lugar donde acudir por abrigo, por refugio en sus días difíciles de problemas.
En el nombre de Jesús, amén.
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Por consejo y oración, escribe a: sbustilloier@gmail.com