EL PODER DE LA CONFESION

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Romanos 10:1–10 (RVR60)
1 Hermanos, ciertamente el anhelo de mi corazón, y mi oración a Dios por Israel, es para salvación.
2 Porque yo les doy testimonio de que tienen celo de Dios, pero no conforme a ciencia.
3 Porque ignorando la justicia de Dios, y procurando establecer la suya propia, no se han sujetado a la justicia de Dios;
4 porque el fin de la ley es Cristo, para justicia a todo aquel que cree.
5 Porque de la justicia que es por la ley Moisés escribe así: El hombre que haga estas cosas, vivirá por ellas.
6 Pero la justicia que es por la fe dice así: No digas en tu corazón: ¿Quién subirá al cielo? (esto es, para traer abajo a Cristo);
7 o, ¿quién descenderá al abismo? (esto es, para hacer subir a Cristo de entre los muertos).
8 Mas ¿qué dice? Cerca de ti está la palabra, en tu boca y en tu corazón. Esta es la palabra de fe que predicamos:
9 que si confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo.
10 Porque con el corazón se cree para justicia, pero con la boca se confiesa para salvación.
Hoy día se predica acerca del poder de la confesión, como si fuera una fórmula mágica.
No es de esa confesión que hablaremos hoy.

Consideraciones generales

-En la Biblia no hay tal como la “confesión positiva”, como si nuestro destino dependiera de lo que confesamos con nuestra boca.
-No es cierto que si confieso o declaro debilidad, derrota, necesidad, enfermedad, etc. entonces estoy aceptando lo negativo para mi vida.
-Por ejemplo, el rey Josafat confesó que no tenía poder para enfrentar la alianza del enemigo, pero Dios le dio una victoria maravillosa (2 Crónicas 20). 
Pablo confesó debilidad y entonces dijo que cuando él era débil, era fuerte porque la fuerza de Dios se perfeccionaba en su debilidad (2 Corintios 12:9,10).
-”Cuando la doctrina de la confesión positiva indica que una persona puede tener lo que diga, no está enfatizando adecuadamente la necesidad de considerar la voluntad de Dios. (ag.org)
-La Biblia no habla de la confesión positiva para tener nuestras peticiones, la Biblia habla de la oración sujeta a la voluntad divina.

Confesión y convicción

-En este texto Pablo presenta la “justicia que es por la fe”, personificada y transmitiendo un mensaje del Nuevo Testamento en términos del Antiguo Testamento; porque en ambos testamentos el camino de la salvación es el mismo, tal como el apóstol ya lo ha presentado en su carta.
-Para todos los que ponen su confianza en Cristo, el camino que lleva a la salvación se ha vuelto, en un sentido, increíblemente fácil. Lo que había sido infinitamente difícil, arduo y doloroso, y de hecho imposible para los pecadores, ha sido logrado por Cristo. Ningún mero pecador debe tratar ahora de hacer lo que es para él a la vez imposible e innecesario. (Comentario Bíblico Romanos. William Hendriksen).

Contraste entre la justicia por la ley y la justicia por la fe

-Para hacer este contraste, Pablo cita a Dt. 30.11-14:
Deuteronomio 30:11–14 (RVR60)
11Porque este mandamiento que yo te ordeno hoy no es demasiado difícil para ti, ni está lejos.
12No está en el cielo, para que digas: ¿Quién subirá por nosotros al cielo, y nos lo traerá y nos lo hará oír para que lo cumplamos?
13Ni está al otro lado del mar, para que digas: ¿Quién pasará por nosotros el mar, para que nos lo traiga y nos lo haga oír, a fin de que lo cumplamos?
14Porque muy cerca de ti está la palabra, en tu boca y en tu corazón, para que la cumplas.
-La ley dada a Israel por Dios por medio de Moises eran mandamientos que se debían cumplir, pero mediante la fe. El asunto era que ninguno podía cumplirla en su totalidad.
-Es por esto que Pablo cita este texto, para sustentar su argumento a favor de la justicia por medio de la fe.
-La justicia que es por la ley dice “el hombre que haga estas cosas, vivirá por ellas”.
-Lo que Pablo explica es que lo que se dice de la ley (vs. 4-5): “Cristo e la meta de la ley”.
-La justicia que es por la fe se resume en dos acciones: creer y confesar. (Según el AT y NT es algo que no es difícil, ni está lejos:
No hace falta “subir al cielo para traer abajo a Cristo” (v. 6). Esto ya fue hecho por Dios.
Romanos 8:3 (NTV)
3 La ley de Moisés no podía salvarnos, porque nuestra naturaleza pecaminosa es débil. Así que Dios hizo lo que la ley no podía hacer. Él envió a su propio Hijo en un cuerpo como el que nosotros los pecadores tenemos; y en ese cuerpo, Dios declaró el fin del dominio que el pecado tenía sobre nosotros mediante la entrega de su Hijo como sacrificio por nuestros pecados.
4 Lo hizo para que se cumpliera totalmente la exigencia justa de la ley a favor de nosotros, que ya no seguimos a nuestra naturaleza pecaminosa sino que seguimos al Espíritu.
Una vez que Cristo murió por el pecado y fue sepultado, no hace falta descender al abismo “para hacer subir a Cristo de entre los muertos”, porque Dios levantó el cuerpo de Cristo de entre los muertos por el poder de la resurrección.
-La resurrección de Cristo confirmó la realidad y la validez d su sacrificio sustitutivo, que resultó suficiente a los ojos d Dios en favor de todos los que creen. (Comentario Bíblico de Romanos. Jorge Somoza).

Cristo hizo lo difícil y lo imposible

-Entonces Pablo aplica a Cristo lo que Deuteronomio dice de la ley y concluye que no es necesario subir al cielo para hacer descender a Cristo como si la encarnación nunca hubiera ocurrido (v. 6); tampoco es necesario bajar al seol para hacer subir a Cristo de entre los muertos como si la resurrección nunca hubiera sucedido (v. 7).
-Para todos los que ponen su confianza en Cristo, el camino que lleva a la salvación se ha vuelto, en un sentido, increíblemente fácil. Lo que había sido infinitamente difícil, arduo y doloroso, y de hecho imposible para los pecadores, ha sido logrado por Cristo.
Ningún pecador debe tratar ahora de hacer lo que es para él a la vez imposible e innecesario. (Comentario al Nuevo Testamento, Romanos. William Hendricksen).
-Nosotros, ni podemos cumplir completamente la ley, ni podemos bajar a Cristo del cielo, y mucho menos lo podemos resucitar nuevamente.
-!Que gran noticia¡ Lo que era difícil e imposible para el hombre, Cristo ya lo hizo y lo cumplió a favor nuestro.
Mateo 11:28–30 (RVR60)
28Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar.
29Llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas;
30porque mi yugo es fácil, y ligera mi carga.

La confesión de fe

-Para que la confesión o declaración de labios sea eficaz, primero debe haber fe en el corazón; es decir, una aceptación, una convicción y un compromiso en la mente. De lo contrario será una expresión vacía y religiosa.
Mateo 7:22–23 (RVR60)
22Muchos me dirán en aquel día: Señor, Señor, ¿no profetizamos en tu nombre, y en tu nombre echamos fuera demonios, y en tu nombre hicimos muchos milagros?
23Y entonces les declararé: Nunca os conocí; apartaos de mí, hacedores de maldad.

¿Qué es lo que se debe creer y lo que se debe confesar?

-Se debe creer la deidad de Cristo. “El es Dios sobre todas las cosas” (Ro. 9.5). Cristo es la encarnación de Dios.
-Se debe confesar que Cristo resucitó de entre los muertos.
Romanos 4:20–25 (NTV)
20 Abraham siempre creyó la promesa de Dios sin vacilar. De hecho, su fe se fortaleció aún más y así le dio gloria a Dios.
21 Abraham estaba plenamente convencido de que Dios es poderoso para cumplir todo lo que promete.
22 Y, debido a su fe, Dios lo consideró justo.
23 Y el hecho de que Dios lo considerara justo no fue sólo para beneficio de Abraham, sino que quedó escrito
24 también para nuestro beneficio, porque nos asegura que Dios nos considerará justos a nosotros también si creemos en él, quien levantó de los muertos a Jesús nuestro Señor.
25 Él fue entregado a la muerte por causa de nuestros pecados, y resucitado para hacernos justos a los ojos de Dios.
El poder de la confesión consiste en que lo que se confiesa con la boca debe ser una realidad en nuestra mente y en nuestra conciencia.
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