Jesús, agua de vida

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This sermon is about Jesus, and he how the water of life.

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Introducción

En la leyenda antigua, Tántalo ofendió a los dioses. Así que su castigo fue la sed eterna, y estaba atormentado. Se puso de pie en el agua hasta la barbilla, pero cuando trató de beber, el agua retrocedió. Frutas deliciosas colgaban ante él y lo atormentaban, pero cuando las alcanzó, se alejaron y eludieron su agarre.
El agua es un recurso esencial para la existencia y para la vida misma. Nosotros lo hemos experimentado en las últimas semanas. La agricultura y la ganadería dependen de este elemento tan valioso, que para nosotros aquí es algo común, tener agua potable es un derecho de todos, sin medir clases sociales, pero hay partes del mundo donde este elemento no es tan común.
En Palestina—como en la Antigüedad—el agua era de mucho valor; así, cada uno se preocupaba de tener su propia agua, y los extranjeros y los pobres tenían que comprarla (Nm. 20:19) El agua de las fuentes era libre. El agua se empleaba para el riego de la tierra (Ez. 17:7; Sal. 1:3; 65:10; 104:10), Así como para lavatorios higiénicos religiosos.
Por otra parte usamos el agua hasta en nuestro vocabulario del día a día:
Se dice que agua que no has de beber déjala correr. O nunca digas de esta agua nunca he de beber! o ha pasado mucha agua debajo del puente.. Pueden decirte: no te ahogues en un vaso de agua, pero recuerda que un vaso de agua no se le niega a nadie.
En esta mañana quiero invitarte a meditar sobre este recurso tan importante y cómo la Biblia lo aplica. Pero de forma especial en esta mañana quiero presentarte a Jesús. El hombre, pero Dios mismo, él único que puede saciar tu sed espiritual…

Fiesta de los tabernáculos

Juan 7:37 RVR60
En el último y gran día de la fiesta, Jesús se puso en pie y alzó la voz, diciendo: Si alguno tiene sed, venga a mí y beba.
En el último día, el más solemne de la fiesta, Jesús se puso de pie y exclamó: —¡Si alguno tiene sed, que venga a mí y beba!
La fiesta de los tabernáculos se celebraba con ciertos rituales festivos. Uno de ellos era una solemne procesión que se realizaba todos los días desde el templo hasta el manantial de Siloé donde un sacerdote llenaba una jarra de oro con agua mientras el coro cantaba Isaías 12:3. Después regresaba al altar y derramaba el agua. Este ritual recordaba el agua que salió de la roca durante la peregrinación en el desierto (Nm. 20:8–11; Sal. 78:15–16).
Agua que sale de la roca
Estar parado frente a esa roca y esperar que con hablarle salga agua, era un paso de fe importantísimo para Moisés. Literalmente es hacer salir agua de la piedra. La sed del pueblo no se hacía esperar, no hay nada peor que tener sed en exceso, y peo aún en el desierto, la impaciencia del pueblo más la falta de fe de Moisés lo llevó a golpear dos veces a aquella roca.

La roca era Cristo:

1 Corintios 10.4 (NVI). y tomaron la misma bebida espiritual, pues bebían de la roca espiritual que los acompañaba, y la roca era Cristo.
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