Sermón : TABERNACULO II
16 no ceso de dar gracias por vosotros, haciendo memoria de vosotros en mis oraciones,
17 para que el Dios de nuestro Señor Jesucristo, el Padre de gloria, os dé espíritu de sabiduría y de revelación en el conocimiento de él,
11 que decía: Yo soy el Alfa y la Omega, el primero y el último. Escribe en un libro lo que ves, y envíalo a las siete iglesias que están en Asia: a Efeso, Esmirna, Pérgamo, Tiatira, Sardis, Filadelfia y Laodicea.
12 Y me volví para ver la voz que hablaba conmigo; y vuelto, vi siete candeleros de oro,
13 y en medio de los siete candeleros, a uno semejante al Hijo del Hombre,j vestido de una ropa que llegaba hasta los pies, y ceñido por el pecho con un cinto de oro.k
14 Su cabeza y sus cabellos eran blancos como blanca lana, como nieve;l sus ojos como llama de fuego;
15 y sus pies semejantes al bronce bruñido,m refulgente como en un horno; y su voz como estruendo de muchas aguas.n
16 Tenía en su diestra siete estrellas; de su boca salía una espada aguda de dos filos; y su rostro era como el sol cuando resplandece en su fuerza.