La historia que cambia las historias

Cuando la palabra cumple su propósito

Hechos de los Apóstoles 2:37 NVI

37 Cuando oyeron esto, todos se sintieron profundamente conmovidos y les dijeron a Pedro y a los otros apóstoles: —Hermanos, ¿qué debemos hacer?

Hay tres pasos que marcan el poder de la palabra en la vida de una persona:

Escuchar

Lo cual no es solo un sonido que pasó sino uno que dejó algo.

Esto compromete nuestra capacidad intelectual, los procesos de análisis y comprensión.

Usted está aquí, puedo verlo, pero ¿está escuchando?

Si alguien ve por internet, ¿cómo van las distracciones?

¿Son sus pensamientos una distracción?

¿Qué de lo que pasa a su alrededor?

¿Sus prejuicios o ideas preconcebidas?

El mensaje nunca hará efecto a menos que realmente escuche.

Conmoverse

Esto involucra los sentidos (no la razón como en el caso anterior).

Es aquello que toca las fibras sensibles de nuestra alma, nos conmueve profundamente.

No es solo que quien esté dando el mensaje manipule sus emociones sino que al escuchar pueda ligarlo con lo que vive.

Conmoverse es una forma de ejercer la empatía, nos acercamos al sentimiento de otros y nos evaluamos a nosotros mismos.

Esto también tiene que ver con la sensibilidad, a veces somos demasiado fríos y no permitimos que las emociones afloren.

Las manifestaciones emocionales no son malas, son parte de nuestro diseño.

Responder

Lo cual es una acción que se anticipa a otra acción.

La respuesta es una acción que surge del entendimiento racional y la conmoción emocional; nos sentimos obligados por nosotros mismos a responder, buscando un cambio, una puesta en práctica.

La primera acción se trata de humildad. Es preguntar, esto es, reconocer que no lo sabemos todo y que necesitamos orientación.

La segunda acción es obediencia. Es seguir las indicaciones de lo que se nos está instruyendo.

La respuesta no es completa si solo hacemos la pregunta pero no llevamos a cabo la acción.

La acción demuestra que tanto la razón como la emoción han sido tocadas.

Cuando escuchas el mensaje de la palabra, ¿te preguntas lo que debes hacer? Y, ¿lo haces?

Aquella primera iglesia

Después del mensaje de Pedro empezaron a pasar muchas cosas en la vida de la gente.

Pedro les recordó la historia de Jesús y esa historia empezó a cambiar las historias.

Los judíos empezaron a adorar a Jesús como a Dios y a creer en él como el mesías.

Los gentiles empezaron a creer en el Dios de los judíos a través de Jesucristo.

Los intereses de las personas cambiaron, incluso su manera de manejar sus finanzas y bienes materiales. Se volvieron generosos y se preocuparon unos por otros.

Se integraron a una nueva familia, muchos porque tuvieron que renunciar a la suya por creer en Jesús.

Su estilo de vida empezó a ser notorio a todos, judíos y no judíos. Y esta forma de vivir (la palabra llevada a la práctica) terminó siendo el poder que conquistó al mismo imperio romano.

Jesús lo explicó con una parábola

Mateo 13:18–23 NVI

18 »Escuchen lo que significa la parábola del sembrador: 19 Cuando alguien oye la palabra acerca del reino y no la entiende, viene el maligno y arrebata lo que se sembró en su corazón. Ésta es la semilla sembrada junto al camino. 20 El que recibió la semilla que cayó en terreno pedregoso es el que oye la palabra e inmediatamente la recibe con alegría; 21 pero como no tiene raíz, dura poco tiempo. Cuando surgen problemas o persecución a causa de la palabra, en seguida se aparta de ella. 22 El que recibió la semilla que cayó entre espinos es el que oye la palabra, pero las preocupaciones de esta vida y el engaño de las riquezas la ahogan, de modo que ésta no llega a dar fruto. 23 Pero el que recibió la semilla que cayó en buen terreno es el que oye la palabra y la entiende. Éste sí produce una cosecha al treinta, al sesenta y hasta al ciento por uno.

Semilla junto al camino: no entiende. Razón.

Semilla entre piedras: dura poco. Emoción.

Semilla entre espinos: ocupaciones. Práctica (respuesta).

La semilla siempre es la misma, la tierra no.

Toda la semilla tiene el potencial para dar fruto, pero la tierra la condiciona.

¿Cómo está el terreno de su corazón?

La semilla tiene el poder de cambiar. Es la historia que cambia las historias.

¿Cuál es tu historia? Permite que la semilla cambie tu historia.