Beneficios de recibir a Cristo

Contexto

Estamos ante una de las más importantes enseñanzas de Jesús al iniciar su ministerio

Las bienaventuranzas o conocido como el sermón del monte, conocido así porque fue proclamado por Jesús en una colina cercana a Capernaum

En este sermón o predicación, Jesús establece las normas, el codigo moral y etico, el cómo se vive en el reino de Dios, o lo que sucede en aquel corazón que recibe el reino de Dios, que recibe a Cristo.

Vemos 3 beneficios en este versículo

Ser dichosos

Cada bienaventuranza comienza con la palabra Bienaventurados, este termino era conocido para los judíos pues recordaba el tan conocido escrito del Salmo 1.1 “Dios bendice a quienes no siguen malos consejos ni andan en malas compañías ni se juntan con los que se burlan de Dios.”

Es dificil expresar lo que provoca en el interior del corazón el recibir a Cristo, no podemos llamarlo simplemente felicidad, el término griego usado aqui es makarios, que significa “dichoso”. Esta palabra entonces hace referencia a la dicha de quienes han llegado a gozar de la salvación de Jesucristo.

Feliz, dichoso, bendito, esta palabra se refiere a cómo Dios bendice al que lo recibe

Números 6:24–26 RVR60

Jehová te bendiga, y te guarde; Jehová haga resplandecer su rostro sobre ti, y tenga de ti misericordia; Jehová alce sobre ti su rostro, y ponga en ti paz.

Tener un corazón limpio

Estas palabras nos hacen comprender que nadie nace con un corazon limpio, nadie nace puro, David llego a decir en pecado fui concebido

Jeremías 17:9 NTV

»El corazón humano es lo más engañoso que hay, y extremadamente perverso. ¿Quién realmente sabe qué tan malo es?

Somos purificados mediante el poder de Dios que actúa en nosotros. Todos estabamos fuera de esta bendición, estabamos manchados por el pecado, y no había remedio para nosotros Romanos 3.23 “Todos hemos pecado, y por eso estamos lejos de Dios.”

Pero Cristo interviene precisamente para quitar la esclavitud que produce el pecado, la condenación, y darnos ahora libertad.

David tiene un momento de arrepentimiento y en su peticion a Dios, pide que su corazón sea limpiado

Salmo 51:10 RVR60

Crea en mí, oh Dios, un corazón limpio, Y renueva un espíritu recto dentro de mí.

Los judios vivian pendientes de aparentar estar bien, cumplir con las ceremonias, las tradiciones, las celebraciones, más no estaban pendientes de su interior. Este sermón venia a ser un golpe directo a los religiosos, que prestaban su atención a lo que no era fundamental.

Jesús le dijo a Nicodemo, debes nacer de nuevo. Su corazón debía ser regenerado.

Juan 3:3–5 RVR60

Respondió Jesús y le dijo: De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de nuevo, no puede ver el reino de Dios. Nicodemo le dijo: ¿Cómo puede un hombre nacer siendo viejo? ¿Puede acaso entrar por segunda vez en el vientre de su madre, y nacer? Respondió Jesús: De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de agua y del Espíritu, no puede entrar en el reino de Dios.

Ver a Dios

Nadie a visto a Dios, ninguna persona fuera de Cristo puede ver al Señor.

Dios es santo y no se relaciona con la iniquidad, con el pecado, y debemos comprender que el pecado esta dentro del ser humano, mientras no intervenga Cristo. Si eso no ocurre, Dios no tiene comunión con la persona

1 Juan 1:5 RVR60

Este es el mensaje que hemos oído de él, y os anunciamos: Dios es luz, y no hay ningunas tinieblas en él.

Por lo tanto no es llegar ir decir yo vere a Dios, yo me iré al cielo

Debemos comprender que todo es de Dios, todo lo creado en el mundo, y quienes habitamos el mundo, Salmos 24.1-6

Salmo 24:1–6 RVR60

De Jehová es la tierra y su plenitud; El mundo, y los que en él habitan. Porque él la fundó sobre los mares, Y la afirmó sobre los ríos. ¿Quién subirá al monte de Jehová? ¿Y quién estará en su lugar santo? El limpio de manos y puro de corazón; El que no ha elevado su alma a cosas vanas, Ni jurado con engaño. El recibirá bendición de Jehová, Y justicia del Dios de salvación. Tal es la generación de los que le buscan, De los que buscan tu rostro, oh Dios de Jacob. Selah