El cambalache perfecto o Gran Intercambio
INTRODUCCIÓN: Los hispanos o latinos somos afines en muchos aspectos: Los deportes, la alegría en nuestras manifestaciones, el colorido de nuestras tradiciones y, es común también, salvo algunas excepciones, el llegar tarde a nuestros compromisos o de dejar para después las cosas que pueden hacerse de inmediato y suele suceder que nunca las hacemos.
Es probable que usted piense que también nos une el idioma y en este punto sabemos que es una media verdad, porque muchas de las palabras que se usan en Venezuela, aunque se digan y escriban igual, significan todo lo contrario en México, Nicaragua, Puerto Rico y otros países.
El título de este mensaje, por citar un ejemplo, El cambalache, lo usamos en Venezuela para definir el trueque o intercambio de diversos objetos, valiosos o no. Esta fue una práctica muy común en tiempos de la colonización española a nuestras tierras, en la que los ibéricos daban espejitos y pulseras de poco valor a los aborígenes, a cambio de piedras preciosas, donde no hay que se experto para entender quien se llevaba la mejor parte de este curioso trueque, cambalache o intercambio.
El pasaje de Isaías 43: 16-21, resulta excelente para hablar sobre un cambalache, el trueque que Dios, en su amor y misericordia, por medio de Cristo, desea hacer con todos los habitantes de la tierra, lo que por tener a Dios como autor, no dudo en denominarlo como El cambalache perfecto.
¿Cuál es el intercambio que el Señor desea hacer con todos nosotros?
1. Dios cambia esclavitud por libertad. Is. 46: 16-17
16 Así dice Dios, el que abre camino en el mar y senda en las aguas impetuosas El versículo nos ubica en un episodio de la historia del pueblo hebreo que, en forma espectacular, muchos de nosotros vimos en la película que sobre Moisés, “Los 10 Mandamientos”, protagonizó Charlton Heston.
Dios que habla a Isaías, es el mismo que en forma milagrosa salvó al pueblo de perecer ante el poderoso ejército egipcio. Los israelitas estaban prácticamente atrapados entre el batallón militar de Faraón y el mar Rojo que bloqueaba cualquier posibilidad de escape.
¿Qué hizo Dios? 16 Abrió camino en el mar y senda en las aguas impetuosas.
Las aguas fueron separadas por la acción de Dios y el pueblo camino hacia su libertad, de esta manera fueron librados de una muerte segura y, en el mejor de los casos, de ser tomados como prisioneros lo que es igual a un regreso cierto a la esclavitud.
No tengo dudas, de acuerdo al contexto y a la condición de profeta mesiánico de Isaías, que esta figura es un tipo de Cristo, en la que Dios nos muestra el resultado de la obra que haría Jesús por todos nosotros, al ofrecer su vida a cambio, en cambalache, por la nuestra y así concedernos la libertad de la muerte y la esclavitud espiritual, claras consecuencias del pecado.
La acción de Dios Todopoderoso no se limitó a salvar al pueblo, también destruyó a los perseguidores, los cuales son descritos en el libro de Isaías como: 17 el que saca carro y caballo, ejército y fuerza; caen juntamente para no levantarse; se extinguen, como pábilo son apagados. Esto significa que toda la fuerza bélica de Faraón fue aniquilada.
Enfoquemos nuestra atención en el uso de la palabra fuerza que, interpretada como un adjetivo sería describir al ejército del Farón como un componente poderoso, potente, difícil de vencer. Si decimos que es un sustantivo, llegaremos a la conclusión que este batallón esta integrado por los soldados más valientes que se pueden enviar a resolver un conflicto por la vía armada. Sea una forma o la otra, Dios los redujo a nada y el pueblo fue librado.
La siguiente oración es completa: 17 … caen juntamente para no levantarse; se extinguen, como pábilo son apagados. El texto no tiene otra explicación sino la de señalar que todos, tanto los hombres como sus instrumentos de guerra, fueron aniquilados: "Así derribó Dios a los egipcios en medio del mar, pues al volver las aguas, cubrieron los carros, la caballería y todo el ejército del faraón que había entrado tras ellos en el mar; no quedó ni uno de ellos”. Éxodo 14: 27b-28
Entre tanto, ¿qué pasó con los hebreos? “En cambio, los hijos de Israel fueron por en medio del mar, en seco, y las aguas eran como un muro a su derecha y a su izquierda. Éxodo 14: 29. El resultado de la acción de Dios para los israelitas también fue maravillosa: “Al ver Israel aquel gran hecho que Dios ejecutó contra los egipcios, el pueblo temió al Señor, y creyeron en Él” Éxodo 14: 31.
¿Cómo aplicar a nuestra vida este hecho milagroso de Dios? No importa el tamaño de su problema o crisis, ni lo pobre en todos los sentidos que sea su vida. Es probable que se sienta cercado, sitiado por graves conflictos o que lleve una vida desordenada y sin sentido. Tal vez crea que está atrapado y sin salida.
La Palabra de Dios trae consuelo y esperanza para todos nosotros, sobre todo cuando sabemos que los grandes enemigos de todos los seres humanos: El diablo, autor y padre de la mentira, criminal desde el principio. Nuestra naturaleza pecaminosa, que nos esclaviza a practicar el pecado y el mal. El mundo que nos ofrece alegrías temporales y también muerte, fueron derrotadas por Cristo, el Señor y Él, por medio de la fe, nos da su victoria, como cambalache perfecto, a cambio de la pobreza e inmundicia presentes en nuestras vidas, que son totalmente transformadas mediante el poder supremo del Espíritu Santo.
Tengamos confianza absoluta en que Dios siempre es el mismo y su poder no se extingue y con su ayuda somos vencedores por medio de Cristo que nos amó.
Deseo compartir una historia con ustedes. Un hecho que pasó un domingo de caliches, así llamamos los periodistas a las jornadas donde no hay noticias importantes. Mi compañero de labores y yo fuimos a la cárcel de Sabaneta en Maracaibo, Venezuela, un lugar donde siempre hay noticias, malas por supuesto. Al entrar a la penitenciaría, observamos a un grupo de hombres que, en lugar de estar pidiendo dinero a los visitantes o deambulando en el penal, estaban reunidos alabando a Dios en un servicio. Se me ocurrió la idea de hacer un trabajo, en un ambiente muy malo, sucedían hechos buenos, así que decidimos abordar al líder o pastor del grupo, a quien le pregunté, ¿Cómo una persona que estaba presa como el resto, delincuente como los demás, podía estar hablando de amor y cambio?
Él me respondió: “Es verdad que estoy aquí por un horrendo delito, una acción cometida en momentos cuando la droga y el alcohol me hicieron un desalmado. Pero en este lugar escuché del perdón y de la vida que Cristo ofrece. La Palabra de Dios obró fe en mi corazón, mi vida destruida fue cambiada, Jesús tomó posesión de mi vida y ahora en lugar de ser un muerto en vida, un hombre de odios, Cristo me hizo una nueva persona y ahora comparto el evangelio con las personas en este lugar, porque todos pueden ser cambiados por el Señor”
Honestamente pensé que aquel hombre, al cumplir su condena, se olvidaría de su misión evangelizadora y volvería a las calles a seguir cometiendo crímenes. Meses después, nuestra sorpresa fue grande, él hombre cumplió su condena y salió libre. Siempre lo vimos, visitando a los presos, continuando con su labor y su predicación, anunciando que en prisión, el amor de Dios los puede alcanzar y cambiar. Tremendo cambalache había ocurrido, una vida destruida, fue edificada de nuevo por el Señor, porque: Dios nos da la libertad suprema a cambio de nuestra esclavitud.
2. Dios cambia maldición por bendición. Is. 46: 19-21
Cuando el pecado entró en el mundo a causa de la desobediencia de la primera pareja humana, el cambio fue total, todo lo perfecto de la creación divina fue dañado. Las tierras fértiles dieron pasos a amplias zonas desérticas. Los ríos se secaron y en su lugar aparecieron piedras y sequedad. Los animales se volvieron contra quien había sido designado por Dios como la imagen de Él y su creación. En lugar de calma y reposo, surgieron enfermedades, desastres, contaminación, hechos de los que somos testigos y en estos días, como pasó en Haití y Chile, lo evidencian; o como la Orca que mató a su entrenadora. Todo es un desastre, sucedió como Dios dijo: " Porque obedeciste la voz de tu mujer y comiste del árbol del que te mandé diciendo: "No comas de él", sea maldita la tierra por tu causa. Con dolor comerás de ella todos los días de tu vida; espinos y cardos te producirá, y comerás plantas del campo. Con el sudor de tu frente comerás el pan hasta que vuelvas a la tierra, pues de ella fuiste tomado. Porque polvo eres y al polvo volverás." (Génesis 3.17-19)
Como parte de la redención, Dios muestra a Isaías y a nosotros, que es terrible realidad será cambiada: 19… Otra vez abriré camino en el desierto y ríos en la tierra estéril. 20 Las fieras del campo me honrarán, los chacales y los pollos del avestruz; porque daré aguas en el desierto, ríos en la tierra estéril, para que beba mi pueblo, mi escogido. Para esta acción, el Señor explica cómo lo hará: “19 He aquí que yo hago cosa nueva”.
Dios no va a reparar lo dañado, ni hará algunos cambios, todo será hecho nuevo. "Vi un cielo nuevo y una tierra nueva… El que estaba sentado en el trono dijo: "He aquí yo hago nuevas todas las cosas." (Apocalipsis 21.1-5). La promesa de bendición y cambio incluye a las personas: "De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas." (2 Corintios 5.17) Sin Cristo, la vida de las personas es un desastre. Cristo es el camino nuevo, que hace corazones nuevos, fértiles, donde la semilla del evangelio germina por fe. Sin Cristo padecemos la sed de la desesperanza, pero Él nos da ríos de agua viva, Él es la fuente del agua que da vida, vida en abundancia. Sin Cristo éramos presa fácil del “león rugiente que busca devorarnos”, pero Él venció al maligno y deshizo sus obras. Lo nuevo de la vida es Cristo es maravillosa, porque ahora 21 Este pueblo he creado para mí; mis alabanzas publicará. Dios ha creado un pueblo nuevo, que la Biblia describe como la nación santa, el real sacerdocio, el pueblo escogido por Dios, que forman la Iglesia, dan a conocer esta verdad, demostrando que el deseo de Dios es que nadie se pierda, sino que todos vengan al conocimiento de la verdad. Dios tomó nuestras maldiciones y las cambió por sus bendiciones. Tremendo cambalache que hace Dios, mediante Cristo, por toda la humanidad.
CONCLUSIÓN El cambalache perfecto también lo podemos llamar: El Gran Intercambio, en el que Dios acredita a Cristo todos nuestros pecados y nos da, por gracia, por fe, su amor para perdonarnos y limpiarnos de toda maldad. Jesús en la cruz, anunció que todo estaba consumado, es decir el trabajo que vino a hacer, “quitar los pecados del mundo” estaba concluido. Mirar la escena de la Cruz es recordar que Dios ha cambiado nuestra condición de esclavos a verdaderamente libres. Es publicar como un nuevo pueblo, que la maldición del pecado fue vencida y ahora contamos con la bendición del cielo. Las bendiciones no son exclusivamente para el más allá, incluye el aquí y ahora, porque frente a las grandes tragedias o los problemas que parecen insuperables, tenemos la promesa de Dios, de estar con nosotros todos los días hasta el fin del mundo. La próxima vez que nos sintamos atrapados por las adversidades y tragedias, recordemos la verdad que hoy compartimos: “A quien el Hijo libertara, será verdaderamente libre” Amén.