Conversatorio: El evangelio

Sermon  •  Submitted   •  Presented
0 ratings
· 7 views
Notes
Transcript

Introducción

● «Evangelion —lo que llamamos «el evangelio»— es una palabra griega, que significa noticias buenas, felices, alegres y gozosas, que alegran el corazón del hombre y lo hacen cantar, danzar y saltar de gozo» (William Tyndale)
● El evangelio es:
Un mensaje que debe ser proclamado y creído (Mr. 1:14-15).
Es el tema de toda la Biblia (Gá. 3:8).
Viene de arriba, de Dios (Gá. 1:11-12).
Es digno de nuestros mayores esfuerzos (Fil. 1:27-30).
Puede y debe ser definido solamente por la Biblia.
● El mensaje esencial del evangelio es el siguiente:
Dios, mediante la vida perfecta, la muerte expiatoria, y la resurrección corporal de Jesucristo, rescata a todo su pueblo de la ira de Dios, para tener paz con él, con la promesa de una restauración completa de su orden creado para siempre; todo para la alabanza de la gloria de su gracia.
● La Iglesia está llamada no solo a tener esta claridad doctrinal sobre lo que es el evangelio sino también a vivir esta verdad.
○ La prueba de una iglesia centrada en el evangelio es su doctrina sobre el papel más su cultura en la práctica.

Capítulo 1: El evangelio para ti

La iglesia debe ser conocida simultáneamente por su pureza de doctrina y por la realidad de su comunidad o cultura del evangelio.
Doctrina del evangelio – cultura del evangelio = hipocresía
Cultura del evangelio – doctrina del evangelio = fragilidad
Doctrina del evangelio + cultura del evangelio = poder
● Las personas verán a Cristo en nosotros cuando edifiquemos nuestras iglesias en culturas del evangelio con los recursos de la doctrina del evangelio, sin tomar atajos.
● La doctrina del evangelio desde Juan 3:16:
Juan 3:16 NBLA
16 »Porque de tal manera amó Dios al mundo, que dio a Su Hijo unigénito, para que todo aquel que cree en Él, no se pierda, sino que tenga vida eterna.
○ PORQUE DE TAL MANERA AMÓ DIOS AL MUNDO:
■ Para que este verso tenga en nosotros el impacto que merece, debemos entender dos cosas: quién es Dios y cómo ama a este mundo.
● ¿Quién es Dios?
○ El evangelio refleja a Dios de una manera gloriosa, mucho más allá de lo que podemos pensar de forma natural, e incluso en oposición a lo que naturalmente pensamos.
○ El evangelio no nos pide que nos conformemos con lo que sea. Comienza con el Dios todopoderoso, quien, increíblemente, no desprecia al mundo sino que lo ama.
● ¿Cómo ama Dios a este mundo?
○ Dios no amó moderadamente sino masivamente.
○ La expresión “de tal manera” comunica la intensidad del amor de Dios no porque seamos dignos de recibir ese amor, sino porque él es amor (1 Jn. 4:16).
○ El evangelio nos muestra cuánto ama Dios a este mundo al dejarnos ver que él ama masivamente a gente mala que le niega y le ofende constantemente.
Él DIO A SU ÚNICO HIJO
■ Este Hijo es Jesús, el Mesías prometido del Antiguo Testamento y el que cumple las esperanzas más profundas del corazón humano. La palabra unigénito significa que Jesús es único. No hay otro como él. Por tanto, él es irreemplazable. No hay otro Salvador. El mundo no tiene otra esperanza. Nadie más va a venir del cielo para rescatarnos.
● Dios lo entregó en la cruz. Lo abandonó a la desolación del infierno que merecemos, para que nos diera, para siempre jamás, cosas celestiales que no podemos merecer (Ro. 8:32).
● Cuando finalmente abandonamos nuestras pretensiones y nos abrimos al amor de Dios, siempre lo encontraremos justo donde Dios mismo lo puso, en su único Hijo. Solo en Cristo, nosotros, los culpables, encontraremos todo el amor que necesitaremos. Eso es lo que dice el evangelio.
PARA QUE TODO AQUEL QUE EN ÉL CREE, NO SE PIERDA, MAS TENGA VIDA.
■ La expresión “todo aquel" es amplia. Cualquier persona, por muy desacreditada que esté, puede entrar. Al mismo tiempo, las palabras “no se pierda, mas tenga vida eterna" son restrictivas. El perecer y la vida eterna son las únicas alternativas que tenemos ante nosotros. Cada uno de nosotros irá en una dirección u otra. Todo depende de si creemos en el Hijo unigénito de Dios.
■ La vida eterna está disponible ahora mismo para los pecadores merecedores del infierno, los cuales son amados grandemente por el glorioso Dios que ha dado a su único Hijo. Lo único que pide es que respondamos a esa buena noticia dejando de mirarnos a nosotros mismos para recibir a Cristo con las manos vacías de la fe.
¿Has confiado en él?
¿Has dejado de confiar en ti mismo y te has vuelto hacia él como tu Salvador?
¿Vas a hacerlo ahora?
Él ofrece y promete vida eterna, en sí mismo, a todos aquellos que simplemente creen.

DE LA DOCTRINA A LA CULTURA

● El amor de Dios en Cristo es la impresionante doctrina de Juan 3:16. Aquí está la hermosa cultura de la iglesia requerida por esta doctrina: «Amados, si Dios nos ha amado así, debemos también nosotros amarnos unos a otros» (1 Jn. 4:11).
● Vemos de verdad cuán grande es el amor de Dios, por lo que nos despojamos de nuestra indiferencia y nos unimos para cuidarnos unos a otros de manera real, así como Dios se preocupa de nosotros maravillosamente. Es entonces cuando una iglesia empieza a lucir como una comunidad en la que el Dios de Juan 3:16 habita con poder.
Es entonces cuando el mundo puede ver su amor en realidad, y muchos se unirán a nosotros en Cristo y vivirán para siempre.

Capítulo 2: El evangelio para la iglesia

● Tú y yo debemos creer el evangelio por nosotros mismos, en primer lugar y por encima de todo. No obstante, el evangelio crea también un nuevo tipo de comunidad; una cultura del evangelio llamada iglesia.
● Una iglesia es un cuerpo de creyentes en Jesús, quienes juntos reciben vida de él de maneras regulares, prácticas y organizadas, que aceleran su progreso para él.
● Solamente en una iglesia somos miembros de Cristo, y los unos de los otros, avanzando juntos como un cuerpo bien coordinado (1 Co. 12:12-27).
Sufrimos y crecemos estando juntos. Estando juntos alabamos, crecemos y servimos, conforme a la Palabra de Dios. Esto es tu iglesia; Un nuevo tipo de comunidad que Cristo está creando en el mundo hoy para mostrar su gloria. Esto es una cultura del evangelio.
● En Efesios 5:25b-27, vemos que Cristo amó a la iglesia en particular, por lo que se entregó a sí mismo por ella. Esta es la doctrina del evangelio. Consideremos este pasaje frase por frase:
○ CRISTO AMÓ Y MURIÓ POR LA IGLESIA.
Efesios 5:25 (NBLA)
25 Maridos, amen a sus mujeres, así como Cristo amó a la iglesia y se dio Él mismo por ella,
■ Pablo enseña que «Cristo amó a la iglesia, y se entregó a sí mismo por ella» (Ef. 5:25b).
Toda la actitud de Cristo hacia su iglesia, es amor. Nunca ha existido un solo momento en el que no haya amado a su pueblo, con todo su gran corazón.
■ Conforme a su amoroso plan, Cristo se dio a sí mismo por su Iglesia en la cruz.
Toda la ira de Dios contra los pecados de la iglesia fue para siempre aplacada en Cristo crucificado.
Él se dio tan plenamente, que pagó hasta el último céntimo de nuestra deuda. Nos liberó completamente, aunque le costó todo.
Por tanto, sólo por Jesús, la aprobación de Dios ahora es una realidad sobre su Iglesia.
○ PARA SANTIFICARLA Y LIMPIARLA POR LA PALABRA.
■ El eterno amor y la muerte de Cristo tuvieron un propósito: santificar a la Iglesia. Él se propuso consagrarnos, apartarnos para sí mismo.
Su amor es demasiado grande como para dejarnos seguir con nuestras vidas egocéntricas. Por tanto, tomó posesión de nosotros con un propósito santo, de modo que ya no nos pertenecemos a nosotros mismos. Nos sacó del pozo y nos reclamó para él. La palabra santificar nos llena con una nueva dignidad.
■ Cuando un hombre busca novia, a menudo busca una reina de la belleza. Pero Cristo escogió a la que estaba sucia y necesitaba de su purificación. El Hijo de Dios cruzó las vías hacia la parte mala de la ciudad, en la que nosotros vivíamos, para encontrar a su novia. Trajimos a la relación nuestro trasfondo conflictivo, nuestros problemas actuales y nuestra vergüenza. Pero ahora podemos hacer frente a todas estas cosas, por lo que él trajo a la relación: limpieza suficiente para toda nuestra sucia culpa.
■ ¿Cómo purifica Cristo a su esposa? Lo hace mediante «el lavamiento del agua por la palabra». El Señor, habiéndonos reclamado para sí mismo, hace que su amor sea real, a medida que la palabra del evangelio nos lava domingo tras domingo.
■ Necesitamos ser lavados por la Palabra constantemente, porque nuestra naturaleza pecaminosa necesita ser purificada.
La Biblia nos advierte de que una actitud blasfema acecha nuestros corazones. Nos decimos: «¿Qué tiene de importante hacer esta u otra concesión? Él lo entenderá. Es todo gracia, ¿no?». Pero, ¿qué hombre diría esto?: «¿Qué tienen de grave los adulterios de mi esposa? Es un mero matrimonio. Lo comprendo. Soy todo gracia». De la misma manera, nuestro Esposo divino tampoco piensa: «Bueno, ha traído otro amante a nuestra cama, pero mientras me dejen dormir… No hay problema». Solo pensarlo resulta repugnante.
○ A FIN DE PRESENTARLA COMO UNA IGLESIA GLORIOSA
■ Cristo tiene un propósito aun más grande para su iglesia. Nos lleva hasta la eternidad futura.
Pablo dice que él murió por la iglesia y la lavó con la palabra, «a fin de presentársela [él] a sí mismo, una iglesia gloriosa, que no tuviese mancha ni arruga ni cosa semejante, sino que fuese santa y sin mancha» (Ef. 5:27). Las palabras enfatizadas aquí son él y a sí mismo. Él nos embellecerá. Él satisfará su amoroso corazón por nosotros.
■ Mira el glorioso destino que tiene para su pueblo. Nos presentará a sí mismo en esplendor. En aquel día de boda en los cielos, la esposa no necesitará maquillaje (Ap. 21:2). Él nos mirará a los ojos y nos dirá «amor mío, eres perfecta» La auténtica santidad que Cristo crea es hermosa. Y la santidad que él da redimirá toda cosa sucia que hayamos hecho o hayamos sufrido de los demás. Seremos «sin mancha ni arruga ni cosa semejante».
Seremos perfectos para siempre, pues finalmente estaremos con él, y seremos para él solamente. Él lo hará. Lo ha prometido.

DE LA DOCTRINA A LA CULTURA

● Por encima de todo, la cultura del evangelio de la iglesia se caracteriza por una hermosa santidad. Sigue siendo imperfecta en esta vida, pero es visible y encantadora. Nuestro Señor nos dice, «sed santos, porque yo soy santo» (1 P. 1:16)
● La Biblia dice que nos hemos casado con el Cristo resucitado, con el propósito de dar fruto para Dios (Ro. 7:4). No estamos casados con un Jesús muerto e indefenso, sino con un Jesús vivo y poderoso.
Nos rendimos a su amor y comenzamos a cambiar por su poder. Con el tiempo, él trae fielmente su fruto a través de nosotros. Su santidad se empieza a mostrar, solo por su milagroso poder, en nuestra debilidad y corrupción. De esta forma, las personas pueden ver su hermosura en el mundo hoy; en iglesias agraciadas con santidad.

Capítulo 3: El evangelio para todo

● Una iglesia definida por el evangelio es una señal profética que apunta más allá de sí misma. Es un hogar modelo del nuevo vecindario que Cristo está construyendo para la eternidad. Las personas pueden entrar en este tipo de iglesias ahora mismo para ver una belleza humana que durará para siempre.
Apocalipsis 21 nos muestra cuán grande es el evangelio realmente. Es tan grande como el universo. La redención es tan grande como la creación.
La historia de la Biblia empieza aquí: «En el principio creó Dios los cielos y la tierra» (Gn. 1:1) y termina aquí: «Vi un cielo nuevo y una tierra nueva» (Ap. 21:1).
● La resurrección de nuestro Señor nos ofrece un destello, en un hombre, de la futura raza humana redimida. Jesús resucitado es el segundo Adán, un nuevo comienzo (1 Co. 15:45). Y quienes somos creyentes, compartimos ahora su novedad de vida: «Si alguno está en Cristo, nueva criatura es» (2 Co. 5:17).
● Las personas que creen en este grandioso evangelio lo demuestran. Todavía sufrimos, como los demás, pero estamos «entristecidos, mas siempre gozosos» (2 Co. 6:10). «Nos gloriamos en la esperanza de la gloria de Dios» (Ro. 5:2)
● La doctrina del evangelio para todo desde Apocalipsis 21: 1 - 5:
Apocalipsis 21:1–5 (NBLA)
1 Entonces vi un cielo nuevo y una tierra nueva, porque el primer cielo y la primera tierra pasaron, y el mar ya no existe. 2 Y vi la ciudad santa, la nueva Jerusalén, que descendía del cielo, de Dios, preparada como una novia ataviada para su esposo. 3 Entonces oí una gran voz que decía desde el trono: «El tabernáculo de Dios está entre los hombres, y Él habitará entre ellos y ellos serán Su pueblo, y Dios mismo estará entre ellos. 4 »Él enjugará toda lágrima de sus ojos, y ya no habrá muerte, ni habrá más duelo, ni clamor, ni dolor, porque las primeras cosas han pasado» 5 El que está sentado en el trono dijo: «Yo hago nuevas todas las cosas». Y añadió*: «Escribe, porque estas palabras son fieles y verdaderas»
○ VI UN CIELO NUEVO Y UNA TIERRA NUEVA
■ Nuevo no significa que el universo será completamente nuevo, como si no fuese a tener ninguna continuidad con el universo presente.
Significa que este universo, este cielo y tierra presentes, será renovado.
○ Y VI LA CIUDAD SANTA DESCENDER DEL CIELO
■ La promesa del evangelio no consiste en que vayas al cielo para estar a solas con Jesús.
La promesa es que todo el pueblo de Dios estará con él en una comunidad gloriosa para siempre. Seremos una ciudad, una nueva Jerusalén, el verdadero y eterno lugar en el que Dios mora entre su pueblo.
○ HE AQUÍ EL TABERNÁCULO DE DIOS CON LOS HOMBRES
■ El plato fuerte es este: «Dios mismo estará con ellos como su Dios».
Se acerca el día en el que conoceremos a Dios en su inmediata presencia, y esta no será una de reproche sino de descanso.
Estaremos en su presencia no porque hayamos vencido a nuestro pecado o porque nos hayamos mejorado a nosotros mismos, sino porque Cristo tomó sobre sí todo nuestro pecado y tristeza, a la vez que nos dio sus dulces e infinitas misericordias.
○ ÉL HACE NUEVAS TODAS LAS COSAS
■ Esta es la verdadera magnitud del evangelio bíblico: No habrá nada viejo, ruinoso, impuro, o desgastado en el radiante reino de Cristo. No encontraremos nada que pueda asociarse con un triste recuerdo.
Todo lo que experimentemos, toda nueva asociación y recuerdo, crecerá exponencialmente, purificando e intensificando nuestro gozo para siempre, puesto que todo viene de la mano de Dios.

DE LA DOCTRINA A LA CULTURA

● ¿De qué manera esta doctrina del evangelio conduce a una cultura del evangelio? Creando iglesias de radiante, resistente y fuerte esperanza. Creando iglesias que afrontan la vida tal y como es, y no son derrotadas.
● La esperanza del evangelio nos hace felizmente resistentes frente a cada decepción que afrontamos en este mundo roto.
● La esperanza del evangelio y el triunfo de nuestro Salvador nos hacen felizmente resistentes incluso ante nuestros propios pecados y fracasos.

Capítulo 4: Algo Nuevo

● Una objeción común al evangelio es la siguiente: «Miren sus iglesias». No hace falta decir nada más. Alguien que dude puede encontrar una razón para ignorar la verdad del evangelio, solo mirando el tipo de relaciones que hay en nuestras iglesias. Y, ¿por qué no?
Es en nuestras iglesias donde el evangelio es examinado por la vida real. Si las personas quieren conocer lo que crea el evangelio, ¿están siendo injustas al observar una iglesia?
● Pensemos acerca de 1 Timoteo 3:14-16 cómo deberían ser las iglesias:
1 Timoteo 3:14–16 (NBLA)
14 Te escribo estas cosas, esperando ir a verte pronto, 15 pero en caso que me tarde, te escribo para que sepas cómo debe conducirse uno en la casa de Dios, que es la iglesia del Dios vivo, columna y sostén de la verdad.
16 E indiscutiblemente, grande es el misterio de la piedad: Él fue manifestado en la carne, Vindicado en el Espíritu, Contemplado por ángeles, Proclamado entre las naciones, Creído en el mundo, Recibido arriba en gloria.
○ LA CASA DE DIOS
■ La palabra casa significa una familia. Eso es lo que una iglesia es, porque Dios es nuestro Padre (Ef. 2:18-19). Él nos ha adoptado como sus hijos por medio de Cristo (Ro. 8:15).
¿Cómo deberíamos comportarnos en la casa de Dios, nuestro Padre?
■ Él quiere que nos comportemos de formas que revelen su corazón y quién es él (Ef. 5:1) Santo, Amoroso, celoso por lo bueno, implacable con el mal, pero misericordioso con los pecadores que se arrepienten.
■ Vemos al Padre más claramente en el Hijo. La semejanza es tal que Jesús dijo: «El que me ha visto a mí, ha visto al Padre» (Jn. 14:9). Entonces, ¿cómo puede un mundo roto ver la hermosura inexpresable del Padre y el Hijo en nuestras iglesias?
○ LA IGLESIA DEL DIOS VIVIENTE
■ El pueblo de Dios reunido es una fuerza poderosa para un cambio impulsado por el evangelio.
Ahora procuramos vivir unidos para adorar, crecer y glorificar al Dios vivo en medio de un mundo de ídolos muertos.
Es por esto la importancia de pertenecer a una iglesia local, somos testigos fieles de un Dios vivo.
○ COLUMNA Y BALUARTE DE LA VERDAD
■ ¿Qué significa esto? Bueno, ¿qué hace una columna? Sostiene algo.
¿Y qué hace un baluarte? Fortalece algo.
Una iglesia fiel, en otras palabras, sostiene el evangelio para que todos lo vean, manteniéndolo creíble y sólido.
■ Tu iglesia está llamada a ser una columna que levante en alto la verdad del evangelio. La única verdad que durará más que el universo, la única verdad que puede ayudar ahora mismo a los pecadores y sufrientes, merece ser claramente exhibida.
No debemos permitir que nada en nuestras iglesias compita con la gran notoriedad del evangelio. Debemos conservarlo puro y verdadero a todo costo en su doctrina y en su cultura.

Capítulo 5: No es fácil, pero es posible

● Una de las barreras más grandes para la obra del evangelio en nuestras iglesias es la incredulidad entre nosotros, los miembros de la iglesia. Nuestra incredulidad impide el avance del evangelio de maneras que no vemos, aún cuando tenemos la intención de que este avance. Superar nuestra incredulidad no es fácil, pero es posible.
● Martín Lutero lo expone claramente: «El evangelio nunca puede ser repetido lo suficiente o demasiado en nuestros oídos. Sí, aunque lo hayamos aprendido y lo entendamos bien, aun así no hay nadie que lo tenga asido perfectamente o que lo crea con todo su corazón, así de frágil es nuestra carne y desobediente al Espíritu».
Es por esto la necesidad de escucharlo constantemente en todas sus implicaciones y de ser corregidos cada vez que vivamos en desacuerdo a esta verdad, y el escenario perfecto para esto se da en medio de una iglesia local que vive una cultura de evangelio.
● Para discernir más claramente la cultura de tu iglesia, hazte varias preguntas cómo estas:
○ ¿Cuál es la cosa más importante de tu iglesia, sobre la que nunca se ha tomado una decisión formal?
○ ¿Hay algunos ideales bienintencionados pero inútiles?
○ ¿Existe algún área en la vida de tu iglesia en el que la obediencia a Cristo se está evitando, y aun así se espera su bendición?
○ ¿Hay algo que tenga demasiado control sobre tu iglesia?
● En Gálatas 2: 11 - 14 se nos modela lo que debemos hacer cuándo encontramos que nuestras iglesias no viven una cultura de evangelio:
○ Construir tal cultura no es fácil, pero es posible. El paso difícil para una iglesia es confrontarse a sí misma, tal y como Pablo confrontó a Pedro (vs. 14)
○ No es suficiente que nos preguntemos, ¿enseña nuestra iglesia la doctrina del evangelio? También debemos preguntarnos, ¿está nuestra cultura de iglesia claramente alineada con esta doctrina del evangelio?
Para Pablo, la fidelidad al evangelio incluye aplicar el evangelio a nuestra conducta.
Pedro añadía algo al mensaje suficiente del evangelio con su conducta, y esto pervertía la suficiente obra y amor de Dios en Cristo por la humanidad. Pablo luchó para que el evangelio de la gracia de Dios permaneciera puro y así tanto el creyente, como el pecador, encontrara salvación al entrar en contacto con la iglesia.
○ La cultura del evangelio es tan sagrada como la doctrina del evangelio, y debe ser nutrida y preservada cuidadosamente en nuestras iglesias.

Capítulo 6: Lo que podemos esperar

● A medida que nuestras iglesias avanzan en la doctrina y en la cultura del evangelio, ¿Qué podemos esperar ver? (
2 Corintios 2:15–16 NTV
15 Nuestras vidas son la fragancia de Cristo que sube hasta Dios, pero esta fragancia se percibe de una manera diferente por los que se salvan y los que se pierden. 16 Para los que se pierden, somos un espantoso olor de muerte y condenación, pero para aquellos que se salvan, somos un perfume que da vida. ¿Y quién es la persona adecuada para semejante tarea?
● Algunas personas experimentarán nuestras iglesias como un «olor de vida para vida», pero otros como «un olor de muerte para muerte». Cuanto más atractivas sean nuestras iglesias por el evangelio, más intensas serán estas dos reacciones. Podemos esperar más apertura y más controversia.
Seguir avanzando junto al Señor significa que el futuro será más emocionante y estresante que el presente.
● Nuestro Señor estaba destinado a desencadenar reacciones intensas; a favor y en contra
Lucas 2:34 NTV
34 Entonces Simeón les dio su bendición y le dijo a María, la madre del bebé: «Este niño está destinado a provocar la caída de muchos en Israel, pero también será la alegría de muchos otros. Fue enviado como una señal de Dios, pero muchos se le opondrán.
Siempre lo hizo y siempre lo hará, hasta que regrese. Cuando vemos que nuestros ministerios agradan tanto como provocan, no debería sorprendernos. Nada está yendo mal. Al contrario, algo está yendo bien. Dios está extendiendo la fragancia de Cristo a través de nosotros.
● «para Dios somos grato olor de Cristo». Este es el punto principal de Pablo aquí. Al margen de lo que la gente pueda pensar de nosotros, Dios nos percibe con agrado cuando ponemos en alto a Jesucristo crucificado.
● Cuándo somos fieles en la doctrina y la cultura del evangelio, no deberíamos desanimarnos cuando seamos juzgados y maltratados. Forma parte del ministerio del evangelio.
Deberíamos esperarlo y aceptarlo por amor al Señor, pero nunca debemos alterar la Palabra y los medios bíblicos para llevar a cabo el ministerio que Dios nos ha dado.

Capítulo 7: Nuestro camino por delante

● Si todo lo que hemos venido aprendiendo sobre la necesidad de una cultura moldeada por el evangelio en nuestras iglesias es así, ¿qué es lo siguiente? ¿Qué se requiere de nosotros?
¿Qué implica que el evangelio que amamos renueve las iglesias que también amamos?
○ Dada la corrupción de nuestros corazones (Jer. 17:9), lo primero que debemos hacer es arrodillarnos delante de Dios y humildemente rogarle que nos sostenga.
Francis Schaeffer solía decir: «Nosotros no estamos edificando el reino de Dios. Él está edificando su reino, y estamos orando por el privilegio de estar involucrados».
○ Necesitamos recibir de Su poder, valentía y amor:
■ Poder.
● ¿Cómo podemos levantar el nombre de Cristo sin el poder de Cristo? Si nuestros propósitos no se elevan por encima de lo que podemos lograr mediante nuestra organización y pensamientos, entonces deberíamos convertir nuestras iglesias en centros comunitarios.
● La iglesia primitiva pensaba en el poder de Dios como una intervención milagrosa sin la cual no podían hacer nada. Ni siquiera se esperaba que las palabras del evangelio obraran de una manera automática. (1Ts. 1: 5)
● ¡Oremos más! Nunca experimentaremos a Dios sin depender de Dios y sin clamar a Dios.
El pastor Eric Alexander de la Iglesia de Escocia explica cómo la oración realmente influye en nuestra labor: «La oración es la esencia de la obra a la que Dios nos ha llamado. Frecuentemente hablamos de orar por la obra, pero esencialmente la oración misma es la verdadera obra» Debemos abandonarnos completamente a Dios, fracasar en nuestras propias fuerzas, y buscarle a Él en oración y súplica para que su evangelio sea real y poderoso en nuestras iglesias.
■ Valentía.
● Hay una sola manera de servir a nuestro Señor: con total dedicación, cualquiera que sea el costo (Mr. 8: 35)
● La grandeza de Cristo crea valentía en nosotros. Pablo escribe, «Olvidando ciertamente lo que queda atrás y extendiéndome a lo que está delante» (Fil. 3:13-14). Así es cómo piensan los cristianos maduros (v. 15). Son asidos por el evangelio y se vuelven entusiastas, abiertos y con visión de futuro.
● La Escritura nos muestra que la iglesia primitiva valoraba la valentía por encima de la vida misma (Hch. 4:23-31).
■ Amor.
● «Todas vuestras cosas sean hechas con amor» (1 Co. 16:14). La hermosura del amor es la corona de una iglesia bien enseñada.
● Jesús nos dijo que este mundo incrédulo nos identificará como cristianos solo si reflejamos su hermosura (Jn. 13: 34 - 35)
● El mandamiento de Cristo es que nos amemos los unos a los otros. El ejemplo de Cristo es que muramos los unos por los otros. La promesa de Cristo es que nuestro amor le mostrará a un mundo escéptico la diferencia que él marca.
Si de manera notable fallamos en amarnos los unos a los otros, cuando deberíamos parecernos a Jesús, entonces el mundo tiene el derecho a concluir que no sabemos nada de él. Podrían estar equivocados. Podríamos ser verdaderamente cristianos. Pero el mundo acierta al considerar a los cristianos que no aman como no cristianos. El mismo Jesús les dio ese derecho.
Related Media
See more
Related Sermons
See more