Verdades que alientan (2)

1 Pedro 1:5-9  •  Sermon  •  Submitted   •  Presented
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1.- Preservados por el poder de Dios

1 Pedro 1:5
que sois guardados por el poder de Dios mediante la fe, para alcanzar la salvación que está preparada para ser manifestada en el tiempo postrero.
¿Qué experiencia o problema difícil hace que usted se sienta inseguro? ¿Es posible que se haya concentrado más en el problema que en Dios? ¿Le ayuda recordar que él le salvó y que usted es un amado hijo de él? ¿Cuál es la bendición futura que le da a usted más confianza y gozo? ¿Qué puede hacer ahora para agradecer al Rey del Universo esta seguridad?

2.-Movidos al gozo

1 Pedro 1:5 RVR60
que sois guardados por el poder de Dios mediante la fe, para alcanzar la salvación que está preparada para ser manifestada en el tiempo postrero.
Una esperanza viva resulta en gozo en el presente. En lo cual probablemente se refiere a las verdades que se mencionaron en los vv. 3–5. Pedro anima a sus lectores a poner su conocimiento en práctica. Su respuesta a las tremendas verdades teológicas enseñadas hasta aquí, debía ser que se alegraran. El conocimiento por sí solo no puede producir el gran gozo de la seguridad

3.- Las pruebas como una necesidad para nuestra fe

1 Pedro 1:6–7 (RVR60)
En lo cual vosotros os alegráis, aunque ahora por un poco de tiempo, si es necesario, tengáis que ser afligidos en diversas pruebas, para que sometida a prueba vuestra fe, mucho más preciosa que el oro, el cual aunque perecedero se prueba con fuego, sea hallada en alabanza, gloria y honra cuando sea manifestado Jesucristo,
A) La tribulación es por poco tiempo
Remando contra la corriente (1ra Pedro) Las tribulaciones son temporales (v. 6).

Por un poco de tiempo es la expresión que el apóstol usa. También Pablo habla de “esta leve tribulación momentánea” (2 Corintios 4:17). A nosotros esos momentos pueden parecernos demasiado largos y algunas personas sufren toda la vida, pero Dios y su pueblo tienen otra perspectiva acerca del tiempo, porque la eternidad de gloria y bendición permanece para siempre. En contraste, nuestras aflicciones tienen poca duración.

Recordemos cuando éramos niños y nuestros padres prometían llevarnos a pasear. ¡Aunque sólo faltaban cinco días, nos parecían un año! La madurez espiritual y el conocimiento de la Palabra de Dios nos proporcionan la perspectiva divina que nos asegura que en la eternidad seremos sanos y fuertes, que estaremos seguros, tranquilos, sin tener que derramar lágrimas ni sentir dolor.

No todas las aflicciones duran toda la vida. Dios sabe lo que necesitamos y cuánto podemos soportar. El conoce cuándo se ha cumplido su propósito en nosotros.

B) La tribulación es necesaria
Remando contra la corriente (1ra Pedro) Las tribulaciones son necesarias (v. 6).

Si Dios permite una prueba, es porque es imprescindible. El no desea que suframos sin propósito; más bien está llevando a cabo sus maravillosos y eternos designios para nuestro bien, para el de otros y para su gloria. El creyente está en la “escuela de Dios”; nos está forjando para que seamos como su Hijo y transformando día con día para que mostremos al mundo cómo es su divina persona. En otras palabras, nos está preparando para llegar al cielo.

Pablo escribió en Romanos 8:28 que para los creyentes “todas las cosas les ayudan a bien”. Recordemos el pastel que prepara la madre o la esposa. Utiliza en su elaboración varios ingredientes que aisladamente no tienen buen sabor como la harina, el polvo de hornear y la manteca. Otros sí son apetitosos, como el azúcar y la fruta. De la misma manera son las experiencias que Dios diseña para sus hijos. Algunas son agradables y otras amargas. ¡Pero todas contribuyen para hacer un “pastel” bello y sabroso cuando sale del horno!

C) La tribulación es variada
Remando contra la corriente (1ra Pedro) Las tribulaciones son variadas (v. 6).

Impactan el cuerpo, la mente o las emociones. Pueden afectar a nuestro matrimonio, a los hijos, la familia o a los amigos. A veces producen cambios difíciles en el trabajo, los estudios o los proyectos y sueños personales. En ocasiones ponen en peligro la vida, provocan soledad, nos incapacitan o debilitan.

Estos nos enseñan que no debemos sorprendernos de ninguna experiencia, aun la más inesperada. Dios sabe lo que necesitamos para cumplir sus propósitos. Tampoco debemos comparar nuestras experiencias con las de otras personas aunque a veces nos parezca que ellos no padecen problemas tan difíciles como nosotros, pero el Señor conoce a cada persona y sólo él sabe lo que puede sufrir ahora o en el futuro. El calendario de problemas y causas de sufrimiento varía.

El humano siempre sueña con el momento en que sus pruebas terminen y pueda vivir tranquilo. Dios no promete la desaparición de ellos por completo, sino que los ejemplos en la Biblia muestran que las dificultades son una circunstancia normal para los humanos. Cuando termine una prueba, puede comenzar otra. Pero de distinta naturaleza, porque se nos dice que pasaremos por “diversas pruebas”.

D) La tribulación refina nuestra fe
1 Pedro 1:7 (RVR60)
para que sometida a prueba vuestra fe, mucho más preciosa que el oro, el cual aunque perecedero se prueba con fuego, sea hallada en alabanza, gloria y honra cuando sea manifestado Jesucristo,
Lo que purifica al oro es el crisol. El encargado o “acrisolador” calienta el oro en una caldera hasta hacerlo líquido. Poco a poco, la llamada “escoria”, lo que no es oro, sube a la superficie. Con cuidado y paciencia, va quitando todo lo que flota. Después, observa atentamente el metal hasta que no quedan materiales contaminantes y la superficie brilla con claridad.Dicen que cuando el oro es cien por ciento puro, el acrisolador puede ver su propia imagen reflejada en él porque se asemeja a un espejo. Job dijo tocante a Dios, “Mas él conoce mi camino; me probará, y saldré como oro” (Job 23:10).¡Qué bella esta comparación del acrisolador con Dios y la comparación del oro con la fe! El Creador está depurando pacientemente nuestra fe. No es fácil, porque se requiere que el creyente pase por el fuego de las pruebas y las tribulaciones.Pero, ¡vale la pena! Pedro dice que la fe es más valiosa que el oro. El oro perecerá, pero la confianza en Dios trae resultados eternos. La fe produce la alabanza divina, la gloria y la honra para nosotros y para Jesucristo cuando regrese en gloria. Ignacio, un líder cristiano de la antigüedad, fue encarcelado por su fe en Cristo pero llamó a sus cadenas “perlas espirituales”.Las pruebas en la vida del cristiano tienen un propósito, aunque en el momento de sufrirlas tal vez no lo entendemos a la perfección. Sin embargo, nos está haciendo mejores personas. La tribulación revela la debilidad, y el carácter se transforma porque éstas nos obligan a acercarnos al Señor y a depender más de él. Dios desarrolla nuestra fe por medio de ellas.
E) En la tribulación el amor a Cristo no debería menguar
1 Pedro 1:8 (RVR60)
a quien amáis sin haberle visto, en quien creyendo, aunque ahora no lo veáis, os alegráis con gozo inefable y glorioso;
Sin embargo, a pesar de que los cristianos ahora no lo ven, como Pedro le vio, le aman y creen en él, y también les dice: os alegráis con gozo inefable y glorioso. Pedro usó el vb. “alegráis” (agalliasthe) en 1 Pedro 1:6, y “os gocéis” agalliōmenoi en 4:13. Bienaventurado los que no vieron y creyeron.
F) En la tribulación estamos confiados por por nuestro final
1 Pedro 1:9 (RVR60)
obteniendo el fin de vuestra fe, que es la salvación de vuestras almas.
Los creyentes pueden regocijarse debido a que están (tiempo pres.) obteniendo (komizomenoi, “recibir como recompensa”) lo que se les prometió, i.e., la salvación, que es el fin, o culminación (telos), de la fe. Para los que aman a, y creen en Jesucristo, la salvación es pasada (“nos hizo renacer”, v. 3), presente (“sois guardados por el poder de Dios mediante la fe”, v. 5) y futura (es su “herencia”, v. 4, la cual será “manifestada en el tiempo postrero” v. 5, y es “el fin de vuestra fe”, v. 9). Ya que cada día que pasa acerca a los creyentes al día final, ya lo están “obteniendo”. ¡Todo esto—a pesar de la persecución que profundiza y demuestra la fe personal—ciertamente es motivo para experimentar un “gozo inefable y glorioso!” (v. 8).3.
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