nuestro señor aprendio obedencia
7Y Cristo, en los días de su carne, ofreciendo ruegos y súplicas con gran clamor y lágrimas al que le podía librar de la muerte, fue oído a causa de su temor reverente. 8Y aunque era Hijo, por lo que padeció aprendió la obediencia; 9y habiendo sido perfeccionado, vino a ser autor de eterna salvación para todos los que le obedecen; 10y fue declarado por Dios sumo sacerdote según el orden de Melquisedec.
Pero éste, por supuesto, no es el caso del Señor Jesucristo, porque Él nunca fue desobediente. Entonces, ¿en qué sentido aprendió obediencia a través del sufrimiento?
Lo aprendió porque no es únicamente la desobediencia la que trae sufrimiento, sino que en muchos casos la misma obediencia lo trae también. Obedeces al Señor, determinas que vas a ser fiel a Él, y ¿cuál es la consecuencia? La oposición de tus familiares y amigos ante lo que ellos perciben como «fanatismo religioso», el desprecio de tus compañeros porque eres distinto de ellos y, en el peor de los casos, la persecución política. Muchas veces la consecuencia de la fidelidad al Señor es la burla, la crítica, la oposición o el insulto. Tanto en el caso del Señor Jesucristo, como en el caso de los que queremos ser sus discípulos, el sufrimiento es parte de nuestra disciplina y perfeccionamiento.