La verdadera grandeza
La verdadera grandeza está en aceptar la salvación de parte de nuestro Dios.
INTRODUCCIÓN
CRISTIANISMO: COMPAÑERISMO CON JESUS
Felipe Brooks nació en Boston el año de 1835, estudió en varias instituciones educativas y en la Universidad de Harvard; se dedicó al ministerio cristiano, y llegó a ser obispo de la Iglesia Episcopal. Cierta ocasión un estudiante le preguntó: —¿El compañerismo personal con Jesús es parte del cristianismo: A esto, Brooks, sin vacilar, contestó: —El cristianismo es precisamente el compañerismo personal con Jesús; y esto es lo que constituye la diferencia entre la religión que enseña la Biblia y las otras religiones. Una persona es cristiana según el conocimiento que tenga de Jesús.
La respuesta que dio Felipe Brooks fue el eco de las palabras que el Señor Jesús pronunció en su oración intercesora: “Esta es la vida eterna: que te conozcan a ti, el único Dios verdadero, y a Jesucristo, a quien has enviado.” (Jn. 17:3).
Es probable que el encuentro de Jesús con Zaqueo ocurriera la semana antes de la pascua del año 31 d. C., cuando Jesús iba rumbo a Jerusalén.
SIN ARREPENTIMIENTO COMPLETO
NO ENCONTRARIA PAZ
Sal. 51:17.
Guillermo Dawson refirió en cierta ocasión esta historia para ilustrar cuán humilde debe mostrarse el alma antes de que pueda hallar la paz. Dijo que en unos cultos de avivamiento, un jovencito que estaba acostumbrado a las peculiaridades de los metodistas, dijo a su madre al volver de uno de los cultos: —Madre, don Fulano de Tal está arrepentido y buscando la paz con Dios; pero no la encontrará esta noche. Y preguntó la madre: —¿Por qué dices eso, hijo?
—Porque sólo tenía doblada una rodilla, madre; y no hallará la paz mientras no doble las dos.
Y en verdad, mientras la convicción de pecado no nos humille por completo, y hasta que perdamos toda confianza en nosotros mismos no podremos hallar al Salvador.