CUANDO LAS VENTANAS ESTÁN ABIERTAS
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«Cuando Daniel supo que el edicto había sido firmado, entró en su casa, y abiertas las ventanas de su cámara que daban hacia Jerusalén, se arrodillaba tres veces al día, y oraba y daba gracias delante de su Dios, como lo solía hacer antes» (Daniel 6:10).
INTRODUCCIÓN: El contexto histórico nos describe la manera como el rey Darío había organizado su gobierno. Sobre todo el imperio medo-persa había puesto ciento veinte sátrapas o gobernadores regionales (Daniel 6:1), sobre éstos nombró a tres «gobernadores» (Reina-Valera), «supervisores» (Dios habla hoy) o «presidentes» (La Biblia al día) (Daniel 6:2). El rey observó la capacidad manifestada por Daniel, y estaba proyectando darle una promoción para que dirigiera ese consejo de tres presidentes o gobernadores superiores (Daniel 6:3). Esta noticia no fue del agrado de los asociados de Daniel, por lo tanto planearon obstaculizar esa promoción. Ellos sabían que Daniel era un hombre de oración y pidieron al rey un edicto que prohibiera la oración por un mes a cualquier «dios u hombre» que no fuera él (Daniel 6:4–7). Este edicto no acobardó al hombre de Dios, en abierta desobediencia civil abrió sus ventanas y oró para que lo vieran.
I. Las ventanas abiertas dan ventilación:
1. El aire de la presencia de Dios debe circular en la vida del creyente.
2. El creyente que vive encerrado espiritualmente, no goza de la libertad del Espíritu Santo.
3. A través de la ventana de la oración podemos ventilar nuestros problemas, nuestras preocupaciones, nuestros sinsabores…
II. Las ventanas abiertas dan iluminación:
1. El que vive a oscuras está siempre dando tropezones.
2. La Biblia es como una ventana, cuando se lee se abre, cuando no se lee está cerrada.
3. Muchos creyentes tienen una pobre iluminación espiritual porque no abren todas sus ventanas. Abren las que les convienen y las otras las mantienen siempre cerradas.
4. Cuando las ventanas de nuestra vida se abren podemos ver a Dios dondequiera.
III. Las ventanas abiertas dejan que otros vean nuestro testimonio:
1. Daniel testificó de su fe en Dios abriendo sus ventanas y orando públicamente.
2. Nuestro testimonio no se puede comprometer con las estructuras políticas, demandas religiosas o posiciones sociales.
3. Testificar del plan redentivo y salvadorífico de Dios es nuestro compromiso cristiano.
4. Nuestra presencia a los ojos del mundo es una señal del reino de Dios.
5. El testimonio cristiano debe ser público y no enclaustrado.
CONCLUSIÓN: La actitud valerosa de Daniel al dejar abiertas las ventanas de su casa, le trajo como consecuencia que lo arrojaran al foso de los leones (Daniel 6:16). Dios milagrosamente preservó a su siervo de las fauces felinas y lo prosperó en manera especial (Daniel 6:28). Dejemos nuestras ventanas abiertas y Dios se encargará del resto. Amén.