LUCHA POR EL GOZO

CUANDO NO DESEO A DIOS  •  Sermon  •  Submitted   •  Presented
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Introducción:
Imagínate a la persona que más amas. Y ahora acaba de fallecer en un accidente automovilístico. Tú estás viendo a esa persona delante tuyo, con un cuerpo inerte, ensangrentado, quizás desfigurado.
¿Cuál es el primer sentimiento que se te viene?
Ahora que estás compungido, etc., ponte feliz, ahora mismo.
¿Puedes? ¿Puedes fabricar una nueva emoción y sobreponerla a tu emoción actual?
Transición:
Es imposible que nosotros fabriquemos emociones en nuestro ser, por sí mismas.
Siempre debe de haber un medio que nos lleva a dicha felicidad, tristeza o enojo.
Uno puede apaciguar con el carácter, la emoción que ya tiene, pero no puede fabricar una emoción.
Uno si puede fabricar el medio que me lleva a tal emoción, pero no la emoción en sí misma.
Recordando:
El domingo pasado vimos CÓMO NACE LA IDEA DE LUCHAR POR EL GOZO.
Y vimos que la fe está acompañada de gozo. Estás dos virtudes estas traslapadas, entrelazadas o aleadas una con la otra. Son inseparables.
Si tú quieres disfrutar la vida cristiana, necesariamente tiene que estar el gozo presente.
Luego vimos que la fe es una batalla constante.
Pablo le decía a Timoteo:
Pelea la buena batalla de la fe, …
1 Tim. 6:12
Y el mismo decía haber peleado la buena batalla de la fe:
He peleado la buena batalla, he acabado la carrera, he guardado la fe.
2 Tim. 4:7
En la mente de Pablo la fe, la vida cristiana es una guerra, es una lucha constante.
Si vivir la fe es una batalla, es una lucha, y la fe debe estar acompañada necesariamente del gozo.
¿Entonces conseguir el gozo, también es una lucha?
Definitivamente, SI.
Si tú luchas por la fe y si luchas en la fe, también estas luchando por obtener gozo en tu caminar como cristiano.
Así que, hay que luchar por el gozo. Para que nuestro cristianismo no sea un cristianismo pasivo, ni apagado, ni triste. Sino un cristianismo activo, dinámico y gozoso.
Y vimos que en los últimos tiempos debemos de luchar más por este gozo.
12 y por haberse multiplicado la maldad, el amor de muchos se enfriará.
13 Mas el que persevere hasta el fin, este será salvo.
Mt. 24:12 – 13
La mayoría de cristianos se irán enfriando en amor, como consecuencia también su gozo se irá enfriando.
Porque aquello que amamos, nos da satisfacción, gozo o placer.
Yo disfruto hacer cosas por la mujer que amo. Me alegra hacer cosas por ella.
Entonces, si no disfruto hacer cosas por Dios y para Dios, es porque no lo amo.
Nuestra tarea en estos últimos tiempos es luchar y perseverar en no enfriarnos en el amor que tenemos para con Dios.
Porque si yo me enfrío en amor por Dios, también dejo de tener gozo, dejo de disfrutar todas y cada una de las actividades espirituales.
¿Está claro?
Hay una pregunta que quedamos a responder hoy:
¿Entonces por qué debemos de luchar por el gozo? Si es algo que igual yo no lo puedo producir.
Porque si tú visitas la Biblia, es un mandamiento, es una orden de parte de Dios el estar gozosos.
Cantad alegres a Dios, habitantes de toda la tierra.
Sal. 100:1
Alegraos, justos, en Jehová, y alabad la memoria de su santidad.
Sal. 97:12
Deléitate asimismo en Jehová, y él te concederá las peticiones de tu corazón.
Sal. 37:4
Alegraos en Jehová y gozaos, justos; y cantad con júbilo todos vosotros los rectos de corazón.
Sal. 32:11
Regocijaos en el Señor siempre. Otra vez digo: ¡Regocijaos!
Filp. 4:4
Vosotros también, hijos de Sion, alegraos y gozaos en Jehová vuestro Dios; …
Jl. 2:23
Es un mandamiento de Dios el regocijarnos en Él. El estar gozosos en Él. El alegrarnos en Él. Deleitarnos en Él.
Entonces si debo de estar feliz y gozoso, pero no tengo la capacidad de producir ese gozo en mí ¿Por qué lucharía? ¿Cómo se da?
Desde ahora les digo que, ese gozo que se va a producir en nosotros como cristianos proviene de Dios, no lo podemos fabricar por nosotros. Ese gozo es un don de Dios.
Dios hace por nosotros, lo que nosotros no podemos hacer.
Una manera de entender que Dios es quien hace por nosotros lo que nosotros no podemos hacer, se da desde nuestra conversión.
Nuevo nacimiento:
Por la Biblia sabemos cual era nuestra naturaleza sin Cristo.
¿Cómo éramos?
Todo lo espiritual, para nosotros era locura:
Pero el hombre natural no percibe las cosas que son del Espíritu de Dios, porque para él son locura, y no las puede entender, porque se han de discernir espiritualmente.
1 Co 2:14
La naturaleza pecaminosa del hombre:
He aquí, en maldad he sido formado, y en pecado me concibió mi madre.
Sal. 51:5
El hombre natural, se resiste a la realidad espiritual porque no la puede comprender o no puede aceptar las cosas de Dios.
Su corazón esta tan corrompido por el pecado que Cristo Dios, no es atractivo en ninguna manera.
Nuestra mente, nuestras emociones y nuestra voluntad en ninguna manera agradaba a Dios:
7 Por cuanto los designios de la carne son enemistad contra Dios; porque no se sujetan a la ley de Dios, ni tampoco pueden;
8 y los que viven según la carne no pueden agradar a Dios.
Ro. 8:7 – 8
En tu naturaleza pecaminosa, en el designio de tu carne eras enemigo de Dios porque no te sujetabas a la ley de Dios, y aún así quisieras no lo podías hacer.
Muertos:
1 Y él os dio vida a vosotros, cuando estabais muertosen vuestros delitos y pecados.
5 aun estando nosotros muertos en pecados, …
Ef. 2:1, 5
Y esclavos del pecado:
17 Pero gracias a Dios, que aunque erais esclavos del pecado, …
Ro. 6:17
Por tanto, destituidos de la gloria de Dios:
por cuanto todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios.
Ro. 3:23
Caminábamos por la vida como zombies espirituales, caminos hacía la condenación eterna. Y caminábamos como aquellos condenados que arrastran sus cadenas, porque éramos esclavos del pecado.
Entonces llega Juan el bautista predicando y diciendo:
Arrepentíos, porque el reino de los cielos se ha acercado.
Mt. 3:2
Luego el Dr. Lucas, en su narrativa de los hechos, escribe:
Pero Dios, habiendo pasado por alto los tiempos de esta ignorancia, ahora manda a todos los hombres en todo lugar, que se arrepientan.
Hch. 17:30
Y el principal mensaje que predico Jesús, fue:
El tiempo se ha cumplido, y el reino de Dios se ha acercado; arrepentíos, y creed en el evangelio.
Mr. 1:15
La pregunta es:
Si un ser humano que ha nacido en su naturaleza pecaminosa, ha crecido en esa naturaleza y se desarrolla cada día en esa naturaleza, él está muerto, las cosas espirituales son locura para él.
Las cosas espirituales él no las puede entender porque es esclavo del pecado; lo domina el pecado.
Entonces ¿cómo Dios manda a este ser incapaz de arrepentirse a que se arrepienta?
¿Cómo Dios le manda a creer a este hombre en el Evangelio si es incapaz de creer en cosas espirituales?
Él está muerto y no tiene la capacidad de ver las cosas espirituales tal cual son.
¿Cómo este hombre en su naturaleza pecaminosa va a hacer caso a algo que no puede entender?
Y es más, incluso aborrece las cosas de Dios.
¿Cómo respondes a ello?
Hermanos. Dios nos manda a hacer algo qué no podemos hacer por nosotros mismos, y es el arrepentimiento y poner nuestra fe en Cristo como señor y Salvador.
Así que, para que nosotros en nuestra naturaleza pecaminosa podamos obedecer a Dios en este mandamiento de arrepentirnos; Dios tuvo que regalarnos, Dios tuvo que darnos el don de la fe y el arrepentimiento.
Dios tuvo que producir esa fe y arrepentimiento en nosotros porque por nosotros mismos no lo podíamos producir.
Por eso Pablo dice:
Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios.
Ef. 2:8
En ese instante en el que tú y yo nos arrepentimos, y pusimos fe en Cristo.
Esa fe no fue producida por nuestro entendimiento o nuestras emociones, nuestro propio ser no se fabricó esa fe. Dios tuvo que regalarnos esa fe.
Por eso, Jesús dijo:
44 Ninguno puede venir a mí, si el Padre que me envió no le trajere; y yo le resucitaré en el día postrero.
65 Y dijo: Por eso os he dicho que ninguno puede venir a mí, si no le fuere dado del Padre.
Jn. 6:44, 65
Y quizás muchos están pensando:
Entonces Marlon ¿dónde queda el libre albedrío? ¿simplemente somos robots controlados por Dios?
Quizás hay un mal entendimiento que tú tienes sobre el libre albedrío.
El libre albedrío existe solo de una manera.
Si por libre albedrío nosotros decimos que el hombre tiene la capacidad de poder decidir qué cosas hacer, que actividad va a realizar o qué decisiones va a tomar en cuanto al diario vivir; entonces sí existe el libre albedrío, porque no somos robots controlados por Dios.
Pero si por libre albedrío nosotros decimos qué, por nosotros mismos tenemos la capacidad de decidir acercarnos a Dios y creer en él y arrepentirnos. Entonces no existe el libre albedrío.
Si por libre albedrío decimos que nosotros mismos tenemos la capacidad de entender las cosas espirituales, sin la intervención de Dios; entonces no existe el libre albedrío.
Porque tú y yo éramos esclavos del pecado y de esa esclavitud no podíamos salir. Estábamos muertos, así que nuestro libre albedrío no existe en ese aspecto espiritual.
Ya que lo único que tú y yo hacíamos era pecar y pecar y pecar.
No teníamos la capacidad de decidir por Dios. Dios tenía que intervenir y regalarnos el don de la fe y del arrepentimiento.
La obra de Dios de dar vida aún ser muerto espiritual es un don, es un regalo.
Es por eso que la salvación del ser humano de principio a fin solamente es obra de Dios y a Dios le corresponde la Gloria.
No es: yo busqué a Dios, yo encontré a Dios.
Es: Dios me encontró, Dios me buscó, Él me atrajo con cuerdas de amor.
Entonces cuando Dios le manda a un hombre a arrepentirse y poner su fe en Dios, simplemente el hombre tiene que recibir ese regalo de la gracia de Dios (de fe y arrepentimiento) y poner su fe en Cristo.
Eso ya es una responsabilidad humana.
Dios actúa soberanamente para la salvación de las personas y el hombre responde en su humanidad. Es la responsabilidad humana a lo que Dios le manda.
Dios nos manda a hacer cosas que por nosotros mismos no podemos hacer y empezó desde nuestra salvación.
Ya que, si el hombre puede hacer algo que Dios le manda, por sí mismo, el hombre se creería autosuficiente, el hombre se encendería en orgullo y no en humildad, el hombre se crecería en ego.
Cuando Dios nos manda a que tengamos gozo, también necesitamos de Su Gracia, que Él nos capacite para luchar por ese gozo. Y como consecuencia, Dios te regala el gozo, te lo da como un don.
Dios hace por nosotros lo que nosotros no podemos hacer.
Hermanos algo que tenemos que entender, es que siempre Dios pone un medio para que se produzca el milagro.
Si Dios quiere que se produzca gozo en nosotros (ese es el milagro, ese regalo) Dios nos va a dar los medios.
Por ejemplo, para la salvación de una persona (ya que esa persona por sí misma no se puede salvar, no puede acercarse a Dios y creer en el Evangelio)
Dios utiliza medios para que se produzca el milagro, medios para que se produzca la salvación.
24 Porque el siervo del Señor no debe ser contencioso, sino amable para con todos, apto para enseñar, sufrido;
25 que con mansedumbre corrija a los que se oponen (este es el medio y ahora viene el milagro), por si quizá Dios les conceda que se arrepientan para conocer la verdad,
26 y escapen del lazo del diablo, en que están cautivos a voluntad de él.
Para que se pueda producir la salvación de una persona: interviene Dios con su Espíritu convenciendo a la persona de pecado, de Justicia y de juicio, pero al mismo tiempo Dios utiliza un medio.
En este caso Dios está usando un siervo que tiene ciertas actitudes y conductas y que está usando la palabra de Dios.
Dios está utilizando un medio, pero al final es Dios quien produce el milagro, quien da el regalo de la salvación a esta persona y permite que escape de la cautividad del diablo.
Entonces, cuando Dios nos dice:
Alegraos, regocijaos, deléitense…
Esa es nuestra responsabilidad humana.
Nosotros hermanos tenemos que esforzarnos y luchar por algo que no podemos producir; que es el gozo.
Pero nosotros luchamos confiando de que Dios sí puede producir por nosotros, lo que nosotros no podemos producir.
Al final de cuentas Dios nos ha dado los medios (los medios de gracia), su palabra, la oración y el congregarnos.
Y cuando nosotros empezamos a cogernos de esos medios de gracia,
Luchamos por orar cada día sin cesar, luchamos por leer las escrituras cada día y luchamos por congregar sin desmayar.
Dios va a ser el milagro de producir gozo en nosotros, pero recuerda no se trata de tu lucha y de tu esfuerzo. Al final es Dios quien produce el milagro, pero tu tarea sí es luchar, tu tarea sí es buscar ese gozo.
Tu tarea es luchar por ese gozo que por ti mismo no puedes producir, pero Dios sí lo va a producir mientras vas luchando.
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