La Suficiencia de Cristo para el Todo de la Vida Cristiana
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La vida cristiana responde a nuestra necesidad espiritual.
Muchos, al momento de testificar para bautizarse, afirman haber tomado la determinación espiritual de comprometer sus vidas con Cristo y declarar públicamente su fe por medio del bautismo, debido a que encontraron que Jesús les llenaba.
Encontraron que estar en la presencia de Dios es el lugar en el que se sienten completos.
Y no es de extrañarnos. No hay necesidad más legítima que la de encontrar sentido verdadero a nuestras vidas.
No hay necesidad más legítima que la de llenar el vacío espiritual que el pecado causa en nosotros.
Y para esa necesidad, Cristo, y solo Cristo es suficiente.
Aquí hay siete verdades sobre Jesús que son transformadoras para nuestra vida cristiana.
Comúnmente estas verdades se usan en entornos en los que compartimos el evangelio, pero son verdades que también sostienen nuestra vida una vez que hemos abrazado el evangelio.
1- Jesús es el pan y el agua de vida (Jn. 6:35).
Él puede saciar la necesidad más profunda y legítima del alma pecadora con su belleza, con su gloria, con su bondad.
La promesa para todos es que, si venimos a él para saciarnos, no tendremos hambre ni sed jamás. Cuando en la vida cristiana nos encontremos insatisfechos y vacíos a causa del pecado que cometemos, o a causa de nuestra falta de devoción, no dudemos en volver a Cristo como aquel que puede saciarnos verdaderamente. Comamos de Cristo por medio de la devoción personal y privada, conozcamos a Cristo por medio de la comunión con su pueblo, y seremos saciados verdaderamente.
2- Jesús es la luz del mundo (Jn. 8:12). Él es quien puede disipar las tinieblas del pecado que tanto aquejan a nuestra alma. El apóstol Juan escribió que Dios es luz y que en él no hay tinieblas (1 Jn. 1:5), pero nuestro pecado nubla nuestra vida. Aún habiendo gustado la hermosa luz del Hijo de Dios, nuestros corazones y mentes son oscurecidas a causa de nuestros patrones pecaminosos y nuestra falta de devoción. Pero Jesús está allí para iluminarnos, como una lámpara que alumbra nuestro camino en medio de la oscuridad. En un mundo oscuro, Jesús es nuestra luz, y nos invita a ser luz para los que están en tinieblas. Cuando las tinieblas puedan más que nuestros ojos espirituales, corramos a Jesús para ver su luz.
3- Jesús es la puerta de entrada al rebaño de Dios (Jn. 10:9). Él abrió un camino seguro para acercarnos al Padre. Es por medio de él que ahora formamos parte de la familia de Dios. ¿Cuántas veces no hemos llorado en soledad a causa de nuestro pecado? ¿Cuántas veces no nos hemos sentido excluidos del favor de Dios y avergonzados delante de él por nuestra falta de devoción? ¿Cuántas veces no hemos huido de Dios en lugar de acercarnos a él humildemente? En esos momentos, es preciso recordar que Cristo es quien hace posible que pecadores tan sucios como nosotros se acerquen al Padre confiadamente. Cristo y solo él es suficiente para garantizar que hay un canal abierto entre el Creador y nosotros. Entremos a la dulce presencia de nuestro Señor cada día por medio de Cristo, nuestra puerta.
4- Jesús es el buen pastor que da su vida por las ovejas (Jn. 10:11). Las ovejas tienen la característica de ser torpes y necias muchas veces; y ciertamente así somos nosotros espiritualmente en ocasiones. Pero en nuestra necedad y torpeza espiritual, el buen pastor nos cuida con su amor tierno. Cuando nos desviamos en el camino, su cayado nos infunde aliento y nos trae de regreso en sus brazos, cura nuestras heridas y nos dirige nuevamente por sus sendas. Tenemos la seguridad de ser alimentados espiritualmente porque en él nada nos falta. Contrario a castigarnos como merecemos por nuestra necedad, él quiso dar su vida por nosotros y llamarnos amigos, hermanos, hijitos. Cuando nos sintamos como ovejas huérfanas y desamparadas, corramos a Cristo y disfrutemos ser pastoreados por él.
5- Jesús es la resurrección y la vida (Jn. 11:25). Él es el único en quien la muerte tiene verdadero sentido. Nosotros nos afanamos por preservar la vida, por huir del peligro de la muerte. Pero nuestro deseo de supervivencia no podrá evitar que un día gustemos la muerte. La muerte es inminente para todo ser humano. Afortunadamente, aunque el temor a la muerte es natural a todos los seres humanos, y aunque la muerte es inevitable, aquellos que encuentran que Cristo es la resurrección y la vida pueden vivir tranquilos, pues el mismo poder que resucitó a Jesús de entre los muertos, resucitará nuestros cuerpos en el día final, y viviremos con él eternamente para disfrutar su gloria y amor. Solo en Cristo, quien es la resurrección y la vida, podemos proclamar que el vivir es Cristo, y el morir es ganancia (Fil. 1:21).
6- Jesús es el camino, la verdad y la vida (Jn. 14:6). Él es el único que nos conduce verdaderamente a Dios. Él es el único que nos muestra quién es Dios verdaderamente. Y él es el único en quien encontramos la vida espiritual que necesitamos para habitar con el Padre eternamente. No hay otra opción si queremos acercarnos a Aquel que le da sentido a nuestra vida. No hay otra opción en nuestra búsqueda eterna de la verdad. No hay otra opción si queremos gozar de una vida eterna y llena de gozo. Para acercarnos al Padre, hay un camino, y Jesús es ese camino. Para creer en el Padre, necesitamos la verdad, y Jesús es esa verdad. Para vivir con el Padre, necesitamos vida, y Jesús es esa vida.
7- Jesús es la vid verdadera (Jn. 15:5). Él es la única fuente de la que emana nuestra vitalidad espiritual. Nosotros somos totalmente dependientes de él para crecer, florecer y fructificar en la vida cristiana. Nuestros esfuerzos morales poco o nada pueden producir para nuestro crecimiento espiritual. Solo en la medida en que permanezcamos en Cristo, entendiendo que él es nuestra fuente de verdadera vida espiritual, y solo en la medida en que él permanezca en nosotros por medio de su Palabra, nosotros podremos producir frutos que agraden a Dios y nos permitan crecer espiritualmente.
La gran pregunta es, ¿cómo pueden estas siete verdades transformar mi vida Cristiana?
¿Sientes una profunda hambre espiritual? Recuerda que Jesús es el pan de vida.
¿Te encuentres en densas tinieblas a causa de tu propio pecado? Recuerda que Jesús es la luz del mundo.
¿Te sientes fuera del rebaño de Dios a causa de tu propia desobediencia? Recuerda que Jesús es la puerta de entrada a una siempre renovada relación con Dios.
¿Eres una oveja que necesita dirección y cuidado amoroso? Recuerda que Jesús es el gran pastor de las ovejas.
¿Te paraliza el temor a la muerte? Recuerda que Jesús es la resurrección y la vida.
¿Deseas de acercarte a Dios y disfrutar de una comunión más plena con él? Recuerda que Jesús es el único camino al Padre.
¿Te aterra vivir engañado toda tu vida? Recuerda que Jesús es la única verdad que necesitas.
¿Eres un creyente que reconoce su profunda necesidad de crecer y dar fruto? Recuerda que Jesús es la vid verdadera.