¡Jesús viene!

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¡Jesús viene!
Conclusión(Apocalipsis 22:6-21)
- La conclusión del Apocalipsis vuelve a enfatizar algunas verdades importantes que Juan ha presentado.
Beasley-Murray encuentra tres temas en la conclusión:
- La autenti­cidad de las visiones narradas (6, 13, 16)
- La inminen­cia de la venida de Cristo (7a, 10, 12, 17, 20)
- La necesidad de santidad en vista de la amenazante consuma­ción (7b, 11-12, 14-15).
El ángel revelador (21:9) repite que estas palabras son verdaderas y dignas de confianza (6, véase 21:5).
- El mensaje es la verdad, una clave para entender el mundo presente y vivir en él, dada por el Señor en fidelidad a su amor y sus promesas.
- Él quiere que sus siervos, los creyentes, sepan las cosas que tienen que suceder sin demora.
- Habla el Dios que inspira a los profetas, de manera que este mensaje es la clave de la profe­cía, que permite al lector interpretar los eventos de su mundo a la luz del plan de Dios.
Dios o Jesucristo declara, ¡Miren que vengo pronto!(7).
- Siempre está viniendo para participar en la historia, llamando a todos al arrepentimiento y soste­niendo a sus seguidores en medio de las pruebas.
- La penúltima de las siete felicitaciones del Apocalipsis (véase 1:3; 22:14) recuerda al lector que el Apocalipsis es un mensaje profético para ser obedecido, no una predicción para entrete­ner.
- Por su testimonio, su adoración a Dios, su perseverancia en lealtad a Cristo y la santidad de su vida, el lector debe cumplir las palabras que ha leído.
En Apocalipsis 22:8-9 , Juan y el ángel repiten la escena de 19:10.
Apocalipsis 22:8–9 RVR60
8 Yo Juan soy el que oyó y vio estas cosas. Y después que las hube oído y visto, me postré para adorar a los pies del ángel que me mostraba estas cosas. 9 Pero él me dijo: Mira, no lo hagas; porque yo soy consiervo tuyo, de tus hermanos los profetas, y de los que guardan las palabras de este libro. Adora a Dios.
Apocalipsis 19:10 RVR60
10 Yo me postré a sus pies para adorarle. Y él me dijo: Mira, no lo hagas; yo soy consiervo tuyo, y de tus hermanos que retienen el testimonio de Jesús. Adora a Dios; porque el testimonio de Jesús es el espíritu de la profecía.
- Esta repetición sirve como parte del marco que recalca el contraste entre las dos mujeres (la prosti­tuta y la novia) que son dos ciudades (véase comentario sobre 21:9).
- También recalca que la adoración se debe reservar a Dios.
- Confirma a los primeros lectores en su resistencia a atribuir títulos de divinidad o actos de reveren­cia al Emperador de Roma.
- Pero si está prohibido adorar a cualquier ser creado, más impresionante se vuelve la adora­ción dirigida al Cordero en este mismo libro (1:17; 5:9, 12; véase 4:11; 5:13; 7:10, etc.).
- De un modo más efectivo por ser indirecto, Juan proclama la divinidad de Jesucristo.
Los apocalipsis normalmente se presentan como libros sellados (Dan 8:26; 12:4, 9).
- Este sello es parte de la seudonimidad; explica por qué el libro no fue conocido durante los siglos entre el supuesto autor y el tiempo de los lectores.
- El supuesto autor selló su libro, y en la providencia de Dios fue abierto precisamente en el tiempo del cumplimiento de sus profecías.
- El Apocalipsis de Juan no fue sellado porque no es seudónimo (Apoc. 22:10: guardes en secreto es literalmente “selles”).
- Juan fue un contemporáneo de los primeros lectores del libro, y les comunica un mensaje para el presente.
Ya que el tiempo del cumplimiento ha comenzado, Juan sugiere que es tarde para reformar el carácter (11).
- El malo seguirá haciendo el mal, el vilseguirá envileciéndose, el justo continuará practicando la justicia, y el santo seguirá santificán­dose.
- Es sorprendente leer esto después del llamamien­to al arrepen­timiento tan prominente en el Apocalipsis.
- En 22:17, hay una nueva invitación para que vengan y se arrepientan todos.
- Juan no es fatalista en 22:11; más bien advierte a sus lectores que con cada decisión que tomamos en la vida, estamos formando nuestro carácter, y cada día es más difícil cambiar­lo.
- Cuando llegue el fin, será imposible.
Apocalip­sis 22:11 enfatiza la urgencia de acudir hoy en fe y arrepenti­miento al poder trans­formador de Dios revelado en Jesucristo.
- El arrepen­ti­miento nunca será más fácil que hoy.
- Es urgente responder de inmediato al llamamiento de Jesús al arrepentimiento, porque viene pronto para juzgar (12).
- Los sellos (6:1-17) y las trompetas (8:6-9:21) declaran que Jesús anticipa su juicio en este mundo para estimular al hombre a recapacitar y arrepentirse; anuncia la realidad del juicio final por el mismo motivo.
- El traerá una recompensa para cada ser humano, de acuerdo a lo que haya hecho.
- Las acciones revelan la verdadera actitud de uno hacia Jesús y hacia su Padre.
- No es suficiente profesar fe en Cristo; la conducta de uno refleja su dependencia de él y su obediencia a él o su opuesto.
La recompensa es una relación perso­nal.
- Para la persona que ha seguido en su rebelión contra Dios, su destino eterno será separación de Dios, una relación de oposición ya permanente.
- Para la que se arrepiente y acepta la relación con Dios, el fin será la comunión perfecciona­da con Dios.
- Y el que más ha convivi­do con él en esta vida en obediencia, en su obra, en concien­cia de su presen­cia, en relaciones positivas humanas, etc. más disfrutará de aquella comunión.
Dios, Padre e Hijo, es el Alfa y la Omega, el Primero y el Ultimo, el Principio y el Fin (13).
- El mundo existe porque él, el Principio, lo creó.
- Una relación con Dios es posible porque él tomó la iniciativa y buscó una rela­ción con el ser humano, y porque tomó una nueva iniciati­va en su Hijo para ofrecer el perdón y llamarnos al arrepen­timiento.
- Dios también es la Omega, el Ultimo, el Fin.
- Al final de la historia y de cada vida se encuen­tra Dios, para llevar a buen término su obra de creación, para pronunciar el juicio final, para recibir a los arrepentidos en una relación permanente y perfecta, y para despedir con dolor profundo en su corazón a los que prefieren vivir en separa­ción de Dios, con todas las consecuencias que esta separación implica.
- Nacimiento – Muerte (Dios está siempre presente)
- Isaías 46.3-4
Isaías 46:3–4 RVR60
3 Oídme, oh casa de Jacob, y todo el resto de la casa de Israel, los que sois traídos por mí desde el vientre, los que sois llevados desde la matriz. 4 Y hasta la vejez yo mismo, y hasta las canas os soportaré yo; yo hice, yo llevaré, yo soportaré y guardaré.
En la última de las siete felicitaciones del Apocalipsis (14; véase 1:3; 22:7; etc.), se combinan tres figuras que el Apocalipsis emplea para describir el acceso a la vida que Dios ofrece en Jesucristo.
Los le lavan sus ropas - 7.14
Tienen derecho al árbol de la vida - 22.2
Entran por las puertas - 21.12
- Los que lavan sus ropas(véase 7:14: en la sangre del Cordero) son los que acuden a Jesucristo y reciben el perdón de los pecados que manchaban sus vidas y los separaban de Dios.
- Dios otorga derecho al árbol de la vida (véase 22:2), un símbolo de la vida permanente que Dios quiere que la humanidad disfrute en relación íntima con él.
- Su relación con Dios les permite relacionarse positivamente también con otros seres humanos, de manera que pertenecen a la ciudad que Dios está formando (21:2).
- Entraron por las puertas que Cristo abrió con su venida al mundo y con su sacrifi­cio (véase 21:12).
- Como Juan ya apuntó en 21:8 y 27, hay una alternativa a esta relación con Dios (22:15).
- Uno puede escoger quedar afuera.
- Juan menciona algunas de las caracte­rís­ticas de la vida separada de Dios.
- Casi todos estos términos ya aparecie­ron en 21:8 o 27; el único nuevo es perros.
- Los perros del primer siglo no fueron mascotas de la casa, sino que vivían de la basura de las calles.
- Como en Deutero­nomio 23:17-18 y Filipenses 3:2, perros aquí describe personas impuras y malicio­sas.
- Juan revela a qué tipo de personas considera perros en los otros términos de Apocalipsis 22:15.
Cada una de las tres listas de los que quedan afuera (21:8, 27; 22:15) termina con los mentirosos.
- Aquí se menciona a todos los que aman y practican la mentira.
- El camino de la rebelión contra el Creador es, en el fondo, una vida basada en la mentira: una mentira de autosufi­ciencia, una mentira acerca de la naturaleza y el propósito de la existencia humana, una mentira acerca del tipo de mundo que Dios creó.
- Le mundo está enseñando una mentira – ideología de género
- El camino de la obediencia se basa en la más profunda verdad, la de las relaciones de perdón y amor.
Jesús es el que revela esta verdad (16).
- El mensaje del Apocalipsis viene de él, y se trata de las iglesias, de los que han reconocido en él la verdad y se han arrepentido de sus ideas y acciones falsas.
- Pero Jesús no sólo da el mensaje; él también es el mensaje (16b).
Juan 3:21 RVR60
21 Mas el que practica la verdad viene a la luz, para que sea manifiesto que sus obras son hechas en Dios.
Juan 8:31–32 RVR60
31 Dijo entonces Jesús a los judíos que habían creído en él: Si vosotros permaneciereis en mi palabra, seréis verdaderamente mis discípulos; 32 y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres.
Juan 14:6 RVR60
6 Jesús le dijo: Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí.
- Es la raíz y la descendencia de David, el Salvador que Dios había prometido (Is. 9:7; 11:1) para permitir a los hombres librarse de la esclavitud de la mentira y de la muerte, y comenzar una vida basada en la verdad.
- La verdad es dura, es real… para muchos es mejor vivir en una fantasía ignorando la realidad.
- Como raíz o retoño, Jesús mismo es la vida nueva que Dios otorga al creyente.
- Como estrella de la mañana (véase 2:28), es la esperan­za por la cual vive la persona de fe.
Al oír este mensaje de vida y esperanza, los que lo creen claman, “¡Ven!” (17).
- Este debe ser el deseo de todo Hijo de Dios.
- El cielo no debe esperar.
- Ellos conforman la novia, la comunidad de fe, y hablan animados por el Espíritu de Dios, quien constituye esta comunidad y le da vida.
- Los creyentes anhelan la rectifi­cación que Jesús traerá en el mundo y en sus propias vidas.
- Se repite en este versículo el tema que ha dominado todo el libro: la segunda venida de Jesús (véase 1:7; 2:5; 22:20, etc.).
- Es posible experimentar esta venida siglos antes de su momento histórico, porque Jesús constantemente está anticipando su segunda venida, para llamar a todos al arrepentimiento y para proteger a los arrepentidos y darles crecimiento.
El clamor de adoración y petición se convierte en testimonio, de manera que el que escuche puede venir a Jesús (17b).
- El doble aspecto (adoración y testimo­nio) del mensaje y de la tarea de los creyentes permite a Juan dar a la peti­ción/invitación “¡Ven!”un doble sentido.
- Se dirige a Jesús, quien vendrá a juzgar al mundo y reivindicar a los que confían en él, pero también se dirige al necesitado.
- Cualquiera que tenga sed de una rela­ción positiva, de la verdad, de un vivir auténtico y limpio, puede “venir” a Jesucristo, integrar­se por el Espíritu al grupo de los arrepen­tidos y clamar con ellos, “¡Ven!”
- En “el que viene” encon­trará satisfacción para su sed más profunda, el agua que es verdadera vida.
- Como cuando vemos a alguien que esperábamos que “ya está llegando”
- Jesús ofrece esta vida gratuitamente.
- Ya pagó el precio completo con su muerte; lo único que pide es que uno quiera.
Aunque el carácter de una persona queda más permanente con cada una de sus acciones, y aunque nadie puede cambiar su propio carácter (11), hay esperanza en “el que viene” (17).
- El temperamento es fijo – El carácter se forma.
- La persona que quiere venir a Jesús o que Jesús venga a ella será transformada.
Jesús llamando a sus primero discípulos
- Todos debemos “venir” a él en arrepentimiento, porque él viene (20).
Apocalipsis 22:18-19 expresa la convicción de Juan, que el libro que él acaba de producir es un mensaje de Dios, y que Dios se encargará de mantener­lo íntegro.
Apocalipsis 22:18–19 RVR60
18 Yo testifico a todo aquel que oye las palabras de la profecía de este libro: Si alguno añadiere a estas cosas, Dios traerá sobre él las plagas que están escritas en este libro. 19 Y si alguno quitare de las palabras del libro de esta profecía, Dios quitará su parte del libro de la vida, y de la santa ciudad y de las cosas que están escritas en este libro.
- Verdades relativas en el mundo en contra de la verdad absoluta de Dios.
- Tal advertencia era normal en la literatura apocalíptica.
- Surgió porque era costumbre que alguien que quería escribir un apocalipsis tomara gran parte de su obra de otro apocalipsis, modificándolo para expresar su propio mensaje y para reflejar su propia situación.
- Por lo tanto, los autores apocalípticos empezaron a poner una maldición al final de sus obras como una manera de defender los “derechos del autor.”
En 22:18-19 Juan sigue el modelo que conoce, pero también nos recuerda que la verdad de Dios no debe ser adaptada a la conveniencia del hombre.
- Es lamentable que algunos han pensado que esta maldición se aplique a las investiga­ciones de la crítica textual, que tienen el propósito de acercarse a la palabra original inspirada por el Espíritu Santo.
- El penúltimo versículo del Apocalipsis reitera su tema.
A la petición del versículo 17, Jesús el que da testimonio de estas cosas (véase 1:5, 11-13) dice ¡Sí! (20)
- Por séptima vez (2:16; 3:10; 16:15; 22:7, 12, 17, 20), Jesús dice, vengo pronto.
- ¿Cumplió su promesa? Si el único posible cumplimiento de esta promesa es la Segunda Venida corporal de Jesús, que pondrá fin a la época presente y traerá el juicio final, la respuesta tiene que ser no.
- El fin no llegó pronto; todos los primeros lectores del Apocalipsis murieron sin verlo.
- En cambio, si Jesús está constantemente anticipando su venida, para participar en la historia humana y promover la relación con Dios que él vino y vendrá para establecer, los primeros lectores vieron por fe la Segunda Venida.
La muerte es el puente para estar con Jesús.
- Fueron fortaleci­dos para perseverar en su fe y en su testimonio; experimentaron la reivindica­ción de Dios y el poder de Jesucristo que se perfecciona en la debilidad (2 Cor. 12:9).
Jesús todavía viene pronto. El lector que ha recibido el mensaje de Juan con fe dice, ¡Amén! ¡Ven, Señor Jesús!
- El Apocalipsis termina como una carta (véase 1:4, 5a).
- Todas las cartas de Pablo y la de Hebreos cierran con un deseo de gracia (véase 1 Ped. 5:12; 2 Ped. 3:18).
- Juan adopta la misma conclusión para su obra.
- Pide para sus lectores y para todos, la gracia de nuestro Señor Jesús.
- Aunque Jesús viene para declarar que el hombre se ha rebelado contra Dios y se ha hecho merecedor del terrible castigo divino, éste es un mensaje de gracia, porque Jesús lo declara precisa­mente porque quiere perdonar y rescatar a rebeldes.
- De ellos constituye por su gracia la nueva Jerusalén, una sociedad de relaciones ideales con Dios y entre seres humanos.
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