El poder y Autoridad de Jesús

Segundo Sermón de Jesús en Mateo  •  Sermon  •  Submitted   •  Presented
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Jesús es este Segundo Sermón en Mateo, les concede poder (autoridad) sobre los espíritus inmundos para expulsarlos y para sanar toda enfermedad y toda dolencia.

Notes
Transcript

Lectura Bíblica

(Marcos 5.1-20)
Marcos 5:1–20 NBLA
1 Llegaron al otro lado del mar, a la tierra de los gadarenos. 2 Cuando Jesús salió de la barca, enseguida se acercó a Él, de entre los sepulcros, un hombre con un espíritu inmundo, 3 que tenía su morada entre los sepulcros; y nadie podía ya atarlo ni aun con cadenas; 4 porque muchas veces había sido atado con grillos y cadenas, pero él había roto las cadenas y destrozado los grillos, y nadie era tan fuerte como para dominarlo. 5 Siempre, noche y día, andaba entre los sepulcros y en los montes dando gritos e hiriéndose con piedras. 6 Cuando vio a Jesús de lejos, corrió y se postró delante de Él; 7 y gritando a gran voz, dijo*: «¿Qué tengo yo que ver contigo, Jesús, Hijo del Dios Altísimo? Te imploro por Dios que no me atormentes» 8 Porque Jesús le decía: «Sal del hombre, espíritu inmundo». 9 «¿Cómo te llamas?», le preguntó Jesús. «Me llamo Legión», respondió*, «porque somos muchos». 10 Le rogaba entonces con insistencia que no los enviara fuera de la tierra. 11 Había allí una gran manada de cerdos paciendo junto al monte. 12 Y los demonios le rogaron, diciendo: «Envíanos a los cerdos para que entremos en ellos» 13 Jesús les dio permiso. Y saliendo los espíritus inmundos, entraron en los cerdos; y la manada, unos 2,000, se precipitó por un despeñadero al mar, y en el mar se ahogaron. 14 Los que cuidaban los cerdos huyeron y lo contaron en la ciudad y por los campos. Y la gente vino a ver qué era lo que había sucedido. 15 Vinieron* a Jesús, y vieron* al que había estado endemoniado, sentado, vestido y en su cabal juicio, el mismo que había tenido la legión; y tuvieron miedo. 16 Los que lo habían visto les describieron cómo le había sucedido esto al endemoniado, y lo de los cerdos. 17 Y comenzaron a rogar a Jesús que se fuera de su región. 18 Al entrar Él en la barca, el que había estado endemoniado le rogaba que lo dejara ir con Él. 19 Pero Jesús no se lo permitió, sino que le dijo*: «Vete a tu casa, a los tuyos, y cuéntales cuán grandes cosas el Señor ha hecho por ti, y cómo tuvo misericordia de ti». 20 Y él se fue, y empezó a proclamar en Decápolis cuán grandes cosas Jesús había hecho por él; y todos se quedaban maravillados.

Introducción

En los versículos previos de (Mateo 9.37-38)
Mateo 9:37–38 NBLA
37 Entonces dijo* a Sus discípulos: «La cosecha es mucha, pero los obreros pocos. 38 »Por tanto, pidan al Señor de la cosecha que envíe obreros a Su cosecha».
El Señor Jesús responde inmediatamente a aquellos que ordena que oren por más obreros; y toma a estos mismos para llamarlos y enviarlos a la obra.
Como la ilustración que contamos del amigo de Martín Lutero, que solo iba a orar por él, que después él mismo también contribuyó a servir en la obra (además de orar).
Comentario MacArthur al Nuevo Testamento
“El cristiano que ora verdaderamente para que Dios envíe testigos también está dispuesto a ser él mismo, enviado como un testigo.”
Jesús , llama a sus discípulos con la firme visión de que vengan hacia Él, que sean capacitados y que pueda enviarlos a realizar la obra de Dios cuando Él no esté.
Ya vimos la semana pasada lo que implica el llamado, lo que implica ser discípulo y que el discípulo está llamado hacer también discípulos.
Ahora en esta segunda parte del verso 1 veremos lo que Dios les concede y para qué:

I. El Poder que pertenece a Jesús (La Autoridad)

La palabra que aparece aquí, aunque vemos “poder” se adapta más a la traducción: “Autoridad.” Según el CNT
Compendio del diccionario teológico del Nuevo Testamento - Kittelv(ἐξουσία)
1. Esta palabra denota primeramente la «capacidad» para realizar una acción.
2. Luego significa el «derecho», la «autoridad», el «permiso» conferido por una instancia superior;
Jesús les concede esta autoridad o poder para que ellos lleven a cabo lo mismo que Él ha estado haciendo en este tiempo de ministerio.
Jesús mismo se expresa de que él es el receptor de ese llamado para realizar en la tierra en (Lucas 4.18-19)
Lucas 4:18–19 NBLA
18 «El Espíritu del Señor está sobre Mí, Porque me ha ungido para anunciar el evangelio a los pobres. Me ha enviado para proclamar libertad a los cautivos, Y la recuperación de la vista a los ciegos; Para poner en libertad a los oprimidos; 19 Para proclamar el año favorable del Señor».
citando el texto de:
(Isaías 58.6 e Isaías 61.1-3)
Isaías 58:6 NBLA
6 »¿No es este el ayuno que Yo escogí: Desatar las ligaduras de impiedad, Soltar las coyundas del yugo, Dejar ir libres a los oprimidos, Y romper todo yugo?
Isaías 61:1–3 NBLA
1 El Espíritu del Señor Dios está sobre mí, Porque me ha ungido el Señor Para traer buenas nuevas a los afligidos. Me ha enviado para vendar a los quebrantados de corazón, Para proclamar libertad a los cautivos Y liberación a los prisioneros; 2 Para proclamar el año favorable del Señor, Y el día de venganza de nuestro Dios; Para consolar a todos los que lloran, 3 Para conceder que a los que lloran en Sión Se les dé diadema en vez de ceniza, Aceite de alegría en vez de luto, Manto de alabanza en vez de espíritu abatido; Para que sean llamados robles de justicia, Plantío del Señor, para que Él sea glorificado.
El Señor Jesús asiste a la sinagoga de su pueblo, donde se crió, donde creció y donde vive. Por lo que se ve, esta es su primera aparición para ministrar. Él recibe el rollo de Isaías y selecciona 2 pasajes. Para cuando los lee, dice: “Hoy se ha cumplido esta Escritura” y comienza a dar su enseñanza de que ningún profeta es bien recibido en su propia tierra, la gente lo echó no solo de la sinagoga, sino también de la ciudad (de Nazaret) y lo llevaron hasta la cumbre de un monte (¿para que les enseñara un sermón?) ¡NO! sino para “tirar” a Jesús desde allí (Lucas 4.29) No lo hacen, y Jesús pasó por en medio de ellos y se fue.
Jesús se va a Capernaúm, ciudad de Galilea y enseñaba en los días de reposo. Entonces sucede algo:
(Lucas 4.33-37)
Lucas 4:33–37 NBLA
33 Y había en la sinagoga un hombre poseído por el espíritu de un demonio inmundo, y gritó a gran voz: 34 «Déjanos. ¿Qué tienes que ver con nosotros, Jesús de Nazaret? ¿Has venido a destruirnos? Yo sé quién Tú eres: el Santo de Dios» 35 Jesús entonces lo reprendió, diciendo: «¡Cállate y sal de él!». Y después que el demonio lo derribó en medio de ellos, salió de él sin hacerle ningún daño. 36 Todos se quedaron asombrados, y discutían entre sí: «¿Qué mensaje es este? Porque con autoridad y poder manda a los espíritus inmundos y salen» 37 Y Su fama se divulgaba por todos los lugares de aquella región.
Así como leímos en (Marcos 5:1-20) donde Jesús expulsa a “muchos espíritus inmundos” pues se auto nombraron “Legión” porque eran muchos.
Resulta interesante ver en estos pasajes que los “espíritus inmundos” que significa que eran “impuros”
no oponen resistencia a Jesús,
saben quién es Él y;
le obedecen.
Incluso sorprende la manera en que ellos responden diciendo: (Mateo 8.29)
Mateo 8:29 NBLA
29 Y gritaron: «¿Qué hay entre Tú y nosotros, Hijo de Dios? ¿Has venido aquí para atormentarnos antes del tiempo?»
Lo cual nos deja ver la “Máxima Autoridad” ante quien estén presentes estos espíritus inmundos. Ellos saben que llegará un día donde serán lanzados al lago de fuego y serán atormentados.
Esa es la “Autoridad” de Jesús sobre todo lo que existe en el universo. Sobre lo visible y lo invisible, sobre lo terrenal y lo celestial. Absolutamente sobre todo.
Cuando Juan el bautista mandó unos discípulos a preguntar a Jesús si Él era el Mesías en (Lucas 7.20-23)
Lucas 7:20–23 NBLA
20 Cuando los hombres llegaron a Él, dijeron: «Juan el Bautista nos ha enviado para que te preguntáramos: “¿Eres Tú el que ha de venir, o esperamos a otro?”». 21 En esa misma hora curó a muchos de enfermedades, aflicciones y malos espíritus, y a muchos ciegos les dio la vista. 22 Entonces Él les respondió: «Vayan y cuenten a Juan lo que han visto y oído: los ciegos reciben la vista, los cojos andan, los leprosos quedan limpios y los sordos oyen, los muertos son resucitados y a los pobres se les anuncia el evangelio. 23 »Y bienaventurado es el que no se escandaliza de Mí».
Esa es la autoridad del Mesías, Su nombre es Jesús.
Y Él les concede autoridad a sus discípulos para llevar a cabo también esta obra:

II. El Poder que concede Jesús (Autoridad para Expulsar demonios)

La pesadilla comenzó, cuando un demonio se acercó a los humanos… Algunos citan que su nombre era Lucifer, que significa “Lucero” que irradia luz (como la estrella de la mañana) pero que ahora es Satanás (acusador, adversario).
Ya sabes el resto de la historia.
Pero ¿qué hubiera pasado si Adán y Eva lo hubieran expulsado?
La palabra expulsar:
Compendio del diccionario teológico del Nuevo Testamento - Kittel (ἐκβάλλω)
Significa: «Echar fuera», «repeler»; «enviar (fuera)», «conducir (afuera)», «dejar de lado».
En el NT se usa especialmente para la expulsión o reprensión de demonios. Jesús usa sencillamente su palabra y tiene pleno poder sobre los demonios.
Esto demuestra su soberanía pero es también una señal de la inauguración del reino (Mateo 12.28)
Mateo 12:28 NBLA
28 »Pero si Yo expulso los demonios por el Espíritu de Dios, entonces el reino de Dios ha llegado a ustedes.
Por otro lado, cuando es acusado por los fariseos que “en el poder de los demonios expulsa demonios,” lo considera una blasfemia.
Jesús tenía todo el poder y autoridad para hacerlo.

a) Jesús concedió poder a sus discípulos:

1) Pedro y Juan

(Hechos 3.6-8)
Hechos de los Apóstoles 3:6–8 NBLA
6 Pero Pedro le dijo: «No tengo plata ni oro, pero lo que tengo te doy: en el nombre de Jesucristo el Nazareno, ¡anda!» 7 Y tomándolo de la mano derecha, lo levantó; al instante sus pies y tobillos cobraron fuerza, 8 y de un salto se puso en pie y andaba. Entró al templo con ellos caminando, saltando y alabando a Dios.

2) Todos

(Hechos 5.12)
Hechos de los Apóstoles 5:12 NBLA
12 Por mano de los apóstoles se realizaban muchas señales y prodigios entre el pueblo; y acostumbraban a estar todos de común acuerdo en el pórtico de Salomón.
(Hechos 5.16)
Hechos de los Apóstoles 5:16 NBLA
16 También la gente de las ciudades en los alrededores de Jerusalén acudía trayendo enfermos y atormentados por espíritus inmundos, y todos eran sanados.

3) Felipe

(Hechos 8.6-7)
Hechos de los Apóstoles 8:6–7 NBLA
6 Y las multitudes unánimes prestaban atención a lo que Felipe decía, al oír y ver las señales que hacía. 7 Porque de muchos que tenían espíritus inmundos, estos salían de ellos gritando a gran voz; y muchos que habían sido paralíticos y cojos eran sanados.

4) Pablo

(Hechos 14.8-10)
Hechos de los Apóstoles 14:8–10 NBLA
8 Y había en Listra un hombre que estaba sentado, imposibilitado de los pies, cojo desde el seno de su madre y que nunca había andado. 9 Este escuchaba hablar a Pablo, el cual, fijando la mirada en él, y viendo que tenía fe para ser sanado, 10 dijo con voz fuerte: «Levántate derecho sobre tus pies». Y él dio un salto y comenzó a andar.
(Hechos 28.8-9)
Hechos de los Apóstoles 28:8–9 NBLA
8 Como el padre de Publio estaba en cama, enfermo con fiebre y disentería, Pablo entró a verlo, y después de orar puso las manos sobre él, y lo sanó. 9 Cuando esto sucedió, los demás habitantes de la isla que tenían enfermedades venían a él y eran curados.

b) Algunas veces no pudieron

aunque en algunas ocasiones no pudieron, y Jesús les dice porque “no tuvieron fe y deben orar y ayunar además.” (Mateo 17.20-21)
Mateo 17:20–21 NBLA
20 Y Él les dijo*: «Por la poca fe de ustedes; porque en verdad les digo que si tienen fe como un grano de mostaza, dirán a este monte: “Pásate de aquí allá”, y se pasará; y nada les será imposible. 21 »Pero esta clase no sale sino con oración y ayuno».

c) Algunas personas no pudieron

Pero hay otros casos donde personas intentan usurpar el poder y autoridad dados por Cristo y no pueden contra el demonio:
En (Hechos 19.13-16)
Hechos de los Apóstoles 19:13–16 NBLA
13 Pero también algunos de los judíos, exorcistas ambulantes, trataron de invocar el nombre del Señor Jesús sobre los que tenían espíritus malos, diciendo: «Les ordeno que salgan, en el Nombre de Jesús a quien Pablo predica» 14 Siete hijos de un tal Esceva, uno de los principales sacerdotes judíos, eran los que hacían esto. 15 Pero el espíritu malo les respondió: «A Jesús conozco, y sé quién es Pablo, pero ustedes, ¿quiénes son?» 16 Y el hombre en quien estaba el espíritu malo se lanzó sobre ellos, y los dominó y pudo más que ellos, de manera que huyeron de aquella casa desnudos y heridos.
De esta acción se ha denominado la palabra “Exorcizar” que no significa “sacar o expulsar demonios”, sino más bien, significa “conjurar, ordenar” como dice en este texto: (v.13) “Les ordeno (poner bajo juramento / ordenar solemnemente) que salgan”
Estos hombres no habían recibido el poder de Cristo, no eran conocidos por Dios, ni por los demonios.
Algo impresionante es que este demonio les dice que conoce perfectamente a Cristo y sabe quien es Pablo, pero a ellos no los conoce para nada.
Ahora, no tenemos fórmulas mágicas de exorcismos. Ni siquiera te recomiendo que te metas a hablar con un demonio, no te vaya a suceder lo que a estos hombres (hijos de Esceva).
¿Por qué no más bien, evitar que las personas sean atormentadas por los demonios?
Al enseñarles la Palabra y ayudar a que se aparten de vicios y ambientes nocivos donde los demonios los atraen para dominarlos.
La instrucción para el creyente será siempre (Santiago 4.7)
Santiago 4:7 NBLA
7 Por tanto, sométanse a Dios. Resistan, pues, al diablo y huirá de ustedes.
Lo que el cristiano debe hacer antes de intentar resistir al diablo o los demonios es “Someterse a Dios en obediencia”. Y con la Palabra de Dios “repeler, ahuyentar al diablo y las tentaciones”.

III. El Poder que concede Jesús (Autoridad para Sanar enfermedades)

En el principio, en Edén, no había enfermedad ni muerte, pues gozaban de perfecto bienestar y salud como resultado de la comunión y presencia del Señor.
Pero cuando ocurre la “Caída” la muerte entra al mundo terrenal. Todo lo que hay, fue sujetado a deterioro, a enfermedad, y finalmente a la muerte. (Romanos 5.12)
Romanos 5:12 NBLA
12 Por tanto, tal como el pecado entró en el mundo por medio de un hombre, y por medio del pecado la muerte, así también la muerte se extendió a todos los hombres, porque todos pecaron.
Como ya dijimos, el Señor Jesús vino con Poder y Autoridad para Sanar toda dolencia, y Salvar a los hombres. Y ese poder es sobre toda otro poder, como el del diablo: (1 Juan 3.8b)
1 Juan 3:8b (NBLA)
8 El Hijo de Dios se manifestó con este propósito: para destruir las obras del diablo.
En algunas ocasiones se menciona que Jesús al sanar alguna enfermedad en las personas, las estaba “liberando del poder del diablo” como en (Lucas 13.11-13)
Lucas 13:11–13 NBLA
11 y había allí una mujer que durante dieciocho años había tenido una enfermedad causada por un espíritu; estaba encorvada, y de ninguna manera se podía enderezar. 12 Cuando Jesús la vio, la llamó y le dijo: «Mujer, has quedado libre de tu enfermedad». 13 Y puso las manos sobre ella, y al instante se enderezó y glorificaba a Dios.
Lo que este texto nos menciona es que:
La mujer estaba “literalmente debilitada” y tenía una enfermedad, causada por un espíritu. Como sea que esto haya sucedido, sea que el espíritu estuviera dentro de ella como el gadareno o fuera de ella como el caso de Job, esto la debilitaba y caminaba con gran dificultad estando encorvada (de su espalda).
Jesús la vio y la llamó, y la liberó de su enfermedad. (sin confrontar o reprender demonios), solo con tocarla, la dejó libre de esa atadura (que por 18 años había tenido).
Nada impidió a Jesús sanar a esta mujer, ni siquiera si ella tenía fe o no. (después de esto, ella glorificaba a Dios).
El Señor también concede este poder a sus discípulos y como un Don dado por el Espíritu Santo para los creyentes para hacer milagros en la era apostólica. Algunos piensan que siguen vigentes esos dones actualmente.
Creemos doctrinalmente que esos dones dejaron de ser gradualmente hasta que dejaron de producirse como tal, aunque el Poder de Dios sigue vigente, creemos que las personas ya no poseen esa capacidad dada por Dios en este tiempo, pero aun Dios puede sanar y de hecho lo hace, Dios puede desatar ataduras demoníacas y salvar a los pecadores de las garras del infierno.

a) Hay 4 ejemplos de personajes en el Nuevo Testamento que no fueron sanados

1) Pablo (2 Corintios 12.8-9)

2 Corintios 12:8–9 NBLA
8 Acerca de esto, tres veces he rogado al Señor para que lo quitara de mí. 9 Y Él me ha dicho: «Te basta Mi gracia, pues Mi poder se perfecciona en la debilidad». Por tanto, con muchísimo gusto me gloriaré más bien en mis debilidades, para que el poder de Cristo more en mí.

2) Epafrodito (Filipenses 2.25-27)

Filipenses 2:25–27 NBLA
25 Pero creí necesario enviarles a Epafrodito, mi hermano, colaborador y compañero de lucha, quien también es su mensajero y servidor para mis necesidades. 26 Porque él los extrañaba a todos, y estaba angustiado porque ustedes habían oído que se había enfermado. 27 Pues en verdad estuvo enfermo, a punto de morir. Pero Dios tuvo misericordia de él, y no solo de él, sino también de mí, para que yo no tuviera tristeza sobre tristeza.

3) Timoteo (1 Timoteo 5.23)

1 Timoteo 5:23 NBLA
23 Ya no bebas agua sola, sino usa un poco de vino por causa de tu estómago y de tus frecuentes enfermedades.

4) Trófimo (2 Timoteo 4.20)

2 Timoteo 4:20 NBLA
20 Erasto se quedó en Corinto, pero a Trófimo lo dejé enfermo en Mileto.
¿Los creyentes actualmente tienen la facultad para sanar enfermedades o expulsar demonios?
(Santiago 5.13-16)
Santiago 5:13–16 NBLA
13 ¿Sufre alguien entre ustedes? Que haga oración. ¿Está alguien alegre? Que cante alabanzas. 14 ¿Está alguien entre ustedes enfermo? Que llame a los ancianos de la iglesia y que ellos oren por él, ungiéndolo con aceite en el nombre del Señor. 15 La oración de fe restaurará al enfermo, y el Señor lo levantará. Si ha cometido pecados le serán perdonados. 16 Por tanto, confiésense sus pecados unos a otros, y oren unos por otros para que sean sanados. La oración eficaz del justo puede lograr mucho.
La clave es la comunión con Dios y la oración.
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