Fuenerales
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Consolación
Consolación
3 Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, Padre de misericordias y Dios de toda consolación,
4 el cual nos consuela en toda tribulación nuestra, para que nosotros podamos consolar a los que están en cualquier aflicción con el consuelo con que nosotros mismos somos consolados por Dios.
5 Porque así como los sufrimientos de Cristo son nuestros en abundancia, así también abunda nuestro consuelo por medio de Cristo.
6 Pero si somos atribulados, es para vuestro consuelo y salvación; o si somos consolados, es para vuestro consuelo, que obra al soportar las mismas aflicciones que nosotros también sufrimos.
7 Y nuestra esperanza respecto de vosotros está firmemente establecida, sabiendo que como sois copartícipes de los sufrimientos, así también lo sois de la consolación.
Pablo hablando de las moradas terrearles y de las celestiales define de ambos lugares:
1 Porque sabemos que si la tienda terrenal que es nuestra morada, es destruida, tenemos de Dios un edificio, una casa no hecha por manos, eterna en los cielos.
2 Pues, en verdad, en esta morada gemimos, anhelando ser vestidos con nuestra habitación celestial;
3 y una vez vestidos, no seremos hallados desnudos.
4 Porque asimismo, los que estamos en esta tienda, gemimos agobiados, pues no queremos ser desvestidos, sino vestidos, para que lo mortal sea absorbido por la vida.
5 Y el que nos preparó para esto mismo es Dios, quien nos dio el Espíritu como garantía.
6 Por tanto, animados siempre y sabiendo que mientras habitamos en el cuerpo, estamos ausentes del Señor
7 (porque por fe andamos, no por vista);
8 pero cobramos ánimo y preferimos más bien estar ausentes del cuerpo y habitar con el Señor.
9 Por eso, ya sea presentes o ausentes, ambicionamos serle agradables.
10 Porque todos nosotros debemos comparecer ante el tribunal de Cristo, para que cada uno sea recompensado por sus hechos estando en el cuerpo, de acuerdo con lo que hizo, sea bueno o sea malo.
Dice la Biblia del lenguaje sencillo:
Dice la Biblia del lenguaje sencillo:
1 Porque sabemos que si nuestra morada terrestre, este tabernáculo, se deshiciere, tenemos de Dios un edificio, una casa no hecha de manos, eterna, en los cielos.
Bien sabemos que en este mundo vivimos como en una tienda de campaña, que un día será destruida. Pero en el cielo tenemos una casa permanente, construida por Dios y no por seres humanos.
2 Y por esto también gemimos, deseando ser revestidos de aquella nuestra habitación celestial;
Mientras vivimos en este mundo. , suspiramos por la casa donde viviremos para siempre. Sabemos que, cuando estemos allí, estaremos bien protegidos.
4 Porque asimismo los que estamos en este tabernáculo gemimos con angustia; porque no quisiéramos ser desnudados, sino revestidos, para que lo mortal sea absorbido por la vida.
Mientras vivimos en esta tienda de campaña, que es nuestro cuerpo, nos sentimos muy tristes y cansados. Y no es que no queramos morir. Más bien, quisiéramos que nuestros cuerpos fueran transformados, y que lo que ha de morir se cambie por lo que vivirá para siempre.
5 Mas el que nos hizo para esto mismo es Dios, quien nos ha dado las arras del Espíritu.
Dios nos preparó para ese cambio y, como prueba de que así lo hará, nos dio el Espíritu Santo.
6 Así que vivimos confiados siempre, y sabiendo que entre tanto que estamos en el cuerpo, estamos ausentes del Señor
Por eso estamos siempre alegres. Sabemos que, mientras vivamos en este cuerpo, estaremos lejos del Señor.
7 (porque por fe andamos, no por vista);
Pero, aunque no lo podamos ver, confiamos en Él.
8 pero confiamos, y más quisiéramos estar ausentes del cuerpo, y presentes al Señor.
No nos sentimos tristes, aunque preferiríamos dejar este cuerpo para ir a vivir con el Señor.
9 Por tanto procuramos también, o ausentes o presentes, serle agradables.
Por eso tratamos de obedecerlo, ya sea en esta vida o en la otra.
10 Porque es necesario que todos nosotros comparezcamos ante el tribunal de Cristo, para que cada uno reciba según lo que haya hecho mientras estaba en el cuerpo, sea bueno o sea malo.
Porque todos nosotros vamos a tener que presentarnos delante de Cristo, que es nuestro juez. Él juzgará lo que hicimos mientras vivíamos en este cuerpo, y decidirá si merecemos que nos premie o nos castigue.
Por eso dijo sin temor el apóstol Pablo en:
20 conforme a mi anhelo y esperanza de que en nada seré avergonzado; antes bien con toda confianza, como siempre, ahora también será magnificado Cristo en mi cuerpo, o por vida o por muerte. 21 Porque para mí el vivir es Cristo, y el morir es ganancia. 22 Mas si el vivir en la carne resulta para mí en beneficio de la obra, no sé entonces qué escoger. 23 Porque de ambas cosas estoy puesto en estrecho, teniendo deseo de partir y estar con Cristo, lo cual es muchísimo mejor;
No os entristezcáis como los que no tienen esperanza.
13 Pero no queremos, hermanos, que ignoréis acerca de los que duermen, para que no os entristezcáis como lo hacen los demás que no tienen esperanza.
14 Porque si creemos que Jesús murió y resucitó, así también Dios traerá con Él a los que durmieron en Jesús.
15 Por lo cual os decimos esto por la palabra del Señor: que nosotros los que estemos vivos y que permanezcamos hasta la venida del Señor, no precederemos a los que durmieron.
16 Pues el Señor mismo descenderá del cielo con voz de mando, con voz de arcángel y con la trompeta de Dios, y los muertos en Cristo se levantarán primero.
17 Entonces nosotros, los que estemos vivos y que permanezcamos, seremos arrebatados juntamente con ellos en las nubes al encuentro del Señor en el aire, y así estaremos con el Señor siempre.
18 Por tanto, confortaos unos a otros con estas palabras.
La buena noticia para los creyentes en Cristo, es que Cristo resucitó. BLS Biblia del lenguaje sencillo.
11 Sin embargo, haya sido yo o ellos, así predicamos y así creísteis.
Pero ni yo ni los otros apóstoles importamos. Lo que sí importa es que todos nosotros hemos anunciado esa buena noticia, y que ustedes han creído en ella.
12 Ahora bien, si se predica que Cristo ha resucitado de entre los muertos, ¿cómo dicen algunos entre vosotros que no hay resurrección de muertos?
La buena noticia que anunciamos es que Dios resucitó a Cristo. Pero entonces, ¿cómo es que algunos de ustedes dicen que los muertos no resucitan?
13 Y si no hay resurrección de muertos, entonces ni siquiera Cristo ha resucitado;
Porque, si los muertos no resucitan, entonces Cristo tampoco resucitó:
14 y si Cristo no ha resucitado, vana es entonces nuestra predicación, y vana también vuestra fe.
Y si Cristo no resucitó, esta buena noticia que anunciamos no sirve para nada, y de nada sirve tampoco que ustedes crean en Cristo.
15 Aún más, somos hallados testigos falsos de Dios, porque hemos testificado contra Dios que Él resucitó a Cristo, a quien no resucitó, si en verdad los muertos no resucitan.
Si fuera cierto que los muertos no resucitan, nosotros estaríamos diciendo una mentira acerca de Dios, pues afirmamos que El resucitó a Cristo.
16 Pues si los muertos no resucitan, entonces ni siquiera Cristo ha resucitado;
Si en realidad los muertos no resucitan, entonces tampoco Cristo resucitó.
17 y si Cristo no ha resucitado, vuestra fe es falsa; todavía estáis en vuestros pecados.
Y si Cristo no resucitó, de nada sirve que ustedes crean en El, pues sus pecados aún no habrán sido perdonados.
18 Entonces también los que han dormido en Cristo han perecido.
Y los que antes creyeron en Cristo y murieron, están totalmente perdidos.
19 Si hemos esperado en Cristo para esta vida solamente, somos, de todos los hombres, los más dignos de lástima.
Si nuestra esperanza es que Cristo nos ayude solamente en esta vida, no hay nadie más digno de lástima que nosotros.
20 Mas ahora Cristo ha resucitado de entre los muertos, primicias de los que durmieron.
Sin embargo, ¡Cristo resucitó! Esto nos enseña que también resucitarán los que murieron.
21 Porque por cuanto la muerte entró por un hombre, también por un hombre la resurrección de los muertos.
Por el pecado de Adán todos fuimos castigados con la muerte; pero, gracias a Cristo, ahora podemos volver a vivir.
23 Pero cada uno en su debido orden: Cristo, las primicias; luego los que son de Cristo en su venida;
Cada uno resucitará a su debido tiempo: primero Cristo; después, cuando El vuelva, resucitarán los que creyeron en El.
24 entonces vendrá el fin, cuando entregue el reino al Dios y Padre, después que haya abolido todo dominio y toda autoridad y poder.
Luego vendrá el fin del mundo, cuando Cristo derrotará a todas las autoridades y a todos los poderes, y le entregará el reinado a Dios el Padre.
25 Porque preciso es que él reine hasta que haya puesto a todos sus enemigos debajo de sus pies.
Cristo reinará hasta que haya vencido a todos sus enemigos.
26 Y el postrer enemigo que será destruido es la muerte.
El último enemigo que Cristo vencerá es la muerte.
La victoria sobre la muerte.
51 He aquí, os digo un misterio: No todos dormiremos; pero todos seremos transformados, 52 en un momento, en un abrir y cerrar de ojos, a la final trompeta; porque se tocará la trompeta, y los muertos serán resucitados incorruptibles, y nosotros seremos transformados. 53 Porque es necesario que esto corruptible se vista de incorrupción, y esto mortal se vista de inmortalidad. 54 Y cuando esto corruptible se haya vestido de incorrupción, y esto mortal se haya vestido de inmortalidad, entonces se cumplirá la palabra que está escrita: Sorbida es la muerte en victoria. 55 ¿Dónde está, oh muerte, tu aguijón? ¿Dónde, oh sepulcro, tu victoria? 56 ya que el aguijón de la muerte es el pecado, y el poder del pecado, la ley. 57 Mas gracias sean dadas a Dios, que nos da la victoria por medio de nuestro Señor Jesucristo.
58 Así que, hermanos míos amados, estad firmes y constantes, creciendo en la obra del Señor siempre, sabiendo que vuestro trabajo en el Señor no es en vano.
Jesús es la resurrección y la vida: Juan 11:25-27
25 Le dijo Jesús: Yo soy la resurrección y la vida; el que cree en mí, aunque esté muerto, vivirá.26 Y todo aquel que vive y cree en mí, no morirá eternamente. ¿Crees esto?27 Le dijo: Sí, Señor; yo he creído que tú eres el Cristo, el Hijo de Dios, que has venido al mundo.
El lamento de las mujeres, Jesús les dice:
27 Y le seguía gran multitud del pueblo, y de mujeres que lloraban y hacían lamentación por él. 28 Pero Jesús, vuelto hacia ellas, les dijo: Hijas de Jerusalén, no lloréis por mí, sino llorad por vosotras mismas y por vuestros hijos.
Esta es la voluntad de Dios.
Esta es la voluntad de Dios.
18 Dad gracias en todo, porque esta es la voluntad de Dios para con vosotros en Cristo Jesús.
Dijo Juan en apocalipsis. Jesús tiene las llaves de la vida y la muerte.
17 Cuando le vi, caí como muerto a sus pies. Y él puso su diestra sobre mí, diciéndome: No temas; yo soy el primero y el último; 18 y el que vivo, y estuve muerto; mas he aquí que vivo por los siglos de los siglos, amén. Y tengo las llaves de la muerte y del Hades.
Al verlo, caí a sus pies como muerto. Pero Él puso Su mano derecha sobre mí, y me dijo: «No tengas miedo. Yo Soy el primero y el último, y estoy vivo. Estuve muerto, pero ahora vivo para siempre, y tengo poder sobre la muerte.
Para mí el vivir es Cristo y el morir es ganancia.
Para mí el vivir es Cristo y el morir es ganancia.
21 Porque para mí el vivir es Cristo, y el morir es ganancia. 22 Mas si el vivir en la carne resulta para mí en beneficio de la obra, no sé entonces qué escoger. 23 Porque de ambas cosas estoy puesto en estrecho, teniendo deseo de partir y estar con Cristo, lo cual es muchísimo mejor; 24 pero quedar en la carne es más necesario por causa de vosotros.
No esta muerta sino que duerme.
No esta muerta sino que duerme.
39 Y entrando, les dijo: ¿Por qué alborotáis y lloráis? La niña no está muerta, sino duerme. 40 Y se burlaban de él. Mas él, echando fuera a todos, tomó al padre y a la madre de la niña, y a los que estaban con él, y entró donde estaba la niña. 41 Y tomando la mano de la niña, le dijo: Talita cumi; que traducido es: Niña, a ti te digo, levántate. 42 Y luego la niña se levantó y andaba, pues tenía doce años. Y se espantaron grandemente.
La confesión de Job.
10 Mas él conoce mi camino;
Me probará, y saldré como oro.
11 Mis pies han seguido sus pisadas;
Guardé su camino, y no me aparté.
12 Del mandamiento de sus labios nunca me separé;
Guardé las palabras de su boca más que mi comida.
13 Pero si él determina una cosa, ¿quién lo hará cambiar?
Su alma deseó, e hizo.
14 El, pues, acabará lo que ha determinado de mí;
Y muchas cosas como estas hay en él.
La trasformación que hace el Señor del cuerpo. Este cuerpo mortal se vestirá de inmortalidad.
51 He aquí, os digo un misterio: No todos dormiremos; pero todos seremos transformados, 52 en un momento, en un abrir y cerrar de ojos, a la final trompeta; porque se tocará la trompeta, y los muertos serán resucitados incorruptibles, y nosotros seremos transformados. 53 Porque es necesario que esto corruptible se vista de incorrupción, y esto mortal se vista de inmortalidad. 54 Y cuando esto corruptible se haya vestido de incorrupción, y esto mortal se haya vestido de inmortalidad, entonces se cumplirá la palabra que está escrita: Sorbida es la muerte en victoria. 55 ¿Dónde está, oh muerte, tu aguijón? ¿Dónde, oh sepulcro, tu victoria? 56 ya que el aguijón de la muerte es el pecado, y el poder del pecado, la ley. 57 Mas gracias sean dadas a Dios, que nos da la victoria por medio de nuestro Señor Jesucristo.
58 Así que, hermanos míos amados, estad firmes y constantes, creciendo en la obra del Señor siempre, sabiendo que vuestro trabajo en el Señor no es en vano.
(RVR60)
51 He aquí, os digo un misterio: No todos dormiremos; pero todos seremos transformados,
Ninguno vive para sí y ninguno muere para sí.
7 Porque ninguno de nosotros vive para sí, y ninguno muere para sí. 8 Pues si vivimos, para el Señor vivimos; y si morimos, para el Señor morimos. Así pues, sea que vivamos, o que muramos, del Señor somos. 9 Porque Cristo para esto murió y resucitó, y volvió a vivir, para ser Señor así de los muertos como de los que viven.
Jesús dio Su vida para que nosotros la ganásemos. Jesús dijo:
17 »Mi Padre me ama porque estoy dispuesto a entregar mi vida para luego volver a recibirla.
Por eso me ama el Padre, porque Yo pongo mi vida, para volverla a tomar. Nadie me la quita, sino que Yo de mí mismo la pongo. Tengo poder para ponerla, y tengo poder para volverla a tomar.
Estimada es a los ojos del Señor la muerte de sus santos.
15 Estimada es a los ojos de Jehová
La muerte de sus santos.
Porque Dios es Dios nuestro eternamente y para siempre.
14 Porque este Dios es Dios nuestro eternamente y para siempre;
El nos guiará aun más allá de la muerte.
Perecen los justos y los piadosos, pero lo que nos dice la Escritura que de la aflicción son quitados.
1 Perece el justo, y no hay quien piense en ello; y los piadosos mueren, y no hay quien entienda que de delante de la aflicción es quitado el justo. 2 Entrará en la paz; descansarán en sus lechos todos los que andan delante de Dios.