Nuestro Dios Soberano
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Introducción
Introducción
Amados hermanos. Es un gozo gozo para mi poder traer para ustedes la palabra de Dios esta mañana y tratar uno de los aspectos más profundos y trascendentales de nuestra fe: la soberanía de nuestro Dios.
Bajo este lado de la eternidad, nuestra vida esta llena de desafíos y complejidades, muchas veces las cosas se pueden poner tan difíciles que podríamos preguntarnos ¿Quién está en control? ¿Hay un propósito mayor detrás de todo?
En Pablos en Romanos 8:28 consuela nuestros corazones con la idea de que no importa cuan compleja pueda parecernos la vida, Dios esta en control y todas las cosas, sea que nos parezcan buenas o malas, están ayudando para nuestro bien, están formando el carácter de Cristo en nuestra vida y todo redundará para su gloria. Y el fundamento de su confianza lo expresa más adelante cuando habla de la doctrina de la soberanía de Dios en Romanos 9:1-29, aun cuando sea un tema que excede nuestra comprensión limitada, nos ha sido revelado para nuestra seguridad y consuelo.
Esta mañana, nos sumergiremos en el pasaje de Romanos 9, donde exploraremos cinco aspectos de la soberanía de Dios. Analizaremos su naturaleza soberana, sus decretos eternos, su providencia en el tiempo, así como su elección y reprobación.
Iluminados con estas verdades nuestros corazones tendrán razones de peso para permanecer confiados y seguros en medio de las circunstancias intrincadas de la vida y estaremos animados parta servir a Dios con gratitud y obediencia.
Así que, preparemos nuestros corazones para recibir la revelación de la Palabra de Dios sobre su soberanía. Esta preciosa doctrina nos recordará constantemente que, aunque no siempre comprendamos los caminos que Dios elige para nosotros, podemos confiar plenamente en que Él está en control de nuestra vida y nos guiará seguros a casa.
Con expectación y gratitud, leamos juntos Romanos 9:1-29 y permitamos que el Espíritu Santo ilumine nuestros corazones, llenándonos de asombro y gratitud por la soberanía de nuestro Dios.
(Romanos 9:1-6)
Pablo inicia expresando su profundo deseo de que Israel se reconcilie con Dios, el ama a sus parientes de sangre, al punto que desearía haber sido separado de Cristo por amor a ellos, con tal de que sean salvos. En esto su deseo es genuino.
Como creyentes también nos afligimos por la incredulidad de las personas que amamos. Podemos entender el dolor y la tristeza de Pablo. Y mas cuando las personas que rechazan el evangelio son aquellos que han estado con nosotros en la iglesia. ¿Que Padre creyente no siente dolor cuando sus hijos menosprecian a Cristo y apostatan de la fe?. El dolor de Pablo es por la apostasía de Israel.
Israel como nación tuvo grandes privilegios, ellos habían sido adoptados por Dios, su presencia especial estuvo en medio de ellos, los pactos de la promesa de salvación eran suyos y Dios les había prometido que de su simiente vendría Cristo, el mesías, el redentor prometido, quien es Dios sobre todas las cosas.
El hecho de Israel como nación haya rechazado la gracia de Dios en Cristo, hayan rechazado el pacto de Dios y hayan apostatado de la fe, plantea una pregunta importante ¿Fracasó la promesa de Dios de traer a la salvación su pueblo Israel, fracasaron los pactos?.
Uno esperaría que la respuesta de Pablo fuera: no fracaso la promesa de Dios, el asunto es que Dios ofrece su promesa a todos, pero algunos la rechazan y otros no. Es decir, esta era la oportunidad para que Pablo expresara lo que se conoce como universalismo hipotético, que dice que la salvación es hipotéticamente posible para todos, pero su realización está condicionada a la respuesta personal y la fe en Dios de cada individuo.
Pero su respuesta desafía nuestra mente al plantear que las promesas de Dios estaban limitadas en alcance, que Dios decidió soberanamente elegir salvar a ciertos individuos de entre el pueblo de Israel. (vs. 6). El plan de Dios, las promesas de Dios no fallaron.
Dios Quiere salvar, planeo salvar y va a salvar a cada uno de los suyos dentro del pueblo de Israel, así que no todo Israelita es parte de Israel el pueblo que Dios eligió salvar por gracia. No todos los hijos de Abraham son hijos de Dios, solo los que Dios hace nacer sobrenaturalmente según su elección soberana.
De manera que en este pasaje Pablo exalta a nuestro Dios soberano, que ha revelado su soberanía mayormente en la misericordia que tuvo al traernos a la salvación.
Veamos ahora los varios aspectos de la soberanía de Dios que podemos extraer de la enseñanza de Pablo, en primer lugar vemos la:
1. La naturaleza de la soberanía de Dios
1. La naturaleza de la soberanía de Dios
El apóstol Pablo nos ofrece una visión profunda de cómo funciona la soberanía divina y cómo afecta a la humanidad.
La soberanía de Dios es su poder infinito y su autoridad absoluta sobre todas las cosas. Su soberanía no está limitada por nuestras limitaciones humanas o nuestra comprensión limitada. Él está por encima de todo y su poder es ilimitado como creador y dueño de todo lo creado.
Del Señor es la tierra y todo lo que hay en ella, El mundo y los que en él habitan. Porque Él la fundó sobre los mares, Y la asentó sobre los ríos.
El tiene pues potestad de hacer lo que quiere con lo que es suyo y tiene libertad de usarlo todo para sus propósitos. Daniel 4:35
»Todos los habitantes de la tierra son considerados como nada, Mas Él actúa conforme a Su voluntad en el ejército del cielo Y entre los habitantes de la tierra. Nadie puede detener Su mano, Ni decirle: “¿Qué has hecho?”.
»¡Ay del que contiende con su Hacedor! ¡El tiesto entre los tiestos de tierra! ¿Dirá el barro al alfarero: ‘Qué haces’? ¿O tu obra dirá: “Él no tiene manos”?
Su poder infinito es una gran noticia para todos nosotros en nuestra incapacidad humana. Pablo ha establecido en Romanos del 1-3 que todos nacemos naturalmente muertos, sin querer o o poder vivir para Dios, todos nacemos bajo la justa ira de Dios. Es imposible que un hombre pueda ser salvo por si mismo.
Como era imposible que Abraham hubiese tenido un hijo con Sara quien era anciana y estéril. Pablo dice así es con los hijos de Dios, llegan a la fe sobrenaturalmente por el infinito poder y autoridad de nuestro Dios soberano. Jesus dijo a sus discípulos que estaban conscientes de la imposibilidad de los hombres para salvarse:
Al oír esto, los discípulos estaban llenos de asombro, y decían: «Entonces, ¿quién podrá salvarse?» Jesús, mirándolos, les dijo: «Para los hombres eso es imposible, pero para Dios todo es posible».
Que buena noticia es que aquel Dios que creo todo por la palabra de su poder y que sostiene, dirige y gobierna todas las cosas segun se voluntad, aquel que hace lo quiere según el salmo:
Nuestro Dios está en los cielos; Él hace lo que le place.
Este Dios quiso dar vida a los muertos que el quiso salvar para revelarnos la seguridad de sus promesas soberanas. Esta seguridad es la que nos permite como creyentes confesar con Pablo Filipenses 1:6
Estoy convencido precisamente de esto: que el que comenzó en ustedes la buena obra, la perfeccionará hasta el día de Cristo Jesús.
Tal es la naturaleza soberana de Dios. Otros aspectos de la soberanía de Dios son:
2. Sus decretos y providencia
2. Sus decretos y providencia
Pablo afirma en el Vs. 11 que Dios tiene un propósito eterno que se cumple en el tiempo cuando los hombres son llamados a la salvación. Y pone de plano dos ejemplos de los decretos y la providencia de Dios:
El nacimiento de Isaac, establece la imposibilidad del hombre para hacer algo por su salvación y pone en primer plano que Dios desde la eternidad a decretado salvar a un pueblo para su Gloria, llamado Israel, compuesto de Judíos y Gentiles. Pablo dice que este es el verdadero Israel que en la providencia de Dios, creen y permanecen en el pacto sin apostatar de su fe. La salvación es segura por que Dios decretó desde antes de la fundación del mundo quien habría de ser su pueblo. Efesios 1:4
El nacimiento de Jacob y Esaú, quienes eran Mellizos.... Establece el hecho de que la salvación no depende de que vengas de una familia determinada, establece que aunque ambos fueron hijos de Isaac, soberanamente Dios decidió en su decreto eterno amar a Jacob y dejar en sus caminos a Esaú - Antes de que ellos hicieran bien o mal, Dios escogió salvar a uno e estos hijos - esta elección no se baso en sus méritos. En el tiempo la elección de Dios se hizo evidente en su providencia, Esaú apostato y menosprecio las promesas, mientras que Jacob las abrazo por la fe. De manera que desde la eternidad como dice Pablo: Dios decreto tener misericordia de quien quiso tener misericordia y esta es la razón por la cual unos creen y otros continuan menospreciando a Dios.
En su decreto soberano Dios, como dice nuestra confesión de fe, Dios no hace violencia de sus criaturas, sino que las deja actuar libremente y tenemos en la providencia de Dios un testimonio de esto:
»Este fue entregado por el plan predeterminado y el previo conocimiento de Dios, y ustedes lo clavaron en una cruz por manos de impíos y lo mataron.
Por esta razón Pablo consciente de que solo se salvaran aquellos que Dios decretó salvar, y consciente de que el verdadero Israel fue elegido por Dios y todos se salvarán, pues solo por ellos murió Cristo, como el Señor lo dijo en Juan:
»Pero ustedes no creen porque no son de Mis ovejas. »Mis ovejas oyen Mi voz; Yo las conozco y me siguen. »Yo les doy vida eterna y jamás perecerán, y nadie las arrebatará de Mi mano.
Pablo aun así no dejaba de predicar a los gentiles. Pues Dios no solo decretó a quien salvar, sino que también estableció los medios para salvarlos: 1 Corintios 1:21
Pues ya que en la sabiduría de Dios, el mundo no conoció a Dios por medio de su propia sabiduría, agradó a Dios mediante la necedad de la predicación salvar a los que creen.
Por esta razón Pablo tenía dolor, por esto visitaba antes que nada cada sinagoga donde iba, con la esperanza de que hubiese un escogido allí que creyera el evangelio.
Esto le da sentido a las misiones. Podemos descansar en el decreto de Dios, mientras obedecemos las cosas que él revelo y responsablemente cumplimos nuestra misión con lagrimas, sabiendo que un día recogeremos con regocijo.
Los que siembran con lágrimas, segarán con gritos de júbilo. El que con lágrimas anda, llevando la semilla de la siembra, En verdad volverá con gritos de alegría, trayendo sus gavillas.
Ahora bien, mientras esperamos el tiempo de la alegría, estamos en el tiempo de sembrar con lagrimas, sembrado con esperanza pero entendiendo que naturalmente las personas no querrán a Dios:
»¡Jerusalén, Jerusalén, la que mata a los profetas y apedrea a los que son enviados a ella! ¡Cuántas veces quise juntar a tus hijos, como la gallina junta sus pollitos debajo de sus alas, y no quisiste!
Es un milagro poderoso que alguien se acerque a Dios - para Dios no hay nada imposible y todo lo que él ha decretado hacer, lo hará. Podemos decir Con Job confiados:
«Yo sé que Tú puedes hacer todas las cosas, Y que ninguno de Tus propósitos puede ser frustrado.
En medio de las dificultades podemos unirnos a Jeremías quien dijo:
“¡Ah, Señor Dios! Ciertamente, Tú hiciste los cielos y la tierra con Tu gran poder y con Tu brazo extendido. Nada es imposible para Ti, que muestras misericordia a millares, pero que castigas la iniquidad de los padres en sus hijos después de ellos. Oh grande y poderoso Dios, el Señor de los ejércitos es Su nombre.
Sigamos proclamado el evangelio.... Dios puede salvar naciones como lo hizo en el tiempo de Jonás. Si sabemos esto, no callemos, hasta el mas perverso pecador tiene esperanza:
Y oró al Señor: «¡Ah Señor! ¿No era esto lo que yo decía cuando aún estaba en mi tierra? Por eso me anticipé a huir a Tarsis. Porque yo sabía que Tú eres un Dios clemente y compasivo, lento para la ira y rico en misericordia, y que te arrepientes del mal anunciado.
Ahora que vimos la naturaleza soberana de Dios y como esta naturaleza se revela en la ejecución de sus decretos en su providencia soberana, vamos considerar otros dos aspectos de su soberanía:
3. Su elección y Reprobación
3. Su elección y Reprobación
En el Vs. 18 Pablo habla de esto, señalando como Dios libremente decidió salvar a unos y endurecer a otros. Aquí tenemos la doctrina de la doble predestinación.
Naturalmente el corazón de los hombres es duro como una piedra. La razón por la que no llegamos a ser tan perversos es por que Dios pone freno y limita de algún modo nuestras malas acciones. Pero todos nacemos con todas las semillas de maldad en el corazón, solo se necesita la ocasión y el permiso de Dios para que estas semillas germinen.
De manera que la salvación no depende del que quiere o del que corre a Cristo Vs. 16 - Depende de que Dios tenga misericordia. Por la misericordia de Dios Israel fue redimida de Egipto y Faraón fue tratado conforme a la dureza de su corazón, Dios soberanamente decidió quitar todo freno a su maldad, para que su poder se revelara a los Judíos - ellos fueron redimidos siendo esclavos por el poder de Dios, a pesar del poder que ostentaba el faraón con toda su maldad.
Dios salva una nación endurecida como Israel y decide Ejecutar sus juicios sobre el endurecido Faraón.
Pablo se anticipa a la objeción ¿Eso no es justo? por que no salvo a Faraón. El punto de Pablo es que la salvación no es un derecho adquirido, todos estamos reprobados delante de Dios, merecemos ser condenados. Esto se trata de misericordia, Dios elige tener compasión de quien quiere.
De manera que solo son salvados, solo reciben misericordia aquellos que Dios elige soberanamente Salvar. Y se perderán aquellos que eligieron resistir y burlarse de Dios como lo hizo con ironía el Faraón Cuando dijo a Moisés:
Pero Faraón dijo: «¿Quién es el Señor para que yo escuche Su voz y deje ir a Israel? No conozco al Señor, y además, no dejaré ir a Israel».
La razón de la condenación es el pecado de los hombres, por esa razón Dios los reprueba y elige soberanamente no salvarlos, sino que los deja en la dureza de su corazón como lo hizo con faraón y eventualmente les retira su gracia común o restrictiva para sus propósitos eternos, como lo hizo con Judas:
»Pero, vean, la mano del que me entrega está junto a Mí en la mesa. »Porque en verdad, el Hijo del Hombre va según se ha determinado; pero ¡ay de aquel hombre por quien Él es entregado!».
Esta doctrina es de mucho consuelo para nosotros, nos da la seguridad de que si creemos es por que hemos sido elegidos y de que si somos escogidos y amados por Dios, seremos sostenidos hasta el fin por su poderosa mano:
Mediante la fe ustedes son protegidos por el poder de Dios, para la salvación que está preparada para ser revelada en el último tiempo.
Por otra parte dice el salmista:
Porque el Señor ama la justicia, Y no abandona a Sus santos; Ellos son preservados para siempre, Pero la descendencia de los impíos será exterminada.
Esto es una advertencia solemne para quienes no han rendido su corazón a Cristo, todos serán erradicados de la tierra, serán puestos en el algo de fuego y azufre por la eternidad y no podrán culpar a Dios por que no les eligió, porque genuinamente Dios hoy esta extendiendo pata todos su misericordia, Jesus dijo antes de derramar su ira sobre Israel:
»¡Jerusalén, Jerusalén, la que mata a los profetas y apedrea a los que son enviados a ella! ¡Cuántas veces quise juntar a tus hijos, como la gallina junta sus pollitos debajo de sus alas, y no quisiste!
Si te condenas es porque no quieres.... Y si no quieres, nunca eres una víctima impotente, el no querer de los hombres es una actitud moral. Las personas no pueden venir a Dios por que lo odian, odian la idea de un Dios soberano que gobierna todas las cosas, cada hombre quiere ser soberano en su vida. No quieren venir a Dios por que aman la oscuridad y no desean abandonar sus pecados.
Si tu esta mañana eres un pecador que no ha entregado su vida a Cristo en arrepentimiento y fe, Debes saber que Dios no quiere que te pierdas y esta extendiendo su misericordia… Oro para que Dios te de un corazón para venir a Cristo hoy, cuanto confío en que así será:
»¿Acaso me complazco Yo en la muerte del impío», declara el Señor Dios, «y no en que se aparte de sus caminos y viva?
Ahora que hemos estos aspectos de la soberanía de Dios: Su naturaleza, sus decretos, su providencia, su elección y reprobación. quisiera terminar con las
Conclusión:
Conclusión:
A medida que profundizamos en esta doctrina, nos encontramos con una verdad asombrosa: nuestro Dios es quien reina y gobierna sobre todo. No hay detalle que escape a su conocimiento ni evento que esté fuera de su autoridad. Su plan perfecto se está desarrollando en cada momento de la historia, y en su gracia, él ha elegido a aquellos que serán llamados hijos suyos.
La comprensión de que Dios es soberano en todas las cosas tiene un impacto profundo en nuestra relación con Él y en cómo vivimos nuestra vida como creyentes.
La soberanía de Dios nos invita a confiar plenamente en Su plan y propósito. Sabemos que Él tiene el control absoluto sobre todas las circunstancias y que trabaja todas las cosas para nuestro bien. Esta verdad, nos libera del temor y la ansiedad, nos fortalece en las pruebas y nos anima a confiar en su amor y cuidado. En momentos de incertidumbre y confusión, podemos descansar en su soberanía y tener la certeza de que él está obrando todas las cosas para nuestro bien.
Confía en el Señor con todo tu corazón, Y no te apoyes en tu propio entendimiento. Reconócelo en todos tus caminos, Y Él enderezará tus sendas.
Por nada estén afanosos; antes bien, en todo, mediante oración y súplica con acción de gracias, sean dadas a conocer sus peticiones delante de Dios. Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará sus corazones y sus mentes en Cristo Jesús.
La soberanía de Dios nos llama a vivir en obediencia a Su voluntad. Reconocemos que Él es el Señor y el gobernante de nuestras vidas. Al rendirnos a Su soberanía, buscamos seguir Sus mandamientos y buscar Su dirección en todas nuestras decisiones.
La soberanía de Dios es un gran misterio que nuestra mente no puede retener, por esta razón se nos llama confiar en ella, pero a vivir nuestra vida según la voluntad preceptiva o revelada de Dios en su palabra:
»Las cosas secretas pertenecen al Señor nuestro Dios, pero las cosas reveladas nos pertenecen a nosotros y a nuestros hijos para siempre, a fin de que guardemos todas las palabras de esta ley.
Nuestra obediencia las cosas que Dios nos ha revelado en su palabra, es nuestra respuesta de amor y gratitud hacia Aquel que tiene el control supremo sobre todo y nos ha redimido soberanamente de nuestros pecados en Cristo.
Además, la soberanía de Dios transforma nuestra forma de hacer misiones y evangelismo. Nos libera del peso de los resultados y nos capacita para ser fieles testigos de su verdad. Reconocemos que la salvación no depende de nuestros esfuerzos, sino de la obra del Espíritu Santo en los corazones de las personas. Por lo tanto, nos dedicamos a sembrar la semilla de la Palabra con diligencia y amor, confiando en que Dios abrirá los corazones según su soberana voluntad.
En nuestra predicación, también experimentamos el impacto de la soberanía de Dios. Reconocemos que es él quien obra poderosamente a través de su Palabra, y que nuestro papel es ser instrumentos en sus manos. Nos acercamos a la predicación con humildad y dependencia, buscando la guía del Espíritu Santo y proclamando la verdad bíblica con valentía y claridad. Confiamos en que Dios usará su Palabra para transformar vidas y traer salvación a aquellos que escuchan.
Y finalmente, la soberanía de Dios nos debe llevar a adorarlo y alabarlo, a reconocer su grandeza y majestad, y a maravillamos de Su poder y autoridad. Adoremos al Dios soberano que tiene el control sobre todas las cosas y que obra conforme a Su voluntad perfecta. Esto fue lo que Pablo hizo al final de su argumento cuando escribió :
¡Oh, profundidad de las riquezas y de la sabiduría y del conocimiento de Dios! ¡Cuán insondables son Sus juicios e inescrutables Sus caminos! Pues, ¿quién ha conocido la mente del Señor? ¿O quién llego a ser Su consejero? ¿O quién Le ha dado a Él primero para que se le tenga que recompensar? Porque de Él, por Él y para Él son todas las cosas. A Él sea la gloria para siempre. Amén.
Dios bendiga su palabra en nuestras vidas esta mañana.