FUNDAMENTOS PARA UN HOGAR SALUDABLE

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Una familia saludable es una familia entregada a su Señor, preocupada por su crecimiento espiritual, llena de gracia y amor y en la que todos sirven activamente Dios y al prójimo.

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INTRODUCCIÓN

Todos nosotros sabemos lo importante que es tener salud.
Quienes han atravesado problemas de salud saben que hay momentos en donde uno daría cualquier cosa por recuperar la salud pero lastimosamente así como hay enfermedades que se pueden curar, también hay enfermedades que no se pueden curar y que no importa lo que gastemos, no podemos hacer nada.
Entonces, sabemos que lo mejor siempre debe ser prevenir y adoptar hábitos saludables.
Alimentación saludable, ejercicio, descanso. También es importante preocuparnos por nuestra salud emocional, o espiritual. Etc.
Pero, nuestra salud también implica preocuparnos por nuestro entorno social, y la base de nuestro círculo social es la familia. Dios lo diseñó de esa manera, que seamos parte de una familia, y nuestras familias juegan un papel muy importante en nuestro desarrollo.
Entonces, como familias debemos preocuparnos de qué tan saludables están nuestras familias. Y aquí no me refiero a salud biológica, me refiero a la salud emocional o espiritual, que tiene nuestra familia.
¿Qué tan saludables están nuestras familias? ¿Son familias saludables? o ¿Tenemos familias tóxicas?
Si ud es como yo, de seguro tiene una familia que no es perfecta. Lo digo porque yo se que no soy perfecto, y que el solo hecho de que mi familia me tenga como miembro a mi ya la hace imperfecta.
Lo que quiero decir es que aunque no hay familias perfectas debemos buscar ser familias saludables.
¿Cómo podemos tener una familia saludable?
Una familia saludable es una familia entregada a su Señor, preocupada por su crecimiento espiritual, llena de gracia y amor y en la que todos sirven activamente Dios y al prójimo.
Es la única manera.
Vamos hablar de estos principios tomando algunos ejemplos de familias que están en la Biblia. Que aunque no fueron perfectas, ya que la Biblia está llena de familias imperfectas, como de seres humanos imperfectos, pero por la gracia de Dios hay muchas cosas en las que si podemos seguir algunos ejemplos.

1. ENTREGADA AL SEÑOR

Aquí quiero mencionar nuestra vida devocional. Nuestra vida de adoración.
¿Cómo está nuestra vida de adoración? ¿Cómo familias tenemos tiempos de oración juntos? ¿Como familias vivimos una vida de entrega al Señor?

1.1 Ana, madre de Samuel

1º Samuel 1:9–11 NVI
Una vez, estando en Siló, Ana se levantó después de la comida. Y a la vista del sacerdote Elí, que estaba sentado en su silla junto a la puerta del santuario del Señor, con gran angustia comenzó a orar al Señor y a llorar desconsoladamente. Entonces hizo este voto: «Señor Todopoderoso, si te dignas mirar la desdicha de esta sierva tuya, y si en vez de olvidarme te acuerdas de mí y me concedes un hijo varón, yo te lo entregaré para toda su vida, y nunca se le cortará el cabello.»
Un ejemplo de una vida de devoción a Dios es este caso de Ana, la madre de Samuel.
Una mujer que no podía tener hijos, en ese tiempo eso no era bien visto. Pero, ella confiaba tanto en Dios que estando en el templo oraba y lloraba pidiéndole a Dios que le diera un hijo, y Ana le hace la promesa de que si tiene un hijo lo entregaría a Dios.
Y Ana cumplió su promesa y entregó a Samuel en el templo.
Ahora Dios ya no nos pide que entreguemos a nuestros hijos para que vivan en el templo, no le vaya a traer mañana a sus hijos al pastor Arielito. Pero, Dios si nos pide que consagremos a nuestros hijos para él. Que oremos para que ellos sean siervos entregados a Dios.
Porque una familia saludable es una familia en donde todos están entregados al Señor.

1.2. Abraham e Isaac

Génesis 22:6–8 NVI
Abraham tomó la leña del holocausto y la puso sobre Isaac, su hijo; él, por su parte, cargó con el fuego y el cuchillo. Y los dos siguieron caminando juntos. Isaac le dijo a Abraham: —¡Padre! —Dime, hijo mío. —Aquí tenemos el fuego y la leña—continuó Isaac—; pero, ¿dónde está el cordero para el holocausto? —El cordero, hijo mío, lo proveerá Dios—le respondió Abraham. Y siguieron caminando juntos.
Conocemos la historia de cuando Dios le pide a Abraham entregar como sacrificio a Isaac.
Aunque Abraham, el padre de la fe, no era perfecto, en momentos le faltó la fe. Hubo momentos en donde escaseó la comida en la tierra que Dios le había mostrado y Abraham desciende a Egipto, y luego trata de engañar diciendo que Sara su mujer era solamente su hermana.
Pero, por la gracia de Dios, Abraham también dio pasos de fe, de obediencia y sobre todo de entrega sacrificial a Dios.
Imaginémonos lo que significa estar dispuesto a entregar a su hijo.
Dios no lo permitió, obviamente, pero si fue un ejemplo de entrega sacrificial.
Y la historia de Abraham fue una imagen de aquello que Dios iba a hacer por nosotros, Dios si entregó a su hijo como sacrificio por el perdón de nuestros pecados.
Por eso cuando Abraham le dice a Isaac, el cordero hijo mío, lo proveerá Dios, está hablando profética mente.
Y la situación es que si nosotros lo pensamos, Dios se entregó por nosotros en Jesús, como nosotros no intentamos siquiera entregarle nuestra vida a Dios, y lo más importante entregarle nuestra familia a Dios.

2. PREOCUPADA POR EL CRECIMIENTO ESPIRITUAL

2.1. Timoteo, Loida y Eunice

2 Timoteo 1:5–7 NVI
Traigo a la memoria tu fe sincera, la cual animó primero a tu abuela Loida y a tu madre Eunice, y ahora te anima a ti. De eso estoy convencido. Por eso te recomiendo que avives la llama del don de Dios que recibiste cuando te impuse las manos. Pues Dios no nos ha dado un espíritu de timidez, sino de poder, de amor y de dominio propio.
Como padres, estamos muy preocupados de que nuestros hijos crezcan bien, especialmente cuando son mas pequeños queremos que coman bien que tengan una buena alimentación. Nos importa su crecimiento.
Cuando nació mi hijo, por algunas razonas en algún tiempo mi esposa ya no le pudo dar leche materna, y nosotros nos preocupábamos de comprarle la mejor leche de tarro, porque queríamos que no le falte ningún nutriente.
Pero, su crecimiento espiritual, ¿nos importa de la misma manera?
¿Dedicamos tiempo para discipular a nuestros hijos?
Tal vez, antes que preguntarnos esto deberíamos preguntarnos ¿Nosotros estamos siendo discipulados? ¿Nos preocupa nuestro crecimiento espiritual? Para así poder discipular a nuestros hijos también.
¿Estamos dejando esa responsabilidad a la Iglesia?
¿A la escuela dominical?
La escuela dominical es un gran ministerio en la Iglesia, es de mucho valor lo que los niños aprenden aquí.
Pero, se han puesto a pensar que en la Biblia la responsabilidad de la educación bíblica de los hijos no recae directamente en la Iglesia.
¿Sobre quien recae?
Deuteronomio 6:4–9 NVI
»Escucha, Israel: El Señor nuestro Dios es el único Señor. Ama al Señor tu Dios con todo tu corazón y con toda tu alma y con todas tus fuerzas. Grábate en el corazón estas palabras que hoy te mando. Incúlcaselas continuamente a tus hijos. Háblales de ellas cuando estés en tu casa y cuando vayas por el camino, cuando te acuestes y cuando te levantes. Átalas a tus manos como un signo; llévalas en tu frente como una marca; escríbelas en los postes de tu casa y en los portones de tus ciudades.
Es un texto para los padres.
Alguna vez conocí a una persona judía que me contaba como los papás le leían una porción de las escrituras y le daban una cucharada de miel, y le decían: Así como esta miel es de dulce la Palabra de Dios
¿Cómo está el crecimiento espiritual de nuestros hijos, y no solo de nuestros hijos de nuestra familia?

3. LLENA DE GRACIA Y AMOR

Todo lo que aprendemos de la Palabra de Dios tenemos que vivirlo. Y en la Palabra de Dios el mandamiento más importante es el mandamiento del amor. Jesús dijo que en eso se resumía la ley y los profetas.
Una familia saludable es una familia que ama. Una familia que muestra amor, esto es que muestra gracia los unos por los otros.
Y el amor, es una decisión de sacrificio por el otro.
Dios nos creo en una familia precisamente para poder aprender a amar. Es la escuela del amor que Dios nos da.

3.1. Rut

Rut 1:16–17 NVI
Pero Rut respondió: —¡No insistas en que te abandone o en que me separe de ti! »Porque iré adonde tú vayas, y viviré donde tú vivas. Tu pueblo será mi pueblo, y tu Dios será mi Dios. Moriré donde tú mueras, y allí seré sepultada. ¡Que me castigue el Señor con toda severidad si me separa de ti algo que no sea la muerte!
En esta historia vemos a una nuera, que ama a su suegra
(Algunos expertos dicen que este es uno de los milagros más grandes de la Biblia)
Pero Rut por amor toma una decisión complicada, iba a abandonar su pueblo por estar con su suegra.
El amor es tomar decisiones sacrificiales en beneficio del otro. Y eso debemos comenzar a practicarlo en la familia.
¿Qué tanto nos sacrificamos por los demás miembros de nuestra familia?
El amor y la gracia también se expresan en el perdón.
¿Qué tal somos nosotros para perdonarnos? ¿Entre esposos? ¿Con los hijos, con los padres?

3.2. José y sus hermanos

Génesis 50:15–21 NVI
Al reflexionar sobre la muerte de su padre, los hermanos de José concluyeron: «Tal vez José nos guarde rencor, y ahora quiera vengarse de todo el mal que le hicimos.» Por eso le mandaron a decir: «Antes de morir tu padre, dejó estas instrucciones: “Díganle a José que perdone, por favor, la terrible maldad que sus hermanos cometieron contra él.” Así que, por favor, perdona la maldad de los siervos del Dios de tu padre.» Cuando José escuchó estas palabras, se echó a llorar. Luego sus hermanos se presentaron ante José, se inclinaron delante de él y le dijeron: —Aquí nos tienes; somos tus esclavos. —No tengan miedo—les contestó José—. ¿Puedo acaso tomar el lugar de Dios? Es verdad que ustedes pensaron hacerme mal, pero Dios transformó ese mal en bien para lograr lo que hoy estamos viendo: salvar la vida de mucha gente. Así que, ¡no tengan miedo! Yo cuidaré de ustedes y de sus hijos. Y así, con el corazón en la mano, José los reconfortó.
José estuvo dispuesto a perdonar a sus hermanos después de todo lo que tuvo que vivir por culpa de ellos. Y aveces nosotros no queremos perdonar a nuestros hermanos por cosas mucho más sencillas.
Pero, hay algo mucho más importante. La historia de José perdonando a sus hermanos, no se compara en nada a la historia de Jesús, ofreciendo su perdón a toda la humanidad pecadora.
Y si nosotros hemos experimentado el perdón de Dios, como no queremos perdonarnos entre miembros de la propia familia.
Una familia saludable es una familia llena de amor.
El amor nos ayuda a comunicarnos mejor, a tratarnos mejor, a cuidarnos unos a otros

4. SIRVIENDO ACTIVAMENTE A DIOS Y AL PRÓJIMO

Esto esta muy relacionado con lo anterior, ya que uno de los frutos del amor es el servicio, nadie puede decir yo amo a Dios, si no está sirviendo a Dios, o nadie puede decir yo amo al prójimo si no está sirviendo a su prójimo.
La Biblia también está llena de ejemplos de familias en las que juntos se involucraron en el servicio a Dios.

4.1. Priscila y Aquila

Romanos 16:3–4 NVI
Saluden a Priscila y a Aquila, mis compañeros de trabajo en Cristo Jesús. Por salvarme la vida, ellos arriesgaron la suya. Tanto yo como todas las iglesias de los gentiles les estamos agradecidos.
Priscila y Aquila, una pareja comprometida en el servicio de Dios.
Pablo dice que por salvarle la vida a él, ellos arriesgaron la suya.
Una familia saludable se esfuerza porque todos de una u otra forma estemos haciendo algo para Dios, o para el prójimo.

4.2 Josué y su familia

Josué 24:15 NVI
Pero si a ustedes les parece mal servir al Señor, elijan ustedes mismos a quiénes van a servir: a los dioses que sirvieron sus antepasados al otro lado del río Éufrates, o a los dioses de los amorreos, en cuya tierra ustedes ahora habitan. Por mi parte, mi familia y yo serviremos al Señor.
Las palabras de Josué deberían ser un lema para cada una de nuestras familias.
¿Cuántos podrían decir esto?

CONCLUSIÓN

Una familia saludable es una familia entregada a su Señor, preocupada por su crecimiento espiritual, llena de gracia y amor y en la que todos sirven activamente Dios y al prójimo.
Tal vez haya alguna persona que diga: “pero yo no tengo familia” “soy soltero y vivo solo” “mis padres me abandonaron”
Pero, saben, Dios es tan perfecto que también pensó en un plan para eso, y ese plan se llama Iglesia.
Jesús dijo:
Mateo 12:46–50 NVI
Mientras Jesús le hablaba a la multitud, se presentaron su madre y sus hermanos. Se quedaron afuera, y deseaban hablar con él. Alguien le dijo: —Tu madre y tus hermanos están afuera y quieren hablar contigo. —¿Quién es mi madre, y quiénes son mis hermanos?—replicó Jesús. Señalando a sus discípulos, añadió: —Aquí tienen a mi madre y a mis hermanos. Pues mi hermano, mi hermana y mi madre son los que hacen la voluntad de mi Padre que está en el cielo.
La Iglesia es una familia, es la familia de Dios. Y debería funcionar de la misma forma que nuestra familia biológica. Deberíamos decirnos hermanos, no solamente porque a veces no sabemos el nombre, y por eso solo le decimos hermanos.
Deberíamos decirnos hermanos porque en realidad reconocemos que somos eso, hermanos.
Entones, en el pueblo de Dios, no hay huérfanos, no hay nadie que pueda decir yo no tengo una familia.
La Iglesia es su familia.
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