¿Quién es éste? - Marcos 4:35-6:6
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INTRODUCCIÓN
INTRODUCCIÓN
Buenas tardes hermanos, y amigos que hoy nos visitan, es un verdadero gusto tenerlos con nosotros en esta tarde para juntos continuar estudiando la Palabra de Dios. Hoy continuaremos con el Evangelio de Marcos, y vamos a cubrir una sección bastante larga del Evangelio. Vamos a estudiar Marcos 4:35 hasta el capitulo 6 versículo 6.
Pero para comenzar, quiero preguntarte, ¿cuál es tu mayor temor? ¿a qué le temes? ¿qué es aquello que quisieras evitar a toda costa? ¿Cuál es esa situación que desearías nunca pasara? Estoy seguro que todos los presentes podemos pensar en al menos una situación. Estoy seguro que muchos de nosotros, probablemente, ya no estemos enfrentando a esas situaciones que nos causan tanto temor. Ese temor puede ser producido por circunstancias que atentan contra nuestra integridad y bienestar. Probablemente una situación externa que no podemos controlar, como una enfermedad, pérdida de empleo, inestabilidad, o simplemente la maldad en el mundo, manifestada en guerras, corrupción, crímenes, y cualquier otra expresión de esta maldad.
Porque al igual que las personas sobre quienes vamos a leer hoy, todos, absolutamente todos atravesamos por situaciones que nos producen temor y angustia. No importa la condición social que tengamos, no importa el lugar en el que vivamos, no importa nuestro género, no importa cuánto dinero haya en nuestra cuenta bancaria, de hecho, tampoco importa mucho si creemos en Dios o no, o si venimos a la iglesia o no. Todos, absolutamente todos pasamos por situaciones difíciles que nos causan temor y sufrimiento. La pregunta, sin embargo, es ¿cómo podemos hacer frente a esas situaciones? ¿Dónde es posible hallar respuesta a tal sufrimiento? ¿cuál debe ser nuestra actitud ante él?
Por esa razón, quiero que tengas presente en tu mente tu mayor temor a medida que nos adentramos en el pasaje de hoy. Y espero que después de hoy, cada vez que recordemos o enfrentemos estas situaciones, nuestra respuesta sea fe y no temor, dos palabras que escucharemos constantemente el día de hoy. Ahora sí, te pido que me acompañes al Evangelio de Marcos 4:35. Y como dije al principio, la sección de la Biblia que hoy abordaremos es bastante larga, pero veremos como todos estos capítulos tienen un solo tema central, y es nuestra respuesta ante el sufrimiento y la maldad.
Antes de hacer la lectura, vamos a pedir al Señor su ayuda para poder entender y aplicar de la mejor manera su Palabra.
ORACIÓN
I. LA PREGUNTA Leer Marcos 4:35-41
I. LA PREGUNTA Leer Marcos 4:35-41
Luego de que Jesús comenzara a enseñar a las personas acerca del reino de Dios por parábolas, decide ir a otra región en la que no había estado antes. Jesús había iniciado su ministerio y había permanecido un buen tiempo en la misma región, en Galilea, transitando entre Capernaum y el mar de Galilea, y todas las regiones cercanas, éstas eran regiones habitadas mayormente por los judíos. Pero en el versículo 35, por primera vez, vemos que Jesús se dirige a una ciudad en la que no había estado antes, una región cuya población era una mezcla entre gentiles y judíos, gentiles se puede referir a personas griegas, romanas o de cualquier otra nacionalidad diferente a Israel. Y esta región, es la que se llama en la Biblia la región de los gadarenos, como leímos en el v.1 del capítulo 5. La ciudad a la que probablemente llegaron fue Gersa, que era una región perteneciente a Decápolis, esta era una región cuyo nombre tenía origen griego. El nombre significa 10 ciudades, Decápolis, y era una zona dominada mayormente por población gentil donde cohabitaban también judíos no muy fieles a sus tradiciones y religión.
Ahora bien, Jesús deseaba ir a ese lugar porque había venido para anunciar la llegada del Reino de Dios a la humanidad. No solo a los judíos, sino también a los gentiles. Había venido a predicar. Y la manera más rápida para ir desde Capernaum hasta Decápolis, era en una barca. Las ciudades estaba literalmente opuestas entre sí. Capernaum estaba al noroeste del mar de Galilea, y Gersa al Sureste. De modo que, usar una barca era la mejor forma para llegar allí, sino habrían tenido que rodear toda la orilla hasta llegar al otro lado, habría tomado demasiado tiempo.
Y es en este punto que nuestra narrativa del día de hoy comienza. Los discípulos, obedeciendo a su Señor, prepararon todo y emprendieron la travesía desde Capernaum hasta Gersa en una barca. Sin embargo, el viaje no fue tan placentero como ellos esperaban. Esta es la primera situación a la que nos enfrentaremos el día de hoy. Usted van a notar que todas nuestras historias tienen un mismo patrón; hay una situación que atenta contra la integridad y el bienestar de una persona, o grupo de personas, esa situación se encuentra cara a cara con Jesús, y a partir de allí todo cambia. La gente por su parte, responde de dos maneras, con fe o con temor. Se podría decir que nuestro relato de hoy está lleno de sufrimiento, temor y angustia, pero al mismo tiempo, de esperanza y fe.
La primera circunstancia a la que nos enfrentamos hoy es una amenaza por un fenómeno natural. El texto dice que se levantó una tempestad. Las palabras en griego expresan un viento huracanado que se levanta con tanta fuerza que la barca en la que estaban no iba a resistir por mucho tiempo. Ahora, recuerden que muchos de los discípulos eran pescadores, es decir, era gente que conocía las aguas, ellos seguramente habrían reconocido si una tormenta de tal magnitud se iba a levantar ese día, pero en este caso no la vieron venir. Esta era gente que estaba acostumbrada a navegar las aguas, seguramente no era la primera vez cruzaban ese mar, pero en esta ocasión se sentían atemorizados por la magnitud y el ímpetu de estos vientos. Esto nos muestra que se trataba de una verdadera situación de peligro. No es fácil ver a un marinero o pescador atemorizado por aguas revoltosas, a menos que realmente sienta que su vida corre peligro. Y esa era la situación en la que estaban, de hecho, si vemos la pregunta que le hacen a Jesús, podemos notar el temor en ellos.
Escuche lo que dice el versículo 38 Marcos 4:38 "Y él estaba en la popa, durmiendo sobre un cabezal; y le despertaron, y le dijeron: Maestro, ¿no tienes cuidado que perecemos?"
Lo que estaban expresando era su temor, ¿cómo no te importa que nos vamos a morir? ¿No te importa? Tú también estás en la barca, ¿cómo puedes estar durmiendo tan tranquilamente? Tanto temor tenían estos pescadores expertos, que literalmente despertaron a Jesús para que los salvara. Ahora la respuesta de Jesús, es maravillosa, luego de mostrar una vez más su poder y autoridad, les pregunta "¿Por qué estáis así amedrentados? ¿Cómo no tenéis fe?"
La palabra amedrentados proviene del griego Delios, una palabra que se usa siempre de manera negativa en las Escrituras. Delios significa acobardado, temeroso, y se usa para referirse a una persona a quien el miedo paraliza y no le permite seguir al Señor. Es decir, una persona que por miedo no sigue a Cristo, no cree en Cristo. De ahí la segunda pregunta de Cristo, "¿Cómo no tenéis fe?", ¿cómo es que no creéis en mi? ?¿cómo es que no creéis en quien os he demostrado que soy? ¿todavía no lo veis, que soy Dios? ¿cómo es que habiendo visto mi poder, aún os falta fe?
Y es hasta graciosos leer esto, porque Jesús les está respondiendo la misma pregunta que ellos se hacen al final de esta sección, los discípulos se preguntaron en el v. 41 "Entonces temieron con gran temor, y se decía el uno al otro: ¿quién es éste, que aun el viento y el mar le obedecen?" Y es esta pregunta, la que va a servir de introducción para todas las historias que vamos a leer a continuación; porque el capítulo 5 entero representa la respuesta de Marcos a la pregunta formulada por los discípulos, ¿quién es éste, que aun el mar y el viento le obedecen?
II. LA RESPUESTA Leer Marcos 5:1-43
II. LA RESPUESTA Leer Marcos 5:1-43
Y como dije al principio, vamos a leer historias que tienen prácticamente el mismo guión. Por tal motivo, vamos a dividir esta sección un poco diferente a cómo está en el texto para que podamos ver con mayor claridad la idea central de todo el pasaje.
EL CONFLICTO: El sufrimiento del ser humano
Lo primero que observaremos en los relatos de hoy, es que hay un conflicto, una situación que perturba de alguna manera a los personajes. Las personas son atormentadas o afligidas bien sea por alguna expresión de maldad, como en el caso del endemoniado; por la muerte en el caso de la hija de Jairo; o por alguna enfermedad, como en el caso de la mujer del flujo de sangre.
En el caso del endemoniado, este hombre estaba completamente bajo el control de espíritus inmundos, esclavizado hasta el punto en que se hería a sí mismo con piedras. El pobre hombre no tenía libertad, estaba cautivo a un poder maligno mucho más fuerte que él. El texto dice en el versículo 3 que habían puesto cadenas y grillos para intentar controlar el mal, pero había sido inútil. Y es que el poder de las tinieblas no puede ser contenido con elementos humanos, el poder o soluciones humanas no tiene poder alguno contra las tinieblas. Ahora imagínese cómo estaba el hombre, no tenía paz en ningún momento, todo el día atormentado, y cuando tenía momentos de descanso probablemente las heridas que se infligía no le dejarían descansar. No podía acercarse a nadie, ninguna persona podía estar en contacto con él, nadie podía ayudarle a ser libre de esta situación, nadie podía rescatarlo. Y las personas no podía pasar por ese lugar, por temor a que el endemoniado les hiciera daño. Probablemente nos sea difícil comprender la profundidad del sufrimiento de este hombre, porque no es muy común enfrentarse a este tipo de situaciones. Para muchos de nosotros, quizás, la única referencia visual que tengamos sea la película del exorcista, que evidentemente no es una referencia bíblica o real, pero si una referencia visual que nos puede ayudar a imaginar cómo sería estar en esa situación.
Pero no es únicamente esta manifestación del mal lo que genera dolor y temor en las personas. En las siguientes historias, vemos a las personas afligidas por enfermedad y muerte.
El primer caso es un relato muy conocido por todos, la mujer que sufría de una hemorragia desde hace 12 años. Y, nuevamente, las implicaciones culturales van mucho más allá de lo que podemos imaginar. Esta mujer había sufrido de una hemorragia por 12 años, además del dolor y la incomodidad que la enfermedad en sí misma puede producir, esta mujer había ido a toda clase de médicos en busca de ayuda, había gastado todo su dinero, y nada. Yo sé que muchos de nosotros hemos estado en una situación similar, quizás no por 12 años pero sí nos hemos enfrentado a una enfermedad a la que los médicos no sabe cómo curar. Yo con mis dolores de cabeza he visitado en tan solo 6 meses alrededor de 7 médicos distintos, y aún no saben por qué se producen los dolores de cabeza. Muchos de ustedes tienen problemas en la voz, en la cadera, en el estómago, en la pierna o rodilla y han visitado médicos sin respuesta alguna. Ahora bien, en nuestro caso luchamos no solo con el dolor en sí mismo, sino con la frustración de no encontrar respuesta, la desesperanza y el temor de no saber si algún día mejoraremos. El temor a no poder tener una vida normal, nunca más. Pero en el caso de esta mujer con la hemorragia, ella también sufría la vergüenza y el desprecio de la sociedad, porque en la cultura judía una mujer con flujo de sangre era considerara impura, y no podía estar en contacto con ninguna persona porque también les haría impuros a ellos. Era completamente apartada de todo contacto humano y considerada indigna. Además de que, en esos tiempos, se tenía la idea de que la enfermedad venía como castigo de Dios por el pecado. Ahora sabemos que no es así, porque en el NT no hay referencia alguna a esa relación entre enfermedad como castigo del pecado, pero en los tiempos de Jesús eso era lo que la gente creía. Esta mujer, probablemente también sentía sentimientos de culpa, pensaría "¿qué habré hecho para merecer tal castigo?"
Pero no termina ahí, el tercer conflicto que vemos, es el ser humano enfrentado a la cruel realidad de la muerte. Un hombre religioso, importante, era uno de los principales en las sinagogas de los judíos, se enfrenta a la cruel realidad de que su hija de 12 años está agonizando. Una niña que tenía todo el futuro por delante, agonizaba en cama, y lo que es peor, muere. Aquellos que son padres lo entenderá mejor, la mayoría de nosotros nos hemos enfrentado a la pérdida de un ser querido, yo perdí a mi madre cuanto tenía 18 años, y fue muy doloroso pero siempre supe que en algún momento tendría que enfrentarme a esa realidad pues es el curso natural de la vida. Los hijos entierran a los padres, pero se imagina usted que la segunda persona a la que usted ama más en esta vida, aquélla persona que salió de sus entrañas, por quien usted daría la vida sin pensarlo ahora es arrebatada de usted por la muerte. No es el curso natural que los padres entierren a los hijos, no se supone que deba ser así. Yo he escuchado esto muchas veces de boca de padres y madres, decir que ellos prefieren morir ellos que sus hijos, qué si tuvieran que escoger, preferiría sufrir ellos cualquier enfermedad o catástrofe antes que ver a sus hijos pasar por ello. No importa cuántos años tenga su hijo o hija, imagine por un momento que usted está en la posición de Jairo. Su hija muere, una niña con todo el futuro por delante, toda la vida por vivir, ahora está muerta. Sus padres la vieron agonizar, impotentes ante la situación, y luego morir.
El mal, la enfermedad y la muerte. Situaciones a las que todos en algún punto en nuestra vida enfrentaremos.
EL CLÍMAX: Cristo ante el mal, la enfermedad y la muerte. RESOLUCIÓN: Libertad, restauración y vida.
Y lo que veremos ahora, son dos realidades totalmente distintas, la primera es la realidad percibida por el ser humano en medio de su dolor y aflicción; y la segunda, es la verdadera realidad. Y es que, la verdadera realidad es que todos estos conflictos que nos causan tanto temor y dolor, llegan siempre a un clímax, a un punto de expresión máximo, y es ahí donde se encuentra cara a cara con aquel a quien aun el mar y el viendo le obedecen. Esa es la realidad de Dios, que el mal, la enfermedad y la muerte no reinarán sobre la creación para siempre. El mal, la enfermedad y la muerte, no tienen poder alguno cuando enfrentan cara a cara al creador, esto es lo que llamamos el clímax de nuestras historias. Es ese punto de tensión en el que dos fuerza chocan y algo tiene que cambiar ¿Cuál es ese punto en nuestras historias? Quiero que leamos el texto directamente para veamos cómo estas distintas situaciones de conflicto se enfrentaron a Cristo.
Marcos 5:6-13
Este era el primer encuentro entre Cristo y los espíritus inmundos después de que los fariseos acusaran a Jesús de ser el mensajero de Satanás en el capítulo 3. En este caso, Jesús se enfrenta a una manifestación demoníaca mayor a las anteriores. No vamos hablar de los detalles de nuestras historias por razones obvias de tiempo, pero estos demonios, que eran muchos, y que tenían completo control no solo sobre este hombre sino también sobre toda la región están ahora frente a aquel que tiene todo PODER y AUTORIDAD. Y no pueden resistirlo. Los demonios le ruegan a Cristo "no nos envíes fuera de esta región"
Y ¿cuál fue el resultado? Acompáñeme al v.15 Marcos 5:15 "Vienen a Jesús, y ven al que había sido atormentado del demonio, y que había tenido la legión, sentado, vestido y en su juicio cabal"
Este hombre había sido completamente liberado y restaurado, no solo a sí mismo, sino restaurado racionalmente y socialmente. Quien antes estaba atormentado, ahora humilde y agradecido, estaba sentado a los pies de Cristo. Quien antes solo experimentaba dolor y opresión, ahora experimenta la misma calma que sintieron los discípulos cuando Jesús calló la tormenta. Quien antes era poseído por una legión de espíritus, es ahora un discípulo. Marcos 5:20 "Y se fue, y comenzó a publicar en Decápolis cuán grandes cosas había hecho Jesús con él"
Donde antes hubo opresión por el mal, por el pecado, ahora hay libertad para vivir y contar cuán grande cosas Dios ha hecho.
En el caso de la mujer, una enfermedad que la aquejaba durante tantos años, que no podía ser curada por ningún médico, se encuentra cara a cara con el Señor.
Marcos 5:28-29
Con el simple hecho de entrar en contacto con el borde del manto de Jesús, esa enfermedad, no pudo continuar azotando a esta mujer. Simplemente no puedo resistir. Es como si el fuego entrara en contacto con el agua, no puede seguir ardiendo, se extingue al instante. Lo mismo con esta enfermedad. La pregunta de Jesús no es una contradicción con su omnisciencia, pues Cristo sabe todas las cosas, cuando preguntó al demonio cómo se llamaba, y cuando preguntó quién le había tocado, no es porque no lo sabía, sino porque quería atraer nuestra atención a lo que estaba sucediendo. Si los demonios no hubieran confesado ser muchos, no sabríamos cuál era la magnitud del mal que este hombre sufría, y si esta mujer no hubiese sido "descubierta" jamás habría sido restaurada a la sociedad porque la gente probablemente no sabría lo que ocurrió con ella. La idea de que la mujer confesase que había tocado a Jesús es para que todos fueran testigos de lo que Dios había hecho con ella, una mujer impura, azotada por una enfermedad, sucia, despreciable, ahora había sido sanada, restaurada, limpia y salva.
Es lo que ocurre hermanos, cuando la impureza y suciedad humana, no solo de esta mujer sino de todos nosotros, todos antes de venir a Cristo estábamos sucios e impuros pero al toque del Salvador hemos sido limpiados y salvados por su poder.
Y finalmente, un mal mayor, la muerte.
Marcos 5:35-43 “Mientras él aún hablaba, vinieron de casa del principal de la sinagoga, diciendo: Tu hija ha muerto; ¿para qué molestas más al Maestro? Pero Jesús, luego que oyó lo que se decía, dijo al principal de la sinagoga: No temas, cree solamente. Y no permitió que le siguiese nadie sino Pedro, Jacobo, y Juan hermano de Jacobo. Y vino a casa del principal de la sinagoga, y vio el alboroto y a los que lloraban y lamentaban mucho. Y entrando, les dijo: ¿Por qué alborotáis y lloráis? La niña no está muerta, sino duerme. Y se burlaban de él. Mas él, echando fuera a todos, tomó al padre y a la madre de la niña, y a los que estaban con él, y entró donde estaba la niña. Y tomando la mano de la niña, le dijo: Talita cumi; que traducido es: Niña, a ti te digo, levántate. Y luego la niña se levantó y andaba, pues tenía doce años. Y se espantaron grandemente. Pero él les mandó mucho que nadie lo supiese, y dijo que se le diese de comer.”
Jairo recibe la peor noticia, aquello que más le aterraba, aquello que quería evitar a toda costa. Esa situación que le causaba tanto temor y dolor, había ocurrido. Su hija, muerta. Y cuando Jesús entra a la casa, y pregunta, "¿Por qué alborotáis y lloráis¿ La niña no está muerta sino que duerme", no es que Jesús no sabía la diferencia entre una persona dormida y una muerta. Es que nuevamente, Jesús quería pudiéramos ver que tan evidente era que la niña estaba muerta. Era tan evidente que la gente se burló de Él. Pero lo hizo con toda intención, hay muchos que piensan que la niña no estaba muerta sino que estaba en estado catatónico, es decir paralizada, pero no, la reacción de las personas hace evidente la claridad del asunto, la niña estaba muerta. No había vida en ella.
Pero así como el mal, la enfermedad, y ahora, la muerte se enfrenta a Cristo. La fuerza más poderosa a la que el ser humano se enfrenta es la muerte. Los avances tecnológicos y médicos han hecho mucho por mejorar y prolongar la vida, pero nunca, nunca podrán detener a la muerte. Nadie en este mundo ha podido resistir el poder de la muerte, cuyo combustible es el pecado. Pero esta muerte tan poderosa, no puede resistir ante la fuente de la vida, Cristo mismo.
1 Corintios 15:55-57 "¿Dónde está, oh muerte, tu aguijón? ¿Dónde, oh sepulcro, tu victoria? Ya que el aguijón de la muerte es el pecado, y el poder del pecado, la ley. Mas gracias sean dadas a Dios, que nos da la victoria por medio de nuestro Señor Jesucristo?"
La niña que antes estaba muerta, consumida por la muerte, ahora tiene vida gracias a Cristo.
¿Quién es éste, que aun el mar y el viento le obedecen? Marcos responde, pues es aquel que sin importar tu condición social, sin importar en qué etapa de la vida te encuentres, es aquel que tiene el poder y la autoridad sobre la tormenta, el pecado, el mal, la enfermedad y la muerte. Es aquel que tiene compasión del que sufre, es aquel trae libertad al cautivo, sanidad al enfermo, y vida al que antes estaba muerto. Esa es la respuesta de Marcos.
III. PERO, ¿POR QUÉ?
III. PERO, ¿POR QUÉ?
Ahora bien, quiero tomarme unos minutos para reflexionar sobre un punto importante, porque seguramente estarás pensado: "Bueno, todo esto suena muy bonito, pero ¿por qué Dios permite que estas cosas sucedan? Si tiene el poder para solucionarlo, también tendrá poder para evitarlo, ¿no?
Y quiero rápidamente, porque el tiempo apremia, dar tres razones que he visto en la Biblia para el sufrimiento:
La primera es para transformar nuestro carácter. Acompáñeme rápidamente a:
Romanos 5:3-5 "Y no solo esto, sino que también nos gloriamos en las tribulaciones, sabiendo que la tribulación produce paciencia; la paciencia, prueba; y la prueba, esperanza; y la esperanza no avergüenza; porque el amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo que nos fue dado"
1 Pedro 1:6-7 "En lo cual vosotros os alegráis, aunque ahora por un poco de tiempo, si es necesario, tengáis que ser afligidos en diversas pruebas, para que sometida a prueba vuestra fe, mucho más preciosa que el oro, el cual aunque perecedero se prueba con fuego, sea hallada en alabanza, gloria y honra cuando sea manifestado Jesucristo".
Santiago 1:2-4 "Hermanos míos, tened por sumo gozo cuando os halléis en diversas pruebas, sabiendo que la prueba de vuestra fe produce paciencia. Mas tenga la paciencia su obra completa, para que seáis perfectos y cabales, sin que os falte cosa alguna"
El propósito de Dios en nuestra vida hermanos, no es que seamos felices y vivamos sin problemas, es que seamos santos y como Cristo, y que hallemos gozo en ello. La única manera de lograr eso, es por medio de las pruebas, es en medio de las pruebas que Dios transforma nuestro carácter para que se parezca al carácter de Cristo
La segunda es para conocer en mayor medida a nuestro Dios. Es en medio de las pruebas que podemos experimentar el gozo, y la fidelidad de Dios al sostenernos durante todo el proceso. Dios no necesariamente va a quitar de ti aquello que te hace sufrir, pero si va a estar contigo en medio de la prueba. Vas a aprender, a conocer, y a degustar la consolación que solo Dios puede traer en medio de la dificultad.
El apóstol Pablo decía en 2 Corintios 1:3-4 "Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, Padre de misericordia y Dios de toda consolación, el cual nos consuela en todas nuestras tribulaciones, para que podamos también nosotros consolar a los que están en cualquier tribulación, por medio de la consolación con que nosotros somos consolados por Dios"
Y la tercera, el sufrimiento sirve como testimonio. Testimonio de que este mundo no funciona como debería, de que hay algo mal en la vida. Si no fuera por el dolor y el sufrimiento que el pecado causa, no sabríamos cuán grave y mortal es. Es por medio de la consecuencia del pecado que conocemos su gravedad. La Biblia dice la paga del pecado es la muerte, y la muerte siempre trae dolor, tanto físico como emocional y espiritual.
Hace un tiempo leí la historia de una joven en Estados Unidos que sufre de una enfermedad llamada analgesia congénita, esta es una enfermedad que no permite a la persona que la sufre sentir ningún tipo de dolor. Y para muchos esto puede sonar genial, súper guay vivir sin dolor, pero el dolor es la forma en cómo el cuerpo nos dice que algo está mal, que algo no está funcionando. La historia de esta joven muy triste porque ella al no sentir dolor se expone a situaciones de mucho peligro sin saberlo. En una ocasión tuvo que ser lleva de emergencia porque había puesto sus manos en agua hirviendo pero como no sentía dolor no se dio cuenta de la temperatura del agua y se quemó las manos seriamente. La madre de esta chica, comentaba que ella ora todas las noches para que su hija pueda experimentar el dolor y que eso le alerte del peligro.
Dios permite el dolor, como un testimonio de que hay algo en el mundo que no funciona como debe ser. Hay algo en tu vida que está mal, y es el pecado. Cristo es la solución.
IV. TEMOR O FE
IV. TEMOR O FE
Ya para terminar, acompáñeme a los últimos 6 versículos de nuestro texto, Marcos 6:1-6
¿Quién es éste, que aún el mar y el viendo le obedecen? Marcos responde, por medio de estas historias. Las personas en su propia ciudad no creyeron en Él. Lo subestimaron.
Ahora, nos toca a nosotros, ¿cómo responderemos? En temor, en desconfianza, en desesperanza, o con fe y convicción, conociendo quién es Él, y cuál es su propósito, conociendo su carácter y cuál es nuestra necesidad.
Es mi oración, que, en medio de las pruebas, y en medio de la aflicción, puedas responder la pregunta de la misma manera que Marcos, ¿quién es éste? Es quien tiene le poder y la autoridad para librarnos de toda maldad, y aquel que muestra compasión y nos consuela en medio de toda tribulación, ¿amén?