Pies eficaces
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Los seres humanos siempre hemos priorizado nuestra comodidad. Nos gusta estar cómodos, a gusto, relajados. Como la vida nos presenta diferentes situaciones, diferentes momentos, diferentes exigencias a medida que pasamos por diferentes experiencias, nuestro sentido de comodidad y adaptabilidad.
Al considerar lo más cómodo, de acuerdo a la situación, también tenemos en cuenta lo que nos permita enfrentar con máyor eficacia cada desafío. No es lo mismo la indumentaria que llevamos puesta a una fiesta que la que utilizamos para hacer deporte. No nos vestimos de la misma manera para ir a la oficina y para ir a la playa.
Y, definitivamente, no es lo mismo lo que nos ponemos para ir a la batalla.
Sí, existe una indumentaria especial y diferenciada para ir a la guerra. El soldado no se viste como el jugador de golf.
Para este tiempo que vivimos los hijos de Dios antes de llegar a la ciudad celestial, Dios nos ha provisto de la indumentaria adecuada, nos ha vestido para la batalla, porque estamos en guerra. Debemos estar preparados para las exigencias de las diferentes situaciones que nos corresponde enfrentar.
Estamos considerando las diferentes armas espirituales que Dios nos ha provisto, y que debemos usar, porque los días son malos.
Ha llegado el momento de mirarnos los pies. ¿Qué llevamos puesto en los pies? ¿Cómo vestimos nuestros pies para la batalla?
El soldado debe contar con un calzado cómodo, adecuado, que le permita agilidad de movimiento y firmeza en sus pasos.
Dios ha provisto el calzado adecuado para enfrentar el conflicto espiritual.
15 y calzados los pies con el apresto del evangelio de la paz.
15 Pónganse como calzado la paz que proviene de la Buena Noticia a fin de estar completamente preparados.
Pies eficaces
Pies eficaces
I. Un arma en los pies
I. Un arma en los pies
Muchas veces, cuando pensamos en armas lo que tenemos en cuenta es lo que llevamos en las manos, aquello que nos sirve--conforme a nuestro punto de vista--para atacar a nuestro enemigo. Dios ha pensado más allá de eso, e inspiró al apóstol Pablo para que nos compartiera esta enseñanza. Dios también ha pensado en nuestros pies (espiritualmente hablando; recordemos que esta enseñanza es una representación gráfica de lo que debemos aplicar espiritualmente a nuestra vida).
Como soldados de Dios, debemos atravesar esta batalla en la que estamos involucrados con el mejor calzado. El calzado es una clara referencia a los que nos permite movilizarnos con firmeza y confianza, lo que nos impide tropezar y caer.
¿Tienes puesto el apresto del evangelio de la paz?
Esta referencia nos trae a la memoria una vieja profecía, pronunciada unos 800 años antes del nacimiento de Jesús.
1 Despierta, despierta, vístete de poder, oh Sion; vístete tu ropa hermosa, oh Jerusalén, ciudad santa; porque nunca más vendrá a ti incircunciso ni inmundo. 2 Sacúdete del polvo; levántate y siéntate, Jerusalén; suelta las ataduras de tu cuello, cautiva hija de Sion.
3 Porque así dice Jehová: De balde fuisteis vendidos; por tanto, sin dinero seréis rescatados. 4 Porque así dijo Jehová el Señor: Mi pueblo descendió a Egipto en tiempo pasado, para morar allá, y el asirio lo cautivó sin razón. 5 Y ahora ¿qué hago aquí, dice Jehová, ya que mi pueblo es llevado injustamente? Y los que en él se enseñorean, lo hacen aullar, dice Jehová, y continuamente es blasfemado mi nombre todo el día. 6 Por tanto, mi pueblo sabrá mi nombre por esta causa en aquel día; porque yo mismo que hablo, he aquí estaré presente.
7 ¡Cuán hermosos son sobre los montes los pies del que trae alegres nuevas, del que anuncia la paz, del que trae nuevas del bien, del que publica salvación, del que dice a Sion: ¡Tu Dios reina! 8 ¡Voz de tus atalayas! Alzarán la voz, juntamente darán voces de júbilo; porque ojo a ojo verán que Jehová vuelve a traer a Sion. 9 Cantad alabanzas, alegraos juntamente, soledades de Jerusalén; porque Jehová ha consolado a su pueblo, a Jerusalén ha redimido. 10 Jehová desnudó su santo brazo ante los ojos de todas las naciones, y todos los confines de la tierra verán la salvación del Dios nuestro.
11 Apartaos, apartaos, salid de ahí, no toquéis cosa inmunda; salid de en medio de ella; purificaos los que lleváis los utensilios de Jehová. 12 Porque no saldréis apresurados, ni iréis huyendo; porque Jehová irá delante de vosotros, y os congregará el Dios de Israel.
1 ¡Despierta, oh Sión, despierta!
Vístete de fuerza.
Ponte tus ropas hermosas, oh ciudad santa de Jerusalén,
porque ya no volverá a entrar por tus puertas la gente impura que no teme a Dios.
2 Levántate del polvo, oh Jerusalén
y siéntate en un lugar de honor.
Quítate del cuello las cadenas de la esclavitud,
oh hija cautiva de Sión.
3 Pues esto dice el Señor:
«Cuando te vendí al destierro
no recibí pago alguno;
ahora puedo redimirte
sin tener que pagar por ti».
4 Esto dice el Señor Soberano: «Hace mucho tiempo, mi pueblo decidió vivir en Egipto. Ahora es Asiria la que lo oprime. 5 ¿Qué es esto? —pregunta el Señor—. ¿Por qué está esclavizado mi pueblo nuevamente? Quienes lo gobiernan gritan de júbilo; todo el día blasfeman mi nombre. 6 Pero yo revelaré mi nombre a mi pueblo, y llegará a conocer mi poder. Entonces, por fin mi pueblo reconocerá que soy yo quien le habla».
7 ¡Qué hermosos son sobre los montes
los pies del mensajero que trae buenas noticias,
buenas noticias de paz y de salvación,
las noticias de que el Dios de Israel reina!
8 Los centinelas gritan y cantan de alegría,
porque con sus propios ojos
ven al Señor regresando a Jerusalén.
9 Que las ruinas de Jerusalén canten de alegría,
porque el Señor ha consolado a su pueblo,
ha redimido a Jerusalén.
10 El Señor ha manifestado su santo poder
ante los ojos de todas las naciones,
y todos los confines de la tierra verán
la victoria de nuestro Dios.
11 ¡Salgan! Salgan y dejen atrás su cautiverio,
donde todo lo que tocan es impuro.
Salgan de allí y purifíquense,
ustedes que vuelven a su tierra con los objetos sagrados del Señor.
12 No saldrán con prisa,
como quien corre para salvar su vida.
Pues el Señor irá delante de ustedes;
atrás los protegerá el Dios de Israel.
En esta profecía se hace referencia a los pies de los que anuncian las buenas noticias de la victoria de Dios. A nosotros nos puede resultar interesante que se mencione la belleza de los pies, no de la voz, o la dulzura de sus palabras. Son hermosos sus pies, y luego sí, se hace referencia a la voz de los atalayas, los guardias sobre la muralla de la ciudad. El hecho es que se exalta la importancia del ANUNCIO de lo que Dios hace.
Un soldado tenía que tener libertad para moverse. Por esto los pies tenían que estar bien calzados. En el caso de los soldados romanos, generalmente llevaban puestas sandalias con suelas de cuero grueso y correas que se amarraban alrededor de los tobillos. Estas facilitaban el movimiento rápido y la agilidad, además de proteger los pies. El calzado del creyente es la preparación para proclamar el evangelio de paz (v. 15). Los cristianos tienen que estar preparados con el evangelio de paz y prestos para anunciarlo. La paz interior que viene de conocer a Cristo y estar reconciliados con Dios produce en los creyentes el deseo de llevarla a los que no la tienen. El calzado es la prenda misionera de los cristianos y bien podría representar la verdadera ofensiva de esta contienda contra Satanás.11 Daniel Carro et al., Comentario bı́blico mundo hispano Gálatas, Efesios, Filipenses, Colosenses, y Filemón, 1. ed. (El Paso, TX: Editorial Mundo Hispano, 1993–), 204–206.
II. El calzado del evangelio de la paz
II. El calzado del evangelio de la paz
1. El evangelio es poder de Dios
1. El evangelio es poder de Dios
Gracias a Dios por la paz que hemos recibido al ser alcanzados por el poderoso evangelio de Dios. Gracias a ese mensaje (a eso se refiere la palabra “evangelio”, “buenas noticias”), nos hemos reconciliado con Dios al reconocer nuestra rebeldía contra Él cuando hacíamos las cosas “a nuestra manera”, dándole la espalda e ignorando sus mandamientos para nosotros. Hemos sido alcanzados por la paz de Dios, esa que solamente su poderoso evangelio puede transmitir.
Pero aquí a lo que se refiere esto al referirse al arma espiritual que tenemos que llevar puesta. El evangelio no es “nada más que un mensaje”, como pueden haber muchos en la vida.
El evangelio es más:
16 Porque no me avergüenzo del evangelio, porque es poder de Dios para salvación a todo aquel que cree; al judío primeramente, y también al griego.17 Porque en el evangelio la justicia de Dios se revela por fe y para fe, como está escrito: Mas el justo por la fe vivirá.
El evangelio es una comunicación de fe, la transmisión de la verdad de Dios que tiene el poder para transformar el alma y el corazón, que le da vida a los muertos, que sana a los enfermos del espíritu, que tiene la capacidad--realmente--de dar vida eterna a los que creen.
Mensajes, enseñanzas y filosofías pueden existir muchos, pero ninguno es como el evangelio de Jesucristo. Ningún discurso tiene tanto poder como el anuncio de la salvación en Jesús.
2. El evangelio es la misión que recibimos de Dios los redimidos por Jesús (la Gran Comisión)
2. El evangelio es la misión que recibimos de Dios los redimidos por Jesús (la Gran Comisión)
Parece raro que se nos ofrezca un arma que consiste en la comunicación de un mensaje, pero debemos prestar cuidadosa atención a esto.
Los cristianos recibimos la paz de Dios, esa paz que sobrepasa todo entendimiento, que llena nuestros corazones y nos permite contar con tranquilidad en medio de todas las variables que la vida nos presenta. Pero además hemos sido llamados a ser portadores del mensaje que les puede otorgar esa misma paz a los demás, a esas otras personas que Dios pone a nuestro alrededor, que también necesitan este poderoso mensaje pero que tal vez no se han dado cuenta todavía.
La palabra “apresto”, con la que la versión RVR60 hace referencia al calzado del soldado, significa literalmente “preparación, disposición”. Conectando ese concepto con “el evangelio de la paz” al que se refiere, nos conduce a la realidad de que los hijos de Dios debemos estar siempre preparados, listos, dispuestos a compartir el poderoso mensaje de que solamente en Jesús hay salvación y vida eterna. Somos sus testigos. Eso no es simplemente algo que “podemos hacer” si estamos con el humor suficiente o si alguien se muestra particularmente interesado. La proclamación del evangelio es más bien la razón por la que estamos aquí.
Entonces, la pregunta que corresponde que nos hagamos es: ¿Estoy preparado para compartir el evangelio con cualquier persona que Dios ponga en mi camino? ¿Estoy compartiendo el evangelio de Jesús con otros? ¡Esa es el arma espiritual que nos dará firmeza en los pies para atravesar los diferentes obstáculos que nuestro enemigo espiritual coloca en nuestra vida!
15 Y les dijo: Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura. 16 El que creyere y fuere bautizado, será salvo; mas el que no creyere, será condenado.
3. El evangelio (el cumplimiento de la misión recibida de Dios) se debe predicar no en nuestra fuerza ni conforme a nuestros recursos, sino en el poder de Dios
3. El evangelio (el cumplimiento de la misión recibida de Dios) se debe predicar no en nuestra fuerza ni conforme a nuestros recursos, sino en el poder de Dios
A lo largo de la vida, muchas veces hemos recibido, recibimos y recibiremos indicaciones y órdenes acerca de tareas que tenemos que realizar o misiones que debemos cumplir. Es parte de nuestra naturaleza, y ya estamos habituados a planificar, organizarnos, evaluar nuestros recursos o saber adónde recurrir con tal de que la tarea sea realizada con éxito. Pero cuando se trata de la tarea que Dios nos ha encomendado, justamente la que debe embellecer nuestros pies, no puede llevarse a cabo conforme a los estándares habituales para nosotros. Dios nos ha encomendado una misión que solamente puede cumplirse con su poder, con el poder del Espíritu Santo.
Digiere eso. Medita en eso. Dios te encomendó el poderoso mensaje que tiene la capacidad de dotar de eternidad a las personas que lo aceptan y creen en Jesús. Pero la transmisión de ese mensaje debe ser hecha conforme a los planes y de acuerdo al poder de Dios por medio de su Espíritu.
8 pero recibiréis poder, cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo, y me seréis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria, y hasta lo último de la tierra.
III. La eficacia del calzado bien calzado
III. La eficacia del calzado bien calzado
1 Y Saulo consentía en su muerte. En aquel día hubo una gran persecución contra la iglesia que estaba en Jerusalén; y todos fueron esparcidos por las tierras de Judea y de Samaria, salvo los apóstoles. 2 Y hombres piadosos llevaron a enterrar a Esteban, e hicieron gran llanto sobre él. 3 Y Saulo asolaba la iglesia, y entrando casa por casa, arrastraba a hombres y a mujeres, y los entregaba en la cárcel.
4 Pero los que fueron esparcidos iban por todas partes anunciando el evangelio.
Consideremos con seriedad este relato. No es la única ocasión en la que vamos a encontrar a estas personas, muchas veces indefensas ante enemigos formidables que los maltrataron y les hicieron mucho daño, pero que cumplieron con su misión en el poder de Dios, transmitiendo el poderoso evangelio de la salvación en Cristo Jesús.
La historia de la iglesia, es la historia de las personas, hombres y mujeres, que llevaron a cabo el cumplimiento de la Gran Comisión sin importar lo que sucedía con sus propias vidas en la práctica. Viajaban y predicaban, trabajaban y predicaban, luchaban con su economía y predicaban, enfermaban y predicaban, eran perseguidos y predicaban…
¿Estamos operando de la misma manera?
¿Todavía no nos queda claro que la disposición para predicar el evangelio es una poderosa arma que Dios ha puesto en las vidas de los que creen en Jesús como Señor y Salvador?
La disposición a predicar el evangelio nos lleva a avanzar victoriosamente en territorio enemigo.
La realidad nos demuestra que muchas veces “no llevamos las sandalias bien ajustadas”. Vas a descubrir que no siempre estás listo para compartir el poderoso evangelio con todos los que te rodean.
Sí, es cierto, muchas veces son ellos los que nos rechazan, los que se oponen, los que resisten la obra de Dios en sus vidas. Pero muchas veces nosotros mismos no entendemos el alcance de la obra que Dios está haciendo en nosotros cuando compartimos el evangelio. A veces, incidentalmente, el mensaje atraviesa poderosamente el corazón de personas con las que ni siquiera nos dábamos cuenta que estábamos comunicándonos. Le dirigíamos nuestra exhortación a alguien que no quiso aceptar el mensaje, pero--allí está la belleza de la capacidad de comunicarnos--otra persona es alcanzada por el evangelio, conforme al poder de Dios interviniendo en nuestras vidas.
Muchas veces una acción, una frase, un acto de generosidad, una pregunta en el momento adecuado, y “¿quién sabe qué?”, pueden ser usados por Dios.
Pero sabrás reconocer que existen ocasiones en las que
“no te sientes preparado”,
que “sientes que no tienes las palabras adecuadas o suficientes”,
que “no cuentas con la autoridad espiritual”
para llevar a otros a los pies de Jesús.
Es en esas ocasiones que nuestras sandalias de soldado de Cristo se nos aflojan o desatan, y debemos hacer lo que esté a nuestro alcance para solucionar el problema.
Aquí está tu iglesia. Podemos ayudarnos unos a otros para que todos seamos la poderosa arma que Dios quiere que seamos, llevando el poder de Dios en nuestras vidas, transmitiendo la gracia, señalando la puerta estrecha a los que andan extraviados en la vida.
13 Vosotros sois la sal de la tierra; pero si la sal se desvaneciere, ¿con qué será salada? No sirve más para nada, sino para ser echada fuera y hollada por los hombres.
14 Vosotros sois la luz del mundo; una ciudad asentada sobre un monte no se puede esconder.15 Ni se enciende una luz y se pone debajo de un almud, sino sobre el candelero, y alumbra a todos los que están en casa.