Un Regalo para Jesus

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La gracia es el regalo inmerecido que recibimos de Dios, mediante el cual por la fe recibimos la vida eterna.
Esta es la esperanza mas segura que tenemos, los que viven para Cristo y mueren con Cristo disfrutaran de la eternidad en la presencia de Dios.
Esta es la promesa de Jesús:
Juan 10:27–30 RVR60
Mis ovejas oyen mi voz, y yo las conozco, y me siguen,y yo les doy vida eterna; y no perecerán jamás, ni nadie las arrebatará de mi mano.Mi Padre que me las dio, es mayor que todos, y nadie las puede arrebatar de la mano de mi Padre.Yo y el Padre uno somos.
Podemos entonces tener en nuestra mente una imagen clara de lo que en este momento esta sucediendo en los cielos: Nuestra hermana Petrona camina con pasos seguros tomada de la mano de Jesús disfrutando del gozo de estar en la presencia del Dios que con su gracia le salvó.
Si habláramos de nuestra querida hermana, podríamos decir que como Madre y Abuela ella fue un regalo de Dios para su familia. Como hermana en Cristo ella fue un regalo de Dios para la Iglesia, Como mujer fue un regalo de Dios para esta comunidad.
Nuestra familia, nuestra iglesia recibió de ella su hospitalidad, su amor expresado en sus abrazos y palabras, su talento en las comidas y deliciosas galletas que con tan especial cariño nos compartía.
Pero lo mas importante era lo era ella para Dios, según este pasaje:

Ella era una Oveja de Jesús

La primera afirmación que Jesús hace en este pasaje tiene que ver con esto:
Mis ovejas, el tiene identificado un grupo de personas sobre los cuales el ejerce su derecho de propiedad porque los ha salvado de la condenación eterna, rescatado del dominio de Satanás, redimido de la esclavitud del pecado.
Somos sus ovejas porque un día por su amor, nos habló y escuchamos su voz.
Somos sus ovejas porque aunque eramos pecadores, el vino a buscarnos, el sabia quienes eramos, y el sabe quienes somos ahora, porque el nos conoció a nosotros primero y nos adoptó como sus hijos. El nos llama por nuestro nombre.
Hay un nombre que no es extraño oírlo en el cielo, el de nuestra hermana Tona.
Somos sus ovejas porque cuando el nos llamó, decidimos seguirlo.
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