Lucas 11:4: Una Oración Libre De Impedimentos
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Introducción:
Introducción:
En este pasaje vemos lo que es mayormente conocido como el “Padre nuestro”
8 Acercaos a Dios, y él se acercará a vosotros. Pecadores, limpiad las manos; y vosotros los de doble ánimo, purificad vuestros corazones.
1. Dios Como Padre
1. Dios Como Padre
Para hablar con nuestro Padre debemos ser su hijo
La necesidad del perdón: Romanos 3:10, 23; Is. 59:2; Efesios 2:1, 3
10 Como está escrito: No hay justo, ni aun uno;
23 por cuanto todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios,
2 pero vuestras iniquidades han hecho división entre vosotros y vuestro Dios, y vuestros pecados han hecho ocultar de vosotros su rostro para no oír.
1 Y él os dio vida a vosotros, cuando estabais muertos en vuestros delitos y pecados,
3 entre los cuales también todos nosotros vivimos en otro tiempo en los deseos de nuestra carne, haciendo la voluntad de la carne y de los pensamientos, y éramos por naturaleza hijos de ira, lo mismo que los demás.
La Disposición de Dios para perdonar: Salmos 86:5; Colosenses 1:14, 2:13-14, 2 Corintios 5:21; Romanos 4:25, 8:32
5 Porque tú, Señor, eres bueno y perdonador, Y grande en misericordia para con todos los que te invocan.
14 en quien tenemos redención por su sangre, el perdón de pecados.
13 Y a vosotros, estando muertos en pecados y en la incircuncisión de vuestra carne, os dio vida juntamente con él, perdonándoos todos los pecados,
14 anulando el acta de los decretos que había contra nosotros, que nos era contraria, quitándola de en medio y clavándola en la cruz,
21 Al que no conoció pecado, por nosotros lo hizo pecado, para que nosotros fuésemos hechos justicia de Dios en él.
25 el cual fue entregado por nuestras transgresiones, y resucitado para nuestra justificación.
32 El que no escatimó ni a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿cómo no nos dará también con él todas las cosas?
Todo el que invocare puede ser salvo: Romanos 10:9-10, 13; Juan 1:12, 14:6
9 que si confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo.
10 Porque con el corazón se cree para justicia, pero con la boca se confiesa para salvación.
13 porque todo aquel que invocare el nombre del Señor, será salvo.
12 Mas a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios;
6 Jesús le dijo: Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí.
2. Actitud Hacia Otros
2. Actitud Hacia Otros
Los perdonados perdonan Mateo 18:21-35; 1 Pedro 3:7; Marcos 11:25; Mateo 5:23-24
21 Entonces se le acercó Pedro y le dijo: Señor, ¿cuántas veces perdonaré a mi hermano que peque contra mí? ¿Hasta siete?
22 Jesús le dijo: No te digo hasta siete, sino aun hasta setenta veces siete.
23 Por lo cual el reino de los cielos es semejante a un rey que quiso hacer cuentas con sus siervos.
24 Y comenzando a hacer cuentas, le fue presentado uno que le debía diez mil talentos.
25 A éste, como no pudo pagar, ordenó su señor venderle, y a su mujer e hijos, y todo lo que tenía, para que se le pagase la deuda.
26 Entonces aquel siervo, postrado, le suplicaba, diciendo: Señor, ten paciencia conmigo, y yo te lo pagaré todo.
27 El señor de aquel siervo, movido a misericordia, le soltó y le perdonó la deuda.
28 Pero saliendo aquel siervo, halló a uno de sus consiervos, que le debía cien denarios; y asiendo de él, le ahogaba, diciendo: Págame lo que me debes.
29 Entonces su consiervo, postrándose a sus pies, le rogaba diciendo: Ten paciencia conmigo, y yo te lo pagaré todo.
30 Mas él no quiso, sino fue y le echó en la cárcel, hasta que pagase la deuda.
31 Viendo sus consiervos lo que pasaba, se entristecieron mucho, y fueron y refirieron a su señor todo lo que había pasado.
32 Entonces, llamándole su señor, le dijo: Siervo malvado, toda aquella deuda te perdoné, porque me rogaste.
33 ¿No debías tú también tener misericordia de tu consiervo, como yo tuve misericordia de ti?
34 Entonces su señor, enojado, le entregó a los verdugos, hasta que pagase todo lo que le debía.
35 Así también mi Padre celestial hará con vosotros si no perdonáis de todo corazón cada uno a su hermano sus ofensas.
7 Vosotros, maridos, igualmente, vivid con ellas sabiamente, dando honor a la mujer como a vaso más frágil, y como a coherederas de la gracia de la vida, para que vuestras oraciones no tengan estorbo.
25 Y cuando estéis orando, perdonad, si tenéis algo contra alguno, para que también vuestro Padre que está en los cielos os perdone a vosotros vuestras ofensas.
23 Por tanto, si traes tu ofrenda al altar, y allí te acuerdas de que tu hermano tiene algo contra ti,
24 deja allí tu ofrenda delante del altar, y anda, reconcíliate primero con tu hermano, y entonces ven y presenta tu ofrenda.
3. Actitud Hacia El Pecado
3. Actitud Hacia El Pecado
Oramos, por lo tanto, “no permitamos que seamos arrastrados por nuestras propias concupiscencias; guárdanos del poder de nuestros propios corazones malvados. Tú conoces nuestra estructura y recuerdas que somos polvo. Recuerda nuestra debilidad. Lo que tú impones no lo evitaríamos. Lo que no impone, evita que lo busquemos. Prohíbe que nuestro mal deseo convierta nuestra condición tentadora en tentación real. Guárdanos de situaciones en las que, hasta donde podamos juzgar, estaría más allá de nuestras fuerzas actuales el evitar pecar”. No es la oración de una cobarde. Ningún hombre es cobarde por tener miedo de su propio corazón. Marca la cualidad más alta del coraje saber a qué temer y temerlo. Salmos 66:18; Hebreos 10:22; Santiago 4:3, 8; Proverbios 28:9; Juan 15:7; 1 Juan 3:22
18 Si en mi corazón hubiese yo mirado a la iniquidad, El Señor no me habría escuchado.
22 acerquémonos con corazón sincero, en plena certidumbre de fe, purificados los corazones de mala conciencia, y lavados los cuerpos con agua pura.
3 Pedís, y no recibís, porque pedís mal, para gastar en vuestros deleites.
8 Acercaos a Dios, y él se acercará a vosotros. Pecadores, limpiad las manos; y vosotros los de doble ánimo, purificad vuestros corazones.
9 El que aparta su oído para no oír la ley, Su oración también es abominable.
7 Si permanecéis en mí, y mis palabras permanecen en vosotros, pedid todo lo que queréis, y os será hecho.
22 y cualquiera cosa que pidiéremos la recibiremos de él, porque guardamos sus mandamientos, y hacemos las cosas que son agradables delante de él.