¿Cómo estás clamando a Dios?
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Tema: ¿Cómo estás clamando a Dios?
Texto: Números 11.1-6
1 Aconteció que el pueblo se quejó a oídos de Jehová; y lo oyó Jehová, y ardió su ira, y se encendió en ellos fuego de Jehová, y consumió uno de los extremos del campamento.
2 Entonces el pueblo clamó a Moisés, y Moisés oró a Jehová, y el fuego se extinguió.
3 Y llamó a aquel lugar Tabera, porque el fuego de Jehová se encendió en ellos.
4 Y la gente extranjera que se mezcló con ellos tuvo un vivo deseo, y los hijos de Israel también volvieron a llorar y dijeron: ¡Quién nos diera a comer carne!
5 Nos acordamos del pescado que comíamos en Egipto de balde, de los pepinos, los melones, los puerros, las cebollas y los ajos;
6 y ahora nuestra alma se seca; pues nada sino este maná ven nuestros ojos.
Propósito general: Devoción.
Propósito específico: Instruir a cada creyente a poder acercarnos a Dios en oración sin quejarnos ni anhelando el pasado.
Oración de transición: En este pasaje de las escrituras encontramos el resultado del anhelo del pueblo codicioso, que buscaba tener siempre para su propio provecho.
Bosquejo:
- Muchas de nuestras oraciones no son para clamar al Señor…
- Muchas de nuestras oraciones parecen un informe de nuestra “buena” vida.
- Muchas de nuestras oraciones son para pedir y muy pocas para agradecer.
- Muchas veces cuando nos acercamos a Dios y clamamos a él, lo hacemos en forma de queja.
Eso tenemos en este pasaje…
v.1-3 No clames quejándote.
Poco después el pueblo comenzó a quejarse de las privaciones que enfrentaba, y el Señor oyó todo lo que decían.
El pueblo se queja delante de Dios y pide ayuda a Moisés… Están desenfocados…
Se quejan delante de un Dios eterno y le piden ayuda a un mortal…
Por eso la pregunta: ¿Cómo estas clamando a Dios? Queja, reclamo, solo pidiendo, solo acercándote cuando lo necesitas…
Clamas a Dios y esperas las respuestas en las personas…
v.4-8 No clames anhelando el pasado.
Ve las bendiciones presentes.
Cada problema que enfrentaba era para ponerse a llorar…
Anhelaban el pasado… no disfrutaban el presente…
Ellos se cansaron de la provisión que Dios había hecho para ellos.
Aunque era comida sana y alimenticia. No costaba dinero ni cuidados, y el trabajo de juntarlo era indudablemente poco; sin embargo, hablaban de la baratura de Egipto y del pescado que allá comían gratuitamente; ¡como si les hubiera costado nada, cuando lo pagaban bien caro con duro trabajo!
Porque se dejaban influenciar por personas que no creían en el poder de Dios.
Era el deseo de las personas que no confiaban en el poder de Dios…
Sin duda hay influencias en nuestras vidas que, en lugar de acercarnos a Dios, nos alejan de Él y nos hacen anhelar el pasado de nuestras vidas.
“volvieron a llorar”
El pueblo manifiesta una falta de crecimiento espiritual a pesar de experimentar el poder de Dios en cada milagro que habían vivido en el desierto.
Como nos acercamos a Dios en oración es una muestra del crecimiento que adquirimos, confiando en su poder y soberanía.
Quien esté orgulloso de ser hijo de Dios, que viva como tal.
Deje de vivir en el pasado…
Muchas veces en nuestra vida llega el deseo de vivir aquellos “buenos días de antaño”, no es cierto…
Vamos camino a la tierra prometida, pero en ese camino, hay pruebas, desierto, tormentas… a pesar de todo esto, no nos alejemos del Señor.
Dios tiene un plan nuevo, diferente a nuestro pasado.
Cuidado de lo que te estás alimentando (no sólo físicamente)
EL pueblo sintió “un vivo deseo” ¡Cuidado! Esos “vivos deseos” son alarmas de lo que hay que cambiar en nuestras vidas.
Ej.: El problema es en el interior.
v.20-23 No clames menospreciando el plan de Dios.
Moisés había visto el poder de Dios en su vida y en la del pueblo… aun así dudaba de cómo Dios daría lo que el pueblo anhelaba.
Moisés mismo tiene dudas, pero Dios responde: ¡¿acaso se ha acortado la mano de Jehová?! Moisés no es el único gran hombre de Dios que tiene dudas Jeremías 32:24-27
24 He aquí que con arietes han acometido la ciudad para tomarla, y la ciudad va a ser entregada en mano de los caldeos que pelean contra ella, a causa de la espada, del hambre y de la pestilencia; ha venido, pues, a suceder lo que tú dijiste, y he aquí lo estás viendo.
25 ¡Oh Señor Jehová! ¿y tú me has dicho: Cómprate la heredad por dinero, y pon testigos; aunque la ciudad sea entregada en manos de los caldeos?
26 Y vino palabra de Jehová a Jeremías, diciendo:
27 He aquí que yo soy Jehová, Dios de toda carne; ¿habrá algo que sea difícil para mí?
Demuestra que el hombre de fe no es necesariamente uno que nunca tiene dudas, sino uno que permanece fiel y obediente a Dios a pesar de sus dudas.
Nunca olvides de lo que Dios ha hecho en tu vida… No hagas chiquito a Dios… Para Dios no hay nada imposible…
26 Y mirándolos Jesús, les dijo: Para los hombres esto es imposible; mas para Dios todo es posible.
v.31-35 No clames con codicia.
Lo que empezó en una bendición termina como un juicio.
En estos últimos versículos, podemos ver en el pueblo una falta de fe en la provisión de Dios diariamente…
Falta de agradecimiento por la provisión fiel de Dios a través del Maná.
El pueblo se quejó del maná, pero no les costó nada andar correteando las codornices…
Somos rápidos para ver las cosas materiales, pero el materialismo nos ciega de las cosas eternas.
A menudo, por ira Dios concede el deseo de los pecadores, mientras por amor niega los deseos de su propio pueblo.
Muchas veces el no conceder lo que deseamos es la mayor muestra de amor.
Ej.: Niños que desean jugar con cosas peligrosas.
Notemos que la ira de Dios no fue con todo el pueblo sino con el “pueblo codicioso”
Conclusión.
Recapitulación:
· v.1-3 No clames quejándote.
· v.4-8 No clames anhelando el pasado.
· v.20-23 No clames menospreciando el plan de Dios.
· v.31-35 No clames con codicia.
Aplicación:
Necesitamos ver en nuestras vidas las bendiciones que Dios nos permite disfrutar en este tiempo presente. Sin duda llegarán pruebas y situaciones en las cuales clamaremos a Dios y le buscaremos en nuestra ayuda, pero al momento de clamar, necesitamos estar conscientes de hacerlo para agradarlo a Él y no quejarnos, anhelando el pasado, menospreciando su plan y por nuestra propia codicia.
Invitación:
¿Cómo estas clamando a Dios?