Sermón sin título (2)
El genuino Israelita
CIRCUNCISIÓN Hacer la c. es cortar circularmente para extirpar del pene el tejido que cubre el glande, llamado prepucio. El origen de esta costumbre es esencialmente religioso y ritual. Sólo en tiempos modernos se le utiliza expresamente con fines médicos. Su práctica se ha extendido por muchos pueblos. En el caso israelita, comenzó con Abraham, que se circuncidó a los noventa y nueve años (Gn. 17:24), cuando Dios le dijo que como señal del pacto “será circuncidado todo varón de entre vosotros.… de edad de ocho días” (Gn. 17:10, 12; Lv. 12:3). Así lo hicieron con Juan el Bautista (Lc. 1:59), con el Señor Jesús (Lc. 2:21) y con Pablo (Fil. 3:5).
Cuando los israelitas entraron en Canaán fue necesario circuncidarlos a todos, pues durante la peregrinación en el desierto no la habían practicado (Jos. 5:2–9). Pero no se entendió bien entre ellos el significado de la c., pues Dios estaba interesado en circuncidar su corazón (Lv. 26:41; Dt. 30:6). Sin embargo, el pueblo tomó el asunto sólo como un rito externo que les diferenciaba de los demás pueblos, llegando a despreciar a las naciones que no se circuncidaban, cuyos hombres eran “incircuncisos” (Gn. 34:14; Jue. 14:3; 1 S. 14:6; 17:26). La falta de entendimiento de Israel sobre el significado de la c., manifestada en su vida de desobediencia y corrupción, trajo el juicio de Dios que decidió castigar “a todo circuncidado, y a todo circunciso … porque todas las naciones son incircuncisas, y toda la casa de Israel es incircuncisa de corazón” (Jer. 9:25–26; Hch. 7:51).
Pero los israelitas continuaron aferrados al concepto externo del rito, enorgulleciéndose de ser ellos “la c.” (Ef. 2:11), insistiendo en no tener en cuenta que “la c. aprovecha, si guardas la ley”, pero al transgredirla, su c. se volvía incircunsición (Ro. 2:25–27). Que la verdadera c. no es “la que se hace exteriormente en la carne”, sino “la del corazón, en espíritu” (Ro. 2:28–29). En los principios de la iglesia, muchos creyentes judíos tuvieron problemas para desprenderse del antiguo concepto de la c. e intentaron obligar a los gentiles recién convertidos a circuncidarse, cosa que fue rechazada en el llamado •Concilio de Jerusalén (Hch. 15:1–29). “Los apóstoles, los ancianos y los hermanos” escribieron a los creyentes gentiles diciéndoles que aquellos que les mandaban a circuncidarse y guardar la ley les habían perturbado. Pablo escribió que “la c. nada es, y la incircunsición nada es, sino el guardar los mandamientos de Dios” (1 Co. 7:19; Gá. 5:6). Pedro fue llamado el apóstol de la c., porque inicialmente predicaba entre los judíos, mientras que Pablo es el apóstol de los gentiles, o de la incircunsición (Gá. 2:7).