Sermón sin título (2)

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El genuino Israelita

Romanos 2:17-29 “He aquí, tú tienes nombre de ser judío, te apoyas en la ley y te glorías en Dios. Tú conoces su voluntad y apruebas lo que más vale, porque estás instruido en la ley. Tú estás persuadido de que eres guía de los ciegos, luz de los que están en tinieblas, instructor de los que no saben, maestro de niños, teniendo en la ley la completa expresión del conocimiento y de la verdad. Tú, pues, que enseñas a otro, ¿no te enseñas a ti mismo? Tú que predicas contra el robo, ¿robas? Tú que hablas contra el adulterio, ¿cometes adulterio? Tú que abominas a los ídolos, ¿cometes sacrilegio? Tú que te jactas en la ley, ¿deshonras a Dios con la infracción de la ley? Porque como está escrito: El nombre de Dios es blasfemado por causa de vosotros entre los gentiles. Porque la circuncisión aprovecha en verdad, si guardas la ley; pero si eres transgresor de la ley, tu circuncisión ha llegado a ser incircuncisión. De manera que, si el incircunciso cumple los justos preceptos de la ley, ¿su incircuncisión no s…” (RVA)
Antes de entrar en este tema debemos saber el significado de algunas palabras
FARISEO Era un grupo religioso que existio en Israel Se consideraban a sí mismos como herederos de las tradiciones de •Esdras, a quien veían como el fundador del judaísmo, después de Moisés. Aceptaban la llamada “ley oral”, en adición a la Torá, como fundamento de su fe. Creían en la resurrección, y en que Dios daba recompensas en esta vida y en la posterior. Aceptaban la predestinación como compatible con el libre albedrío del hombre y hacían esfuerzos por adaptar a los tiempos recientes las viejas ordenanzas, haciendo para ello sus propias interpretaciones de la ley. Su meta en la vida era conseguir la santidad por medio de una estricta observancia de la ley. En general, representaban las creencias de la mayoría del pueblo, que les tenía gran respeto y cuya vida religiosa casi controlaban.
El nombre de f. viene del arameo parash, ser separado o apartado. Por tanto, los f. se consideraban “los separados”, especialmente con el sentido de “los que se apartan para no contaminarse”. La secta nació probablemente como una reacción contra las tendencias helenizantes que causaron también la guerra de los Macabeos, aunque el nombre de f. vino a ser utilizado después de terminadas éstas. Desde sus inicios entraron en contradicción con los saduceos, a causa del control que éstos ejercían sobre las actividades del •templo. Los f. creían en un Dios omnipotente, omnipresente, todo justicia y misericordia, que amaba sus criaturas y exigía que los hombres anduvieran en sus caminos. Dios no podía ser concebido en forma antropomórfica. Cuando tenían que mencionarlo, preferían usar los términos el Creador del mundo o la Divina Presencia (Shekkinah).
Aunque competían con los saduceos, se unieron a éstos en el afán de perseguir al Señor Jesús, quien no dejó de reconocer que los f. habían elaborado un concepto de justicia, pero predicaba que era necesario superar ese concepto, “hacer más”, para entrar en el reino de los cielos (Mt. 5:20). Por otra parte, el Señor Jesús criticaba a los f., no tanto por su doctrina, como por su poca práctica de los enunciados que enarbolaban. En efecto, el Maestro recomendaba a sus seguidores que guardaran e hicieran todo lo que los f. enseñaban, añadiendo: “Mas no hagáis conforme a sus obras, porque dicen, y no hacen” Mt. 23:2–3). A ese decir y no hacer el Señor Jesús lo llamó hipocresía (Mt. 16:6–11), cosa que criticó fuertemente (Mt. 23:13–29).
A pesar de esto, muchos f. se acercaron al Señor; le invitaban a sus casas (Lc. 7:36; 11:37). Nicodemo era un f. (Jn. 3:1). Pablo lo fue (Fil. 3:5). En el principio de la Iglesia, “algunos de la secta de los f. que habían creído” fueron los que trataron de obligar a los gentiles a circuncidarse y guardar la ley de Moisés (Hch. 15:5).

CIRCUNCISIÓN Hacer la c. es cortar circularmente para extirpar del pene el tejido que cubre el glande, llamado prepucio. El origen de esta costumbre es esencialmente religioso y ritual. Sólo en tiempos modernos se le utiliza expresamente con fines médicos. Su práctica se ha extendido por muchos pueblos. En el caso israelita, comenzó con Abraham, que se circuncidó a los noventa y nueve años (Gn. 17:24), cuando Dios le dijo que como señal del pacto “será circuncidado todo varón de entre vosotros.… de edad de ocho días” (Gn. 17:10, 12; Lv. 12:3). Así lo hicieron con Juan el Bautista (Lc. 1:59), con el Señor Jesús (Lc. 2:21) y con Pablo (Fil. 3:5).

Cuando los israelitas entraron en Canaán fue necesario circuncidarlos a todos, pues durante la peregrinación en el desierto no la habían practicado (Jos. 5:2–9). Pero no se entendió bien entre ellos el significado de la c., pues Dios estaba interesado en circuncidar su corazón (Lv. 26:41; Dt. 30:6). Sin embargo, el pueblo tomó el asunto sólo como un rito externo que les diferenciaba de los demás pueblos, llegando a despreciar a las naciones que no se circuncidaban, cuyos hombres eran “incircuncisos” (Gn. 34:14; Jue. 14:3; 1 S. 14:6; 17:26). La falta de entendimiento de Israel sobre el significado de la c., manifestada en su vida de desobediencia y corrupción, trajo el juicio de Dios que decidió castigar “a todo circuncidado, y a todo circunciso … porque todas las naciones son incircuncisas, y toda la casa de Israel es incircuncisa de corazón” (Jer. 9:25–26; Hch. 7:51).

Pero los israelitas continuaron aferrados al concepto externo del rito, enorgulleciéndose de ser ellos “la c.” (Ef. 2:11), insistiendo en no tener en cuenta que “la c. aprovecha, si guardas la ley”, pero al transgredirla, su c. se volvía incircunsición (Ro. 2:25–27). Que la verdadera c. no es “la que se hace exteriormente en la carne”, sino “la del corazón, en espíritu” (Ro. 2:28–29). En los principios de la iglesia, muchos creyentes judíos tuvieron problemas para desprenderse del antiguo concepto de la c. e intentaron obligar a los gentiles recién convertidos a circuncidarse, cosa que fue rechazada en el llamado •Concilio de Jerusalén (Hch. 15:1–29). “Los apóstoles, los ancianos y los hermanos” escribieron a los creyentes gentiles diciéndoles que aquellos que les mandaban a circuncidarse y guardar la ley les habían perturbado. Pablo escribió que “la c. nada es, y la incircunsición nada es, sino el guardar los mandamientos de Dios” (1 Co. 7:19; Gá. 5:6). Pedro fue llamado el apóstol de la c., porque inicialmente predicaba entre los judíos, mientras que Pablo es el apóstol de los gentiles, o de la incircunsición (Gá. 2:7).

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