Adoración - SRL (Tabernaculo - OPCIONAL)

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LA ADORACIÓN EN EL TABERNÁCULO

En esta lección vamos a considerar tres eventos importantes:
La construcción del tabernáculo
Los sacrificios que se ofrecieron en él.
El primer servicio de adoración que tuvo lugar allí.

1. La construcción

Los israelitas construyeron el tabernáculo mientras estaban acampando al pie del monte Sinaí. Recordemos: que el tabernáculo fue destinado a ser una réplica del monte santo. La adoración de Israel en el tabernáculo fue una extensión y perpetuación de su adoración en el monte Sinaí. Las tres áreas en el tabernáculo corresponden a las tres partes del monte Sinaí.
Cuando el tabernáculo estuvo terminado, la misma gloria divina que descansaba en la cima del monte Sinaí “ cubrió la tienda de reunión ” y “ llenó el tabernáculo ”
Éxodo 40:34 NBLA
Entonces la nube cubrió la tienda de reunión y la gloria del Señor llenó el tabernáculo.
Esta es la misma gloria que llena y habita el templo celestial. El tabernáculo terrenal era una sombra del santuario celestial:
Hebreos 8:1–5 NBLA
Ahora bien, el punto principal de lo que se ha dicho es este: tenemos tal Sumo Sacerdote, que se ha sentado a la diestra del trono de la Majestad en los cielos, como ministro del santuario y del tabernáculo verdadero, que el Señor erigió, no el hombre. Porque todo sumo sacerdote está constituido para presentar ofrendas y sacrificios, por lo cual es necesario que este Sumo Sacerdote también tenga algo que ofrecer. Así que si Él estuviera sobre la tierra, ni siquiera sería sacerdote, habiendo sacerdotes que presentan las ofrendas según la ley; los cuales sirven a lo que es copia y sombra de las cosas celestiales, tal como Moisés fue advertido por Dios cuando estaba a punto de erigir el tabernáculo. Pues, dice Él: «Haz todas las cosas conforme al modelo que te fue mostrado en el monte».
Una vez que tabernáculo fue terminado según el modelo del tabernáculo celestial que Dios le dio a Moisés, este se llenó del Espíritu de Dios. Ahora, era la casa de Dios, la puerta del cielo, el vínculo entre el cielo y la tierra. Era como la escalera en el sueño de Jacob que llegaba hasta el cielo (Génesis 28:12). Los sacerdotes que entraban y salían del tabernáculo eran como los ángeles que subían y bajaban por la escalera de Jacob. Los sacerdotes eran mediadores entre el cielo y la tierra. Se movieron de un lado a otro entre los dos reinos, pasando por la puerta de Sion, el tabernáculo.
Salmo 87:2 NBLA
El Señor ama las puertas de Sión Más que todas las otras moradas de Jacob.
A los israelitas no ordenados se les prohibió entrar a este santuario. Pero si eran ritualmente purificados, se les permitía entrar al patio y llevar ofrendas al SEÑOR.

2. Los sacrificios que se ofrecían en el tabernáculo.

Habían diferentes tipos de ofertas en el sistema sacrificial ordenado por Dios a Israel. Los primeros siete capítulos de Levítico dan instrucciones sobre esto.
Los tres primeras son: el holocausto, la ofrenda de cereal y la ofrenda de paz. Generalmente, estas tres se ofrecían al mismo tiempo. Forman una unidad.
Los dos siguientes son: la ofrenda por el pecado y la ofrenda por la culpa. Estas ofrendas se presentaban siempre que alguien necesitaba purificación o había profanado algo sagrado. Las diversas ofrendas en el sistema de sacrificios tenían propósitos distintos pero superpuestos.
La ofrenda más importante, era el holocausto. Y para nuestro proposito, debemos centrarnos en esta ofrenda.
Fue llamada holocausto, porque el animal entero era completamente quemado en el fuego sobre el altar. El significado real de la palabra hebrea, sin embargo, no es "quemado" sino "ascendido". Significa "levantarse" o "ascender" . “ La ofrenda elevada es una mejor traducción.”
Es llamada la ofrenda elevada porque cuando el fuego se consumía sobre el altar, ascendía al cielo en forma de humo. Esta era la ofrenda que Dios designó para los sacrificios diarios de la mañana y de la tarde.
¿Cómo se debía ofrecer?
La persona que la ofrecía, debía escoger la ofrenda de su rebaño, tenía que ser un animal macho sin defectos físicos (Señalando la pureza - sin pecado).
Una vez apartada la ofrenda, tenía que ser llevada por el oferente al patio del tabernáculo. El oferente era recibido por el sacerdote, quien inspeccionaba la ofrenda y se aseguraba que cumpliera con los requisitos establecidos por Dios.
Si era una ofrenda aprobada, el oferente debía poner sus manos sobre la cabeza del animal y confesar sus pecados.
Luego debía tomar un cuchillo y degollar el animal.
La sangre del animal se pondría dentro de unos tazones.
Luego el sacerdote llevaría la sangre al altar en el medio del patio y la echaría a los lados del altar.
Luego avivaba el fuego del altar y le ponía leña nueva.
Mientras tanto, el oferente, debía despellejar el animal y partirlo en piezas para luego entregárselo al sacerdote.
El sacerdote colocaba cada parte del animal en el fuego del altar. Todo lo que el sacerdote depositara en el altar sería completamente incinerado. Todo quedaría reducido a cenizas y humo.
El humo subía al cielo como aroma agradable al Señor .Lev 1:9 “El que presenta el holocausto lavará las entrañas y las patas con agua, y el sacerdote lo quemará todo sobre el altar como holocausto. Es una ofrenda encendida de aroma agradable para el Señor.” Esta era una ofrenda elevada al señor.
Consideremos ahora su significado teológico y su simbolismo
Al llevar la ofrenda al tabernáculo, el adorador estaba haciendo un viaje simbólico a la presencia de Dios en el cielo, pasando por la puerta del cielo, que era el tabernáculo. En este viaje simbólico al cielo se estaba prefigurando el verdadero viaje al cielo que el Señor Jesucristo haría en el cumplimiento de los tiempos. Este viaje se llevó a cabo en dos etapas: primero su humillación (su sufrimiento y muerte), y luego su exaltación ( su resurrección y ascensión ). Para ascender al cielo y sentarse a la diestra de la Majestad en las alturas, debía ser obediente hasta la muerte, y muerte de cruz (Fil 2: 8). Para entrar en la morada permanente de Dios, tuvo que pasar por la espada flamenate de la justicia de Dios y sufrir la pena de muerte por nuestros pecados, que llevó como nuestro sustituto.
Así que la ofrenda elevada prefiguraba o tipificaba el ofrecimiento de Jesus y su asenso a la gloria luego de su Resurrección.
Cuando el adorador presentaba su ofrenda en el patio del tabernaculo, simbólicamente ascendía al ámbito de la gloria a través de su ofrenda elevada. El adorador no podía entrar personalmente en la presencia de Dios, pero entró indirectamente a través de su sustituto y su ofrenda (El sacrificio y el sacerdote
¿Como hizo esto? En el patio del tabernáculo, él ponía su mano sobre la cabeza del animal que ofrecia para simbolizar su asociación con él. El adorador se convertía en uno con el animal. Estaba identificandose con el sacrificio. El animal lo representaba a él. Lo que le sucedía al animal, tambien le sucedía a él indirectamente. El animal moría en lugar de la persona que lo ofrecía. Era una muerte vicaria sustitutiva. Los pecados del adoradorador eran imputados al animal, de manera que animal tomando el lugar del adorador, moría en su lugar a causa de sus iniquidades. Por esta razón el animal debía ser sin defecto o sin mancha, sin pecado. Para entrar en la casa de Dios, el animal tuvo que atravesar por la espada de fuego que había sido puesta por Dios a la entrada del lugar santo. Y puesto que cargó con los pecados del adorador, murió bajo el justo juicio de Dios. Llevó la ira de Dios, el juicio de Dios contra el pecado. La muerte del animal fue pues, una muerte sustitutiva. Moría en el lugar del adorador.
La muerte del animal era la primera etapa del adorador en su ascenso a la casa de Dios (la etapa de sufrimiento, el estado de humillación). El adorador murió indirectamente a través de su animal.
Luego del sufrimiento, viene la gloria (el estado de exaltación). El adorador subía al monte santo de Dios, simbólicamente hablando. El era transformado por el Espíritu de Dios en la cima del monte y subía al cielo representado en la columna de nube, que subía a Dios como olor agradable.
El altar (en el que se consumía el animal por medio del fuego ) era un microcosmos una replica del monte de Dios. El fuego en la parte superior del altar simbolizaba el fuego de la gloria divina en la parte superior del Monte Sinaí. Ex 24:17 “A los ojos de los israelitas la apariencia de la gloria del Señor era como un fuego consumidor sobre la cumbre del monte.”
Para entender el simbolismo, hay que ver el altar como una réplica del monte. Piense en lo que sucedió en el monte Sinaí cuando el Espíritu de Dios descendió sobre él. Éxodo 19:18–19
Éxodo 19:18–19 NBLA
Todo el monte Sinaí humeaba, porque el Señor había descendido sobre él en fuego. El humo subía como el humo de un horno, y todo el monte se estremecía con violencia. El sonido de la trompeta aumentaba más y más. Moisés hablaba, y Dios le respondía con el trueno.
Sinaí se convirtió en un altar gigante, y el que subía a su cumbre era transformado por el fuego divino. Moisés subió ese monte. Y cuando volvió a bajar, su rostro brillaba con la gloria de Dios. Fue transformado por Dios en una imagen de la gloria: por el Espíritu.
El fuego en la parte superior del altar es un símbolo de la luz sobrenatural, la columna de fuego en la parte superior del monte Sinaí. Cuando Aarón colocó la primera ofrenda elevada sobre el altar, “ de delante de Jehová salió fuego y lo consumió ” (Lev. 9:24). La ofrenda fue transformada por el fuego divino en una columna de nube que ascendía al cielo como aroma agradable al SEÑOR.
De manera que el adorador en el tabernáculo, estaba haciendo un viaje simbólico hacia la presencia de Dios. Cuando llegó al tabernáculo, hizo su viaje de manera vicaria a través de su ofrenda, que lo representaba. Su ofrenda elevada prefigura el verdadero camino de Jesucristo. El viaje simbólico del adorador, del sufrimiento a la gloria, prefiguraba la humillación y exaltación de Cristo. Se prefiguraba así la muerte, resurrección, exaltación, y ascensión de Cristo al cielo.
Jueces 13:18–20 NBLA
El ángel del Señor le respondió: «¿Por qué preguntas mi nombre, viendo que es maravilloso (incomprensible)?». Entonces Manoa tomó el cabrito con la ofrenda de cereal y los ofreció sobre una piedra al Señor, y el ángel hizo maravillas mientras que Manoa y su mujer observaban. Pues sucedió que cuando la llama subía del altar hacia el cielo, el ángel del Señor ascendió en la llama del altar. Al ver esto, Manoa y su mujer cayeron rostro en tierra.
El ángel del SEÑOR fue una Cristofanía, una aparición del Señor antes de su encarnación. Manoa vio como Cristo subía al cielo desde la parte superior del altar en el humo de la ofrenda elevada. Las ofrendas elevadas en el tabernáculo señalaban pues la ascensión de Jesús al cielo. Cristo es la verdadera ofrenda elevada. Las ofrendas elevadas del Antiguo Testamento fueron diseñadas para revelar anticipadamente su obra, eran una sombra, un tipo de Cristo, él es la realidad a la que apuntaban estos sacrificios. Colosenses 2:17 “cosas que solo son sombra de lo que ha de venir, pero el cuerpo pertenece a Cristo.” Para comprender el significado de la sombra, debes interpretarlo a través del lente de la realidad. Las ofrendas elevadas prefiguraron el viaje de Cristo “del sufrimiento a la gloria” a la diestra del Padre. Hebreos 1:3 “Él es el resplandor de Su gloria y la expresión exacta de Su naturaleza, y sostiene todas las cosas por la palabra de Su poder. Después de llevar a cabo la purificación de los pecados, el Hijo se sentó a la diestra de la Majestad en las alturas,”
Su muerte en sacrificio para la purificación de los pecados de su pueblo, fue seguida por su ascensión a la presencia de Dios en el cielo.

3. El servicio inaugural de adoración en el tabernáculo.

Levítico 9 registra el primer servicio de adoración en el tabernáculo. La construcción del tabernáculo se terminó en Éxodo 40, pero nadie adoró allí hasta Levítico 9.
La adoración en el tabernáculo esperaría la consagración de Aarón y sus hijos al sacerdocio en el capítulo 8. Ésta fue la primera vez que Aarón ofició un servicio de adoración en el tabernáculo.
¿Cómo fue este servicio de adoración?
Aarón ofreció dos conjuntos sacrificios: el primero por él y el segundo por el pueblo de Israel. Y ofreció cuatro tipos diferentes de sacrificios: ofrendas por el pecado, holocaustos, ofrendas de cereal y ofrendas de paz.
Después de terminar las ofrendas, bendijo a la gente pronunciando una bendición sacerdotal.
Luego, entró en el santuario, salió del santuario y volvió a bendecir al pueblo. Aarón dio dos bendiciones al pueblo. La segunda bendición fue seguida inmediatamente por una revelación de Dios que apareció al pueblo en forma de fuego en una nube de gloria.
Cuando Dios apareció a la multitud, salió fuego de delante de él y al instante se consume la ofrenda que Aarón había colocado en la parte superior del altar. En un instante, esas ofrendas se quemaron y se convirtieron en una columna de fuego y humo que ascendió al cielo. Este era el punto culminante de la adoración. Cuando los israelitas vieron la gloria de Dios y el fuego divino consumiendo los sacrificios, gritaron de gozo y se postraron ante el SEÑOR en adoración. Levítico 9:22–24 “Entonces Aarón alzó sus manos hacia el pueblo y lo bendijo, y después de ofrecer la ofrenda por el pecado, el holocausto y las ofrendas de paz, descendió. Moisés y Aarón entraron en la tienda de reunión, y cuando salieron y bendijeron al pueblo, la gloria del Señor apareció a todo el pueblo. Y salió fuego de la presencia del Señor que consumió el holocausto y los pedazos de grasa sobre el altar. Al verlo, todo el pueblo aclamó y se postró rostro en tierra.”
Veamos el significado teológico y el simbolismo de estos eventos que tuvieron lugar en este primer servicio de adoración en el tabernáculo.
Estos eventos están relacionados con Cristo el antitipo que representaban estas sombras. Cristo (no Aarón) es el verdadero sumo sacerdote. Y Cristo es el verdadero sacrificio (no los ofrecidos en Levitico 9).
El ministerio de Aarón en el tabernáculo no logró la redención, pero representó simbólicamente el logro de la redención por medio de Jesucristo, el verdadero sumo sacerdote.
Cuando observamos detenidamente las acciones de Aarón en el primer servicio del tabernáculo, podemos ver la sombra de Cristo y conectar los puntos entre la sombra y la realidad. Y podemos ver la correlación entre los eventos de Levítico 9 y los eventos de la vida de Cristo. La correlación más evidente la vemos en los sacrificios y la muerte de Jesús. Los sacrificios prefiguraban su muerte en la cruz, porque ahí es donde Jesús se ofreció a sí mismo como el verdadero sacrificio para expiar nuestros pecados.
Hebreos 9:26 NBLA
De otra manera, a Cristo le hubiera sido necesario sufrir muchas veces desde la fundación del mundo; pero ahora, una sola vez en la consumación de los siglos, se ha manifestado para destruir el pecado por el sacrificio de sí mismo.
Pero hay otras correlaciones entre las acciones de Aarón y las acciones de Cristo.
Uno de ellas es la bendición de Aarón: Levítico 9:22 “Entonces Aarón alzó sus manos hacia el pueblo y lo bendijo, y después de ofrecer la ofrenda por el pecado, el holocausto y las ofrendas de paz, descendió.” Esta primera bendición de Aarón, corresponde a la bendición que Jesús dio a sus discípulos en Lucas 24:50–51 “Entonces Jesús los condujo fuera de la ciudad, hasta cerca de Betania, y alzando Sus manos, los bendijo. Y aconteció que mientras los bendecía, se separó de ellos y fue llevado arriba al cielo.” Jesús había terminado de ofrecer el sacrificio para expiar nuestros pecados, pero aún no había ascendido al cielo. Asimismo, Aarón había terminado de ofrecer los sacrificios, pero aún no había entrado en el santuario. Entre hacer los sacrificios en el altar y entrar al santuario, Aarón pronunció una bendición. Así también, entre hacer el sacrificio en la cruz y entrar en el santuario celestial, Cristo pronunció una bendición.
Tan pronto como Aaron pronunció su primera bendición, entró en la tienda de reunión (v. 23). Este evento correspondía a la ascensión de Jesús al santuario celestial. Lucas 24:51 “Y aconteció que mientras los bendecía, se separó de ellos y fue llevado arriba al cielo.”
Después de que Aarón entró en el santuario, volvió a salir en el versículo 23. Reapareció. La reaparición de Aaron corresponde a la reaparición de Cristo al final de este mundo cuando salga del santuario celestial y retorne por segunda vez a la tierra. Cuando Jesús ascendió al cielo, entró en “el lugar interior detrás de la cortina” y ahora no podemos verlo (Hebreos 6:19). Pero cuando salga de ese santuario celestial:
Lucas 21:27 “Entonces verán al Hijo del Hombre que viene en una nube con poder y gran gloria.”
Heb 9:28 “así también Cristo, habiendo sido ofrecido una vez para llevar los pecados de muchos, aparecerá por segunda vez, sin relación con el pecado, para salvación de los que ansiosamente lo esperan.”
Aarón entró en el santuario y apareció por segunda vez, que corresponde a la segunda aparición de Cristo. Aaron apareció la segunda vez, bendijo a los israelitas de nuevo y pronunció una segunda bendición (v. 23). La segunda bendición corresponde a la bendición final que Cristo pronunciará cuando regrese por su pueblo redimido. Cristo pronunciará esta bendición final y definitiva, que confiere sobre nosotros la última bendición de glorificación y beatitud perfecta.
Una vez pronunciada la segunda bendición de Aaron “la gloria de Jehová se apareció a todo el pueblo” de Israel (v. 23). La manifestación sobrenatural de la gloria corresponde a la revelación final y última de la gloria de Dios al final de los tiempos. En teología, llamamos a esa revelación la visión beatífica.
La visión beatífica es la visión última y permanente de Dios que disfrutaremos por toda la eternidad en el estado de gloria. La perfecta revelación de la gloria de Dios vendrá debido a la bendición final que Cristo pronunciará sobre nosotros cuando aparezca por segunda vez en gloria.
La última relación entre la sombra y la realidad la podemos ver en el fuego que salió delante del SEÑOR y consumió las ofrendas sobre el altar y las convirtió en una columna de humo que ascendió al cielo, corresponde al bautismo de los santos en Espíritu y fuego. Ese bautismo nos transformará instantáneamente (“en un momento, en un abrir y cerrar de ojos”) en seres celestiales glorificados y nos trasladará de la tierra al cielo:
1 Corintios 15:52–53 NBLA
en un momento, en un abrir y cerrar de ojos, a la trompeta final. Pues la trompeta sonará y los muertos resucitarán incorruptibles, y nosotros seremos transformados. Porque es necesario que esto corruptible se vista de incorrupción, y esto mortal se vista de inmortalidad.
El fuego consumiendo las ofrendas que representan a los hijos de Israel en el altar, representaban la realidad de nuestra futura glorificación por el Espíritu de Dios. Juan el Bautista describió ese evento como un bautismo “con el Espíritu Santo y fuego” (Lucas 3:16). Ese bautismo nos glorificará instantáneamente. Nos llevara al monte celestial permanentemente, así como el mismo Cristo fue glorificado por el Espíritu en su resurrección.
El mismo fuego del Espíritu que consumió instantáneamente las ofrendas en el altar y las transformó en una columna de humo que ascendió al cielo, nos transformará completamente en la imagen de Cristo.
El día de Pentecostés, nuestro Señor Jesucristo dio a la iglesia un anticipo de este bautismo del Espíritu y fuego.
Hechos de los Apóstoles 2:3–4 NBLA
Se les aparecieron lenguas como de fuego que, repartiéndose, se posaron sobre cada uno de ellos. Todos fueron llenos del Espíritu Santo y comenzaron a hablar en otras lenguas, según el Espíritu les daba habilidad para expresarse.
El Cristo ascendido, el gran sumo sacerdote, recibió ese don del Padre y se lo dio a la iglesia como anticipo del bautismo final del Espíritu y fuego al final de los tiempos. Esta fue la garantía, el deposito o anticipo de aquello que recibiremos al final. Garantiza que el sumo sacerdote que entró en el tabernáculo saldrá y pronunciará la bendición final.
El primer servicio de adoración en el tabernáculo nos muestra que estamos viviendo entre las dos bendiciones: la primera bendición y la bendición final.
La primera bendición fue dada por Cristo en Lucas 24.
La bendición final será dada por él cuando reaparezca .
La iglesia hoy adora entre la primera y la segunda venida de Cristo. Adoramos entre su ascensión y su regreso. Adoramos entre las dos bendiciones. El servicio de nuestro sumo sacerdote no ha terminado. El sacrificio que ofreció está terminado. Pero su servicio sacerdotal continúa en el templo celestial .
Así que hay un ya, y un todavía no en su servicio de sumo sacerdote. Esto es lo que nos enseña la adoración de Israel en el tabernáculo acerca de la adoración a Dios.
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