El conocimiento del Dios Santo

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Charles Haddon Spurgeón, en la mañana del Domingo 7 de Enero, del 1855, se paró en el púlpito y comenzó de la siguiente manera:
Sermones de Spurgeon No. 1: La Inmutabilidad de Dios

Alguien ha dicho que “el estudio apropiado de la humanidad es el hombre”. Yo no voy a oponerme a esa idea, pero creo que es igualmente cierto que el estudio apropiado de los elegidos de Dios, es el propio Dios. El estudio apropiado del cristiano es la Deidad. La ciencia más elevada, la especulación más sutil, la filosofía más poderosa que puedan jamás atraer la atención de un hijo de Dios, es el nombre, la naturaleza, la Persona, la obra, los hechos y la existencia de ese grandioso Dios, a quien el cristiano llama Padre.

En la contemplación de la Divinidad hay algo extraordinariamente beneficioso para la mente. Es un tema tan amplio que todos nuestros pensamientos se pierden en su inmensidad; tan profundo, que nuestro orgullo se ahoga en su infinitud. Nosotros podemos abarcar y enfrentar otros temas; en ellos sentimos una especie de autosatisfacción y proseguimos con nuestro camino pensando: “he aquí que yo soy sabio”. Pero cuando nos aproximamos a esta ciencia de las ciencias y encontramos que nuestra plomada no puede medir su profundidad y que nuestro ojo de águila no puede ver su altura, nos alejamos pensando que el hombre vano quisiera ser sabio, pero que es como un burrito salvaje y entonces exclama solemnemente: “soy de ayer y no sé nada”. Ningún tema de contemplación tenderá a humillar la mente en mayor medida que los pensamientos de Dios

Sermones de Spurgeon No. 1: La Inmutabilidad de Dios

Pero si el tema humilla la mente, también la expande. Aquel que piensa en Dios con frecuencia, tendrá una mente más grande que el hombre que simplemente camina con pesadez alrededor de este globo estrecho. Quizás se trate de un biólogo que hace alarde de su habilidad para hacer la disección de un escarabajo, estudiar la anatomía de una mosca o clasificar a los insectos y a los animales en grupos que tienen nombres casi imposibles de pronunciar. Puede ser un geólogo, capaz de disertar sobre el megaterio y el plesiosauro y todos los demás tipos de animales en extinción. Él puede pensar que independientemente de cuál sea su ciencia, su mente se ve ennoblecida y engrandecida. Me atrevo a decir que así es, pero después de todo, el estudio más excelente para ensanchar el alma es la ciencia de Cristo, y Cristo crucificado, y el conocimiento de la Deidad en la gloriosa Trinidad.

Nada hay que pueda desarrollar tanto el intelecto, nada hay que engrandezca tanto el alma del hombre como la investigación devota, sincera y continua del grandioso tema de la Deidad. Y mientras humilla y ensancha, este tema es eminentemente consolador. ¡Oh, en la contemplación de Cristo hay un ungüento para cada herida! ¡En la meditación sobre el Padre, hay descanso para cada aflicción y en la influencia del Espíritu Santo hay un bálsamo para cada llaga! ¿Quieres liberarte de tus penas? ¿Quieres ahogar tus preocupaciones? Entonces, ve y lánzate a lo más profundo del mar de la Deidad; piérdete en su inmensidad, y saldrás de allí como cuando te levantas de un lecho de descanso, renovado y lleno de vigor.

No conozco nada que pueda consolar tanto al alma, que calme las crecientes olas de dolor y tristeza, que hable de tanta paz a los vientos de las pruebas, como una devota reflexión sobre el tema de la Deidad

En la medida en que nosotros profundizamos en el estudio de la Persona de Dios, 1) más vamos a comprender nuestra condición como criaturas; 2) más vamos a comprender que las circunstancias y dificultades son parte de Su perfecto y todo bondadoso plan; y 3) nuestra adoración crecerá. Y como dijo el teólogo J. I. Packer:
El que se descuida del estudio de Dios se sentencia a sí mismo a transitar la vida dando tropezones y errando en el camino como si tuviera los ojos vendados, por así decirlo sin el necesario sentido de la dirección y sin comprender lo que ocurre a su alrededor. Quien obra de este modo ha de malgastar su vida y perder su vida.
De modo que, como cristianos debemos tener un conocimiento de Dios, pues de eso se trata la vida cristiana a la cual Él nos llamó a vivir.
Juan 17:3 NBLA
»Y esta es la vida eterna: que te conozcan a Ti, el único Dios verdadero, y a Jesucristo, a quien has enviado.
Entonces, lo que Jesús nos está diciendo es que el fin del ser humano es conocer a Dios, glorificarlo y disfrutar de Él para siempre (CmW. pregunta 1) Y, de hecho, en el Catecismo menor de Westminster, en la pregunta 4 se dice: “¿Que clase de ser es Dios? Repuesta: Dios es Espíritu. Es infinito, eterno e inmutable, en su ser, sabiduría, poder, santidad, justicia, bondad y verdad.”
Esta es quizá la mejor definición de Dios que el ser humano pueda hacer, y lo que es más sorprendente es que era la definición que se les enseñaba a los niños para que la memorizaran. Por eso, el día de hoy, a modo de introducción de la lección, vamos a considerar dos cosas importantes acerca de nuestro conocimiento:
Conocemos a Dios o conocemos acerca de Dios
Evidencias de alguien que conoce a Dios

Conocemos a Dios o conocemos acerca de Dios

En primer lugar, veamos la diferencia entre tener un conocimiento acerca de Dios y tener un conocimiento de Dios. Juan 17.3 dice: “»Y esta es la vida eterna: que te conozcan a Ti, el único Dios verdadero, y a Jesucristo, a quien has enviado.” Otra manera de traducir este versículo podría ser: “Y esta es el propósito de la vida eterna: conocerte a Ti, el único Dios verdadero, y a Jesucristo, a quien has enviado.
La palabra que Jesús esta usando para referirse a “conocer” es γινώσκω, la cual tiene la idea de entender algo que se ha observado con detenimiento. Tiene la connotación de entender o conocer algo, como consecuencia de experimentarlo. Es la misma palabra que se utiliza para decir que José “conservó virgen” a María. En la RV60 dice que “no la conoció” (Mt. 1.25). Lo que nos dice que γινώσκω tiene la misma intensidad que la intimidad que se tiene al tener relaciones sexuales. Es un conocimiento íntimo, una relación estrecha. Para esto es por lo que Dios nos dio Su salvación, para que nuestra relación con Él sea tan íntima como lo es un hombre con su esposa al momento de tener relaciones sexuales.
Pero,aunque fuimos llamado para eso, existen dos realidades en relación a nuestro conocimiento de Dios.

Se puede conocer acerca de Dios sin tener conocimiento de Dios

Esto tiene que ver con el estudio de la Biblia de manera académica, sin que haya una labor en el corazón. Eso pasa muy a menudo con aquellos amantes de la teología. Se leen libros de teología, y sobre cómo defender la fe. Se estudia la historia de la iglesia, los credos de la iglesia, y las doctrinas bíblicas a lo largo de la historia. Pasamos tanto tiempo frente a la Biblia leyéndola y estudiándola, a tal magnitud que la gente se acerca a nosotros para preguntarnos acerca de cuestiones teológicas y/o dudas sobre versículos difíciles de comprender. Nos preguntan nuestra opinión sobre temas profundos, o controversias que ahora se tienen en la sociedad, y cómo respondemos nosotros ante eso, debido al tiempo prolongado que llevamos sumergiéndonos en las Escrituras.
Ahora bien, esto no es malo. De hecho, en el siglo XVII la teología era el pasatiempo de todo hombre y mujer piadosos. Lo malo de esto está cuando nos enfocamos únicamente en lo que de Dios se puede aprender, pero no se enfoca en Él mismo.
Isaías 29:13 NBLA
Dijo entonces el Señor: «Por cuanto este pueblo se acerca a Mí con sus palabras Y me honra con sus labios, Pero aleja de Mí su corazón, Y su veneración hacia Mí es solo una tradición aprendida de memoria,
Isaías le exhorta a Israel confrontando su pecaminosa manera de acercarse a Dios, tradicional e intelectual. No de una manera en que en Su corazón sea un tesoro. Ezequiel les escribe igualmente, de una manera desinteresada:
Ezequiel 33:31 NBLA
»Y vienen a ti como viene el pueblo, y se sientan delante de ti como pueblo Mío, oyen tus palabras y no las cumplen sino que siguen los deseos sensuales expresados por su boca, y sus corazones andan tras sus ganancias.
Aquí es donde debemos hacer una pausa, y preguntarnos si verdaderamente nuestro interés de estar asistiendo todos los jueves a un estudio está en conocer más al Señor, o simplemente saber más acerca de Él.
¿Puedes decir que conoces a Dios?
¿O sólo conoces acerca de Él, sin que ese conocimiento impacte tu vida y corazón?
Lo que nos lleva a nuestra segunda realidad de nuestro conocimiento acerca de Dios.

Se puede conocer mucho acerca de la piedad sin tener conocimiento de Dios

Muchos cristianos sabemos qué es la oración. Sabemos qué es lo significa la santidad, y a cualquiera que nos pregunte podríamos dar una respuesta corta sobre cómo se puede ser cristiano. Ya hemos asistido a la iglesia o a grupos de estudio durante años, y podríamos reconocer cuando una persona no vive como debe vivir un cristiano (y más comúnmente cómo otros deben vivir, y no cómo uno debe hacerlo); sin embargo, a pesar de pasar año tras año estudiando la Biblia, aún estando asistiendo a la iglesia durante años, aún así es posible que no conozcamos a Dios. Repito: Podemos conocer acerca de cómo vivir como cristiano, sin conocer verdaderamente a Dios.
Y veamos dos ejemplos claros sobre este mal:

Satanás en el cielo

Isaías 14:12–15 NBLA
»¡Cómo has caído del cielo, Oh lucero de la mañana, hijo de la aurora! Has sido derribado por tierra, Tú que debilitabas a las naciones. »Pero tú dijiste en tu corazón: “Subiré al cielo, Por encima de las estrellas de Dios levantaré mi trono, Y me sentaré en el monte de la asamblea, En el extremo norte. -”Subiré sobre las alturas de las nubes, Me haré semejante al Altísimo”. »Sin embargo, serás derribado al Seol, A lo más remoto del abismo.
Notemos que no depende de lo cerca que estemos de Dios, es decir, no depende del lugar, sino de dónde está nuestro corazón. Isaías 14 está profetizando acerca del surgimiento del imperio de Babilonia, el cual era considerado como “el lucero de la mañana”. Muy probablemente se está refiriendo a Venus, ese lucero que aparece en el amanecer, para después ser opacada por el Sol (Dios). Pero también esta profecía se ha visto como una representación de la caída de la gracia de Satanás (Biblia de Estudio de la Reforma).

Judas Iscariote

Otro ejemplo de esto es Judas Iscariote, el cual estuvo con Jesús los tres años de Su ministerio. Él estuvo dentro del grupo de los setenta que salieron a las provincias para predicar; y cuando regresaron, todos le contaron al Señor las maravillas que habían hecho. Judas estaba dentro de esos que había hecho milagros.
Lucas 10:17–20 NBLA
Los setenta regresaron con gozo, diciendo: «Señor, hasta los demonios se nos sujetan en Tu nombre». Y Él les dijo: «Yo veía a Satanás caer del cielo como un rayo. »Miren, les he dado autoridad para pisotear sobre serpientes y escorpiones, y sobre todo el poder del enemigo, y nada les hará daño. »Sin embargo, no se regocijen en esto, de que los espíritus se les sometan, sino regocíjense de que sus nombres están escritos en los cielos».
Lucas no está haciendo distinción entre los discípulos sobre si hubo algunos que no pudieron realizar el ministerio. Aquí Lucas está incluyendo a todos, Judas también, en la obra de ministerio. Y, como un maestro dijo en una clase:
Ten cuidado de estar realizando el ministerio en la carne, y no en dependencia del Espíritu.
Esto fue interesante, pues el Señor hizo una declaración similar:
Mateo 7:21–23 NBLA
»No todo el que me dice: “Señor, Señor”, entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de Mi Padre que está en los cielos. »Muchos me dirán en aquel día: “Señor, Señor, ¿no profetizamos en Tu nombre, y en Tu nombre echamos fuera demonios, y en Tu nombre hicimos muchos milagros?”. »Entonces les declararé: “Jamás los conocí; apártense de Mí, los que practican la iniquidad”.
Entonces, la Biblia nos advierte, a través de muchos ejemplos, a que nos consideremos a nosotros mismos, si verdaderamente tenemos una relación experimental con el Señor.
¿Y cómo podemos saber si conocemos al Señor?
La Biblia nos responde esta pregunta, y veremos que el libro de Daniel nos presenta cuatro evidencias de alguien que conoce a Dios.

Evidencias de alguien que conoce a Dios

Como vimos, conocer a Dios es muy distinto a conocer acerca de Dios. Si bien, tener un conocimiento bíblico y teológico de las verdades de Dios ayudan a que nuestro conocimiento de Dios crezca, y así mismo nuestra relación con Él. Como, nuevamente, dice J.I. Packer:
No puede haber salud espiritual sin conocimiento doctrinal; pero también es cierto que no puede haber salud espiritual con dicho conocimiento sis e lo procura con fines errados y se lo estima con valores equivocados.
Es decir, no puede haber crecimiento espiritual sin conocimiento intelectual, así como de nada sirve el conocimiento intelectual si no lleva a un crecimiento espiritual. Y el libro de Daniel nos presenta evidencias acerca de alguien que ha encontrado ese equilibrio, teórico-práctico; teológico-doxológico. “De la ortodoxia a la ortopraxia.”

Quien conoce a Dios despliega energía para Dios

Daniel 11:32 NBLA
»Con halagos corromperá a los que obran inicuamente hacia el pacto, pero el pueblo que conoce a su Dios se mostrará fuerte y actuará.
Daniel está profetizando el ataque de Antíoco IV Epífanes (175-164 a. C.) contra Jerusalén, el cual “con halagos corromperá a los que obran inicuamente hacia el pacto...” Esto es, Antíoco irá en contra de lo que Dios ha establecido (el pacto), y dará su aprobación a los que sigan sus pisadas.Sin embargo, los fieles al pacto, “el pueblo de Dios” actuará distinto.
Observemos la conjunción de contraste “mas” que significa “pero”. Entonces, este pasaje nos enseña que hay quienes se une al pensamiento de Antíoco (considerado como una sombre del anticristo) “PERO” el pueblo que conoce a Dios, aquellos que están dentro del Pacto “se mostrará fuerte y actuará”. Se trata de gente que no se amolda ni queda callada ante la prevaricación de la santidad de Dios en la sociedad. Se trata del pueblo que alza la voz en contra del pecado, y actúa cuando se debe actuar.
Daniel, un joven de 15 años (cap. 1) demostró ser alguien que conocía a Dios, pues se abstuvo de contaminarse (1.8). Misael, Ananías y Azarías, amigos de Daniel (cap. 3) también se opusieron al sistema ieológico de Babilonia, prefiriendo ser quemados que ceder.
Daniel 3:15–18 NBLA
»¿Están dispuestos ahora, para que cuando oigan el sonido del cuerno, la flauta, la lira, el arpa, el salterio, la gaita y toda clase de música, se postren y adoren la estatua que he hecho? Porque si no la adoran, inmediatamente serán echados en un horno de fuego ardiente. ¿Y qué dios será el que los libre de mis manos?». Sadrac, Mesac y Abed Nego le respondieron al rey Nabucodonosor: «No necesitamos darle una respuesta acerca de este asunto. »Ciertamente nuestro Dios a quien servimos puede librarnos del horno de fuego ardiente. Y de su mano, oh rey, nos librará. »Pero si no lo hace, ha de saber, oh rey, que no serviremos a sus dioses ni adoraremos la estatua de oro que ha levantado».
O, ¿qué podríamos decir de Daniel? Un viejo de más de 80 años (Dn. 6) quien cuando escuchó que era prohibido orar a Dios, y aún así siguió con su rutina de oración. O, en Daniel 9 que se nos narra que cuando los años del cautiverio estaban llegando a su final, se puso a orar. “El pueblo que conoce a Dios se mostrará fuerte y actuará.” La iglesia que conoce al Señor se mantendrá firme ante el sistema que está latente hoy día que se levanta contra Cristo y Su iglesia: Ideología de género, feminismo y masculinidad afeminada, gnosticismo y docetismo maquillado como cosas seculares separadas de las cristianas, etc.
¿Conoces a Dios?
Entonces, “mantente firme y actúa” en Taxco.

Quien conoce a Dios piensa grandes cosas de Dios

Similar al punto anterior, únicamente aquellos que conocen a Dios saben que todo lo que ocurre en el mundo está dirigido por Dios. Daniel es un ejemplo de ello, pues no importando que él se encontraba en exilio, aún así su mente estaba saturada de la Verdad: “Dios gobierna todos los reinos.”
La verdad central que Daniel le enseñó a Nabucodonosor en Daniel 2, 4 que le recordó a Belsasar en Daniel 5, que Nabucodonosor reconoció en Daniel 4, que fue la base de las oraciones de Daniel en Daniel 2, 9, y de su confianza para desafiar a la autoridad en Daniel 3, que, además, formaba la sustancia principal de todas las revelaciones que Dios le dio a Daniel en Daniel 2, 4, 7, 8, 10, 11-12 es la verdad de que “el Altísimo tiene dominio en el reino de los hombres” (Dn. 4.34-35).
Y lo vemos visible en nuestras oraciones, ya que estas constituyen siempre la mejor prueba de lo que piensa el hombre acerca de Dios. ¿Queremos saber qué es lo que una persona conoce de Dios? Observemos sus actitudes frente a las dificultades. ¿Queremos saber si una persona conoce realmente a Dios? Escuchemos sus oraciones. Y esto no con el afán de juzgar. Pero es un factor determinante que nos ayuda, a uno mismo, identificar si conozco o no a Dios.
¿Cómo son tus tiempos de oración?
¿Qué tan frecuentes?
¿Bajo qué circunstancias es cuando doblas tus rodillas?
¿Qué es lo que pides cuando oras?
Si conocemos a nuestro Dios, entonces, nuestra mente estará saturada de Él, de Su Palabra, y nos llevará a vivir con denuedo para Dios (tercera evidencia).

Quien conoce a Dios evidencia gran denuedo por Dios

Daniel 3:17–18 NBLA
»Ciertamente nuestro Dios a quien servimos puede librarnos del horno de fuego ardiente. Y de su mano, oh rey, nos librará. »Pero si no lo hace, ha de saber, oh rey, que no serviremos a sus dioses ni adoraremos la estatua de oro que ha levantado».
Hechos de los Apóstoles 5:29 NBLA
Pero Pedro y los apóstoles respondieron: «Debemos obedecer a Dios en vez de obedecer a los hombres.
Hechos de los Apóstoles 20:24 NBLA
»Pero en ninguna manera estimo mi vida como valiosa para mí mismo, a fin de poder terminar mi carrera y el ministerio que recibí del Señor Jesús, para dar testimonio solemnemente del evangelio de la gracia de Dios.
Ester 4:16 NBLA
«Ve, reúne a todos los judíos que se encuentran en Susa y ayunen por mí; no coman ni beban por tres días, ni de noche ni de día. También yo y mis doncellas ayunaremos. Y así iré al rey, lo cual no es conforme a la ley; y si perezco, perezco».
¿Qué similitud tienen estas declaraciones?
En palabras de Oswald Chambers:
Con una sonrisa en el rostro se lavaron las manos de las consecuencias.
Ester, Pedro, Pablo, Ananías, Azarías, Misael, Daniel, Elías, Juan el Bautista, y demás, tuvieron en poco su vida, pues sabían que estaba segura en Dios. No temieron a las consecuencias de obedecer la voz de Dios. Supieron calcular el costo de seguir al Señor, y lo pagaron.
¿Qué cosas asertivas necesitas hacer como evidencia de tu relación con Dios?
¿Que cosas el Señor te está pidiendo que hables, que hagas o dejes de hacer, aunque el costo sea muy alto?
¿Cómo Taxco se puede dar cuenta de que conoces a Dios?

Quien conoce a Dios manifiesta gran contentamiento en Dios

Como dijera, nuevamente J. I. Packer
No hay paz como la de aquellos cuya mente está poseída por la total seguridad de que han conocido a Dios, de que Él los ha conocido a ellos, y de que dicha relación garantiza para ellos el favor de Dios durante la vida, a través de la muerte, y de allí en adelante por toda la humanidad.
Únicamente aquellos que conocemos a Dios andamos por la vida sin el temor que abraza el corazón de aquellos que no tienen esperanza. Nuestro Dios ha derrotado a la muerte, y resucitó para garantizarnos que, por estar unidos a Él, “ni la vida ni la muerte nos podrá separa del amor de Dios que es en Cristo Jesús Señor nuestro.” (Ro. 8.38-39) Conocemos al Señor porque Él ha sido fiel para con Su pueblo desde siempre.
Sustentó a Israel en el desierto con maná. Los cuidó del calor y del frío con la nube y la columna de fuego en el desierto. Les proveyó carne y agua cuando la pidieron. Eliminó a sus enemigos de Canaán sin que ellos pelearan. Los cuidó en el exilio, y los trajo de vuelta, tal y como lo había prometido. A lo largo de la historia de la iglesia, a pesar de los opositores, siempre la iglesia ha salido victoriosa, y así será hasta que Él regrese. Y yo pregunto, al igual que Pablo:
Romanos 8:32 NBLA
El que no negó ni a Su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿cómo no nos dará también junto con Él todas las cosas?
¿Está en Dios tu confianza?
¿Está en Cristo tu contentamiento? ¿No necesitas nada ni a nadie más?
¿Puedes decir como Asaf en el Salmo 73.25?
Salmo 73:25 NBLA
¿A quién tengo yo en los cielos sino a Ti? Fuera de Ti, nada deseo en la tierra.
Hermanos, si realmente conocemos a Dios, y no solo conocemos acerca de Dios, tendremos contentamiento, a pesar de lo que ocurra en el mundo, ya sea enfermedad o desempleo, ya sea inseguridad o muerte. Estamos tranquilos y seguros en el Dios que conocemos.
Conclusión
Quiero terminar con un poema que alguien escribió.
Señor, no me pertenece a mí el cuidado de si muero o vivo;
mi parte es amarte y servirte, y esto debe darlo tu gracia
Si la vida es larga, estaré contento que pueda obedecer mucho tiempo;
si corta… ¿por qué habría de estar triste de remontarme hacia el día interminable?
Ahora, yo te pregunto:
¿Quieres conocer a ese Dios tan grande y maravilloso?
Entonces, el estudio que tendremos en las siguientes reuniones te dará las bases para que conozcas a ese Dios Santo. Pero, por ahora, te animo a que reflexionemos acerca del tiempo que acabamos de tener.
¿Conoces a Dios? ¿O simplemente conoces algo acerca de Dios?
¿Hay alguna evidencia en tu vida de que conoces a Dios?
¿Cómo demostrarás hoy, y mañana, y los días siguientes que conoces a Dios?
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